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Revista Estudos Feministas

versão impressa ISSN 0104-026Xversão On-line ISSN 1806-9584

Rev. Estud. Fem. vol.30 no.3 Florianópolis  2022  Epub 01-Set-2022

https://doi.org/10.1590/1806-9584-2022v30n379284 

Artículos

El activismo feminista de la revista L’Egyptienne (1925-1940): el periodismo de Siza Nabarawi

Feminist Activism in the Magazine L’Egyptienne (1925-1940): The Journalism of Siza Nabarawi

O ativismo feminista da revista L’Egyptienne (1925-1940): o jornalismo de Siza Nabarawi

Fátima Contreras Pérez1 
http://orcid.org/0000-0003-4548-8356

1Universidad de Sevilla, Facultad de Filología, Departamento de Filologías Integradas, Sevilla, Andalucía, España. 41004 - fintegradas@us.es


Resumen:

El presente estudio versa sobre la labor periodística de la activista egipcia Siza Nabarawi (Rédactrice en Chef). Desde su vinculación con la Unión Feminista Egipcia (UFE), Nabarawi dirigió la revista L’Egyptienne (1925-1940). Su discurso enfatizaba la necesidad de un cambio en la sociedad egipcia donde las mujeres alcanzasen mejores derechos, dentro de una concepción global que abarcaba todos los ámbitos: el cultural, el artístico, el político, el jurídico. Se aporta un análisis en profundidad de los textos de carácter activista publicados en L’Egyptienne, los cuales también muestran el perfil personal e intelectual de la periodista Siza Nabarawi.

Palabras clave: periodismo árabe; L’Egyptienne; Siza Nabarawi; feminismo; Egipto

Abstract:

This study deals with the journalistic work of Egyptian activist Siza Nabarawi (Rédactrice en Chef). Since her association with the Egyptian Feminist Union (EFU), Nabarawi directed the magazine L’Egyptienne (1925-1940). Her speech emphasized the need for a change in Egyptian society where women could achieve better rights, within a global conception that covered all areas: cultural, artistic, political, and legal. An in-depth analysis is provided of the activist texts published in L’Egyptienne, which also show the personal and intellectual profile of the journalist Siza Nabarawi.

Keywords: Arab Journalism; L’Egyptienne; Siza Nabarawi; Feminism; Egypt

Resumo:

Este estudo trata do trabalho jornalístico da ativista egípcia Siza Nabarawi (Rédactrice en Chef). Desde sua associação com a União Feminista Egípcia (UFE), Nabarawi dirigiu a revista L’Egyptienne (1925-1940). Seu discurso enfatizou a necessidade de uma mudança na sociedade egípcia onde as mulheres alcançariam melhores direitos, dentro de uma concepção global que abrangesse todas as áreas: cultural, artística, política e jurídica. É feita uma análise aprofundada dos textos ativistas publicados em L’Egyptienne, que também mostram o perfil pessoal e intelectual da jornalista Siza Nabarawi.

Palavras-chave: jornalismo árabe; L’Egyptienne; Siza Nabarawi; feminismo; Egito

Introducción: Egipto en la época de L'Egyptienne

Las publicaciones de la revista L'Egyptienne se caracterizan por su espíritu nacionalista y poscolonial enlazado a dos fechas claves: el auge del nacionalismo en torno a la denominada revolución de 1919 y la firma del Tratado Anglo-egipcio con Inglaterra en 1936.

La lucha anticolonial frente a la potencia británica culminó en la denominada Revolución de 1919 con motivo del arresto y el exilio en Malta de los más destacados líderes nacionalistas del momento. Durante estas revueltas destacó el protagonismo de las mujeres egipcias que olvidando las importantes diferencias de clase social en la comunidad árabe compartieron un único objetivo: la independencia de Egipto. Sus intervenciones se hicieron visibles en las manifestaciones de protesta contra el colonialismo británico, e incluso llegaron a la acción directa con el sabotaje, cortando líneas telegráficas o participando en la destrucción de las líneas de ferrocarriles para impedir el movimiento de las tropas británicas (Asunción OLIVIA, 2007, p. 131). La colaboración activista militante de estas mujeres supuso una ruptura con los modelos tradicionales de conducta de género. Entre ellas sobresalió la activista egipcia Huda Sha’rawi (1879-1947) como líder de las sublevaciones que ella misma organizaba, persuadida bajo la influencia de su marido Ali Pasha Sha’rawi, destacado miembro del partido al-Wafd (Mary NASH; Enrique DÍEZ GUTIÉRREZ; Blanca DEUSDAD AYALA, 2013, p. 89). En este contexto de tensión, a finales de 1919, Huda Sha’rawi creó en el seno del partido independentista el Comité Central de las Mujeres Wafdistas.

