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Conjectura: Filosofia e Educação

versão impressa ISSN 0103-1457versão On-line ISSN 2178-4612

Conjectura: filos. e Educ. vol.27  Caxias do Sul  2022  Epub 20-Abr-2024

https://doi.org/10.18226/21784612.v27.e027045 

DOSSIÊ: ÉTICA E FILOSOFIA POLÍTICA EM PAULO FREIRE

Paulo Freire: ensayo fotográfico de soledades

Paulo Freire: photographic essay of loneliness

Jairo Portillo Parody1 

1Licenciado en Educación - Universidad del Zulia (Venezuela). Master en Ciencias, Doctorado en Educación (U.S.A.). Titular jubiloso activo Universidad de Los Andes (Venezuela).


Resumen

Se tejen vínculos entre el ensayo, las fotografías y el art poética para dar paso a una etnografía artística que no tiene más remedio que ser transversal. Escritura fragmentaria que da cuenta de la soledad de los páramos venezolanos. Aunque el mundo no nos dirige la palabra insistimos en su lectura. Pasar a palabras lo vivido. La retórica fotográfica para cumplir con exigencias de la persuasión, verosimilitud y dialogo con la subjetividad humana. Y detrás de todo, están los postulados de búsqueda de Paulo Freire. Su pedagogía de la ironía nos da la oportunidad de narrar las diferencias. Conclusiones azarosas entre la brevedad fotográfica y la intensidad de las palabras.

Palabras clave Paulo Freire; Ensayo; Fotografía; Art poética; Etnografía artística

Abstract

Links are woven between the essay, the photographs and the poetic art to give way to an artistic ethnography that has no choice but to be transversal. Fragmentary writing that accounts for the loneliness of the Venezuelan moors. Although the world does not address the word i insist on reading it. Put into words what was lived. Photographic rhetoric to meet the demands of persuasion, verisimilitude and dialogue with human subjectivity. And behind everything, there are the search postulates of Paulo Freire. His pedagogical irony gives us the opportunity to narrate the differences. Random conclusions between the photographic brevity and the intensity of the words.

Keywords Paulo Freire; Essay; Photograph; Artistic Etnography

Érase una vez que las palabras no eran aburridas, hacían que el mar retrocediera, se luchaba contra molinos de viento. Llevaban lo que decían. De buenas siguen siendo divertidas pero no llevan lo que dicen. Busco y no he hallado, a pesar de llamar a la palabra trans disciplinar en los escritos de Paulo Friere, pero al leer y buscar se narra entre líneas en sus renglones torcidos, trans versos y dialógicos. Texto y contexto. Contexto y texto. Del que lee la palabra, del que escribe el mundo. Del que hace. El relato es corto. Cortísimo para que los argumentos sean gustosos y se asemejen a la fotografía, al poema. Y a las brevedades. Decir lo mínimo para poder decir algo. No usaré dos palabras cuando con una puedo dar la hilvanada.

En mi condición ontológica estoy lleno de préstamos y remiendos de textos. Sin abarcar más de lo que se puede, pregunto: ¿Se puede combinar a Paulo Freire, el art poética, el ensayo y la fotografía? Se puede porque en estos lenguajes, géneros y técnicas encontramos el lugar de lo humano en el que vivimos. Ah y el ¿Caminar solo para ir rápido o acompañado para ir lejos y en diálogo? Se puede porque en él (lenguaje) vivimos, nos movemos, y somos. En este ensayo espero que mis pre juicios se disuelvan en el caminar. Se me hace entender y se me enseña el camino en que debo andar. El que tenga oídos para oír, que oiga el camino. Este bosquejo de escritura es un diálogo conmigo mismo, con la intemperie del páramo y el pensarse en Paulo Freire. La mirada que soy se detiene en esas huellas de luz que son las fotografías para constatar que lo vivido no fueron vapores de lo que se quería ver. Lo que no pueda decir con pocas palabras, lo que tenga en los labios y en el corazón se dice con fotografías por su carácter de verosimilitud. Como un texto sin contexto es un pre texto, el Páramo venezolano del estado Mérida es la geografía donde dudas y certezas intentan encontrar equilibrio en esta investigación trans disciplinar con Paulo Freire. Transitar un relato como texto político de los hechos, que verifique sin darle lecciones a los ojos. Y sin citar sin vara y sin medida a Paulo Freire. Se le cita tanto que en algún momento alguien dirá: Como dijo Freire, “Bueno el cilantro, pero no tanto”.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1 Ella no oye, el que toca el cuatro no ve, el violinista no habla. 

