Introducción
Las Competencias básicas o claves del currículo escolar obligatorio español (ESPAÑA, 2006, 2015) permiten poner el acento en aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles, con un planteamiento integrador, orientado a la aplicación de los saberes adquiridos y que deben haberse desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria para alcanzar la realización personal, ejercer la ciudadanía activa, incorporarse a la vida adulta de manera satisfactoria y ser capaz de desarrollar un aprendizaje permanente a lo largo de la vida (LÓPEZ MUÑOZ, 2006). Siguen las indicaciones del Consejo de la Unión Europea (2004) de reformar los sistemas educativos y adaptarlos a una sociedad del conocimiento.
Son siete las competencias clave en el actual currículo y de entre ellas, dos son las que se encuentran directamente relacionadas con la Educación para la Salud: la competencia matemática y en ciencia y tecnología, y la competencia social y cívica. La primera considera de manera muy específica la salud, ya que pretende que el alumnado incorpore "[...] habilidades para desenvolverse adecuadamente, con autonomía e iniciativa personal en ámbitos de la vida y del conocimiento muy diversos (salud, actividad productiva, consumo, ciencia, procesos tecnológicos, etc.)" (ESPAÑA, 2007, p. 687). En lo relacionado con la salud indica que:
[...] partiendo del conocimiento del cuerpo humano, de la naturaleza y de la interacción de los hombres y mujeres con ella, permite argumentar racionalmente las consecuencias de unos u otros modos de vida, y adoptar una disposición a una vida física y mental saludable en un entorno natural y social también saludable. Asimismo, supone considerar la doble dimensión - individual y colectiva - de la salud, y mostrar actitudes de responsabilidad y respeto hacia los demás y hacia uno mismo. (ESPAÑA, 2007, p. 687).
Por otro lado, la competencia social y cívica incorpora formas de comportamiento individual que capacitan a las personas para convivir en una sociedad cada vez más plural, relacionarse con los demás, cooperar, comprometerse y afrontar los conflictos. Supone ser capaz de ponerse en el lugar del otro, aceptar las diferencias, ser tolerante y respetar los valores, las creencias, las culturas y la historia personal y colectiva de los otros. (ESPAÑA, 2007).
Teniendo en cuenta la obligatoriedad del desarrollo de estas dos competencias, la necesidad de llevar a cabo la alfabetización en salud (EUROPEAN CANCER ORGANIZATION, 1990), y reconociendo la inexistencia de un currículo específico de salud, resulta necesario tratar de conocer el grado de adquisición de las competencias en salud del alumnado a su paso por la Educación Obligatoria (etapa primaria y etapa secundaria obligatoria). Por ello, nos planteamos como objetivo en el presente trabajo elaborar una herramienta, en forma de cuestionario, con la que conocer las competencias en salud que posee el alumnado al finalizar su escolarización obligatoria y la diferencia existente entre las dos etapas, que nos marcará, en parte, la eficacia de la escolarización en el desarrollo competencial pues la información, habilidades y actitudes hacia la problemática de la salud no se obtiene exclusivamente en la escuela sino que también intervienen otros agentes como la familia, amigos, medios de comunicación, etc. Al mismo tiempo adelantamos los primeros datos obtenidos en la puesta a punto de dicho cuestionario. Estos resultados, extraídos del análisis de las respuestas, deben señalar al profesorado los esfuerzos a realizar en la adquisición de las competencias en salud por su alumnado.
Antecedentes y fundamentación teórica
En nuestro objetivo de definir y evaluar competencias en salud debemos tener en cuenta tres ideas: (a) la concepción de salud; (b) la alfabetización en salud en el contexto de la Educación para la Salud; y (c) las tres dimensiones que poseen las competencias en salud.
a) El concepto de salud. La idea de salud es dinámica, cambia con la época, la cultura y las condiciones de vida y está limitada por el marco social (SAN MARTIN, 1981). Seguiremos, de forma muy resumida, la evolución que ha sufrido en los últimos tiempos, adjudicando a cada una de las concepciones un determinado nivel de representación en función de su complejidad (GAVIDIA, 1998):
- Nivel I. Visión tradicional: entender la salud como la ausencia de enfermedades e invalideces. Es la condición normal de vida y lo que la altera es la enfermedad, de manera que lo importante es vivir sin observar nada extraño, dado que sólo cuando algo no funcionan bien es cuando nos damos cuenta de ello (LERICHE, 1937). Este nivel posee una dimensión estrictamente física.
