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Revista Estudos Feministas

versión impresa ISSN 0104-026Xversión On-line ISSN 1806-9584

Rev. Estud. Fem. vol.30 no.2 Florianópolis mayo/aug 2022  Epub 01-Mayo-2022

https://doi.org/10.1590/1806-9584-2022v30n278351 

Artigos

Parto y subjetivación femenina. Un proyecto artístico con madres al sur de Chile

Childbirth and Female Subjectivation. An Art Project with Mothers in Southern Chile

Parto e subjetivação feminina. Um projeto artístico com mães no sul do Chile

María Rosario García-Huidobro Munita1 
http://orcid.org/0000-0002-1401-9437

Ninoska Yanela Schenffeldt Ulloa1 
http://orcid.org/0000-0002-3454-4511

1Universidad de Los Lagos, Departamento de Humanidades y Artes y Dirección de Igualdad de Género, Puerto Montt, Chile. 5480000 - direcciondegenero@ulagos.cl


Resumen:

El artículo surge de la investigación artística “Retrarelatos de un parto olvidado” realizada con 48 madres chilenas que iban relatando sus vivencias del parto y resignificándolas de manera relacional y mediada. Este espacio de mediación artística configuró un espacio libre y de reconocimiento, donde pudieron problematizar sus vivencias. Se destaca la categoría de empoderamiento, donde se puede observar el impulso de cuestionar lo vivido desde sus propias necesidades, desnaturalizando la violencia e irrumpiendo las barreras que no les permiten tomar decisiones de sus propios partos. Al problematizar la experiencia desde la creación artística como mediación, se transforman las subjetividades y se superpone al parto en una esfera política para su agenciamiento. La reconfiguración de subjetividades femeninas da lugar a la discusión pública del parto como un espacio necesitado de responsabilidad social desde las artes.

Palabras claves: mediación artística; subjetividades; empoderamiento; agenciamiento; parto

Abstract:

The article arises from the artistic investigation “Portraits of a forgotten childbirth” carried out with 48 Chilean mothers who were recounting their experiences of childbirth and resignifying them in a relational and mediated way. This space of artistic mediation configured a free space and of recognition, where they could problematize their experiences. The empowerment category stands out, where the impulse to question what has been experienced from their own needs can be observed, denaturing violence, and breaking through the barriers that do not allow them to make decisions about their own births. By problematizing the experience from artistic creation as mediation, subjectivities are transformed, and birth is superimposed in a political sphere for its assemblage. The reconfiguration of female subjectivities gives rise to the public discussion of childbirth as a space in need of social responsibility from the arts.

Keywords: Artistic mediation; Subjectivities; Empowerment; Agency; Birth

Resumo:

O artigo surge da investigação artística “Retratos de um parto esquecido” realizada com 48 mães chilenas que contavam suas experiências de parto e as ressignificavam de forma relacional e mediada. Este espaço de mediação artística configurou um espaço livre e de reconhecimento, onde puderam problematizar suas vivências. Destaca-se a categoria empoderamento, onde se observa o impulso de questionar o que foi vivenciado a partir de suas próprias necessidades, desnaturando a violência e rompendo as barreiras que os impedem de tomar decisões sobre o próprio nascimento. Ao problematizar a experiência da criação artística como mediação, as subjetividades se transformam e o nascimento se sobrepõe em uma esfera política para seu agenciamento. A reconfiguração das subjetividades femininas suscita a discussão pública do parto como um espaço carente de responsabilidade social das artes.

Palavras chaves: mediação artística; subjetividades; fortalecimento; agência; nascimento

Introducción

¿Son las artes un medio y herramienta de transformación social? ¿Cómo las artes pueden articularse con los feminismos y promover espacios de reconocimiento y resignificación de las subjetividades femeninas? Estas y muchas otras preguntas fueron el inicio del proyecto artístico “Retrarelatos de un parto olvidado”,1 desarrollado en 2019, con un grupo de 48 mujeres-madres al sur de Chile. El objetivo del proyecto artístico fue visibilizar y problematizar las vivencias del parto de un grupo de madres de la región de Los Lagos, y desde un proceso reflexivo, reconocer sus espacios de agenciamiento en estas experiencias, a través de un proceso de creación. El proyecto fue desarrollado como una investigación artística, donde “el proceso artístico y de investigación como experiencias” (Natalia CALDERÓN; Fernando HERNÁNDEZ, 2019, p. 31) fueron claves para promover nuevos conocimientos y significados sobre las madres, que invitan a revisar las ideas de Adrienne Rich (2019) sobre el parto como experiencia materna situada.

De esta manera, se realizaron cinco encuentros, donde participaron 48 mujeres de la región de Los Lagos (Figura 1). La estrategia narrativa fue muy relevante, ya que permitió generar un espacio de concienciación colectiva sobre las experiencias compartidas. Sobre este proceso, es relevante destacar cómo, a partir de la segunda ola del movimiento feminista, las mujeres comenzaron a hablar y a definir sus propias experiencias de opresión y subordinación desde el proceso crítico de toma de conciencia. Este fue el llamado consciousness raising, que significaba elevar la conciencia. Esta noción, que las feministas Liz Stanley y Sue Wise (2002) llamaron proceso de concienciación y que el pensamiento de la diferencia llamó práctica política de la autoconciencia (LIBRERÍA DE MUJERES DE MILÁN, 1991), fue una práctica crítica y reflexiva que invitaba a las mujeres a revisar y relatar sus experiencias en relación al mundo social y patriarcal.

