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Revista Estudos Feministas

versão impressa ISSN 0104-026Xversão On-line ISSN 1806-9584

Rev. Estud. Fem. vol.30 no.3 Florianópolis  2022  Epub 01-Set-2022

https://doi.org/10.1590/1806-9584-2022v30n379337 

Artículos

Latinoamericanas en el Sur de Europa: un análisis interseccional de las migraciones

Latinomericanas na Europa do Sul: uma análise interseccional das migrações

Latin American women in Southern Europe: an intersectional analysis of migrations

1Universidade da Coruña, Facultade de Socioloxía, A Coruña, España - socioloxía@udc.es

2Universidade de São Paulo, Escola das Artes, Ciências e Humanidades, São Paulo, SP, Brasil - each@usp.br


Resumen:

Este artículo analiza de forma comparada las trayectorias de las migrantes brasileiras y colombianas en la Península Ibérica. Nuestro objetivo es mostrar los modos en que las estructuras de género, raza y clase organizan los procesos migratorios de estas mujeres, con el fin de anclar la interseccionalidad y hacerla legible en los cuerpos. Apuntamos al contexto sociopolítico postcolonial como marco generativo e interpretativo de las condiciones que han hecho aparecer a colombianas y brasileiras como actrices principales de las migraciones en España y Portugal, respectivamente. Mediante el uso de la técnica análisis de correspondencias múltiples, explicamos la forma en que distintas situaciones/categorías van permeando las experiencias de vida de las migrantes en sus desplazamientos en el espacio social transnacional.

Palabras clave: migraciones femeninas; interseccionalidad; colonialidad; Latinoamérica/Europa; análisis de correspondencias múltiples

Resumo:

Este artigo compara as trajetórias de migrantes brasileiras e colombianas na Península Ibérica. Nosso objetivo é mostrar as formas em que as estruturas de gênero, raça e classe organizam os processos migratórios dessas mulheres, a fim de ancorar a interseccionalidade e torná-la legível em seus corpos. Apontamos ao contexto sociopolítico pós-colonial como um quadro gerador e interpretativo das condições que fizeram as mulheres colombianas e brasileiras aparecerem como principais atrizes da migração na Espanha e em Portugal, respectivamente. Por meio da utilização da técnica de análise de correspondências múltiplas, explicamos a forma em que diferentes situações/categorias permeiam as experiências de vida das migrantes em seus movimentos no espaço social transnacional.

Palavras-chave: migrações femininas; interseccionalidade; colonialidade; América Latina/Europa; análise de correspondências múltiplas

Abstract:

This article compares the trajectories of Brazilian and Colombian migrant women in the Iberian Peninsula. Our objective is to show the ways in which the structures of gender, race and class organize the migratory processes of these women, in order to anchor intersectionality and make it legible in their bodies. We point to the postcolonial sociopolitical context as a generative and interpretative framework of the conditions that have made Colombian and Brazilian women appear as main actresses of migratory processes in Spain and Portugal, respectively. Through the use of the multiple correspondence analysis technique, we explain the way in which different situations/categories permeate the life experiences of these migrant women in their movements along the transnational social space.

Keywords: Women’s migrations; Intersectionality; Coloniality; Latin America/Europe; Multiple correspondence analysis

Introducción

La irrupción de las mujeres y su particular punto de vista en el estudio de las migraciones internacionales ha conseguido visibilizar la participación protagónica de ellas en los fenómenos migratorios (Mirjana MOROKVASIC, 2015). Así, en los últimos años, trabajos realizados por investigadoras han revelado la tendencia feminizada de los flujos emergidos desde Latinoamérica hacia el Sur de Europa (Thais FRANÇA; Beatriz PADILLA, 2018; Laura OSO; Christine CATARINO, 2013), y la importancia de las redes de solidaridad femeninas para su desarrollo (Laura OSO; Laura SUÁREZ-GRIMALT, 2017; Marcela TAPIA LADINO; Herminia GONZÁLVEZ TORRALBO, 2013).

Esta investigación aborda desde una perspectiva decolonial e interseccional las migraciones de colombianas y brasileiras a España y Portugal. Mediante la combinación de técnicas cuantitativas y cualitativas, identificamos los principales factores sociales que, de origen y destino, co-instituyen las trayectorias migratorias/biográficas de estas mujeres. Las formas específicas que asumen revelan procesos de construcción identitaria similares en los que se cruzan múltiples ejes de poder, como el género, la raza y la clase, que solo pueden ser aprehendidos si se reconocen como cualidades cargadas históricamente (María LUGONES, 2008). Nuestra propuesta es un análisis interseccional que, anclado en la colonialidad (Aníbal QUIJANO, 2014), dé cuenta del contexto transnacional poscolonial como marco interpretativo de las migraciones contemporáneas. Nuestra metodología trata de hacer legible la diversidad inherente a la experiencia de las migrantes, con el fin de capturar las estructuras que la organizan (Floya ANTHIAS, 2012).

Primero, realizamos un análisis temático de los discursos de 40 migrantes entrevistadas, y buscamos lugares comunes en sus trayectorias biográficas. A continuación, los operacionalizamos y los traducimos en 15 variables. Así, construimos las categorías pertinentes, desde la clase social en origen, la raza, la escolaridad, hasta el trabajo en destino, el número de hijos, el estado civil, las redes de sociabilidad…, para pensar las trayectorias migratorias. En segundo lugar, cruzamos las variables emergidas del primer análisis usando la técnica de análisis de correspondencias múltiples (ACM). El ACM permite reconstruir el espacio social definiendo las distancias entre las entrevistadas a partir del conjunto de variables elegidas. En él, las migrantes aparecen representadas como nubes de puntos en un sistema de ejes determinados por la varianza estadística. Esta técnica nos pareció particularmente adecuada para enfrentar la heterogeneidad de las trayectorias y la multiplicidad de ejes categoriales que las intersectan. El ACM esclarece cómo se relacionan entre sí las distintas categorías en intersección y permite su jerarquización, determinando su peso sobre cada trayectoria, mostrándonos las convergencias y divergencias más allá de la distancia, esperada, entre la experiencia de mujeres blancas y negras, y ricas y pobres.

La mujer migrante como metáfora subversiva de la Nueva Economía

Desde los años 1990 la Península Ibérica se ha convertido en un destino preferente de las migraciones internacionales, y más concretamente, de aquellas corrientes provenientes de América Latina (OSO; CATARINO, 2013). Al respecto, diversas autoras (Bela FELDMAN‐BIANCO, 2001; Ramón GROSFOGUEL, 2017) han puesto el foco en la conexión colonial que subyace a la emergencia de estos flujos Sur-Norte. Los discursos hegemónicos que filtran imágenes idealizadas del tercio rico del mundo son un poderoso activo para atraer mano de obra desde las periferias del sistema global a los centros de la “nueva economía” (Saskia SASSEN, 2003, p. 81). Pero, además, los imaginarios coloniales juegan un papel muy relevante en la gestión de las fronteras, en la selección de los perfiles migratorios y también en la forma que adoptará la inserción de las migrantes elegidas en los contextos de llegada (Encarnación GUTIÉRREZ-RODRÍGUEZ, 2013; Jorge MALHEIROS; Beatriz PADILLA, 2015).