Una foto. Un texto. Un contexto: Ella no oye, es una artesana del silencio que trabaja el barro. El que toca el cuatro, además de curandero; por no ver, lee el mundo con su música. El del violín campesino ve y oye por ellos. Un mundo en cada uno. Tres lecturas en una. ¿Tres mundos o solo uno? Los tres saben sin saber que la cultura dominante y la cultura popular son fuentes de un mismo río. Aún así, tengo una fe irracional en la cultura popular por la necesidad de identidad (BRICEÑO, 1997).

Estas notas post etnográficas no son lo vivido realmente, pero si son cómo lo recuerdo para contarlo en complicidad con una poética fotográfica y el arte político del caminar. Me llama el fragmento “…los géneros han desaparecido y sólo queda frente a nuestros ojos la prosa, el poema, el fragmento. En fin, un resplandor secreto que nos ilumina (ANÍBAL, 1999, p. 48). El mundo es una escritura que alguien deletrea desde su orilla. El camino es el andar. Se avanza, se tropieza, nos caemos y nos levantamos. Se conversa y dialoga. Se escribe y se borra. Cruzamos fronteras metódicas. Se recurre a la parodia de citas verdaderas, equivocadas o falsas donde la imaginación es más importante que el conocimiento, “…también la verdad se inventa” (MACHADO, 2003, p. 171). La creatividad se divierte.

Como casi no es posible salir de las palabras para pensar y escribir utilizo las huellas de luz (fotografías) para deletrear el alfabeto del mundo. Una escritura sin palabras. “Un pensamiento es tanto más verdadero si lo que expresa puede ser representado sin palabras en nuestra conciencia” (MONTEJO, 1983, p. 47). Las palabras también cansan, en especial cuando están divorciadas de los hechos. Una fe sin obras.

Todas las palabras, la palabra. Todos los textos, el texto. Todos los contextos, el contexto. Todos las lenguas el lenguaje. Todos los cuentos, el cuento. Primero están en la frente., después en el corazón y por último en la mano. Paulo Freire que esté presente sin nombrarlo. Quedar en deuda de ideas. Tendré a raya mi lengua para no decir más de lo debido. No extensiones, sino brevedades, fragmentos… No por hablar de complejidad, hermenéutica, pensamiento complejo, conocimiento disciplinar (multi, pluri e interdisciplinar) y/o conocimiento e investigación trans disciplinar, sé de lo que estoy hablando. Tengo miedo que después de tantas palabras no sobrevivan o no lleven lo que postulan. Prefiero comprometerme en la acción de investigar y evitar utilizar las palabras como trampas. Hay palabras que piensan con uno y sin uno.

Concientização, saudade, terredad, “Melancolía saquen sus dulces picos ya (VALLEJOS, 2012, p.16). Cuatro hermosas palabras que nombran la condición humana presentes en todas las lenguas de la tierra, pero cualquier intento de traducción o definición las traicionarían. Ninguna lengua tiene la riqueza suficiente para expresar la totalidad de la experiencia humana. El otro lado de las ideas es añudar palabras que nos devoran. Estoy condenado al lenguaje. “En palabras fui engendrado / y parido / y con palabras / me amamantó mi madre / Nada me dio / sin palabras” (BRIGUE, 2014, p. 45).

Entre los párrafos anteriores y este, han pasado días. En una búsqueda constante encuentro para seguir buscando que el Páramo es palabra, fragilidad, fragmentación, frailejón, silencio, destierro, intemperie, neblina y soledad. En el páramo se vive de la tierra y para la tierra. Llevamos años habitándolo, pero no nos pertenece. Lo recorro en clave de investigación paradójica? para constatar lo convivido, para dialogar conmigo mismo. Una etnografía de la terredad a la deriva, mínima y minuciosa. Estamos en el páramo, y eso es todo, estamos, somos,… condición terrenal. Divago y deshilvano en busca de equilibrio.