Sin duda el partido al-Wafd (Partido de la Delegación) fue el gran protagonista político de esta época, tratando, sin conseguirlo, de “confinar al soberano a un papel puramente representativo, con la realidad de que el poder recae en el gobierno” (Anne-Claire GAYFFIER-BONNEVILLE, 2008, p. 6). Su líder y fundador Sa’d Zaglul (1859-1927) realizó estudios en la Universidad de al-Azhar donde los intelectuales Muhammad Abduh (1849-1905) y Gamal al-Din al-Afgani (1839-1897) le transmitieron ya de joven un fuerte sentimiento nacionalista (Robert SOLÉ, 2017, p. 149). El carácter minoritario de los otros partidos convertirá a al-Wafd en una fuerza política hegemónica, pero dándose la paradoja de que la mayor parte del tiempo ejerció como oposición y no como gobierno. Al calor de los nuevos debates que dominaban la esfera pública egipcia, la reivindicación feminista liderada por mujeres encontró su espacio en al-Wafd. Las mujeres del partido pertenecían a la alta burguesía y su elevado nivel de educación posibilitó progresivamente la fundación de una consciencia crítica de género y una organización activista feminista. El declive del proceso constitucional implementado por los británicos favoreció el nacimiento de grupos paramilitares. La actuación política ocupó la calle hasta que el 23 de julio de 1952, los Oficiales Libres dieron un golpe de Estado. Se puso fin a la monarquía instaurando una República y comenzó un nuevo período en la historia contemporánea de Egipto.

Estado de la cuestión: la visibilidad de las mujeres egipcias

El movimiento feminista egipcio comenzó bajo el poder del colonialismo británico que fue reacio a la educación de las mujeres y a mejorar sus condiciones sociales bajo el patriarcado. Su aparición se consolida con la reivindicación social de las mujeres por sus derechos y los primeros cuestionamientos políticos de la sociedad egipcia tan trascendentales como la construcción de una nación moderna entre todos sus ciudadanos.

Margot Badran identifica una primera etapa feminista a finales del siglo XIX. Este periodo se caracteriza por las publicaciones de poemas, biografías y ensayos sobre la toma de consciencia de las desigualdades que sufrían las mujeres (BADRAN, 2009, p. 183).

La segunda etapa se enmarca en las dos primeras décadas del siglo XX. Es un período considerado clave para el progreso del feminismo árabe puesto que es el principio de la participación política con decisiones activistas de carácter económico y social. Al extenderse el éxito de las activistas egipcias en las revueltas de 1919, le siguieron otras concentraciones, así como una mayor presencia pública mediante la circulación de artículos y de poemas en la prensa (Beth BARON, 2005, p. 116). La década de los años 20 se caracterizó por una gran participación pública de las mujeres. El feminismo adquirió un fuerte carácter revolucionario entre las egipcias, liderando las demandas para mejorar la situación de la mujer (BADRAN, 1988, p. 24). Una de las claves para el avance de su programa fue el desarrollo de la organización y la visibilidad del trabajo que realizaban, desembocando en la creación de la primera asociación explícitamente feminista: la Unión Feminista Egipcia (UFE) (al-Ittiḥād al-Nisāʾī al-Miṣrī).