SASSEN (2003, p. 59) señala la “feminización del proletariado mundial” como uno de los trazos más relevantes de las “contrageografías de la globalización”, engendradas a partir del desplazamiento de decenas de miles de mujeres del Sur que van a alimentar con sus cuerpos-trabajo las economías terciarizadas de las expotencias colonizadoras (Barbara EHRENREICH; Arlie RUSSELL HOCHSCHILD, 2003). Las colombianas y brasileiras migrantes en España y Portugal forman parte de esos contingentes femeninos desplazados a razón de la paulatina penetración, aunque diferenciada, del neoliberalismo en ambos territorios, de origen y destino (Blanca CORDERO; Sandro MEZZADRA; Amarela VARELA, 2019).

De un lado, la creciente demanda de trabajadoras disciplinadas y baratas en el mercado europeo a raíz de la expansión de las industrias del sexo y de los servicios precarizados, naturalizadas en los imaginarios colectivos como nichos de empleo para cierta clase de mujeres (Laura AGUSTÍN, 2001; GUTIÉRREZ-RODRÍGUEZ, 2013). De otro, las crisis sociopolíticas sistémicas que han hecho insostenible la existencia de grandes sectores poblacionales en el continente latinoamericano (CORDERO; MEZZADRA; VARELA, 2019). Resultado de la colusión de ambos procesos, la migración de mujeres latinas solas, y particularmente de brasileiras y colombianas hacia Portugal y España, debe ser comprendida ya no como una estrategia alternativa de supervivencia individual y familiar, sino como la línea de vida que sujeta al conjunto de las comunidades y los Estados-nacionales implicados en la migración (Silvia FEDERICI, 2013).

Se ha constatado como característica estructural de estos movimientos, la recurrente integración sociolaboral de las migrantes en destino en empleos en los que el cuerpo adquiere una centralidad sobresaliente, tales como el trabajo sexual, el trabajo doméstico y de cuidados y otras actividades del sector servicios (Teodora HURTADO SÁA, 2018; MALHEIROS; PADILLA, 2015; TAPIA LADINO; GONZÁLVEZ TORRALBO, 2013). Destacan, además, como trazos inherentes a estos flujos, las altas tasas de reagrupación familiar, la importancia de las remesas y el elevado número de matrimonios mixtos entre varones portugueses y españoles y mujeres de nacionalidad colombiana y brasileña (Adriana PISCITELLI, 2007, 2011).

Resulta también que, para la mayoría de las mujeres, la decisión de emigrar ha venido inducida por un sentido de responsabilidad el cual, inscrito en el mandato de género, las insta a sacrificarse en aras del bienestar de otros (Carmen GREGORIO, 2007). No obstante, tras esta primera justificación, se cuelan otras razones (MOROKVASIC, 2015); la conquista de autonomía personal, la ambición profesional, las ganas de conocer mundo o el deseo de olvidar un amor no correspondido son incentivos frecuentes que cohabitan con las motivaciones económicas en sus narrativas.

Dominación y subversión van de la mano y las migraciones de brasileñas y colombianas a la Península Ibérica, aun siendo configuradas como un proceso rentable desde las intersecciones del heteropatriarcado, el racismo y el capitalismo neoliberal/neocolonial, también pueden ser interpretadas como una forma de resistencia. Una expresión de la “autonomía de las migraciones” (CORDERO; MEZZADRA; VARELA, 2019, p. 18) que, en la transgresión del “orden nacional de las cosas” (Liisa MALKKI, 1992, p. 31) se erige en una acción política, masiva y contundente, contra la desigualdad global.

La interseccionalidad a través de la colonialidad

La interseccionalidad es la perspectiva que analiza cómo las macroestructuras, articuladas en categorías de dominación, construyen identidades que concretizan las experiencias de humanidad en contextos sociohistóricos específicos (Patricia HILL COLLINS; Selma BILGE, 2016). Múltiples ejes de poder intersectan las migraciones de las mujeres colombianas y brasileñas a España y Portugal, pero, de entre todas ellas, la raza1 -materializada en la nacionalidad- y el género destacan como las principales categorías por medio de las cuales se reduce la heterogeneidad ingente encerrada en el hecho de ser mujer colombiana/ brasileña en la Península Ibérica.

La sobredimensión del género y la raza en la conformación identitaria de estas mujeres en el espacio social transnacional es una cuestión política que remite a una historia concreta: el colonialismo (Ann STOLER, 1989). Las jerarquías sexorraciales, fundadas en el “sistema moderno/colonial de género” (LUGONES, 2008, p. 92), constituyen la base de las representaciones culturales que hacen las naciones y las identidades nacionales contemporáneas (Mara VIVEROS VIGOYA, 2009; Peter WADE, 2001). Subsiguientemente, género y raza desempeñan un importante papel en la organización de la explotación económica ejercida por los Estados-nacionales centrales sobre los periféricos, y también entre los individuos que los encarnan y representan (QUIJANO, 2014).

La interseccionalidad debe ser ubicada en la colonialidad para ser aprehensible porque las relaciones y los sentidos forjados durante el colonialismo moldean las categorías sexuales y raciales que interseccionan las identidades migrantes de colombianas y brasileñas en el mundo globalizado poscolonial (Paola BACCHETTA; Sunaina MAIRA; Howard WINANT, 2019; LUGONES, 2008). Nacionalizar es racializar y racializar es sexualizar (Joane NAGEL, 2003; STOLER, 1989). Es en este sentido que la nacionalidad se configura como dispositivo de etnosexualización (Anne McCLINTOCK, 1995). Colombianas y brasileñas son proyectadas en España y Portugal, de forma equivalente, esencialmente, como sexo; esto es, son racializadas a partir de una sexualidad que les viene impuesta en la nacionalidad, la cual, a su vez, remite a una identidad racial mestiza imaginada en la que subyace latente el elemento negro (Rita SEGATO, 2015; WADE, 2001).

Son estas mujeres migrantes en particular quienes van a erigirse en símbolo de la latinidad en las sociedades de destino. Por ejemplo, en España, las migrantes bolivianas figuradas y discriminadas genéricamente como indias, o las argentinas asumidas y privilegiadas como blancas, aunque latinas en su acepción geográfica, no son percibidas en la misma forma que colombianas y brasileñas. La latinidad en Europa es una categoría racial que incorpora necesariamente lo negro. La hípersexualidad imputada a las mujeres negras a partir de, paradójicamente, la violencia sexual a que fueron sometidas en el período colonial (Amanda BRAGA, 2017; Natasha PRAVAZ, 2012) permea los procesos de estigmatización de las migrantes brasileñas y colombianas en las exmetrópolis que un día controlaron sus territorios de origen. Estereotipadas como naturalmente dotadas de recursos corporales y de un saber-hacer para la producción de placer, son caricaturizadas psicológicamente como seres inmorales y ávidos, pero también “como domésticas, maternales y sumisas” (PISCITELLI, 2008, p. 269).