Fuente: Elaboración propia

#PraTodoMundoVer Fotografías de encuentros de mediación realizados con las madres, donde dialogan y comparten sus experiencias de parto. Son tres fotos. La primera muestra seis mujeres sentadas en pupitres en un semicírculo, conversando. Delante suyo hay vasos plásticos blancos de agua o café. La segunda foto muestra a unas ocho mujeres sentadas en pupitres en semicírculo, mirando a caras de mujeres dibujadas en papel de fondo blanco desparramadas delante suyo en el suelo. La tercera foto muestra cuatro mujeres alrededor de una mesa rectangular, sobre la cual están caras de mujeres dibujadas en papel de fondo blanco

Figura 1 Fotografías de las madres en los encuentros de mediación 

Durante esas jornadas, lo personal e íntimo del parto, que bien podría pertenecer al mundo privado, se visibilizó y abrió a lo público a través de sus relatos. Surgieron entonces los espacios políticos de reconocimiento, donde las mujeres pudieron relatar sus experiencias de transformación a través del parto, generando lo que María-Milagros Rivera (2001) ha llamado la política de lo simbólico. Fueron instancias que permitieron discutir y cuestionar la maternidad como institución, para reflexionar en torno a ella y, de esta manera, abrir la experiencia del parto a través de lo colectivo. Así se vivificó el legado de Adrienne Rich (2019) respecto a la maternidad como experiencia, pues, a través de este proyecto narrativo, dialógico y artístico, se buscó que cada mujer se conectara con su historia del parto para significarla en conjunto con otras madres, y hacer lo que Via Dogana ha llamado: política de las mujeres (Lia CIGARINI, 2007). Esto es la práctica de poner en palabras la experiencia femenina.

En la creación artística, la artista utilizó grafito y acuarela y, al interior de los retratos, realizó un corte circular que hacía de ventana y que permitía al público espectador abrir el corte para leer los relatos del parto de las mujeres (Figura 2). El trabajo técnico de cruzar el retrato más el relato fue llamado retra-relatos, que fueron acompañados por un vídeo que recogía la experiencia de los encuentros con las madres y el proceso de creación de la artista.

Fuente: Elaboración propia

#PraTodoMundoVer Fotografías de la muestra expositiva. Se aprecia el retrato de la madre en grafito y acuarela, en el centro del retrato hay un círculo que corta los rostros para que el público pudiese voltear como una página el rostro de la madre y leer lo que cada madre escribió sobre su experiencia del parto

Figura 2 Fotografías de la muestra itinerante Retra-relatos de un parto olvidado 

Al analizar los relatos de las mujeres, se pudo visibilizar “la producción de conocimiento que se genera en la investigación y a partir de un proceso de reflexividad” (CALDERÓN; HERNÁNDEZ, 2019, p. 31) y dar cuenta de los principales aportes del proyecto.

Con relación a la producción de conocimiento académico y artístico de esta investigación, a continuación, queremos reflexionar sobre cómo las experiencias artísticas narrativas permiten promover espacios de encuentro donde emergen nuevas subjetividades femeninas. En los siguientes apartados, se explica la categoría de agenciamiento y empoderamiento que emergió en el análisis de sus relatos, dadas las formas en que las mujeres problematizaban y reflexionaban sus vivencias en torno al parto, a través de la mediación artística.

Cuerpo, parto y subjetivación femenina

El parto es una experiencia intensa y disruptiva del cuerpo sexuado en femenino que marca la vida de una madre, pues conlleva una vulnerabilidad intrínseca y una ruptura (Irene PUNTO, 2019). Según Laura Gutman (2004), el parto es un acto sexual mágico y místico, que debe vivirse desde lo íntimo, animal y amoroso, liberando la emocionalidad que conlleva dicho acto. Es una experiencia singular, donde el cuerpo se rompe para dar paso a una nueva experiencia de vida, la cual está cargada de vivencias que transitan en sensaciones diversas, porque encarna un tejido rizomático de experiencias traumatizantes, subordinadas, sufribles, angustiosas, gozosas, placenteras y felices (Rosario GARCÍA-HUIDOBRO; Ninoska SCHENFFELDT, en prensa)

Foucault señala que el cuerpo es fundamental en los procesos de subjetivación. Argumenta que son inseparables, ya que el cuerpo, al ser materializado como relaciones de poder, se abre al campo de lo político, donde “lo cercan, lo marcan, lo doman, lo so-meten a suplicio, lo fuerzan a unos trabajos, lo obligan a unas ceremonias, exigen de él unos signos” (Michel FOUCAULT, 2002, p. 33). Esta importante idea nos ha traído la pregunta por la experiencia del parto de las mujeres, para cuestionarnos, ¿cómo a través del parto se generan nuevas subjetividades femeninas?

Ante esta discusión, Rosi Braidotti (2000) argumenta que la subjetividad femenina es una red múltiple, compleja de relaciones y formaciones de poder y que debemos entender a la sujeta femenina desde lo situado y corporeizado, donde el cuerpo sexuado se localiza en un yo incardinado que es la “intersección de muchos campos de experiencia y de fuerzas sociales” (Rosi BRAIDOTTI, 1999, p. 16). Esto se condice con lo planteado por Emily Martin (2001), quien desarrolla la idea de cuerpos fluidos, pues la corporalidad humana exige un análisis de diferentes entrelazamientos (materialidad, territorio, discursos, etc.) que son en sí mismos redes políticas, económicas y culturales que difuminan de las fronteras y contornos rígidos de la identidad y que posibilitan el encuentro con otras formas de ser y estar en el mundo. Por ende, si queremos entender cómo se va conformando esta subjetivación, es preciso significar cómo se representan a sí mismas las madres en el acto de parir, a través de la materialización de su cuerpo. También, a través del modo en que se relataron, puesto que las herramientas narrativas también han aportado en la reconstrucción de las mujeres y sus subjetividades (Kathleen CASEY, 1993).

La subjetividad no es material (Gabriel CACHORRO, 2008), sino que surge desde los cuerpos en acción. Este primer llamado es reconocer nuestra diferencia sexual y comenzar a entrecruzar las diversas lecturas de las subjetividades normativas con eso otro que es nuestra experiencia y que apunta a un re-significado complejo de nosotras. La idea de sujeto encarnado e inscrito en un cuerpo-contexto es una idea central del materialismo que defiende Rosi Braidotti. Este devenir del cuerpo sexuado-incardinado permite la experimentación de nuevas formas de relación e incorporación de nuevos signos y significados (Claudia PIEDRAHÍTA, 2009). Por ello, se considera primordial pensar la subjetividad desde lo tangible, como “una interacción compleja de fuerzas sociales y simbólicas (…), un juego de fuerzas, una superficie de intensidades” (BRAIDOTTI, 1991, p. 37), donde son las propias fuerzas sociales y afectivas entre las que circula los cuerpos donde surge la subjetividad.