- Nivel II. Visión preventiva: la Organización Mundial de la Salud (2014, p. 1) en su Carta Constitucional presenta la salud como "[...] el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Esta definición se realiza en términos positivos e incluye, además de la dimensión física anterior, la psíquica y social.
- Nivel III. Visión ambientalista: Dubos (1959) indica que la salud es el estado de adaptación al medio y la capacidad de funcionar en las mejores condiciones en dicho medio. Se entiende la salud como el estado de equilibrio entre el individuo y su entorno, de forma que cuando éste se altera se produce la enfermedad. El medio ambiente se incorpora a la concepción de salud y el locus control es externo ya que el ambiente determina la calidad de vida.
- Nivel IV. Visión de desarrollo personal: el X Congreso de Médicos y Biólogos de Lengua Catalana celebrado en Perpiñán en 1976 señala que la salud es aquella manera de vivir que es autónoma, solidaria y profundamente gozosa. Sitúa al individuo como protagonista de su propia salud, puesto que es responsable de las acciones que pueden quebrantarla o mejorarla. El locus control es interno.
- Nivel V. Visión de desarrollo social: el concepto de salud de la Oficina Regional para Europa de la OMS (WORLD HEALTH ORGANIZATION, 1984, p. 2, traducción nuestra) indica que "La salud es la capacidad de realizar el propio potencial personal y responder de forma positiva a los retos del ambiente". Señala la importancia del desarrollo de todas las capacidades individuales, pero dirigidas a transformar el entorno haciéndolo más humano y saludable. Se concibe la salud holística o global, como proceso multicausal que se identifica con el desarrollo personal y social y como medio para la mejora de la calidad de vida.
b) La alfabetización en salud en el contexto de la Educación para la Salud. En la sociedad en la que vivimos del conocimiento y de la comunicación, cada vez se hace más imprescindible que encontremos nuevas formas de pensar, actuar y sentir ante la complejidad de los problemas que nos acucian. De ahí la urgencia de la alfabetización, que no solo consiste en que las personas reconozcan las letras y sepan leer, sino que sean capaces de usarlas para elaborar textos y comunicarse con los demás. Esta necesidad de alfabetizase no se ha circunscrito únicamente al campo de las letras, sino que se ha extendido a otras áreas y así hablamos de la alfabetización científica (DEBOER, 2000; HODSON, 1988), alfabetización audiovisual (APARICI; GARCÍA-MATILLA, 1998), alfabetización digital (TRAVIESO; PLANELLA, 2008), y también alfabetización en salud (FALCÓN ROMERO; RUIZ-CABELLO, 2012).
La alfabetización para la salud (health literacy) es un concepto complejo introducido en los años 1970 en el mundo anglosajón, que cada día gana mayor reconocimiento en la comunidad científica e indica la dirección a seguir en la Educación para la Salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su glosario de términos de salud pública, la define como "[...] las habilidades cognitivas y sociales que determinan la motivación y la capacidad de los individuos para acceder a la información, compreenderla y utilizarla, para promover y mantener una buena salud" (ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD, 1998, p. 21).