No obstante, diversas autoras han subrayado la capacidad de las mujeres para revertir el estigma, haciendo de él un capital que ponen a jugar a su favor. Hurtado Sáa (2018) y Piscitelli (2007, 2008, 2011) revelan cómo, en situaciones de coerción extrema, las migrantes brasileñas y colombianas han sabido rentabilizar su capital racial para situarse mejor no solo adentro de las jerarquías del trabajo sexual sino también en el mercado matrimonial. A su vez, Malheiros y Padilla (2015), apuntan al capital racial como el pase de entrada a empleos del sector servicios, como la estética o la hostelería, cuyas condiciones son generalmente mejores que las que se encuentran en el empleo doméstico y de cuidados. De modo que los mismos procesos de estigmatización que adscriben a colombianas y brasileñas a campos profesionales precarizados, manipulados adecuadamente, pueden llegar a darles una ventaja frente a otras migrantes; constituyendo ello una clave explicativa de la movilidad ascendente que protagonizan algunas de estas mujeres en los países ibéricos.

Un análisis multifactorial de las trayectorias

Esta investigación se fundamenta en un trabajo de campo multi-situado, realizado entre los años 2017 y 2019. Consta de 40 entrevistas semiestructuradas llevadas a cabo con mujeres migrantes de Brasil y Colombia con experiencia migratoria en Portugal y España. Para contactar a las 20 brasileñas, migrantes y retornadas, entrevistadas en Porto (15) y São Paulo (5) respectivamente, y a las 20 migrantes colombianas entrevistadas en Madrid (16) y en A Coruña (4), se han combinado la estrategia de bola de nieve y la contactación a través de grupos de expatriados en redes sociales. Las entrevistas se plantearon como una invitación a las mujeres a contar la historia de su vida y fueron conducidas en español y portugués, dependiendo de la lengua habitual de cada entrevistada. Las conversaciones con las migrantes se produjeron en lugares de paso, de ocio y de trabajo, desde bares y parques a peluquerías y, ocasionalmente, también en sus casas. La informalidad de los encuentros ha resultado clave para trabar la confianza necesaria para abordar historias muy íntimas y a menudo dolorosas.

Nuestra muestra es variada con respecto a la edad, el origen social y la posición de las mujeres en el ciclo migratorio. En verdad, nuestras 40 entrevistadas solo tienen en común que son mujeres y que son migrantes. Unas se fueron hace más de dos décadas y otras acaban de llegar. Unas han cursado estudios universitarios, otras apenas asistieron a la escuela. La mayoría tienen malos empleos. Todas han experimentado alguna forma de violencia o todas, y todas han sufrido por amor. Muchas son separadas y algunas han vuelto a emparejarse, varias con ciudadanos nacionales portugueses y españoles. Han tenido hijos con estos hombres y también con otros antes de ellos, y han trabajado duro para sacarlos adelante. Muy pocas piensan en volver, para algunas todavía es pronto, para otras ya es demasiado tarde.

Las teorías de la interseccionalidad y la post/decolonialidad son la herramienta interpretativa mediante la cual hemos categorizado los discursos de las migrantes en 15 variables de intersección para nuestro análisis. La elección de las variables se guió por la hipótesis de que las trayectorias migratorias de las mujeres variaban principalmente en función de la clase social/raza y de la condición femenina. El estado civil y el número de hijos, por ejemplo, se convirtieron en categorías relevantes porque sintetizan rasgos importantes de la condición femenina. Los gráficos de dispersión, resultado del cruce de las variables mediante la técnica ACM, constituyen mapas perceptuales que representan la matriz de dominación en que transcurren las vidas de las mujeres.

Las experiencias migratorias de colombianas y brasileiras convergen porque sus identidades etnosexuales son construidas desde la colonialidad como próximas (BACCHETTA; MAIRA; WINANT, 2019; VIVEROS VIGOYA, 2009), y divergen sin atender a distinciones nacionales porque en la arquitectura de sus trayectorias otras categorías relativas a su ubicación en la estructura social acaban por resultar más determinantes. La comparación entre ambos contingentes cobra sentido porque en ella somos capaces de vislumbrar los efectos de la colonialidad, en tanto las diferencias entre las nacionalidades se diluyen haciendo prevalecer otras dimensiones.

Hemos construido un modelo en el que el género y la raza, representados por medio de la condición migrante de las mujeres, se instituyen como categorías axiales de la matriz. Género y raza son tan principales en la constitución del problema que permanecen invisibles en el análisis permeándolo todo. Consecuentemente, la diversidad en las trayectorias de las migrantes solo puede ser explicada a partir de la intersección de estas categorías axiales con esas otras variables manifiestas (ANTHIAS, 2012) que, producidas como activas e ilustrativas, completan su identidad y definen las posiciones que ocupan en el espacio transnacional poscolonial.

Fuente: elaboración propia

#PraTodoMundoVer. En este cuadro conformado por tres columnas se enmarcan aquellas nueve categorías principales que a nuestro entender impactan de forma más crucial las trayectorias migratorias de las mujeres; son los ejes constructores del espacio, denominados en el análisis como variables activas. Las variables activas se distribuyen en la tabla de la siguiente manera: las tres relativas al proceso migratorio se agrupan en la columna izquierda, aquellas cinco que refieren a la clase social se sitúan en la columna central, y las dos variables que expresan el género o los diversos modos de la condición femenina aparecen en la columna de la derecha

Cuadro 1 Nueve variables activas 

Fuente: elaboración propia

#PraTodoMundoVer En este cuadro conformado por dos columnas aparecen las variables ilustrativas, de segundo orden, esto es, aquellas categorías que no construyen el espacio pero que, siendo igualmente relevantes en las biografías de las mujeres, se proyectan sobre él, ilustrándolo. Así, la columna izquierda recoge las cuatro variables ilustrativas que interaccionan la condición femenina, mientras que en la columna derecha aparecen las tres variables relativas a la migración

Cuadro 2 Siete variables ilustrativas 

La matriz compleja de las trayectorias intersectadas

De las variables activas e ilustrativas cruzadas mediante la técnica de análisis de correspondencias múltiples, resulta una matriz compleja articulada en dos ejes factoriales, representada mediante la superposición de las matrices simples que son las Figuras 1, 2 y 3.