Paradójico, pero son buenos tiempos para el ensayo como género metodológico para intentar entender la complejidad de lo que acontece. También son buenos tiempos para decir lo más posible con el menor número de palabras y la fragmentación. Y qué más breve que un instante captado por la fotografía y su máscara de la permanencia. Reparador de portillos e ideas son las fotografías.

Voy a narrar que no es posible narrar todo. Me repito: la fotografía le doy empleo como documento, testimonio y obra de arte. Y sobre todo como metáfora visual de los rastros, los ventanales, puertas, muros y tapiales con sus portillos, bajareques, fogones, altares, aras y molinos, trillas,… que se crucen en el caminar. Metáfora visual de la nostalgia? La acción y verbo de las imágenes. Con el ensayo intento hacer significativo los pequeños eventos de mi búsqueda. Para el camino llevo bastón, arepa de trigo, y en la alforja cámara fotográfica, papel y lápiz. Recuperando mi niñez al ver el vínculo entre las cosas, en contexto y con interacciones. Y tal vez diré que me parece ver árboles que caminan que también parecen hombres. A las lagunas como llanuras temblorosas.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2 Ritual de miel y trigo 

El que habita el yo fotográfico habita también la mano que la toma. A la fotografía le doy empleo como documento, testimonio y obra de arte? de las siembras de lagunas con miel y trigo. Las manos que la siembran son las de los hombre y mujeres del Páramo. Preguntas de camino: ¿Cuál es el alfabeto del páramo par nombrar y transformar su mundo de intemperies? ¿Cómo asumir el papel de sujeto transformador y no de objeto?

La investigación es siempre un quehacer político como lo es la educación. Las huellas de luz (fotografías) no son neutrales…detrás del lente hay un ojo que mira el contexto social, cultural y político de este enrojecido país. Fotografiar un pueblo ofendido por el poder. Venezuela ya no espera a los bárbaros (CADENAS, 2011). Amarillos de fugas los que se fueron y los que se quedaron forasteros en la tierra que los vio nacer. Por desentendernos de la política instauraron el odio. Se desvanece la tierra que otrora fue libre y de gracia. Leche y miel manaba de su tierra, no solo petróleo. Hay valores, creencias y pre juicios en toda mirada, en toda palabra. Lo que hago tiene un país detrás. Esta es tierra de los míos, de los tuyos, de los nuestros. Del que estaba aquí, del que vino y la descubrió suya. Del que se fue y se la llevó en una maleta. La pregunta sigue vive: “¿Puede haber un intento serio de escritura y lectura de la palabra sin la lectura del mundo?” (FREIRE, 2009, p. 130).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 3 Se desvanece la tierra de hombres libres… 

Una lectura hermenéutica de lo que acontece en Venezuela lleva a decir a Rafael Cadenas: “Hay un verso de nuestro querido Eugenio Montejo que tal vez resume nuestra desventura como Pueblo. Dice ‘este país que no termina de enterrar a Gómez’…” (2010, p. 14). Un pueblo sin memoria no tiene futuro. Es un pueblo manso que anda descalzo de ideas y no ve la necesidad de tener zapatos ni ideas. Un pueblo con cómplices entre los oprimidos.

El saber que no se sabe. Lo que escribe la mano sin mentira en las paredes, es que no saber es parte de saber. Y los que se mofan del texto: “aky ce areqlan arados…” creen que porque leen, creen saber leer.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 4 Lectura de la palabra y el mundo del páramo 

Destierro. Mis sueños no tienen tiempo para emigrar. En tiempos de incertidumbre el problema se hilvanó entre la nostalgia y la intemperie del páramo que se está quedando solo. Sin arados que rompan la tierra para la siembra. Ya se quedó sin cóndor y pronto sin su último glacial. Los hilos de agua se secan. Hoy por hoy, la vejez del páramo es la vejez de su gente. La tierra se queda sin yunteros. Sin mano vuelta como compromiso moral. Sin convite y sin cayapa. Sin eucaliptos. Sin trigo. Sobreviven los frailejones como muestra de la misericordia del páramo. Omnipresencia de lo sagrado. Quiero narrar los pequeños eventos. Monté en mula. Supo de mi carga de prejuicios cuando educados por naturaleza me tratan de usted y me mandan a pasar, a pesar de llegar avasallando con cara de tronco y habla académica. Calladito me veo mejor susurraron las piedras para permitir a la cámara capturar lo que mis ojos no veían. En especial el instante de lo vivido. Así el encuentro fue liviano de pre juicios, ideas ajenas y menciones (antecedentes). Y encontrar por azar lo que no buscaba como distinguir el cilantro del perejil o que las hojas de toronjil huelen a limón recién machacado.