Para Kickbusch (2008) un individuo con un nivel adecuado de alfabetización en salud tiene las competencias necesarias para gestionar su salud de una forma responsable. Se trata de una exigencia cívica y ética. Cívica en la medida en que la mayoría de los países desarrollados tiene unos sistemas de salud diseñados para ciudadanos responsables; pero también ética ya que el cuidado de uno mismo es una obligación moral en una sociedad que consume cada vez más recursos sanitarios (FALCÓN ROMERO; RUIZ-CABELLO, 2012).
c) Competencias en salud. Este concepto con frecuencia lo encontramos relacionado con habilidad, destreza, capacidad, aptitud, etc., surgidos al amparo de la necesidad de evaluar rendimientos. En concreto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define a una persona competente como aquella que tiene los conocimientos, destrezas, actitudes y la conducta profesional indispensables para demostrar satisfactoriamente el desempeño de una tarea, una acción o una función concreta en el ámbito laboral (RYCHEN et al., 2006).
En el caso educativo aparecen con el propósito de superar la tradicional formación en conocimientos disciplinares para adentrarse en una formación más práctica y funcional, que enseñe a saber qué hacer en contextos problemáticos diversos (MARTÍNEZ CLARES; ECHEVARRÍA SAMANES, 2009). La competencia convierte en real la capacidad de movilizar recursos para hacer frente a situaciones o problemas existentes y emergentes y, por lo tanto, impredecibles e indefinidos.
El enfoque de competencias en educación cobra sentido y surge como una solución óptima ante los desafíos que depara la sociedad que demanda "[...] movilizar conocimientos para resolver problemas de forma autónoma, creativa y adaptada al contexto" (MANZANARES; SANCHEZ SANTAMARÍA, 2012, p. 188). Podemos decir, con Delors (1996), Hipkins (2006), Pérez Gómez (2007) y Rychen et al. (2006), que los rasgos diferenciales de las competencias en el mundo educativo son: el constituir un saber hacer complejo y adaptativo para resolver los problemas que se presentan, esto es, un saber que no se aplica de forma mecánica sino reflexiva, susceptible de adecuarse a una diversidad de contextos y que tiene carácter integrador, abarcando conocimientos, habilidades, emociones, valores y actitudes. En definitiva, toda competencia incluye un saber, un saber hacer y un querer hacer en contextos y situaciones concretos en función de propósitos deseados. Así, hablamos de competencia como un todo con significado práctico, que implica conocimiento en la acción, conocimiento para la acción y conocimiento sobre la acción, coincidiendo con el concepto de profesional reflexivo definido por Schön (1992).
Muchas veces, la definición de competencias se utiliza como capacidad para realizar de manera adecuada una tarea concreta sin discriminar entre capacidad y competencia y apareciendo ambos términos como sinónimos. El aspecto actitudinal es el que confiere identidad diferenciadora a la competencia, el querer hacer es esencial, y así hablaremos de competencia como la capacidad para realizar de manera adecuada una tarea concreta con la predisposición de hacerla.
Adentrándonos en el campo de la salud, las competencias en salud presentan una especificidad que las distingue del resto, dado que guardan relación con estilos de vida y con la capacidad de responder adecuadamente a problemas o situaciones vitales desde una dimensión tanto personal como social. Hacemos énfasis en los ángulos siguientes: (a) adquisición de capacidades personales; (b) desarrollo de las habilidades con vertiente social; (c) utilidad para hacer frente a los actuales desafíos o problemas de salud; (d) protagonismo del entorno; y, (e) relevancia del aspecto actitudinal, o predisposición a hacer.
Así pues, concebimos la Competencia en Salud como la capacidad y la determinación de resolver los problemas relacionados con la salud personal y colectiva, utilizando recursos (habilidades, conocimientos, experiencias, conductas, etc.) para resolver de forma adecuada un problema de salud en un contexto definido y contribuir a crear un entorno en el que las opciones saludables sean más fáciles de tomar (GAVIDIA, 2016; GAVIDIA et al., 2012).
Podría parecer que los conceptos de alfabetización y desarrollo de competencias son equivalentes y que podría usarse de forma indistinta. Sin embargo, por lo expuesto comprobamos que las competencias añaden unos rasgos distintos y complementarios a la alfabetización, como son la vertiente práctica, la contextual, la problematizadora y la evaluativa.
Metodología
Para la elaboración y validación de un cuestionario que sirva para evaluar las competencias en salud del alumnado se ha seguido el proceso siguiente.