Fuente: elaboración propia

#PraTodoMundoVer. La Figura 1 es un gráfico cuadrangular. En él las entrevistadas son proyectadas como nubes de puntos sobre cuatro cuadrantes formados a partir de la división del gráfico por los ejes factoriales 1 (horizontal) y 2 (vertical), responsables de la mayor varianza en el análisis. Así, identificamos las trayectorias migratorias de cada una de las mujeres, revelando las distancias y las proximidades entre ellas. La Figura, 2, también un gráfico cuadrangular dividido en cuatro cuadrantes por dos ejes, horizontal y vertical, muestra la estructura de correlaciones resultante de las interacciones entre las variables activas. Y la Figura 3, de similar arquitectura, proyecta las variables ilustrativas, también al modo de nubes de puntos

Figura 1 El espacio de trayectorias posibles de las mujeres 

Fuente: elaboración propia

#PraTodoMundoVer. La matriz de activas (Figura 2), dispone las categorías seleccionadas alrededor de una estructura de correlaciones entre dos ejes principales 1 (horizontal) y 2 (vertical). El primer eje ha contribuido en 22 % de la varianza del espacio y el segundo ha contribuido un 13,4%. La matriz de activas explica la variación de las trayectorias migratorias a partir de las intersecciones entre la raza, la clase social de origen, el momento de la migración, y otras variables que aluden directamente a la dimensión de género como el estado civil y la tenencia de hijos

Figura 2 Matriz de variables activas. La interseccionalidad representada 

Los coeficientes de correlación encontrados y representados en la matriz de activas indican que la escolaridad con un 16,3%, la movilidad social con un 15,4% y la raza con un 7,3%, correlacionan fuertemente con el eje 1 de la matriz. Así, el eje 1 opone a las mujeres negras y en menor medida mestizas, con educación secundaria, de clase baja, separadas, con una experiencia migratoria acumulada de más de diez años, con trayectorias sociales ascendentes en destino y que envían remesas, contra mujeres que han migrado más recientemente, que son universitarias y profesionales cualificadas, que pueden proceder tanto de las clases altas como de las bajas, que serán blancas o mestizas en concordancia con su clase, y que presentan trayectorias estables o de declive social en el país de destino, respectivamente. La matriz de activas descubre una correlación inesperada: escuela secundaria, negritud y ascensión social en destino; y, además, evidencia la reciprocidad íntima que se da entre raza, clase y oportunidades educativas tanto en Brasil como en Colombia.

A la conformación del eje 2 de la matriz de activas contribuyen de forma muy notoria las variables que identificamos como intrínsecas a la condición femenina, esto es, el tipo de trabajo en destino con el 18,2%, el estado civil con el 16%, y la tenencia de hijos con el 6%. El eje 2 nos ayuda a distinguir mejor la gran oposición del eje 1, entre blancas y negras, exponiendo una correlación interesante que opone a las estudiantes universitarias y profesionales cualificadas blancas contra una nueva ola migratoria formada por mujeres mestizas que son graduadas de universidades privadas en sus países de origen, pero que acaban empleadas informalmente en el sector servicios en los países ibéricos. El carácter público/privado de la universidad se manifiesta en nuestro análisis como una marca de estatus social que, últimamente, expresará el poder condicionante de la clase en el trazado de las trayectorias migratorias de las mujeres.

Así, la matriz de activas viene a recoger en los cuadrantes izquierdos las trayectorias migratorias ascendentes de las jefas de hogar exitosas (GREGORIO, 2007; OSO; SUÁREZ-GRIMALT, 2017) esto es, aquellas mujeres que migraron hace más de diez años, que son negras o mestizas, de bajo origen social, separadas y con hijos a cargo. En los cuadrantes derechos aparecen, sin embargo, dos perfiles muy distintos de mujeres. En el cuadrante derecho inferior se agrupan las migrantes de clase alta, generalmente blancas, ocupadas en profesiones liberales y más a menudo casadas con parejas extranjeras, esto es, con no-nacionales de España y Portugal. Mientras, en el cuadrante derecho superior aparecen esas trayectorias migratorias más recientes, de menos de tres años, de mujeres solteras y sin hijos, más a menudo mestizas, de nuevo procedentes de los grupos populares.

Se observa que la variable movilidad social en destino desciende diagonalmente desde el cuadrante inferior izquierdo, donde se sitúan las mujeres con trayectorias de más éxito, hacia el cuadrante superior derecho, donde se agrupan las mujeres para quienes la migración no ha traído aparejada una movilidad ascendente. Esto puede entenderse en parte porque, para esta nueva ola de mujeres migrantes originada en la frontera entre los estratos superiores de las clases populares y los estratos bajos de las clases medias, la migración supone un empuje hacia abajo en la estructura social, al menos durante los primeros años. La experiencia de irregularidad es determinante a este respecto.

Serán estas migrantes de bajo origen social llegadas recientemente, del cuadrante superior derecho, las que sufran un desclasamiento más acuciado, porque para ellas la migración supondrá la frustración añadida de la sobre-cualificación y el subempleo. A pesar de sus diplomas universitarios y las consiguientes aspiraciones asociadas, las nuevas migrantes se ocupan, como sus predecesoras, en los servicios precarizados, notablemente en el servicio doméstico y de cuidados. Esto sucede porque sus titulaciones universitarias son expedidas por instituciones privadas poco prestigiosas y, por tanto, no son valorizadas en los mercados de trabajo hispano-lusos; no eran reconocidas en origen, menos aún en destino.

Pero, además, mientras que las migrantes pioneras de la primera ola ya han conseguido regularizar su situación, mejorando notablemente su posición en el mercado laboral, las recién llegadas se ven abocadas, por el estatus de irregularidad que les impone la frontera, a la esfera informal, lo que torna más vulnerable aún su situación. Las experiencias comparadas de las mujeres migrantes brasileñas y colombianas en Portugal y España constatan que los desplazamientos en el espacio social requieren de tiempo (Pierre BOURDIEU, 1980 ).

Fuente: elaboración propia

#PraTodoMundoVer Entre los cuadrantes derechos e izquierdos de la matriz de ilustrativas (Figura 3), aparecen tendencias biográficas casi opuestas. Si superponemos la Figura 3 a las Figuras 2 y 1 vemos que justamente para esas mujeres que provienen de las clases más bajas, la violencia de género antes y después de la migración, los accidentes biográficos de ruina económica y de separación, la experiencia de irregularidad y la tenencia de hijos en origen correlacionan fuertemente. En los cuadrantes derechos, al contrario, se agrupan experiencias migratorias más dóciles. Aunque la mayoría de las migrantes de la novísima ola (cuadrante superior derecho) están aún irregulares, las experiencias de la mitad derecha de la matriz se encuentran relativamente libres de violencia, apareciendo accidentes biográficos menos coactivos influyendo la decisión de migrar. Resulta determinante en este cuadrante la variable sin hijos en origen

Figura 3 Matriz de ilustrativas. Las divergencias de la condición femenina 

El número de hijos y el hecho de haberlos tenido en origen o destino es concluyente en la divergencia de las experiencias migratorias femeninas. La maternidad y las distintas formas que asume constituye para nosotras una de las categorías fundamentales que estructurará de manera diferenciada las trayectorias de colombianas y brasileñas en España y Portugal.