Ana María Fernández (2011), menciona que la subjetividad se produce materialmente, en cualquier tipo de acto productivo y que trasciende lo discursivo, puesto que es un complejo de acciones, prácticas, cuerpos e intensidades que constantemente se producen entre otros sujetos, objetos, afecciones, espacios. Por ende, la subjetividad es un nudo complejo e interseccional, un tejido en muchas direcciones y con múltiples inscripciones históricas, políticas, económicas, simbólicas, psíquicas, sexuales, que se re-inscriben en sus diversos contextos. Se trata de pensar una subjetividad femenina que ocurre en la acción situada y enraizada de ir siendo, revisando quienes somos y hacia dónde queremos ir, porque es justamente en esas acciones y situaciones donde se despliegan los modos de subjetividad.

Cuando pensamos en un parto en un medio hospitalario, debemos abordarlo como un acto ritualizado donde se homogeniza a las mujeres, se estandarizan los procesos y se patologiza su condición, aunque su salud esté en perfectas condiciones. El sistema tecnocrático solo atende el binomio embarazo/parto (Viviana VALLANA, 2020), donde las mujeres no son consideradas sujetos políticos, con nula posibilidad de autonomía, acción, participación y decisión sobre sus cuerpos. Las mujeres han sido socializadas de tal forma que no reconocen ciertas necesidades y derechos que les fueron arrebatados, por lo que han naturalizado estas violencias como propio de lo “femenino”, donde tales experiencias no forman parte de la discusión pública. En este sentido, los discursos dominantes desvalorizan los productos de las mujeres (Sherry ORTNER, 1979) lo que se condice con la legitimación de la obstetricia científica como modelo hegemónico de asistencia durante el embarazo y el parto (MARTIN, 2001), constituyendo al parto como un acto alienado (RICH, 2019).

El parto es una práctica social corporeizada. Adrienne Rich (2019) menciona que el patriarcado enseñó a la mujer en estado de parto, que su valor dependía únicamente de ello (traer vida al mundo) y que el acto de parir “casi nunca se ha considerado como la forma de conocer nuestro cuerpo y congraciarnos con él, ni de descubrir nuestros recursos físicos y psíquicos (RICH, 2019, p. 220). Producir una objetivación conceptual de esas prácticas deja abierta la posibilidad para procesos autorreflexivos y posibilitar el agenciamiento (Ana MORA, 2009), de esta manera, las mujeres se empoderan y dan a lugar a la transformación de sus subjetividades.

Es desde este lugar que las artes se transforman en una herramienta poderosa que permite mediar experiencias y reivindicarlas. Diversas son las artistas que han dedicado parte de su trabajo artístico a visibilizar el parto como un acto político del cuerpo y cargado de subjetividad. Entre ellas, Amanda Greavette, artista canadiense que ha realizado una serie de retratos y autorretratos sobre el parto. También, con la obra “El nacimiento de mi hijo”, la artista argentina Ana Álvarez-Errecale presenta una serie de fotografías donde aparece con su hijo unidos por el cordón umbilical y la placenta. Asimismo, en 2011, la artista Marni Kotak dió a luz en una galería neoyorquina como parte de una performance conceptual sobre su propio embarazo. Estas artistas nos muestran formas de vivir, pensar y reivindicar el parto como un acto político, donde se sitúan como sujetas protagonistas de su cuerpo y vivencia.

En el siguiente apartado reflexionaremos sobre el empoderamiento y el agenciamiento como modos de significar políticamente la subjetividad femenina y de dar cuenta lo que Adrienne Rich (2019) llamó: la maternidad como experiencia.

Modos de agenciamiento y empoderamiento en el parto

La Organización Mundial de la Salud (1985) indica que la salud reproductiva es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades” (p. 23). Sin embargo, la condición de vulnerabilidad histórica de las mujeres en sus partos ha sido el foco para despojarlas de sus cuerpos, saberes y sentires, recluyendo sus partos en una institución que vigila y custodia la reproducción exitosa de la humanidad, donde las mujeres son agrupadas y homogeneizadas y sus cuerpos son pasibles de prácticas por igual (Celeste JEREZ, 2015; RICH, 2019; Esther VIVAS, 2019). El movimiento feminista ha sido clave para la desnaturalización de este despoje, poniendo en jaque esta violencia cultural y estructural, donde las mujeres tienen que enfrentar un sistema que no responde a sus necesidades, como el acceso a la información y a su capacidad de tomar decisiones (Eva GARCÍA, 2017).

Hablar, socializar, visibilizar y mediar el parto es sacarlo de la esfera privada y reposicionarlo en la esfera pública, problematizándolo como acto político. Además, para el feminismo de la diferencia, la práctica de dialogar y de poner palabras a la experiencia femenina es política, ya que permite sacar del silencio y de la subordinación aquello que viven las mujeres para sí mismas. La palabra se transforma en vehículo de libertad y autoría femenina.

Los modos de subjetividad se van dando por los espacios de autoría, de cortes y rupturas que posibilitan la transformación las propias resistencias, subordinaciones y conflictos, en espacios de subjetividad (Saba MAHMOOD, 2006). Según Joan Smith (2011), los modos de agenciamiento se materializan en la capacidad de tomar control y decisiones de los aspectos de la propia vida. De esta forma, entenderemos “la agencia social no como un sinónimo de resistencia en las relaciones de dominación, sino como una capacidad de acción que se habilita y crea en relaciones de subordinación históricamente específicas” (MAHMOOD, 2001, p. 167). En este sentido, concordamos con Lucrecia Greco y Paulina Ojeda (2019), quienes sostienen que la gestación y el nacimiento “redefinen los modos de estar en el mundo de la madre, lxs seres por nacer y su entorno, son momentos donde los devenires aleatorios se exacerban, son oportunidades de reconocimiento y creación" (p. 198). De esta manera, podemos reposicionar a las mujeres madres como agentes políticos activas para tomar las decisiones de sus partos y romper con discursos/prácticas dominantes.

Por otro lado, el término empoderamiento ha sufrido ciertas conjeturas dentro del habla hispana, ya que sus raíces son anglosajonas, en español su equivalente sería “conceder poder”, por otro lado, empoderar existía como variante de “apoderar”, de esta manera las ciencias sociales y principalmente las corrientes feministas han dado lugar a este concepto proveniente del anglicismo empowerment. Más que una definición que denote autoestima, superación personal o espiritual, el empoderamiento es reivindicatorio y emancipador (Magdalena DE LEÓN, 1997) y solo tiene significado si es utilizado para la transformación social. Para Kate Young (2006) el empoderamiento implica “una alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las mujeres” (p. 125).