Elaboración del cuestionario
Propuesta de cuestionario. Tres miembros del equipo de investigación elaboraron un primer borrador de cuestionario con 4 grandes apartados atendiendo a lo que se pretende evaluar y a las variables a tener en cuenta: (a) datos personales y demográficos; (b) concepto de salud; (c) identificación por parte del alumnado de problemas relacionados con la salud; y, (d) posibles actuaciones ante diferentes problemas de salud. En la selección de problemas se atendió a las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (2010), de la Unión Internacional de Promoción y Educación para la Salud (2004) y del Ministerio Español de Sanidad y Consumo (ESPAÑA, 2017). Para la elección de las preguntas se procuró que trataran temas cercanos al alumnado, presentados de forma directa, sencilla y contextualizada, ofreciendo situaciones cotidianas, y atendiendo a los rasgos distintivos de las competencias. En su redacción se tuvo en cuenta las reglas propuestas en la bibliografía (BLANCHET, 1989; MARTÍNEZ, 2003), procurando que fueran sencillas y lo más cortas posibles, directas y relacionadas con el tema, redactadas de forma personal, expresadas en forma neutral o en positivo, nunca negativo o que pudieran levantar prejuicios, teniendo en cuenta al encuestado, sus conocimientos, edad, etc.
Evaluación de legibilidad (nivel de comprensión lectora necesario para entender el contenido). Para ello, se aplicó el programa informático INFLESZ2, de acceso libre, que realiza un análisis básico sobre el número de sílabas, el número de palabras, el número de frases, el promedio de sílabas/palabra, el promedio de palabras/frase, la fórmula de perspicuidad y un grado de legibilidad de acuerdo con una escala. Está diseñado para la lengua castellana, es de uso sencillo y ha sido validado. Esta escala INFLESZ posee una puntuación de 0 hasta más de 80, en cinco tramos, desde muy difícil hasta muy fácil (OTERO et al., 2012) (Tabla 1).
Puntos | Nivel del nivel educativo requerido | Tipo de publicación |
---|---|---|
0 - 40 | Muy difícil / educación superior | Especializada (universitaria, científica) |
41 - 55 | Algo difícil/Educación media superior. | Divulgación científica, prensa especializada |
56 - 65 | Normal /Educación media básica. | Prensa general, prensa deportiva |
66 - 80 | Bastante fácil / Educación básica | Textos docentes, Novelas exitosas |
> 80 | Muy fácil/ Educación básica | Historietas, cómics. |
Fuente: Otero et al. (2012).
Pase del cuestionario a una pequeña muestra del alumnado y entrevista posterior. La pequeña muestra estaba formada por 8 alumnos/as, a los que se les ha presentado el cuestionario y se ha tenido una entrevista posterior sobre el mismo. Se pretendía comprobar su compresión, el tiempo necesario para su respuesta, las impresiones que les producían las preguntas y la estética del cuestionario, pues somos conscientes que el diseño desempeña un importante papel en la solución del cuestionario (GOLDIN-MEADOW, 2006). Tanto el pase de los cuestionarios como las entrevistas han sido realizados con consentimiento informado.
Validación del cuestionario
El cuestionario fue analizado en cuanto a la validez de su contenido mediante un estudio de expertos, y en cuanto a la confiabilidad a través de una prueba piloto calculando el coeficiente Alfa de Cronbach.
Para el estudio de validez, el grupo de expertos ha estado formado por el equipo de investigación y el grupo de trabajo del proyecto Competencias en Salud (COMSAL), constituido por 29 personas. El equipo de investigación está compuesto por 10 doctores pertenecientes a Universidades españolas (País Vasco, Zaragoza, Las Palmas de Gran Canarias y Valencia). El grupo de trabajo está compuesto por 19 profesores/as, de los cuales 10 son docentes de Educación Primaria o Secundaria de Valencia, 2 de la Universidad de Fortaleza (Brasil), 4 de Institutos de Formación de Profesorado de Buenos Aires y 3 de la Universidad de Neuquén (Argentina), todos ellos con experiencia en la Educación para la salud y en el diseño, elaboración y trabajo con cuestionarios.