Es con relación a la regularización y la subsiguiente estabilidad económica que implica que el estado civil y la nacionalidad de la pareja acaban por resultar variables explicativas de las trayectorias. Las mujeres casadas ostentan una mejor posición que las solteras y las separadas, especialmente si sus matrimonios son con ciudadanos portugueses y españoles. Se da una correlación entre las mujeres con trayectoria más o menos larga en el país de destino, con la tenencia de hijos y la participación en matrimonios mixtos con ciudadanos nacionales. Al contrario, las mujeres que parten de una clase social alta en origen se casan más frecuentemente con varones de sus respectivos países de origen o con hombres de otras nacionalidades también migrantes. Esto sucede porque, para ellas, casarse con un español o portugués no supone un salto cualitativo importante en el espacio social. Los matrimonios son relaciones económicas y políticas, y aquellas colombianas y brasileñas bien posicionadas no tienen demasiado que ganar en los matrimonios mixtos.

Podemos localizar tres perfiles amplios de mujeres a partir de las correlaciones que se establecen entre las categorías emergidas en las matrices simples de variables activas (Figura 2) y de variables ilustrativas (Figura 3) que conforman nuestra matriz compleja.

Las jefas de hogar de la primera ola

El primer perfil correspondería a aquellas mujeres que se sitúan en los cuadrantes izquierdos, donde se acumula mayor experiencia migratoria, y también donde se localizan las trayectorias que registran una movilidad social ascendente, frecuentemente porque estas migrantes, negras y mestizas en su mayoría, partían de posiciones bajas o muy bajas. Son las jefas de hogar mencionadas en los primeros trabajos sobre mujeres migrantes solas. Tienen en común que provienen de las clases populares, que manifiestan razones fundamentalmente económicas para migrar, coincidiendo con un momento de crisis económica y política en Brasil y Colombia, y que tienen hijos con hombres de los que ahora están separadas, los cuales generalmente no han asumido sus responsabilidades de paternidad, no siendo infrecuente la experiencia de maltrato.

El papá de Martina nunca se hizo responsable […] Entonces la gente ya hablaba de España que se ganaba mucha plata y en Colombia estábamos mal. Había mucha crisis, y yo con la niña, dependiendo de mis papás para todo, pues yo quería una vida propia para mí y para mi hija. Convencí a mis papás de que hipotecaran la casa, dejé con ellos a la niña y me vine con lo justico. Y así empecé… me las guerreé y me las peleé yo sola […]. Fue muy duro en el comienzo, muy duro, pero me fue bien gracias a Dios, me hice una vida, me casé, me traje a Martina, tuve otro hijo, y ahora estoy en posición de cuidar que no les falte de nada a mis papás allá. (Fernanda, Colombia, 21 años en España).

Nacida en Risaralda, en una familia de origen humilde, Fernanda cursó una formación profesional como administrativa. Fue madre soltera/abandonada en Colombia y cuando su hija Martina contaba 4 años decidió migrar a España, dejando a la niña al cuidado de su madre. Entró al país en 1998 como turista cuando todavía no se exigía visa. En el año 2000 conoció a un español, Miguel, se casaron y regularizó su situación. Se trajo a Martina de Colombia en el 2005. Sigue casada con Miguel con el que tuvo otro hijo. Trabaja formalmente como limpiadora a media jornada en una empresa y como empleada doméstica asegurada. Es copropietaria de un inmueble en A Coruña donde reside, y sigue enviando todos los meses dinero a sus padres, desde hace 21 años. Su hija Martina es graduada en económicas y tiene un máster en recursos humanos. Fernanda está orgullosa de sí misma y de la vida que se ha construido.

Este caso es representativo de esta generación de mujeres migrantes que se enmarcan en lo que França y Padilla (2018) definen para las brasileñas en Portugal como primera ola, y que nosotras, contrastando los datos de migraciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), consideramos también como descriptiva de lo acontecido con los flujos de colombianas en España. El éxito relatado de estas migrantes tiene ciertamente que ver con la coyuntura del contexto a la llegada, los años del boom económico desde finales de los 90 hasta la crisis de 2010; también con la relativa estabilización a que dan pie con el tiempo la legislación migratoria portuguesa y española; y, por supuesto con el saber-hacer que se gana con la experiencia. Pero, sobre todo, su movilidad ascendente tiene que ver con la posición de que una parte.

A pesar de sus largas trayectorias en destino, casi todas las pioneras continúan empleadas en aquellos trabajos peor considerados del tercer sector, limpieza, servicio doméstico y cuidados. Aun así, narran la migración como una experiencia positiva que les ha permitido mejorar notablemente sus condiciones de vida y, sobre todo, las de sus hijos. Reagrupar a los hijos con el objetivo de darles mejores oportunidades educativas o alejarlos de situaciones de peligro en el país de origen aparecen con frecuencia en sus discursos como argumento legitimador del sacrificio que ha significado la migración.

Un análisis combinado de la matriz de activas e ilustrativas nos permite entrever que, en los cuadrantes en que se agrupan las trayectorias de las veteranas, se aproximan las variables tenencia de hijos en origen, la agrupación familiar, el trabajo formal en servicios y la pareja nacional. La correlación entre estas variables nos lleva a pensar en el papel que desempeñan los varones locales en los procesos de agrupación y en el acceso de las mujeres a mejores empleos. De un lado, el emparejamiento con un hombre local puede facilitar la regularización y por tanto el ingreso de las mujeres al mercado formal. De otro, aquellas migrantes más presentes en ámbitos tradicionales de relación masculina, tales como bares o clubes, nichos de empleo disponibles para brasileñas y colombianas, también tendrán más probabilidades de emparejarse con un ciudadano nacional. En cualquier caso, consideramos que los varones nacionales pueden constituir para las migrantes un importante recurso de integración sociolaboral, y en ocasiones, la única manera de adquirir derechos civiles y políticos y estabilidad económica.

Pero la condición migratoria de las mujeres las coloca en una posición muy delicada. La colonialidad cala las relaciones entre los hombres autóctonos y las mujeres brasileñas y colombianas, y la irregularidad y la precariedad material de las migrantes es interpretada por portugueses y españoles como una oportunidad para ejercer un tipo de masculinidad violenta y abusiva, que sus compatriotas femeninas ahora están en situación de rechazar (PISCITELLI, 2008). La cercanía entre la variable violencia de género después de la migración, proyectada desde la matriz de ilustrativas sobre las variables, pareja nacional, agrupación familiar, trabajadora en servicios y trayectoria ascendente de la matriz de activas, da cuenta de esta realidad.