Como mencionamos anteriormente, la mera socialización de los partos y las vivencias de las madres en torno a un sistema que violentará o respetará su dignidad genera una transformación en las subjetividades debido a la reflexión auto-objetivante, donde el proceso mimético (Luce IRIGARAY, 2009) de re-aprender y re-poseer la posición del sujeto posibilita nuevos discursos y prácticas éticas y políticas. Esto fue precisamente lo que se hizo en este espacio de mediación artística con las mujeres y sus vivencias de parto(s), conformando así una catarsis develadora de sus condicionamientos y cuestionamientos, lo que genera un espacio intersubjetivo de empoderamiento colectivo, que da paso a la objetivación de las estructuras de dominación a las que fueron sometidas consentida o discentidamente.

A través de los relatos, pudimos ver que el empoderamiento provenía de reflexiones en torno a las vivencias de sus partos, develando reflexivamente las fuerzas que las oprimían para desarrollar acciones transformativas. Sobre ello, la psicóloga Laura Gutman (2004) nos señala que:

Cada vez que una mujer tiene la valentía de relatar el maltrato durante el parto, adquiriendo conciencia de lo vivido, se produce una avalancha en sus recuerdos. Allí con asombro, cada una constata, todo lo que no se atrevió a decir, lo que no pudo pedir, lo que no exigió, lo que no supo (p. 42).

De esta manera, en los encuentros, pudimos analizar cómo los recuerdos, reflexiones, cuestionamientos y transformaciones dieron lugar a la categoría del empoderamiento. El solo hecho de hablar del parto configuró un espacio seguro y de confianza donde pudieron nombrar todo lo que no fueron consientes anteriormente.

En este artículo, defendemos la idea que el empoderamiento no puede ser visto como un espacio brindado por las mismas instituciones que las oprimen, sino que tiene que ser un proceso interno (cognitivos y psicológicos) de las mujeres, donde se desprenda su condición de subyugación y como fuerza externa (políticos y económicos), introduciendo “un cambio de conciencia y un conocimiento que el orden social existente es injusto y no natural” (Srilatha BATLIWALA, 1997, p. 197). Esto derivaría en un cambio de autoconcepto y en la reapropiación de sus cuerpos y partos, conscientes de su derechos y capacidades.

La experiencia de narrarse en los encuentros dio paso a que liberaran el conocimiento de sus cuerpos en estado de parto y el contexto que las rodeaba en esos momentos, para poner palabras a sus experiencias vividas y nombrar sus realidades. En este sentido, el cuerpo fue un productor de experiencias que se transformaron en saberes, permitiendo “conocer los efectos de la corporeidad sobre la subjetividad” (MORA, 2009, p. 2), posicionando las vivencias corpóreas en un contexto cultural y político que dieron lugar a sus partos.

Metodología del proyecto artístico

Este proyecto utilizó la mediación artística como metodología de trabajo, donde las artes fueron utilizadas como un medio y también como un producto artístico para agenciar y resignificar el saber de un conjunto de mujeres sobre sus experiencias del parto. El proyecto se desarrolló en cuatro fases. En la primera, desarrollada entre marzo y abril de 2019, se convocó a madres de la región de Los Lagos a participar, a través de la difusión de un afiche y video por las redes sociales. El proyecto se realizó con un total de 48 voluntarias, todas madres entre 21 y 57 años residentes de las provincias de Osorno, Llanquihue y Puerto Montt. El grupo se conformó, en su mayoría, por mujeres que pertenecían a los tres estamentos de la Universidad de Los Lagos, ya que fue el principal canal de socialización del proyecto. Posteriormente se realizaron cinco jornadas reflexivas, donde se les invitó a compartir sus experiencias de parto. En cada jornada participaron entre 5 a 15 madres. Previo a cada jornada, se les explicaron los objetivos del proyecto y se les entregó un consentimiento informado, solicitando autorización para: (1) la difusión de su retra-relato en las exposiciones comprometidas y la web de la artista, (2) analizar los relatos del parto y (3) realizar un video sobre el proceso de creación.2 En dichas jornadas, cada madre relató su(s) parto(s), mientras la otra escuchaba, generándose un ambiente de escucha activa y sororidad. En dichas instancias, que fueron espacios seguros y de confianza, se les invitó a contar y compartir sus relatos con el resto de las madres asistentes, a partir de las preguntas, ¿cómo me trataron? y ¿fui objeto o sujeto durante mi(s) parto(s)? Tras concluir las narraciones, las invitamos a escribir lo vivido en el parto, pues dicho relato sería parte de la creación artística del proyecto. Finalmente, la artista- investigadora tomó fotografías de cada participante, y a partir de dicha imagen, realizó un retrato de cada una, el que luego intervendría para añadir el escrito redactado por cada madre.

En la segunda fase, correspondientes a los meses de mayo a septiembre de 2019, la artista-investigadora realizó los 48 retratos y, al interior de los retratos, se adhirieron los relatos que cada mujer escribió en las jornadas del inicio. De manera paralela, se analizaron los relatos del parto a través de una codificación abierta que tematizó los relatos y que luego permitió unificarlos como categorías emergentes.

La tercera fase constó de la muestra itinerante de los retra-relatos por tres centros expositivos de la región de Los Lagos, entre octubre de 2019 y enero 2020: (1) Centro Cultural de Arte Diego Rivera de Puerto Montt, (2) Galería Bosque Nativo de Puerto Varas y (3) Centro Cultural de Osorno.

Finalmente, en marzo de 2020, el proyecto culminó a través de un encuentro al que se invitó a todas las mujeres participantes. En éste se compartieron los resultados de los análisis de los relatos, se vio con ellas el video del proceso creativo del proyecto y se les entregó los retra-relatos a cada una, sin costes.

Respecto a la fase de análisis deductivo de los relatos de las 48 madres, se pudo apreciar que el autoanálisis que ellas mismas hicieron sobre sus vivencias (producto del espacio de mediación artística), dio lugar a la categoría de empoderamiento.