Este estudio se llevó a cabo mediante una reunión de un día de duración, en la que se buscaron consensos y se reescribieron algunos enunciados a tenor de los comentarios del alumnado, de los resultados de sus respuestas, y de las opiniones y sensibilidades de los presentes. Al cuestionario reelaborado se le volvió a aplicar el cuestionario de legibilidad INFLESZ.
Prueba piloto. Se aplicó el cuestionario a una muestra constituida por 29 alumnos de 1er curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y 37 alumnos de 4º de la ESO de un Instituto de Enseñanza Secundaria de la Comunidad Valenciana. Se eligieron estos cursos por ser el primero y último de la ESO y así conocer las competencias adquiridas durante la etapa de Educación Primaria y de la Secundaria Obligatoria. Se buscó el grado de consistencia interna aplicando a los resultados el coeficiente Alfa de Cronbach.
Resultados
Diseño del cuestionario. El cuestionario está formado por cuatro apartados:
a) Datos personales: donde se tiene en cuenta la edad, el sexo y el centro de estudio.
b) Concepto de salud: se pide escribir al menos cinco palabras relacionadas con la idea de salud. Se evalúa atendiendo a los cinco niveles señalados en la fundamentación teórica: la visión tradicional de ausencia de enfermedad, la visión de bienestar, la de adaptación al entorno, la de conducta y desarrollo personal, y la de atención social (GAVIDIA, 1998).
c) Identificación de problemas de salud: se presentan siete ámbitos de salud y se solicita que señalen problemas relacionados con cada uno de ellos, así como su mayor fuente de información en cada uno de los ámbitos.
-
d) Actuaciones ante problemas de salud: se eligieron 24 problemas de salud relacionados con los siete ámbitos (Cuadro 1). Cada problema está constituido por tres preguntas diferentes para averiguar si (i) conoce el problema; (ii) sabe qué hacer ante él; y, (iii) es capaz de expresar una opinión o señala una predisposición de actuación, es decir, se realizan tres preguntas diferentes ante una misma situación que tratan de conocer las tres dimensiones que se posee de una competencia: conocimiento, habilidades y predisposición. El equilibrio entre las tres dimensiones nos indicará la coherencia interna de la competencia de quien responde. Por ello, las preguntas que se presentan son abiertas posibilitando la respuesta reflexiva y opcional del alumnado.
Ámbito de salud Problemas de salud Ámbito de salud Problemas de salud Alimentación y Actividad Física 4- Malnutrición- Adelgazamiento
5- Celiaquía
6- Despilfarro de comida/Solidaridad
7- Actividad física
20- Higiene posturalSalud mental y emocional 1- Ansiedad
2- Depresión
3- Violencia y Malos tratosVida afectivo sexual 8- Sexualidad/Identidad sexual
9- Infecciones de transmisión sexual
10- Pérdida de la reglaHigiene personal y comunitaria 16- Higiene dental: chucherías y golosinas
17- Higiene de los vestidos
18- Higiene corporal
19- Alergias
21- Enfermedades infecciosasSalud ambiental Prevención de Adicciones 22- Adicciones / Marihuana
23- Automedicación
24- Adicciones sin mediar sustanciaPrevención de Accidentes 14- Accidentes domésticos
15- Accidentes de tráficoFuente: elaborada por los autores.
Entrevista y pase del cuestionario a una muestra de 8 alumnos. El resultado de esta acción hizo que se eliminaran algunas ilustraciones introducidas y se modificaran otras para que no desviaran la atención del alumnado. El tiempo en contestar el cuestionario fue la duración de una sesión de aula, es decir, de 50 minutos, por lo que, para evitar cansancio en el alumnado, se dividió el cuestionario en dos mitades, modelo A y modelo B. Los dos modelos tratan los siete ámbitos de salud, pero con la mitad de los problemas, de forma que resultan complementarios. Así se redujo el tiempo de cumplimentación del cuestionario a unos 25 minutos.