Helena es madre de tres hijos, nació en una ciudad pequeña de Mato Grosso en una familia muy pobre. Con 19 años tuvo a su primera hija y su madre la echó de casa. Emigró a Portugal, huyendo de las palizas que le propinaba su exnovio. En el club donde trabajaba conoció al que sería su marido, un portugués que la maltrató gravemente y que ahora cumple condena por violencia de género y tráfico de drogas. A pesar de lo terrible de su experiencia, fue por medio de este matrimonio que Helena consiguió regularizarse y reagrupar a sus hijos. Ahora trabaja como cocinera y empleada doméstica formal y no desea volver a Brasil.

E aí conheci meu marido, foi a pior coisa da minha vida, ele não me deixava sair da casa, falava que aqui as pessoas olhavam com mirada feia para mim por causa da minha cor […]. Meu marido não trabalhava e eu tinha que manter a casa, chegava em casa tão cansada […] Ele me batia, ¿sabe? Quando eu chegava meia hora, uma hora tarde, ele me fazia despir e começava a me cheirar para ver se eu tinha ficado com outro homem. Ele falava para mim que se eu denunciasse ele, ele chamava a polícia para eles me levarem meus filhos de volta para o Brasil […]. O meu filho no Brasil, ele tem duas opções, ou ele vira traficante ou ele morre. (Helena, Brasil, 12 años en Porto).

En el anterior extracto, Helena destaca la utilización de la desigualdad nacional como recurso de violencia por parte de su, ahora, exmarido. El entonces marido de Helena se amparaba en la Lei de Estrangeiros portuguesa para amenazarla con la deportación de los tres hijos reagrupados de ella, sacando así rédito de la política migratoria que la obligaba a permanecer casada un mínimo de tres años con un varón local para acceder a la nacionalidad. Este caso muestra hasta qué punto en las trayectorias de las pioneras de la primera ola la experimentación de violencias y la tenencia de hijos van de la mano. Ciertamente las vidas de esta generación de migrantes están marcadas por la maternidad.

Resulta significativo cómo la raza percibida es esgrimida por el exmarido de Helena como alegato colectivo de depreciación social; no se trata únicamente de él, son las “pessoas daqui”, la gente de él, quienes la “olham com cara feia” porque es negra. El exmarido está invocando la raza nacional (McCLINTOCK, 1995) contra Helena, quien es plenamente consciente del fundamento racista que carga la violencia de género que su marido ejerce contra ella.

Casi todas las mujeres de nuestro estudio han dado cuenta, durante las conversaciones que mantuvimos, del racismo inherente a las sociedades portuguesa y española y de la forma específica que adopta contra ellas en tanto brasileñas y colombianas. Las migrantes saben de los beneficios que puede reportar un amor autóctono, pero también son conscientes de los riesgos que entraña; así, las que pueden permitírselo, rechazan emparejarse con un ciudadano nacional como vía de regularización.

Las migrantes privilegiadas

Un segundo perfil es identificado en el cuadrante inferior derecho donde se concentran lo que definimos como experiencias migratorias privilegiadas y minoritarias. Da cuenta de ese privilegio la correlación entre las variables de: trayectoria estable, que refiere a la invariabilidad de la clase social entre origen y destino, no envía remesas, la experiencia universitaria (pública), el desempeño en profesionales liberales, y la blanquitud como signo-racial/marca-de-clase sintomático en las sociedades latinoamericanas de la pertenencia de estas mujeres a los estamentos medios y altos en sus respectivos países. El tiempo acumulado en destino por las privilegiadas varía normalmente entre los tres y los diez años, y es que continuaron llegando durante la depresión que siguió al crack de 2010 precisamente porque sus motivaciones no eran de índole económica. El hecho de que no envíen remesas es esclarecedor; no envían porque no es necesario enviar.

Al observar la Figura 3, de variables ilustrativas, vemos cómo el estatus regular se proyecta correlacionando fuertemente con las variables que indican la no experiencia de violencias después de la migración. Ello nos acaba de confirmar lo que ya intuíamos desde la interpretación de los cuadrantes izquierdos de la matriz: lo determinante de la irregularidad (y la tenencia de hijos) con relación al padecimiento de violencias múltiples en la migración.

Estas trayectorias excepcionales que no son representativas de las vidas que llevan la mayoría de las mujeres brasileñas y colombianas en Portugal y España ilustran, en su divergencia, los modos en que la desigualdad en origen constriñe las experiencias migratorias de las mujeres. Y, al mismo tiempo, revelan cómo algunos significados racistas implícitos en los términos “colombiana/brasileña” superan la clase y persisten a pesar de la raza blanca percibida. En este sentido varias entrevistadas constatan en sus discursos el efecto racializador/ sexualizador de la tonada o sotaque.

Estas migrantes no han vivido las situaciones de necesidad material ni las restricciones de las leyes migratorias, ni cargan con la responsabilidad de la supervivencia familiar en sus espaldas, como sí ocurre con las mujeres cuyas trayectorias se agrupan en los cuadrantes izquierdos y también, aunque de otro modo, con las mujeres del cuadrante superior derecho. Desde una perspectiva puramente economicista, podríamos afirmar que las privilegiadas no sufren desclasamiento en Portugal y España. Sin embargo, son de todas nuestras entrevistadas quienes manifiestan en sus relatos mayor desafección por los países de destino y las que expresan más vehementemente su deseo de regresar al país de origen. Algunas, como Chloé, ya tienen listo el plan de regreso.

Eu não posso dizer que sofri preconceito em Portugal [...] bem, na verdade sim, não diretamente contra mim mas sim, as pessoas falam certas coisas […]. Eu decidi voltar não porque eu não estou bem aqui, é simplesmente que não é meu país, não é minha cultura. Tenho uma boa posição como profissional, tenho um bom salário, um apartamento bonito, mas isso não é tudo na vida […] Eu tenho a nacionalidade portuguesa, mas me sinto estrangeira, não me sinto no meu país… no Porto descobri que sou brasileira. (Chloé, siete años en Porto).

Chloé nació en una familia de clase media-alta de Río de Janeiro y tiene 33 años. Tras finalizar Económicas en la Universidade Estadual de Río de Janeiro, emigró a Portugal para cursar una especialización en marketing. Heredó la nacionalidad portuguesa a través de su padre y trabaja como consultora para una multinacional, allí conoció a su marido, también brasileño. Aunque tienen una vida acomodada en Porto, planean regresar a Brasil. Los anhelos de retorno de las migrantes como Chloé se explican solo por la condición de posibilidad. Estas mujeres se plantean seriamente volver porque pueden hacerlo; y porque, si bien consiguen mantener un alto nivel de vida en destino, como extranjeras su estatus social se ha visto modificado. Es en este sentido que podemos hablar de un desclasamiento simbólico que se expresa en la pérdida de privilegio racial, de un desrrazamiento, a partir la experimentación de la extranjeridad.

¿Una novísima ola de migración femenina?