A continuación, nos enfocaremos en los principales hallazgos de la categoría de empoderamiento, donde emergió la subcategoría “Toma de decisiones” y, sobre esta, revisaremos las reflexiones que se derivan en torno a: i) Control y autonomía, ii) Confrontación con el medio, iii) Cuestionamientos al medio y iv) Post mujer/yo materno.

Empoderamiento en la toma de decisiones: control y autonomía

“Creo que nos ha llegado la hora de hacernos cargo de nuestros partos”, expresa Laura Gutman (2004, p. 44), quien invita a las mujeres a conectarse, informarse y perder el miedo a parir, para que la autonomía sea transversal en todos los aspectos de la vida de la mujer que desea ser madre. No podemos asumir la experiencia del parto con desconexión e ignorancia del proceso que está próximo a ser vivido. Desconocer las fuerzas que actúan en un espacio físico-cultural donde se vive el parto nos sitúa en una posición de inferioridad ante un sistema que no busca una vivencia personalizada donde la mujer sea una protagonista activa (VALLANA, 2020).

Yo tengo tres cesáreas, y en el primer parto, esa ignorancia es lo mejor, porque al final tú te entregas. (Participante 9)

En el presente relato, se observa que la entrega de las voluntades personales es percibida como algo positivo. En este sentido, hay que tener precaución con estas experiencias, ya que no estamos para juzgar a ninguna mujer por sus decisiones. Lo que aquí buscamos es develar el desconocimiento de las fuerzas que oprimen a la mujer y la subordinación en un sistema hospitalario-patriarcal y sus implicancias. Cuando desconocemos e ignoramos el entorno donde se llevará a cabo la manipulación de nuestros cuerpos, quedamos sujetas a voluntades externas que asumiremos como naturales, por lo que se reproduce la lógica desvinculante y la nula capacidad de agenciamiento de la mujer. Por ello es que, tal como nos enseña Esther Vivas (2019), informarnos es clave para tomar decisiones sobre nuestros partos.

En los diálogos con las participantes del proyecto, pudimos ver que las mujeres van rompiendo con esta lógica de subyugación, donde ellas mismas van tomando el control y van irrumpiendo el espacio de opresión hospitalario para adquirir autonomía en el proceso. En este sentido, esta acción ya es empoderante, porque no sitúan su experiencia al alero de una institución que las regule, pues fueron ellas mismas las que fijaron ciertos lineamientos:

Lo mío fue absolutamente programado; el lugar, el médico, la hora (…) lo mío fueron dos cesáreas, yo decidí quién estaba (…) al entrar le pregunté el nombre a todos. (Participante 13)

La matrona me dijo que eso no pintaba para bien y que era mejor hacer una cesárea, entonces ahí me sirvió mi parto anterior, porque yo estaba segura de lo que era capaz (…) y yo le dije: no tengo nada más que hacer hoy día, me da lo mismo si nace ahora o en 8 horas. Así comenzó este trabajo de parto (…) yo ahí, vamos aperrando. Tuve que mantener esa posición, porque cualquier cosita, me decían ¡viste! (…) el doctor decía que ahora se tenía que quedar hasta tarde. (Participante 19)

La segunda vez, yo fui más pesada, y cuando me iban a sacar a mi bebé, yo decía ¡no, no quiero! bien fuerte. (Participante 40)

En los presentes relatos vemos cómo las mujeres, al estar informadas y escuchar su experiencia, hacen uso de su autonomía. Hecho que produce un quiebre en esa estructura de poder y un cuestionamiento. Tienen total claridad de cómo quieren llevar a cabo el proceso. Se tomaron la libertad de tomar decisiones en un espacio que reduce las posibilidades de ello. Lo que estas mujeres hicieron, sin darse cuenta y producto de un entorno hostil, fue afrontar los problemas que las afectan directamente y que históricamente han sido ignorados por el status quo del sistema intrahospitalario (VALLANA, 2020). Cognitivamente, al relatarse en el encuentro, hicieron una comprensión de sus condiciones de subordinación, y el mero hecho de tomar decisiones acorde a sus necesidades personales rompe con la estructura de dominación y las empodera para agenciarse. Nelly Stromquist (2002), menciona que el empoderamiento sirve para cambiar la distribución del poder, tanto en las relaciones interpersonales, como en las instituciones. Coincidimos con esa reflexión ya que, en un contexto de género, las mujeres han cuestionado ese orden que las subyuga hasta en los partos como fiel reflejo del orden patriarcal.

Empoderamiento en la toma de decisiones: confrontación con el medio

Cuando las mujeres tenemos autonomía y tomamos nuestras decisiones, se genera una tensión con el mundo patriarcal, ya que se cuestiona el poder y este se redistribuye, aspecto que refleja la resistencia del sistema hospitalario de partos por perder el monopolio de las decisiones.

Las mujeres que se empoderan de sus partos demandan una redistribución del poder a partir del reconocimiento de sus necesidades. La confrontación con el medio se genera por el cruce de fuerzas entre la madre consciente de sus necesidades y el sistema biomédico homogenizante de estas necesidades, que no está dispuesto a atender estas necesidades de forma particular y personalizada.

Me preguntaron si quería anestesia, y yo no quería anestesia, entonces me decían, ¿está segura? y yo ¡no, no quiero, no quiero anestesia! (gritaba). Miraba a mi alrededor y preguntaba por qué estaban acá (…) y los saqué, quedamos mi pareja, la ginecóloga y yo. (Participante 36)

Tuve ganas de defecar, la matrona me decía que no, que era por el efecto de la guagua, y yo ¡no, necesito ir al baño ahora, quiero defecar! (gritando) Lo dije con tanta seguridad y recién ahí puede ir al baño. (Participante 31)

Yo entré toda dilatada, casi con la cabeza afuera y me preguntan el RUT3, ahí me sale todo el animal que llevo dentro y les dije ¡cómo se te ocurre preguntar el RUT! [gritando]. (Participante 15)

Como se observa, la confrontación con el entorno es evidente por el hecho de que no se respeten las necesidades de cada madre y, según cuenta Esther Vivas (2019) “el personal sanitario que ejerce estas prácticas considera que forman parte de su correcta y necesaria actuación” (p. 200). Estas prácticas tienen niveles de violencia que se cruzan. Por una parte, es violento que no se atiendan las necesidades propias de cada madre en el trabajo de parto y, por otra parte, por el simple hecho de no ejercer el derecho a parir con dignidad y respeto, donde muchas veces la madre debe recurrir a la confrontación para defender sus decisiones, lo que también lo torna violento.