Nivel de legibilidad del texto. Los análisis realizados (Tabla 2) muestran que tanto el Modelo A como el Modelo B presentan un grado de comprensión bastante fácil en el índice INFLESZ, lo que significa que son comprensibles por estudiantes con una educación media-básica.
Modelo A | Modelo B | |
---|---|---|
Sílabas | 1550 | 1441 |
Palabras | 752 | 675 |
Frases | 155 | 133 |
Promedio sílabas/palabra | 2.06 | 2.13 |
Promedio palabras/frases | 4.85 | 5.08 |
Índice Flesch-Szigrist | 73.57 | 68.76 |
Grado escala INFLESZ | Bastante fácil | Bastante fácil |
Fuente: elaborada por los autores.
Validación del cuestionario a partir de la opinión de expertos. Dada la distinta procedencia del grupo de expertos, y de los destinatarios del cuestionario formado por alumnado de diferentes contextos socioculturales, se tuvo un cuidado especial en los enunciados, se modificaron algunos aspectos iniciales, se evitó el uso de términos que podrían crear confusión, y se mantuvieron los problemas elegidos a testar. Se verificó la adecuación de las preguntas a los objetivos de la investigación, la existencia de estructura, la disposición general equilibrada y armónica, la no reiteración o existencia de preguntas superfluas y que no faltaran preguntas o elemento clave para la investigación.
Atención importante se le concedió a la forma de evaluar las respuestas dado que la mayoría de las cuestiones se formularon de forma abierta. Por ello se elaboró un modelo consensuado de evaluación con las posibles respuestas a cada ítem, asignando una puntuación de 0 cuando no existiera respuesta o ésta no fuera válida, 1 para respuestas parciales y 2 puntos para las respuestas correctas, que ofrecieran dos o más posibilidades, o que mostraran vertientes personales y colectivas de la salud.
Confiabilidad a través de la Prueba piloto: Para conocer el grado de consistencia interna del cuestionario se valoraron las respuestas del alumnado con puntuaciones de 0 y 1. Con 0 cuando el estudiante deja en blanco la cuestión o la respuesta carece de sentido y con 1 cuando su contestación tiene relación con lo que se le pregunta (aunque la respuesta no sea correcta), dado que se buscan respuestas coherentes.
El cálculo Alfa de Cronbach a sus respuestas da un valor de 0,91, lo que indica un alto valor de confiabilidad y dota al cuestionario de una fuerte coherencia interna. Se trata, entonces, de un instrumento válido para el objetivo de estudiar las competencias en Salud de los estudiantes. Después se estudiaron cada uno de los ámbitos por separado, obteniendo los resultados que aparecen en la Tabla 3. El cuestionario final sobre Competencias en Salud se presenta en el Apéndice.
Ámbitos de salud | Nº problemas - nº ítems | Consistencia interna |
---|---|---|
Salud Mental y Emocional | 3 - 9 | 0,85 |
Alimentación y Act. Física | 5 - 15 | 0,90 |
Vida afectivo-sexual | 3 - 9 | 0,77 |
Salud ambiental | 4 - 12 | 0,89 |
Prevención de Accidentes | 2 - 6 | 0,91 |
Higiene | 4 - 12 | 0,87 |
Prevención de adicciones | 3 - 9 | 0,91 |
Fuente: elaborada por los autores.
Primeros Resultados
Se han analizado 66 cuestionarios, de los cuales 34 son chicas y 32 chicos. El número de encuestas está en función de poder concluir si existen diferencias significativas entre las variables. Los resultados no son concluyentes debido a la escasa muestra, pero señalan las siguientes tendencias:
Sobre las concepciones de Salud: Los términos utilizados por el alumnado, ubicados en los niveles señalados en la metodología, se muestran en la Tabla 4, en la que se tiene en cuenta la etapa escolar (Primaria 12 años, Secundaria 15 años) y la titularidad del centro (Privado-concertado o público).