Lila Abu-Lughod (2002, p. 15) señala varios acontecimientos trascendentales que influyeron en la motivación feminista e incentivaron su lucha política. En primer lugar, su gran participación en la lucha contra los colonizadores permitió a las mujeres adquirir un mayor respeto y valoración en la sociedad y en el movimiento nacionalista que lideraban los hombres. En segundo lugar, la remarcable participación de las mujeres egipcias de la clase alta en los debates y en las protestas, las llevó a unir sus fuerzas en la Unión Feminista Egipcia, plataforma desde la que alzaban la voz y reivindicaban los derechos de las mujeres egipcias, a la vez que favorecían la organización de la lucha feminista. En tercer lugar, la presencia de europeas en las actividades de la sociedad egipcia, como el teatro y los salones dónde se reunían las mujeres para debatir sobre política y género, ayudó a las egipcias a comprender las desigualdades entre sexos y su posición social frente al hombre.

Metodología del estudio

Para realizar este estudio se recopilaron los números de la revista L’Egyptienne disponibles en la Bibliothèque Nationale Française (BNF). Sin embargo, debido al estado de deterioro de algunos de ellos, no fue posible acceder a todos los ejemplares. Tras contactar con la BNF, hemos tenido acceso finalmente a una muestra representativa de cuarenta y cinco números publicados desde 1925 hasta 1940 y recopilados en formato PDF.

El estudio comenzó con la selección del material de hemeroteca. Un primer análisis general de los números de la revista permitió definir con más exactitud los objetivos del estudio. La exploración en profundidad del material seleccionado de la muestra conseguida persiguió dos objetivos: 1) determinar la naturaleza política de los artículos periodísticos de Siza Nabarawi1; y 2) analizar la temática feminista en los contenidos activistas desde un marco textual. En este estudio utilizamos la metodología de Tim Rapley (2014) con los datos cualitativos reunidos de los discursos realizados por Siza Nabarawi en los congresos a los que asistió y cuyas crónicas relató en la revista, así como los diversos reportajes y artículos que escribió para L’Egyptienne. En el transcurso del trabajo ha sido ineludible el análisis textual para una mejor compresión del discurso feminista de Nabarawi. Esta vía permite valorar la sagacidad de esta mujer árabe de principios del siglo XX, en el contexto político, social y cultural en que se inscriben sus escritos (Graham GIBBS, 2012, p. 23).

Tras la consulta de los cuarenta y cinco (45) ejemplares de L’Egyptienne en los que publicó Siza Nabarawi, el análisis se centró concretamente en la recopilación de diecinueve (19) textos. El criterio de la selección de estos textos consistió en la búsqueda de cualquier temática que tratara la emancipación de la mujer árabe, a saber, a) conferencias dadas por la autora en la Unión Feminista Egipcia (UFE); b) opiniones sobre las nuevas leyes de Egipto relativas al estatuto personal elaboradas en su época; y c) entrevistas desarrolladas por ella sobre la posición de la mujer en la comunidad árabe.

El objetivo general es mostrar el modelo de mujer árabe emancipada en el periodismo de la activista egipcia Siza Nabarawi a partir de sus publicaciones en la revista L’Egyptienne (1925-1940). Su enfoque como fundadora y redactora jefa de la revista permite conocer de manera realista la perspectiva feminista de L’Egyptienne y el carácter poliédrico de esta precursora del feminismo. Para fundamentar la figura pionera de Nabarawi en el activismo feminista en Egipto, y por ende en el mundo árabe, hemos acudido a las fuentes bibliográficas (Earl L. SULLIVAN, 1986; Joseph T. ZEIDAN, 1995; Safaa MONQID, 2016; Sonia DAYAN-HERZBRUN, 1998; BADRAN, 2009; Marylin BOOTH, 1997; Fariba ADELKHAH, 1996; Leila AHMED, 1992). Nabarawi revolucionó los derechos de la mujer con independencia y autonomía de otras influencias occidentales. Lejos de desarrollarse como un mero reflejo del modelo activista europeo, fue capaz de criticar y distanciarse de los estereotipos orientalistas que existían sobre las mujeres árabes y musulmanas incluso entre las feministas de la Europa colonial.