Ante estas confrontaciones, las madres atraviesan una guerra para ejercer su derecho a vivir una experiencia de parto gozosa y no sufrible. La reticencia rígida del sistema hospitalario de partos, de someter el cuerpo y la mente de las madres, es fuerte pero permeable. A medida que las mujeres irrumpen en el espacio androcéntrico, pueden ir apropiándose por derecho de los partos de su cuerpo y de los lineamientos de dicho transe, y como consecuencia, se remese la estructura, y las tensiones entre los individuos que la componen son mucho más plausibles. Los discursos y prácticas hegemónicas universalizan el valor de las personas, redefiniendo la dicotomía público-privado, la visibilidad, lo político, lo colectivo y lo común desde un orden patriarcal que solapa el nombre de las mujeres como sujeto (Carole PATEMAN, 1996). En este sentido, la capacidad de agenciamiento y empoderamiento de las mujeres es vital para comprender las interacciones significativas que propendan a la transformación de su diferencia - entendida históricamente como negativa - tanto a nivel político, epistemológico y experiencial (BRAIDOTTI, 2004), y así derribar y desnaturalizar la violencia de los partos en las instituciones.

Empoderamiento en la reflexión de la experiencia vivida: cuestionamientos al medio

La naturalización de la violencia en el parto, la jerarquía médico-paciente, las praxis clínicas desconectadas de las necesidades de las madres y, en general, todo un sistema que subyuga a las mujeres, ha desencadenado la transmisión del parto como un episodio de sufrimiento en la vida de una mujer, pues, lamentablemente se ha hecho creer a las madres que, el “sufrimiento que soporta una mujer durante el parto es el elemento que más contribuye al amor que tiene por su descendencia” (RICH, 2019, p. 234). El parto es una experiencia transformadora de las subjetividades de las mujeres, desde lo corpóreo hasta lo cognitivo y desde lo sensorial hasta lo racional, donde viven situaciones extremas que las pueden llevar a replantearse identidades, profesiones, intereses y sentidos de la vida. Cuando una madre reflexiona, cuestiona y desmitifica lo vivido en su parto, se entrecruzan las fuerzas que propiciarán en ella la auto objetivación de sus vivencias para su posterior agenciamiento. Algunas de las participantes narraron sus partos muy conscientes de la violencia vivida. Esto las lleva a vivir lo que Rosamaría Carneiro (2019) denomina maternidad reflexiva o maternidad consciente:

Me aumentaron las contracciones, sentía más dolor, pero no me dilataba, yo no entendía por qué me tenían que hacer eso (inducción con oxitocina) si a mí no se me había roto la bolsa. (Participante 2)

El doctor hacía la episiotomía como de rutina. Ahora pienso (…) la Jacinta era super chica, pesó 2,6 kg, no era necesaria. Tuve muchos problemas para la cicatrización, lo pasé pésimo después, no me podía sentar, no podía dar papa, no me atrevía a defecar, no me atrevía, porque pensaba que se me iba a rajar todo de nuevo. (Participante 42)

No necesariamente vivimos violencia de género de un hombre a una mujer, sino que también de nosotras mismas, como mujeres, somos demasiado violentas con un par de palabras, con una mirada (…) con el silencio [refiere al trato que tuvo en el hospital al dar a luz]. (Participante 29)

Estos relatos, producto de la auto-objetivación colectiva sobre sus vivencias del parto en los encuentros, posibilitaron el cuestionamiento colectivo de un sistema que naturaliza el maltrato y la violencia, donde el derecho de un parto respetado era difuso. En muchos casos, sus experiencias de violencia quedaron doliendo de forma silenciosa y olvidadas, sin ser cuestionadas ni develadas por lo que son: violencia física y simbólica, una realidad cotidiana en los paritorios (VIVAS, 2019). Como ha explicado Laura Gutman (2004), este tipo de deshumanizaciones las pagamos las mujeres con nuestro cuerpo. Estos cuestionamientos narrados por las participantes del proyecto se realizaron a través de lo vivido corpóreamente en un proceso de subjetivación, por ende, revivir dichas experiencias personales para cuestionarlas desde la colectividad femenina son una oportunidad para politizar el parto y que las madres se agencien respecto a sus propias vivencias. Como menciona Michel Foucault (2002), el cuerpo se abre a lo político, por lo cual, dicha concienciación es sumamente importante para las nuevas subjetividades femeninas que se configuran en las madres tras la vivencia del parto.

Subjetividades en transformación

En este apartado, hablaremos de los profundos cambios que provoca el parto. Cada madre es un mundo y cada vivencia conlleva a nuevos procesos de subjetivación. Cada madre vivió su parto con un proceso corpóreo distinto, experimentando distintas violencias, con distintos niveles de participación y decisión, pero todas vivieron un proceso singularmente bélico y, a la vez, transformador. Laura Cardús (2015) estableció una analogía entre los partos de las mujeres y los relatos de los hombres que han vivido la guerra. Según cuenta, lo importante es “compartir estas experiencias ya que esto es unos de los pocos ámbitos de poder y reconocimiento femenino” (p. 130). Esta vivencia es trascendental, así lo escuchamos en los relatos y conforma un antes y un después. Luego de realizar conjeturas al sistema de partos hospitalarios, confrontar y cuestionar al medio, hay un aprendizaje de la realidad vivida, un encuentro con una realidad objetiva que hay que procesar:

El infinito miedo que nos meten a las mujeres desde el momento que nacemos, todo puede ser un peligro para nosotras, más en cuanto a parir, el cuerpo sabe cómo parir, a los tres los tuve en distintas posiciones, porque en ese momento mi cuerpo lo necesitaba. (Participante 16).