Las trayectorias de las mujeres de la nueva ola se dispersan por el cuadrante superior derecho de la matriz de activas. Jóvenes y solteras, constituyen una tercera ola de migrantes, llegada a partir de 2015 con la recuperación económica de los países ibéricos tras la crisis (FRANÇA; PADILLA, 2018), y sus periplos migratorios difieren de los de la primera generación en dos puntos en los que sí van a coincidir con las privilegiadas: la mayoría no tienen experiencias de maternidad y cuentan con un capital educativo mayor.

El cuadrante superior derecho congrega a aquellas brasileñas y colombianas que acumulan menos tiempo en Portugal y España, casi ninguna ha conseguido regularizarse y su movilidad social en destino es claramente descendente. Estas mujeres provienen, ahora a diferencia de las privilegiadas del cuadrante inferior derecho y como las migrantes de la primera ola, de los cortes más favorecidos de las clases bajas y excepcionalmente de las clases medias empobrecidas, pero sus trayectorias son distintas. A pesar de que no tienen hijos, prácticamente todas envían remesas a sus familias, notablemente a sus madres. También, prácticamente todas tienen estudios universitarios, y la decisión de migrar ha venido promovida más que por la falta de oportunidades laborales, debido a las malas condiciones del trabajo en origen, con jornadas extenuantes y salarios que “no alcanzan para vivir”.

El tener estudios universitarios es una novedad característica de las migrantes de la tercera ola, sin embargo, más que a un cambio de las clases de procedencia de las mujeres, creemos que ello se debe a un cambio en las clases. Desde que llegaron las pioneras hace más de veinte años, se ha producido una transformación en la estructura de oportunidades educativas en el contexto latinoamericano y particularmente en Brasil y Colombia (Graziela PEROSA; Adriana DANTAS, 2017). La variable universidad privada en este cuadrante superior derecho, en contraposición a la variable universidad pública que aparece en el cuadrante inferior derecho, es indicativo, paradójicamente, de la no-pertenencia de estas mujeres a las clases media-altas. Contrariamente a lo que sucede en España y Portugal, en Colombia y Brasil, debido a la desigualdad de acceso a la competida universidad pública, las universidades privadas se convierten en casi la única opción para las clases bajas. Así, las mujeres pertenecientes a estas clases, siguiendo estrategias de ascensión social vinculadas a la obtención de una titulación universitaria, trabajan y se endeudan para costearse los estudios en centros privados que las proveerán de diplomas desvalorizados en el mercado de trabajo (Graziela PEROSA; Alessandro SOARES, 2021).

En la matriz de activas (Figura 2) vemos en el cuadrante derecho superior una correlación entre las variables universidad privada, trayectoria descendente, hasta tres años de migración y sin hijos. Por un lado, el estatus irregular de estas mujeres impide su acceso al empleo formal, por lo que se ven obligadas a permanecer en la esfera informal donde la precariedad y la explotación se agudizan; por otro, la segmentación sexorracial del mercado laboral en España y Portugal, aun cuando han conseguido convalidar sus títulos universitarios, dificulta el desarrollo de sus carreras profesionales. Ello genera frustración y una potente sensación de desclasamiento en estas migrantes; y esta vez, además de simbólico, es también material.

No obstante, las variables ilustrativas de la Figura 3 indican la ausencia de violencia para este cuadrante, lo que nos inclina a pensar que, pese a la movilidad descendente, sus experiencias migratorias son menos dramáticas que las de las veteranas. No se observan, como sí hemos constatado en la primera ola, experiencias de prostitución ni de violencia de género. Aunque el envío de remesas supone una importante contribución a sus familias, no constituye el objetivo último de la migración para las mujeres de la tercera ola, como sucedía a menudo con las migrantes de los cuadrantes izquierdos. En el caso de la nueva generación, la necesidad económica puede seguir ahí, pero la ausencia de hijos no compromete a las migrantes de la misma forma. En este sentido, si bien continúan como sus predecesoras realizando sacrificios personales en pos del bienestar familiar, los cuales se expresan justamente en los envíos periódicos de dinero, las migrantes de la tercera ola no tienen que someterse a las mismas penalidades (violencia sexual, separación de los hijos…) que sus predecesoras, y sus proyectos migratorios parecen tener un carácter más individualista.

La naturaleza de las nuevas migraciones de colombianas y brasileñas queda retratada en el siguiente testimonio.

Mensualmente yo les envío a mis papás para pagar las deudas del arriendo, porque todavía no están estables. O sea, yo lo que quiero es ahorrar y comprar digamos un local y tener un ingreso para ellos, porque, digamos, ellos no están tan jóvenes, y con la pensión de mi papá no llega para nada, pero yo no los voy a dejar solos, y esa fue una motivación. ¡Ah! Es que, debido a los préstamos de las universidades, hipotecamos la casa y la perdimos […]. Mi caso no es como el de otra gente que estaban mal allá, mi caso es distinto, yo vine porque quería algo mejor para mí. Si yo les cuento en casa que estoy lavando baños… ¡no! mi mamá se moriría, me diría “no se quemó las pestañas para eso”, porque yo esa etapa ya la viví una vez cuando yo tenía 18 años y el objetivo era superarme. Entonces mi mamá no tiene esa mente tan abierta para entender que yo estoy tratando de hacer lo mismo acá, lo va a ver como que yo dejé un trabajo donde tengo respeto, para pasar aquí a ser nada. (Jennifer, Colombia, dos años en España)

El caso de Jennifer, de 25 años, soltera, sin hijos, graduada en Colombia por una universidad privada en comercio internacional y marketing, trabajadora doméstica irregular en España desde hace dos años, sintetiza las convergencias y divergencias que las jóvenes migrantes mantienen con respecto a las pioneras. Jennifer entró al país como turista con 106 dólares en el bolsillo, y ahora con lo que gana paga el alquiler de la casa de sus padres en Bogotá y, también, parte de sus deudas. Ciertamente, hay una lógica económica subyacente a su migración, sin embargo, en su discurso se narra como una mujer autónoma y relativamente liberada de condicionamientos externos. Así, se aleja de la figura de la sacrificada jefa de hogar, para representarse como una emprendedora, una mujer aventurera y ambiciosa que busca, fuera de su país, mejores oportunidades para desarrollarse profesionalmente.

Las paradojas de la migración femenina

Esta investigación, todavía en desarrollo, es un intento de resolver los problemas metodológicos que plantea la perspectiva de la interseccionalidad a través del uso de la técnica de análisis de correspondencias múltiples. Planteamos el ACM como un instrumento para anclar la interseccionalidad, un artefacto que es capaz de representar gráficamente el impacto de los distintos ejes de dominación, de género, raza y clase, en las trayectorias migratorias/biográficas de las brasileñas y colombianas en Portugal y España. De la maraña de informaciones producida en cuarenta largas entrevistas, el ACM permite, por medio de variables descriptivas, sintetizar en un mapa perceptual una estructura de correlaciones estadísticas que revela los principales factores sociales que, de origen a destino, afectan las migraciones de estas mujeres. A nuestro entender, el dispositivo nacionalidad como nueva categoría racial y la condición femenina son los factores más determinantes.