Sé pocas cosas, pero me las invento con asombro y gozo. Una de ellas es que el lenguaje es el lugar de lo humano. En él y para él nos movemos y somos. Mi marco está hecho de palabras ajenas que hago mías: “Examinar lo que sucede, lo que se mueve ahí delante de los ojos, y transformarlo en palabras, es un ejercicio muy similar al del fotógrafo. Un simple proceso de sustitución, la palabra ocupando el lugar de la imagen (QUINTERO, 2010, p. 11). Y viceversa. La imagen ocupando el lugar de las palabras.

La acción y el verbo de las imágenes me llevan a decir: Múltiples son los rostros de la escritura de la fotografía etnográfica: Arquero, imagen (o distorsión) de la realidad, enunciado, persuasión y verosimilitud, parodia de la realidad, ausencia, bebedizo para la amnesia, belleza esquiva, instante, alegoría, mimesis, ausencia de certezas, prueba (falsa) de nostalgia… Hay fotografías que cuentan toda una historia Y hay cuentos que no caben en una. Así que no tengo referencias para abarcar el hoy por hoy del problema, que no sea con el lenguaje fotográfico.

Destierro, desarraigo, desplazados, adoctrinamiento, sumisión, hambre, abandono forzado de la tierra, resentimiento, incertidumbre, militarización de lo cotidiano, precariedad hasta del aire que respiramos, la infancia como los olvidados de siempre…Venezuela es la Cubagua de hace quinientos años,… y los pueblos del páramo, la Nueva Cádiz. Sobreviven en las ruinas de un país que fue Tierra de Gracia. ¡Exageración¡. Amanecerá y veremos dijo el ciego y se quedo viendo un chispero. Los hechos hablan…y las fotografías constatan…

Érase una vez un poeta (Rafael Cadenas) que contó que otro poeta (Eugenio Montejo) para “nombrar la condición tan extraña del hombre en la tierra, de saberse aquí entre dos nadas, la que nos precede y la que nos sigue” , inventó la palabra Terredad para expresar lo efímero de la existencia y a la vez lo “ que nos impulsa naturalmente a la confraternidad, a la convivencia y a socorrernos unos a otros como toda religión, como todo principio ético lo dictan al hombre en todas las lenguas del mundo (Cadenas, 2012, p.11). Frente a los límites de las palabras para nombrar al mundo nos presenta el problema de nombrar más allá de las palabras: “Alguna vez escribiré con piedras, / midiendo cada una de mis frases / por su peso, volumen, movimiento. / Estoy cansado de palabras (Montejo, 2007, p. 85).

Paz a esta casa dijo primero. ¨– No vive nadie en la casa –me dices-; todos se han ido. La sala, el dormitorio, el patio, yacen despoblados. Nadie ya queda, pues que todos han partido. Y yo te digo: Cuando alguien se va, alguien queda. El punto por donde pasó un hombre, ya no está solo (VALLEJO, 2012, p. 44). Por sus solares juegan niños. Juegan a que nos se han ido todavía.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 5 ¿De quién es esta casa de patio central atormentado de soledad? 

Cambio de rumbo. Aunque se piense al revés, hay soledades que se padecen y soledades que se disfrutan, así me siento hoy. Mi propio yo se convierte en distancia y el azar me lleva a la isla de Cubagua (Nueva Esparta) como navegado. Una isla embarcada por todos los gobiernos. Al destino le causa risa todo lo pensado. Así que Cubagua es sueño, paraíso de Colón, metáfora de soledades y olvido, patrimonio perdido, paradoja de un sueño:

De noche me despierto, adolorido y furioso, como si viviera el momento en que los buscadores de perlas, en el mar de Cubagua, hace quinientos años, son obligados y torturados a bajar a su fondo para traer bolsitas de perlas, hasta que el agua se tiñe con la sangre de sus pulmones, tal como los retrata Juan de Castellanos en sus versos.