Ahora con este embarazo [6 meses de gestación], aprendí que la epidural no es necesaria, la episiotomía tampoco es necesaria, que nuestro cuerpo está fisiológicamente hecho para parir, nuestro cuerpo sabe conectar con esa sabiduría de nuestro cuerpo, aunque no hayamos parido, nuestro cuerpo sabe parir por naturaleza. (Participante 3)

El parto en sí no fue una linda experiencia, yo pienso ahora, me encantaría volver a ser mamá, porque esta vez podría ser distinto, podría recordarlo con mucho más cariño, tendría más información. (Participante 1)

Las voces de estas madres son reflexiones que intercambian tras compartir sus vivencias del parto y que muestran aquello que aprendemos cuando nos escuchamos y valoramos las experiencias de las otras. Este ejercicio colectivo de reflexión generó una acción política, dilucidando las necesidades que, al verbalizarlo y generar consensos colectivos, conforma la reflexión y visibilización del parto como un proceso politizado, lo que conforma un acto empoderante y reivindicador de subjetividades femeninas. Muchas de estas mujeres vivieron su parto como un proceso difuso en derechos, con el rol de indefensión aprendido y heredado y el proceso, como tal, naturalizado y silenciado en sus memorias.

Esther Vivas (2019) explica que “politizar el parto, problematizar prácticas sociales y médicas que se han normalizado, es imprescindible para recuperar nuestro derecho a parir (…) El parto es un asunto de justicia reproductiva y social” (p. 207). De esta manera, este espacio de mediación artística reivindicó el parto de cada una de ellas, y sobre eso, se crearon conexiones de vivencias que permitieron empoderarse y reconocerse políticamente entre ellas. Se conformó lo que Anthony Giddens (1986) señala como condición y posibilidad de conexiones y relaciones, que es el escenario propicio para el agenciamiento, reaprendiendo prácticas culturales e instrumentalizando dicho proceso de reaprendizaje para sus propios intereses (MAHMOOD, 2001)

Tal como menciona Laura Gutman (2004), el cuerpo se abre para recibir una nueva experiencia, pero en conjunto con el cuerpo, que es el sitio productor de conocimiento, las subjetividades también se abren y conforman este yo materno y esta post-mujer con fuerza y propiedad:

Cuando nació mi hija, no nació una nueva mujer, nacieron dos nuevas mujeres, nací yo de nuevo, en definitiva, uno vuelve a nacer cuando da a luz. (Participante 10)

Los partos me hicieron una mujer diferente, y siento más empatía por todas las mujeres, por todos los hijos. (Participante 41)

Me sentí conectada con las mujeres como de la historia, sentí una conexión con la mujer, con lo humano, que fue muy fuerte, como que sentí que las mujeres estábamos todas unidas por esto. (Participante 5)

Al salir de la clínica, lloré, lloré y lloré, pero después, me sentí con todo el power del mundo y no me sentí nunca más vulnerable. (Participante 36)

En estos relatos, podemos ver que a pesar de todo lo vivido, de la violencia y subyugaciones generalizadas expresadas en sus relatos, el parto es una experiencia transformadora, el cual coexiste con la violencia obstétrica, pero también la autoafirmación femenina, donde la apropiación de las vivencias y la maternidad conforma un hito femenino que las irrumpe con fuerza. Desde este punto de partida se configurará el inicio (o no) de una maternidad. Ana Mora (2009), en un proceso fenomenológico y auto etnográfico de su propio parto, describe que las experiencias que parten del cuerpo tienen un impacto en la construcción de la subjetividad: “por un lado, la presencia de una persona que nos necesita para todo abre una disposición hacia otro, una disposición de cuidado de otro y la posibilidad de articular los propios deseos y prácticas en relación, y en función de, deseos y necesidades suyos” (p. 28). Por otra parte, menciona que lo experimentado por el cuerpo (crear una nueva vida, parirla, amamantar sobrevivir al cansancio extremo) genera una sensación de poder, de autovaloración del cuerpo y de la experiencia vivida, su potencialidad y fuerza en todos los aspectos de la vida. Esto es justamente lo que observamos en los relatos, un poder del parto que reconfigura las subjetividades para la conformación de este yo materno y de una post-mujer que en sí misma es más fuerte y empoderada. Esa mujer es la que se dejó fluir en el espacio de reconocimiento femenino y colectivo, pues intersubjetivamente se iban [auto]reconociendo. Este sentir es urgente que sea reconocido para conformar conexiones comunes que develan un espacio desempoderado por la estructura y cultura patriarcal. Estas conexiones se reconfiguran y dan lugar a la reivindicación de un ser-madres como sujetas de derechos provistas de necesidades, las que deben llevarse y apropiarse de la discusión pública.

Conclusiones

Este proyecto artístico invitó a que un grupo de madres compartieran sus partos y que luego sus relatos se inmortalizaran junto a sus retratos. Esta iniciativa responde a la idea de generar redes solidarias femeninas (GUTMAN, 2004) que permitan a las madres concienciarse, escucharse, valorarse, agenciarse y resignificarse. Para ello, se propone la relación mediada desde las artes como una nueva forma de promover la política artística de las mujeres (GARCÍA-HUIDOBRO, 2017).

Desde este lugar, entendemos que lo artístico vivido en este proyecto emerge de las relaciones que se vivieron en las experiencias compartidas y los relatos que aparecieron. En este sentido, las prácticas artísticas colaborativas y de mediación suponen a un o una artista que dialoga críticamente con lo social y simbólico para promover espacios de agenciamiento. Sobre ello, Deleuze ha señalado que

Los mediadores son fundamentales. Toda la creación está en los mediadores. Sin ellos no pasaría nada. Se puede tratar de personas […] pero también de cosas, incluso de animales y plantas […] Sean reales o imaginarios, animados o inanimados, uno tiene que dar forma a sus mediadores (Gilles DELEUZE, 1990, citado por Oriol FONTDEVILA, 2018, p. 50).

Estas ideas nos invitan a pensar a las artes como espacios de posibilidad, donde las personas sean agentes que realicen procesos de creación artística como mediación y donde la propia obra artística puede ser una experiencia relacional y mediadora.

Pensamos que la investigación artística realizada fue un espacio de mediación seguro y de confianza. Para las mujeres, hablar de sus necesidades y llevarlas a la discusión pública siempre ha sido una dificultad El espacio público históricamente no pertenece a las mujeres (PATEMAN, 1996). El movimiento feminista ha llevado estas discusiones al espacio público, reivindicando los derechos de las mujeres y sus nuevas significaciones en la actualidad. Es por estas situaciones que los espacios de reconocimiento entre mujeres desde las artes configuran un espacio seguro para reconfigurar las subjetividades, al reconocerse a sí mismas como sujetas de derechos, de posibilidades y subjetividades fluctuantes.