Principales características de la revista L’Egyptienne

L’Egyptienne fue una revista mensual vinculada a la Unión Feminista Egipcia (UFE) que nació en 1925 y se publicó de forma ininterrumpida hasta 1940. La dirección correspondió a Huda Sha’rawi, su gran promotora, y la periodista Siza Nabarawi asumió su edición como redactora jefa. A pesar de su perfil ideológico feminista y nacionalista, L’Egyptienne se caracterizaba por su amplia temática dentro del ámbito cultural, literario y artístico. Quería ser a la vez formativa e informativa sobre temas desconocidos para el público egipcio. Concretamente, L’Egyptienne era una revista cultural, social y propagandista de los objetivos, los proyectos y la labor realizada por la Unión Feminista Egipcia junto al periódico al-Miṣriyya (La Egipcia) que apareció más tarde, en 1937 (Caridad RUIZ DE ALMODÓVAR, 1989, p. 118).

Los objetivos de la revista L’Egyptienne se publicaron en su primer número bajo el título “Déclaration”: 1) “Grouper les activités intellectuelles égyptiennes et les mettre en rapport avec celles des autres pays pour le triomphe du Droit et des idées humanitaires”; y 2) “Servir d’organe à toutes les revendications féminines égyptiennes et étrangères et contribuer ainsi à donner plus de force au mouvement féministe international” (LA DIRECTION, 1925, p. 5).2

La revista abrió también un frente contra el orientalismo que ofrecía una imagen irreal de las mujeres árabes y musulmanas y durante los quince años de existencia se dedicó a corregir ese imaginario de la mujer egipcia construida bajo falsos prejuicios y estereotipos que habían difundido los europeos.

Todas las ediciones de L’Egyptienne comparten elementos estructurales en su diseño. Destacamos la iconografía de la portada que muestra dos figuras, una mujer portando una abaya y el shayla mientras desvela su rostro, y la segunda silueta, detrás y situada en el fondo que parece ilustrar a una mujer con el niqad. Esta imagen era una alegoría evidente del progreso en la liberación de la mujer basada en la ruptura con la tradición. El formato de la revista incluía en las primeras páginas publicidad, a continuación, repetían una página dedicada a una figura relevante del feminismo con su fotografía de retrato junto a una breve descripción seguida de la página índice con los respectivos artículos. Por último, dos secciones tituladas “Echos d’Orient” y “Glanes” resaltaban noticias sobre la lucha feminista de la mujer por todo el mundo.

Hasta 1860 la prensa árabe se fundamentaba exclusivamente en la información y la difusión enciclopédica. Tras esta fecha amplió sus intereses con el fin de analizar y promover las ambiciones del mundo árabe. Además, este periodismo egipcio decide centrarse en las controversias que agitan al país, a saber, el panislamismo y la influencia europea (Hamza BOUBAKEUR, 1951, p. 25). Así, la función política de la prensa y su protagonismo en este período de reformas se hace también crucial para la concienciación de los derechos sociales de la mujer. En este contexto se ubica la revista L’Egyptienne. Las revistas de carácter feminista publicadas desde principios del siglo XX, como al-Mar’a al-Miṣriyya (La mujer egipcia) y al-Nahḍa al-Nisā’iyya (El renacimiento femenino), compartían el mismo enfoque nacionalista (Irene FENOGLIO, 1988, p. 118). Sin embargo, otras publicaciones no ofrecían la misma variedad temática de L’Egyptienne. En la portada de cada ejemplar aparecen tres términos que definen a la revista: “feminismo”, “sociología” y “arte”. Sin embargo, el término “política” aparecerá dentro de la revista en la página del índice.

Uno de los aspectos más interesantes de L’Egyptienne es su redacción en francés debido al gran número de francófonas instruidas. Desde 1798 con el desembarco de Napoleón y, más tarde, con las reformas del gobierno de Muhammad Ali (1811-1848), comenzaron a privilegiarse las misiones científicas y culturales a Francia que favorecieron al mismo tiempo la enseñanza del francés en Egipto. Desde entonces se fue acentuando la moda de una educación basada en la lengua y los valores francófonos entre las jóvenes de la élite egipcia. Socialmente se consideraba una señal de distinción y realeza, y, principalmente desde 1920 hasta 1940, comenzaron las publicaciones en francés de periódicos, revistas y obras literarias (RUIZ DE ALMODÓVAR, 1989, p. 120). Por este motivo L’Egyptienne se supone un periódico dirigido a un público francófono interesado en el movimiento feminista de Egipto.