Imagen idéntica a muchas realidades que vivimos hoy en el país. (BALZA, 2020, Venezuela. Prodavinci).

Lo que yo aprendí en la escuela de Oséneba (RENGIFO, 2010): la gran riqueza que allí hubo y su perdición y asolamiento. Venezuela hace rumbo a Cubagua, ajustemos las velas sino podemos cambiar los vientos. La historia de Venezuela puede resumirse en la isla de Cubagua. La soledad de la isla se avecina en tierra firme. Cuando me fugo a las ruinas de la Nueva Cádiz, la isla soy yo y me pregunto: ¿Qué hago en esta desolada isla? Solo medio sé que tierra firme está siendo expoliada a imagen y semejanza de la isla de Cubagua. Indagamos a través de la imagen.

Fuente: Elaboración propia

Figura 6 Ruinas de la Nueva Cádiz.1492. Isla de Cubagua 

En cada palabra que escribo están mis pensamientos, mis intenciones, y lo convivido. Del estado actual del problema solo sé que cada mañana traigo del despertar otro despertar: Que la gente del páramo regresa a la tierra, Que la tierra se llena de ajos y trigo, Que los fogones no amanecen con tres topias y agua tibia, que todo hombre y mujer pasan con un pan al hombro, que no hay más entierros de angelitos por el humo de los fogones, que la abuela no cuide las hijas de sus hijas que se han ido al sur del sur tras el mito de Manoa, que retornan como hijos pródigos de la tierra gracia, que el frailejón sirve para la fe, que las hilanderas son míticas, que regresa el Dios me le pague, que Dios me lo cuide, Y que Dios me lo tenga alentao, pero me espantaron el sueño por trillar en el cielo.

Apartaderos se pintó de colores. Se fue con sus pasteles, su chicha andina, su arte y su música para otra parte. Ni Simón Bolívar es pensado. Su cabeza de bronce se la llevó la barbarie. Los ojos de la plaza de la iglesia de San Isidro (Apartaderos) no vieron nada. El pueblo que todo lo ve no vio nada. Si no “veo” no creo, así que Bolívar no pasó por aquí en la Campaña Admirable. Cuenta el cuento que la primera misa de la Campaña Admirable de 1813 se celebró en las riberas del río Chama en Apartaderos. La historia de Venezuela corre según la cabeza de quien la escribe.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 7 Casa de la primera misa de la Campaña Admirable. Camino de los españoles, Apartaderos. Estado Mérida. Venezuela. 

Como arte investigativo paradójico juego con una etnografía de la terredad (En deuda con Eugenio Montejo por inventar la palabra terredad). Por soledades de no existir mar y montaña las inventaría. Así que ensayo una etnografía para celebrar a la tierra de montaña y su intemperie. Estamos aquí en el páramo. Aquí se vive de la tierra. “Revolver para componerla, melgar para hacer el surco, matiar para sembrar, desherbar, transmontar, recoger, aporrear, ensacar…” son voces verbales que siembran certezas. “La estructura de mundo, tal como la concibe y utiliza el hombre, es lingüística” (BRICEÑO,1970, p. 9).

Para caminar me levanto. Para alejarme parto. De un fragmento a otro me aparté de Apartaderos y divagué. Me demoro en deletrear el alfabeto del páramo. Entender sus voces y ritmos exige convivencia. Hay momentos en que uno se pone torpe, pero cambio de rumbo porque se me hizo entender el camino que debía andar. Hay aroma de café recién tostado en el aire que me dice que toda pena se cura. Cuando los mecanismos de la razón no son suficientes, el humorismo y la ironía pedagógica nos dan una mirada lúcida. Humorismo e ironía son unos de los medios más tenaces que se hayan inventado contra lo convencional de la academia que investiga… Con ignorancia fingida preguntamos: ¿Qué se asoma a la puerta? ¿Un cochino / lechón / marrano / chancho / puerco, o un burro / asno / equino?

Fuente: Elaboración propia.

Figura 8 Puerta de restaurante: La Gochita. Apartaderos. Mérida. 