Sin pretensión de representatividad de la muestra, la originalidad de este artículo consiste en ofrecer un ejemplo de cómo utilizar el ACM como herramienta comprensiva de la heterogeneidad. Así, proponemos tres trayectorias posibles para las migrantes brasileñas y colombianas que prueban suerte en los países del Sur de Europa: las jefas de hogar de la primera ola, el verso discordante de las privilegiadas entremedias y, por último, las recién llegadas de la tercera ola; cada una de ellas definida en las intersecciones de distintas categorías nutridas desde el conocimiento empírico producido en las entrevistas. La correlación de un número grande de variables permite identificar aquellas asociaciones más fuertes y evidentes, como la oposición entre las trayectorias de las migrantes blancas empleadas en destino como profesionales cualificadas y las de negras y mestizas trabajadoras en los servicios precarizados. Pero también revela otras divergencias más sutiles, como las identificadas entre las pioneras y las jóvenes recién llegadas.

El género atraviesa completamente la experiencia migratoria de colombianas y brasileñas. El hecho de ser mujer influye las motivaciones para migrar, los modos de entrada al país de destino, la inserción sociolaboral, los procesos de regularización, las relaciones con el país de origen y los proyectos de regreso. Para entender la diversidad de trayectorias, las variables de la esfera privada resultan imprescindibles, pues la condición femenina de cada mujer es singular, y a partir de las diferentes formas que esta asume, las migrantes construyen relatos distintos para explicar(se) sus vidas.

Tras las razones económicas que impulsaron a migrar a las jefas de hogar, subyacen otras cuestiones que enlazan con el hecho de ser madre soltera de clase baja en una sociedad que las estigmatiza y las hace dependientes. El proyecto migratorio puede formularse en este sentido, como una estrategia de emancipación, y también como una maniobra para ganar poder adentro de la comunidad. Al contrario, las mujeres de la tercera ola narran sus migraciones como procesos de autorrealización personal en los que las constricciones económicas pasan a un segundo plano. Estas formaciones discursivas que minimizan lo estructural y realzan la potencia individual se enmarcan en la emergencia de una subjetividad neoliberal producida en parte por las aspiraciones construidas al abrigo de la universidad. El paso por la enseñanza superior, independientemente del valor del diploma, significa para estas mujeres, hijas de padres trabajadores, entrar en un ambiente de socialización mixta fuera del control de la familia y la religión. Son los efectos imprevistos que la educación genera sobre la percepción que las mujeres tienen de sí mismas, favoreciendo la representación de una feminidad más libre y autónoma.

Las trayectorias de los tres perfiles de migrantes divergen, pero también mantienen puntos de fuerte convergencia que pueden quedar diluidos por las maneras en que ellas elaboran sus discursos. Los procesos de racialización/sexualización a que son sometidas colombianas y brasileñas en España y Portugal por razón de su origen nacional condicionarán, aunque en diferente forma e intensidad, a todas las mujeres de todas las clases sociales abarcadas en esta investigación. Ante la falta de otros recursos, las migrantes peor posicionadas, y especialmente las que tienen hijos a cargo, se ven muchas veces abocadas a explotar su identidad etnosexual como estrategia de supervivencia. Consecuentemente, los matrimonios mixtos pueden ser leídos como el resultado de una trágica combinación entre la etnosexualidad imaginada que vuelve a colombianas y brasileñas más atractivas a los hombres locales, colocándolas en espacios donde les resultan accesibles, y los efectos de la política migratoria que, funcionando como política sexual, circunscribe la posibilidad de estas mujeres de residir y trabajar regularmente en España y Portugal, a la firma de un contrato que las vincule sexualmente a un ciudadano nacional.

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1La raza es presentada en nuestro análisis como un marcador de clase porque como consecuencia directa del colonialismo, en los sistemas de estratificación social de los Estados latinoamericanos, la raza se subsume prácticamente en la clase. Pero, además, la raza tiene otras repercusiones en destino; si la nacionalidad como dispositivo de racialización es tan potente que llega a obliterar los trazos raciales imaginados, ser percibida como negra, blanca o mestiza, cuenta, y puede atenuar o magnificar el impacto de la nacionalidad sobre las trayectorias. La raza en este trabajo ha sido delimitada sobre la auto-identificación racial que las mujeres hacen de sí mismas y, también, sobre interpretaciones propias elaboradas a partir de la revisión bibliográfica y de la experiencia empírica recabada durante el trabajo de campo.

Como citar este artículo, de acuerdo con las normas de la revista: SOUTO, Andrea; SERRONI PEROSA, Graziela. “Latinoamericanas en el Sur de Europa: un análisis interseccional de las migraciones”. Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v. 30, n. 3, e79337, 2022

Financiación: Este artículo ha sido realizado en el marco del proyecto INCASI, International Network for Comparative Analysis of Social Inequalities, financiado en el marco del programa de la Unión Europea Marie Skłodowska-Curie Actions (MSCA) Research and Innovation Staff Exchange (RISE)

Consentimiento de uso de imagen: No se aplica

Aprobación de un comité de ética en investigación: No se aplica

Recibido: 03 de Febrero de 2021; Revisado: 15 de Diciembre de 2021; Aprobado: 08 de Marzo de 2022

andrea.souto@udc.es; andreasouto86@hotmail.com

gperosa@usp.br; grazielaperosa@yahoo.com.br

Andrea Souto (andrea.souto@udc.es; andreasouto86@hotmail.com) es graduada en Sociología por la Universidade da Coruña (2014), Doble Diploma de Máster en Migraciones Internacionales por la Université de Poitiers (Francia) y la Universidade da Coruña (2016). Es Doctora en Ciencias Sociales y del Comportamiento “mención internacional” por la Universidade da Coruña (2022). Su tesis doctoral Mujeres colombianas en España y brasileñas en Portugal. Un análisis interseccional de las migraciones de las mujeres en el espacio transnacional/poscolonial, ha recibido la máxima cualificación, sobresaliente “cum laude”. Actualmente es investigadora asociada en el proyecto europeo “Carewell” y profesora a tiempo parcial en la Facultade de Socioloxía de la Universidade da Coruña

Graziela Serroni Perosa (gperosa@usp.br; grazielaperosa@yahoo.com.br) es doctorada en Educación por la Universidad Estadual de Campinas (2005), Máster en Psicología Escolar y del Desarrollo Humano por la Universidade de São Paulo (1998) y graduada en Psicología por la Pontifícia Universidade Católica de Campinas (1992). Actualmente es profesora de la Universidad de São Paulo, en la Escola de Artes, Ciências e Humanidades (EACH). Supervisor acreditado del Programa de Postgrado en Educación de la Universidade Estadual Paulista y coordinador del Programa de Postgrado en Estudios Culturales de la Facultad de Artes, Ciencias y Humanidades de la USP

Contribución de autoría: Las autoras contribuyeron igualmente

Conflicto de intereses: No se aplica

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