Nivel de salud | Privado 12-13 | Privado 15-16 | Público 12-13 | Público 15-16 | Total |
---|---|---|---|---|---|
N-1 | 9 | 15 | 17 | 12 | 53 |
N-2 | 1 | 14 | 11 | 16 | 42 |
N-3 | 1 | 4 | 1 | 1 | 7 |
N-4 | 17 | 15 | 28 | 10 | 70 |
N-5 | 1 | --- | --- | --- | 1 |
Fuente: elaborada por los autores.
En la representación de salud, el alumnado no ha integrado los efectos que produce el entorno ni la idea de mejora de la calidad de vida, es decir, de procurar un entorno físico y social cada vez mejor, incorporando la vertiente colectiva y comunitaria de la salud. Es decir, no se alcanza el nivel 5 de complejidad. Las ideas más arraigadas son las que significan acciones individuales como: actividad física, adecuada alimentación, etc.
Sobre la Alimentación y Actividad física: aparecen bien representados los términos de obesidad, desnutrición y desórdenes alimentarios como la anorexia y la bulimia. Apenas aparece la actividad física y nada sobre las intoxicaciones e infecciones alimentarias.
Sobre las Adicciones: se encuentran bien representadas, por el número de veces que aparece el término, las drogas en general refiriéndose a la marihuana, cocaína, heroína, etc. También el tabaco y el alcohol. No aparecen las adicciones a los medicamentos y aquellas en las que no median sustancias (internet, juegos, etc.)
Sobre la Salud mental: los conceptos que más veces aparecen son la depresión y la tristeza. Apenas se mencionan los desórdenes alimentarios, y nada el tema de la violencia, acoso, baja autoestima y ansiedad. 12 individuos no contestan.
Sobre la Higiene: aparecen términos muy variados y poco repetidos, indicando dispersión de conceptos. Las infecciones es el más repetido y luego hongos, piojos, pulgas, mal olor, caries, sida. No señalan la higiene postural o de los alimentos, las alergias, etc. El número de alumnos que no contestan es el más alto.
Sobre la vida afectiva sexual: el VIH-Sida, que es el concepto que aflora con mayor frecuencia. Luego surgen términos como la sífilis, la violación, embarazos de adolescentes, etc. No señalan los derivados de la diferente identidad sexual y 11 alumnos no contestan.
Sobre los Accidentes: hay mucha dispersión de conceptos: traumatismos, invalideces, heridas, etc. en general ligadas a los accidentes de tráfico. Escaso eco tienen los accidentes domésticos y ninguno las caídas, las quemaduras, asfixias o mordeduras de animales. El número de no respuestas es alto: 13.
Sobre la Salud ambiental: la contaminación es el término más repetido. Con menor frecuencia la deforestación, basuras, alergias y problemas respiratorios. Apenas se menciona el ruido, las relativas a las catástrofes naturales, la pérdida de la biodiversidad y las relacionadas con la sostenibilidad. El número de alumnos que no contestan es muy alto: 15.
Discusión y conclusiones
Se ha elaborado un cuestionario para conocer las competencias en salud adquiridas por el alumnado al finalizar los estudios obligatorios, constituido por preguntas abiertas sobre problemas de salud. Este cuestionario se ha dividido en dos para que el tiempo de respuesta sea menor, pero son complementarios. No obstante, cada uno de ellos, de forma independiente, es válido para conocer el grado de adquisición de competencias en salud. El tiempo necesario para su respuesta es de 25 minutos aproximadamente, y el cuestionario completo de unos 45 minutos.
Se han elegido 24 problemas de salud considerados importantes en esta edad para estudiar hasta qué punto el alumnado ha adquirido competencias para enfrentarse a ellos. Evidentemente, no se presentan todos los posibles problemas de salud para no hacer un cuestionario interminable, ya que solo se pretende averiguar si, en líneas generales, el alumnado es competente en salud. Son preguntas abiertas sobre 24 problemas con tres dimensiones diferentes, que hacen un total de 72 ítems en los que el alumnado puede contestar con libertad y sin ninguna restricción, por lo que, de su análisis tanto cuantitativo como cualitativo, se puede desprender el grado de adquisición de competencia y su coherencia interna al estudiar la relación existente entre las tres dimensiones que la conforman.