Como la observación es una tarea previa al acto de observar, desyerbo la memoria de pre juicios. “De modo que siempre, al dirigir un marcado interés hacia algo estamos ejercitando toda una desconocida historia personal” (BALZA, 2005, p. 5). Amamantado con refranes y aforismos, el viento me dice: Ponga atención para aprender a contar en breve. Mejor es poco y bueno que harto y malo. La gente de páramo no es parca en palabras. Es comedida para que cada una lleve lo que dice. Más hoy que el lenguaje del pueblo ha sido saqueado y falsificado. Instauraron el odio… la humillación cotidiana por unos granos de arroz…

Narrativa visual. Mires donde mires, las flores crecen al borde del abismo. La ironía de un desierto frío. Para asegurar la certeza y realidad de lo vivido, las fotografías cumplen tanto las exigencias del conocimiento como las de persuasión y verosimilitud (JIMÉNEZ, 2002). Así como la estructura del mundo es lingüística, su interpretación es hermenéutica, digo yo.

Estoy en otro risco, en uno de etnografía artística donde la nostalgia es parte del arte de investigación, no así la tristeza. A la par, parodiar al páramo es factible con las retóricas de la fotografía. Una mirada educada para ver antes de que sucedan las imágenes y hechos, es parte de estas artes. Es caprichosa la neblina como el azar de toda metodología. Si me preguntan cómo lo hago no sé. Si no me pregunta sé. Falta de ciencia del que investiga. Los vientos del páramo me atraen a pensar en otras metodologías menos atávicas. Juegos con la imaginación y con las huellas de luz de las fotografías. No hay más remedio que ser transversal, medir cada frase, escribir con frailejones de páramos y con piedras de la mar.

Habiendo durado mucho este ensayo, el final está ya cerca. A la imagen (huella de luz) anticipada me remito, ver venir para persuadir y para dar a entender algo que no es lo que se ve. El otro lado del arte que me dice que el olvido lo borrará, la memoria lo alterará y la imagen fotográfica cumplirá con el deseo de permanencia falsa. Por otro lado una fotografía tiene la capacidad de decir lo que una tesis tal vez no. Evitar que lo inolvidable se vuelva olvido del todo, es parte de la retórica fotográfica.

Mis hallazgos son afortunados e inesperados, encuentro lo que no ando buscando. Encuentro que a veces solo recordamos la emoción de las cosas. Es una manera de conocer enraizada en el tiempo, el contexto y las condiciones del conocedor (SHOR y FREIRE, 1987). Cierta locura controlada vigila el pensamiento que expresa una visión del mundo y, a la vez, es capaz de modificar esa visión. El de la locura controlada es el otro que va conmigo. La cordura viene después como viene después lo espiritual. Las montañas del páramo hablan poco. Y las viejas palabras no nos sirven para narrarlo (ROJAS, 1985).

¿Puede haber una lectura profunda de la palabra sin una lectura ironista del mundo? La tarea del ironista es eminentemente escéptica: el investigador dogmático no reflexiona, no duda, trabaja con recetas, conoce las preguntas y respuestas de antemano. La ironía, pedagógica, la parodia y el humor nos dan la oportunidad de narrar las diferencias y desnudar posturas. Te lloro Paulo Freire… tu pensamiento ha sido domesticado en vida y muerte…invitan a la recreación de tus luchas, tus deudos y deudores Donald Macedo, Thomas Tadeo de Silva, Peter Mclaren, bellhooks, Henry Giroux, Ira Shor, Michael Apple…. Y todos los hijos e hijas del silencio por no nombrar sus mundos. Quedan pocos que pregunten con hospitalidad.

Entiendo lo transversal con Paulo Freire como una investigación sobre nuestras vidas. Sobre lo que somos y sobre lo que estamos buscando. Se lo explico con una fotografía, pero no crean en todo lo que los ojos ven. Porque ellos no son ojos porque ven, sino porque te ven (MACHADO, 2003). Así que la fotografía con título en espera me hace verme en los Pueblos del Sur (Mérida). Mi mente se fue allí porque allí estuve en cuerpo y alma. Así supe donde estaban mis maneras de encuadrar la ironía pedagógica que me dice que mi léxico no se halla más cerca de la realidad que los otros. El que esté libre de ironías que lance la primera piedra. El trabalenguas de Paulo Freire es parte de su ironía y cicuta pedagógica. Su pedagogía crítica no está construida para adaptarse a nadie. La música que se esconde detrás de sus palabras, la escuchan pocos. El relato de los hechos se verifica en la fotografía. Fotografía que me hace recordar la emoción de lo vivido. Me veo apartando las piedras del camino.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 9 Título en espera. 