En el primer número de la revista, bajo el título “Déclaration”, quedan recogidos los motivos del uso de la lengua francesa. Por un lado, el periodismo practicado en la revista buscaba dar a conocer la verdadera imagen de la mujer egipcia en el extranjero con el propósito de desmontar cualquier estereotipo e imaginario colonial y mitigar aquellos prejuicios que dañaban la percepción de la sociedad egipcia; y, por otro lado, esclarecer a la opinión pública europea la verdadera situación política y social de Egipto. Además, las periodistas activistas disminuían el peligro de las amenazas de la oposición con el uso de una lengua extranjera, en tanto que el escasísimo acceso de la gran mayoría de las mujeres egipcias a la lectura en árabe no planteaba el problema de marginarlas por editar en francés.

Tras el éxito de L’Egyptienne, y mientras la educación de las mujeres egipcias progresaba, la UFE decidió en 1937 publicar un nuevo periódico en lengua árabe con el mismo título: al-Miṣriyya (La Egipcia). Desde entonces y hasta que se dejó de publicar la revista en 1940 con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, durante tres años y medio existió la edición en árabe (BADRAN, 1995, p. 105).

La labor periodística de Siza Nabarawi (redactora en jefe de L’Egyptienne)

Algunas notas biográficas

Siza Nabarawi (1897-1985) nació como Zainab Murad en Qurshid, un distrito de El Cairo. Fue adoptada por una prima lejana de su madre biológica y se trasladaron a París donde residían sus abuelos (BADRAN, 1995, p. 98). Asistió a la escuela de Saint Germain-des-Prés y continuó en el Instituto de Versalles. Cuando su madre adoptiva se suicidó, sus padres biológicos la reclamaron y volvió a Egipto. Terminó su educación en 1921 cuando le ofrecieron el puesto de directora en el instituto Al-Sanniyya (FENOGLIO, 1988, p. 141).

En 1923, fue elegida secretaria de la asociación UFE. Dos años más tarde asumió la edición de la nueva revista de la UFE, L'Egyptienne. A finales de los años 40, la UFE había perdido su anterior vigor feminista. Con el fin de revitalizar la organización, Nabarawi fundó Lajnat al-Ŝabbāb (“Comité de la Juventud”), atrayendo a una nueva generación de jóvenes comprometidas representadas por la artista activista Inji Aflatun. En esta organización, Nabarawi y Aflatun animaron y apoyaron a jóvenes comunistas a crear su propio partido político (OLIVA, 2007, p. 140). Durante las revueltas de 1952 en la zona del Canal de Suez, Nabarawi y Aflatun con la ayuda de otras activistas organizaron el Comité de Mujeres para la Resistencia Popular (BADRAN, 1995, p. 249).

Gracias a su experiencia en la redacción de L’Egyptienne, Siza Nabarawi comprendió la responsabilidad que conllevaba el periodismo. En un artículo titulado “A propos du journalisme”3 (n.º 13), clasifica a los periodistas en dos grupos según la motivación de su trabajo. Por un lado, situaba a los idealistas que asumían la responsabilidad de instruir a la población a través de sus reportajes. De este modo, dice Nabarawi, se convierten en factores claves de la sociedad. Ella dice formar parte de este grupo donde su labor es fácilmente reprochable por la oposición y, por tanto, es más duro que sus ideas triunfen. Por el contrario, el segundo grupo es calificado como un grupo de escritores “mediocres” sin pasión por su oficio (Siza NABARAWI, 1926, p. 10).

Por otra parte, cabe destacar la definición de Nabarawi sobre el propósito de la prensa que encontramos en el artículo “Le Congrès de la Presse Latine”4 de L’Egyptienne (n.º 76):

La mission de la presse […] consiste à éclairer, tel un phare, cette opinion publique peu apte à juger par elle-même les évènements, en lui indiquant, à travers les ténèbres, les écueils de la route et le refuge du port. Tâche éminemment éducative et qui comporte de graves responsabilités ! (NABARAWI, 1932, p. 3). 5

Desde este enfoque periodístico, Nabarawi se enfrenta a su propósito de educar a la población a través de sus artículos, reportajes y conferencias. Sus temáticas suelen centrarse en tres ámbitos principales: la educación, la legislación y los estereotipos.