En el momento de decidir el tipo de cuestionario se valoraron otras posibilidades como las preguntas cerradas, o las que posibilitan opiniones tipo Likert, pero se optó por preguntas abiertas precisamente porque una competencia es la confluencia de conocimientos, habilidades, actitudes y predisposiciones para dar respuesta a una situación problemática y deseamos que el alumnado las pueda expresar. Esto significa que a la evaluación cuantitativa se le debe sumar la valoración cualitativa que se efectúa analizando la respuesta. A lo largo del texto hemos señalado la forma de evaluar este cuestionario.
En opinión del grupo de expertos consultados, se puede decir que el cuestionario diseñado es un instrumento válido, fiable y validado, que permite identificar las competencias en salud adquiridas por los estudiantes y la posible eficacia de la educación al comparar los datos de dos edades diferentes. Esta validez se apoya tanto en los resultados obtenidos por las respuestas del alumnado, como en el informe elaborado por el grupo de expertos. No obstante, y atendiendo al menor coeficiente de Alfa de Cronbach obtenido en el ámbito de la vida afectivo sexual y al análisis de las respuestas emitidas por el alumnado, el informe sugirió que la problemática de este ámbito fuera modificada para el alumnado de 1º de la ESO debido a su menor edad, manteniendo los enunciados para el alumnado de 4º de la ESO.
Gallego (2013) hace hincapié en tres aspectos de la salud: la personal, la relacional y la ambiental y las hace corresponder a tres ámbitos de la competencia en salud: el autocuidado, la adaptación social y la atención al entorno. Sin embargo, las tres preguntas que realizamos para cada problema no responden exactamente a esta visión, sino más bien a las tres dimensiones que presenta el proyecto Pisa para la evaluación de las competencias: conocer el problema, sabe qué hacer, y capacidad de expresar opinión o predisposición.
Es en la corrección de cada pregunta cuando nos acercamos a Gallego (2013) al puntuar si la respuesta que ofrece el alumnado atiende a las dimensiones personal, colectiva o ambiental, otorgando un punto si tiene presente una única dimensión y dos puntos si atiende al menos a dos de las dimensiones. Dejamos la puntuación nula cuando no hay respuesta o está completamente equivocada.
La importancia del presente cuestionario radica en que sirve para conocer lo acaecido durante la Educación Obligatoria en el aprendizaje de la Educación para la Salud y la formación competencial, especialmente si se obtienen respuestas al finalizar la Educación Primaria y la Educación Secundaria y se comparan los resultados. Estos son aprovechables como punto de referencia para actuaciones educativas posteriores, pudiendo incidir en las aulas sobre aquellos problemas cuyos datos presenten mayores deficiencias.
El cuestionario no solo señala los problemas de salud sobre los que se poseen carencias, sino que, al estar formado por preguntas abiertas acerca de habilidades, formas de actuar y opiniones referentes a una misma problemática, permite indagar sobre la coherencia interna de la competencia que se posee. Esta coherencia interna, o equilibrio entre las tres dimensiones de la competencia, la podemos relacionar con la funcionalidad o grado de funcionamiento que se posee ante una determinada cuestión.
Este minucioso conocimiento permite al profesorado el uso de actividades de aprendizaje dirigidas a la adquisición de la competencia en general o encaminadas específicamente hacia una dimensión concreta, lo que equivale al uso de metodologías didácticas diferentes a la mera transmisión de conocimientos y pueda abogar por actuaciones colectivas con una problemática social y ambiental.
Así mismo, los resultados de este cuestionario les interesan a las instituciones que elaboran libros de texto y recursos educativos, como editoriales, colectivos docentes, administraciones, etc., ya que pueden conocer las dimensiones de las competencias menos desarrolladas en el alumnado y preparar materiales que subsanen la situación.