Lo enmarcado, lo de afuera y lo que puede meterse. Marcos teóricos son las fotografías que me espetan: Teniendo ojos, ¿no veis? La interpretación fotográfica es ésta: El oprimido y el opresor tienen algo en común, a ambos se les ha dado la vista, pero no ven lo mismo. A uno de los dos lo llevará por siglos de paisajes… Y desde el principio de los tiempos la mar y la montaña se preguntan ¿Quién es el otro? No solo los pueblos de páramos se quedan yermos. También los pueblos de la mar. Es todo un territorio que solo ayer era tierra de gracia. La tierra de los míos y los tuyos. De tanta soledad se escucha un eco distinto en las palabras cuando se nombra al mundo. El que tenga oídos para oír, que oiga. El problema fundamental fue, es y será de naturaleza política… Contra quién, a favor de qué, contra qué en las obras se ve.

Conclusiones azarosas

Cansado de las palabras, pero no de la Palabra. Camino el páramo con humildad, curiosidad y respeto, para no revelar secretos ajenos en el nombre de la investigación transdisciplinar con Paulo Freire. En la montaña se camina en zigzag, cansa menos y nos conectamos con la naturaleza y sus animales de casco. Ya no camino impunemente entre los humedales. Se respetaron las palabras que tocan la tierra…arar, melgar, sembrar, cosechar, agradecer,… Andanza terrenal para ganarnos el pan con dignidad y sin dádivas. Habitar el páramo es recorrer los caminos empedrados que depara el azar. Es un despojarse de las categorías del método científico en tiempos de destierro. ¿Método o Ensayo? fue el dilema no resuelto para acercarnos a la investigación transdisciplinar con Paulo Freire. Las notas post etnográficas recordaron lo vivido…y la más de una vez que mi pie tropezó en la piedra.

Las fotografías desvelaron lo que se ignora y los caminos por recorrer. Por la convicción de lo que no se ve insisto en las fotografías. No recuerdo el día, pero si el momento de tomarlas Y el más de un ojo único para abarcar el panorama. Aún sin tener paredes el páramo, he colgado en sus montañas y riscos las fotos en su memoria. Hoy el páramo está llorando, desolado y a la intemperie. Hay una peste del olvido que para curarla hay que leer el mundo y en él la palabra que nombra para bien o para mal. No es suficiente señalar las cosas con el dedo, hay que nombrarlas y retratarlas como “camino” para “ re-escribirlo” para transformarlo (FREIRE, 2009), aunque no quitemos todas las piedras del camino. Lo que se constató y cómo se constató fue cuestión de ética, estética y a lo más íntimo y tembloroso del hombre…la palabra.

Érase una vez: un país con un páramo sin casas muertas con promesas de resurrección. Y con un pueblo (Apartaderos) lejano y alto en la montaña con ventanales de cielo para seguir el paso de las estrellas. Quimera vigente en un país a oscuras. Érase una vez un páramo de hoy con una infancia que se queda mirando los despeñaderos para toda la vida. Érase un páramo de hoy con entierros de angelitos. Érase una vez un páramo…del recuerdo: Antes uno pintaba la casa en diciembre… Antes uno invitaba para los siete potajes en pascuas de resurrección… Antes uno… Antes el páramo no era así… Érase una vez un páramo de hoy con abuelas trenzadas que cuidaban la sangre de su sangre por amor y no por abandono de crianzas. Érase una vez un páramo de hoy de fogones a leña y altares sagrados. Uno por necesidad y el otro por devoción. Érase una vez un páramo de hoy con mesa de Dios me le pague… Érase una vez un páramo de hoy con el día a día vital trastocado. Érase un país, pero ya no.

Atajo de arrieros: El que ha leído en Paulo Freire su vida, me habla en español, portugués e inglés. Tres idiomas, tres mundos, una Palabra. Aquí pongo término y callo; porque comienzo a no encontrar palabras ni suficientes tiempos verbales.

Referencias

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Recibido: 25 de Junio de 2022; Aprobado: 04 de Agosto de 2022

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