Una red de reconocimiento colectivo (entre mujeres) genera conexiones comunes de violencias, necesidades, subordinaciones, empoderamiento y nuevas significaciones en torno a lo vivido, lo cual “implica una postura afirmativa que potencia la capacidad de acción histórica de las mujeres” (PIEDRAHÍTA, 2009, p. 1726), que en sí mismo, es un espacio propicio para el agenciamiento.

Cuando buscamos mostrar un parto empoderado desde las artes, se vuelve necesario incorporar las necesidades de las mujeres (Felipe FERNÁNDEZ; Laura VERA; María NOVO; José RODRÍGUEZ; Armando AGUIRRE, 2018), donde se respete su autonomía en un espacio heterónomo, seguro, cargado de cuidados tanto físicos como psicológicos y libre de violencias. También se vuelve urgente hablar de necesidades y de un vacío latente, donde, a pesar de esfuerzos institucionales, las lógicas patriarcales en modelos de atención violentos y medicalizados no son capaces de abandonar viejas prácticas que naturalizan la violencia. Hoy se habla de parto respetado y humanizado, donde se reconocen malas praxis clínicas y, a la vez se fomenta el empoderamiento, con el cual las mujeres se apropian de sus partos (FORNES, 2010; VIVAS, 2019), siendo conscientes de sus necesidades antes, durante y después del parto. Por ello es que, como nos ha explicado Adrienne Rich (2019), “cambiar la experiencia del parto significa modificar la relación de las mujeres con el miedo y la debilidad, con nuestros cuerpos, con nuestros hijos; sus implicaciones son de gran alcance psíquico y político (p. 248). Las mujeres debemos desaprender aquello que la propia cultura patriarcal nos ha mostrado sobre la institución del parto, para vivir una maternidad activa y consciente, aquello que Rich (2019) ha llamado maternidad experiencia, y que refiere a nuestro espacio de autoría sobre el parto, donde cada una define su dimensión política y libre para vivirse como mujer y madre.

Actualmente vivimos un proceso donde la violencia masculina y el control de la sexualidad está en jaque. El parto como práctica social también lo está, por lo que es necesario sacarlo de la experiencia violentada y desempoderante, para devolverla a las madres como agentes activas de sus propios partos. Asimismo, llevarlo a la discusión pública, para que el respeto al cuerpo de las mujeres y del cuidado tenga lugar preponderante en la agenda política.

Para terminar, Gilles Deleuze y Felix Guattari (2004) señalan que la agencia no toma relación con el qué o quién, sino el cómo. Esto subraya la importancia del proceso artístico y de mediación y lo que sucede en las experiencias artísticas colectivas. Estos se constituyen como espacios de acción donde hay subversión y se generan nuevas relaciones y conexiones que dan paso a la novedad: nuevas posibilidades, conocimientos, encuentros, aprendizajes y formas de ir siendo nuevas subjetividades. Además, para Anthony Giddens (1986), la agencia se constituye cuando las acciones rompen con el orden establecido e incorporan la novedad para marcar la diferencia. Esa novedad a la cual referimos en este proyecto con las madres es, justamente, el desmarcarse de la opresión de sus partos, para acercarse a lo que llamamos “prácticas de saber políticas-subjetivas” (GARCÍA-HUIDOBRO, 2016, p. 394) y que aluden a esas formas donde fluyen sentidos de subjetividad desde los modos de reflexionarse, cuestionarse y contarse.

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1Proyecto financiado por los Fondos de Arte y Cultura, del Ministerio de Cultura, las Artes y el Patrimonio en Chile, adjudicado en 2018.

2Para ver el video se puede acceder a: https://www.youtube.com/watch?v=GjvCADsS8ZU

3El RUT es un Registro Único Tributario, conocido también por el acrónimo RUT, es el número de identificación que todas las personas naturales, nacionales o extranjeras, reciben un Rol Único Nacional (RUN) otorgado por el Servicio de Registro Civil e Identificación.

Como citar este artículo de acuerdo con las normas de la revista: GARCÍA-HUIDOBRO MUNITA, María Rosario; SCHENFFELDT ULLOA, Ninoska Yanela. “Parto y subjetivación femenina. Un proyecto artístico con madres al sur de Chile”. Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v. 30, n. 2, e78351, 2022

Financiación: Proyecto financiado por los Fondos de Arte y Cultura, del Ministerio de Cultura, las Artes y el Patrimonio en Chile. Adjudicación del proyecto de creación artística n° 477694 de la convocatoria 2018

Consentimiento de uso de imagen: No se aplica

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Recibido: 20 de Noviembre de 2020; Revisado: 03 de Enero de 2022; Aprobado: 10 de Febrero de 2022

rosario.garcia-huidobro@ulagos.cl

ninoska.schenffeldt@ulagos.cl

María Rosario García-Huidobro Munita (rosario.garcia-huidobro@ulagos.cl) es Doctora en Artes y Educación y Máster en “Artes y Educación: un enfoque Construccionista” y “Estudios de la Diferencia Sexual” de la Universidad de Barcelona. Se ha desempeñado como profesora de Artes en escuelas primarias y secundarias de Santiago y académica de la Universidad Católica Silva Henríquez. Actualmente es docente, investigadora y directora de Igualdad de Género de la Universidad de Los Lagos de Chile

Ninoska Yanela Schenffeldt Ulloa (ninoska.schenffeldt@ulagos.cl) es Licenciada en Sociología de la Universidad Católica de Temuco y Candidata a Magíster de Estudios de Género y Cultura, mención en Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Actualmente se desempeña como profesional de apoyo en docencia e investigación en la carrera de Pedagogía en Artes y en la Dirección de Igualdad de Género de la Universidad de Los Lagos

Contribución de autoría: María Rosario García-Huidobro Munita: Realización de talleres y encuentros con las mujeres madres de la región de Los Lagos, realización de los retratos y material artístico con que se trabajó en los encuentros, diseño de metodología de trabajo y redacción/edición del artículo. Ninoska Yanela Schenffeldt Ulloa: Transcripción y codificación de los relatos, redacción/edición del artículo

Conflicto de intereses: No se aplica

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