La reivindicación por el derecho de la mujer a la educación

En su trabajo de redactora en L’Egyptienne, Siza Nabarawi buscó concienciar a la sociedad egipcia sobre el derecho de la mujer a la educación. Hasta 1900 la única escuela primaria femenina que existía era al-Suyufiyya. Pese al interés de las jóvenes por comenzar su educación, el gobierno no aumentaba el número de plazas. Ese mismo año la alta demanda de profesionales especializadas en la docencia impulsó la iniciativa del gobierno de fundar una nueva escuela llamada al-Saniyya (RUIZ DE ALMODÓVAR, 1989, p. 165). Tras el éxito de las jóvenes en sus estudios, el gobierno aceptó abrir la primera escuela secundaria femenina estatal conocida como al-Hilmiyya. Sin embargo, el programa de estudios continuaba siendo inferior a las escuelas masculinas. El número de plazas continuaba siendo escaso y las jóvenes de las clases media y alta decidían recurrir a las escuelas y universidades extranjeras. Durante la década de los años 20 la UFE apoyaba una educación dedicada a la enseñanza de la lectura, la escritura y a las nociones básicas de cultura. De igual forma promovían cursos sobre las tareas domésticas y la higiene para formar a una ama de casa culta y con conocimientos sobre la correcta formación de sus hijos (RUIZ DE ALMODÓVAR, 1989, p. 169).

En un extenso artículo de L’Egyptienne titulado “L’École Profesionnelle et Ménagère de l’Union Féministe Egyptienne”6 (n.º 77), Nabarawi defendía una educación adaptada a las ambiciones de la mujer. En 1924, la UFE inauguró una escuela destinada a mujeres que deseasen adquirir conocimientos sobre el hogar para obtener un empleo. Nabarawi describe así sus objetivos:

Nous avons en effet projeté de transformer notre ouvroir du début en une véritable école professionnelle et ménagère. Celle-ci enseignera aux fillettes pauvres, non seulement toutes sortes de travaux manuels, mais également la cuisine, la lessive, le repassage, bref de quoi leur permettre de devenir d’excellentes ménagères (NABARAWI, 1932, p. 8).7

Otro punto relevante y pionero en las medidas educativas que publicó L’Egyptienne fue la obligación de la educación física en las escuelas. En su número 49 titulado “Le développement de la culture physique en Egypte”8 Nabarawi escribió sobre el nuevo plan de reformas del gobierno egipcio después de aceptar la petición de la UFE inspirada en instituciones americanas y europeas. En el reportaje exponía los beneficios físicos y psicológicos del deporte. El éxito de los entrenamientos demostró que las diferencias entre ambos sexos no debían considerarse un inconveniente. Así lo explica Siza Nabarawi: “Il est sage et logique que la jeune fille qui es appelée à devenir intellectuellement l’égale du jeune homme ne se trouve devant lui dans une condition de trop grande infériorité physique” (NABARAWI, 1929, p. 2).9

En esta dirección también apunta su artículo en el número 101, “S’instruire en s’amusant : Le Panopticum et “le Paradis des Enfants”10. Nabarawi insiste en la importancia de una educación equilibrada entre el cuerpo y el espíritu. Con esta intención proponía aumentar el número de horas de ejercicio físico y la obligación de contar con una zona de recreo equipada en cada colegio : “Comprenant que le développement intellectuel et moral de l’enfant ne peut suivre son cours normal si l’on n’apporte à sa formation physique des soins tout spéciaux il a eu pour nos petits les plus ingénieuses attentions” (NABARAWI, 1934, p. 11).11

Los logros de las jóvenes en las escuelas de Egipto fue una evidencia de la capacidad intelectual de la mujer que durante tantos años había sido ridiculizada y reducida por prejuicios. “Les Missions Scolaires Egyptiennes 1827-1927”12 (n.º 30) es un reportaje para L’Egyptienne en el que la periodista Nabarawi expuso lo siguiente:

L’éclatant succès qu’elles ont obtenu a donné une fois de plus raison aux féministes quand elles déclarent que la femme loin d’être inférieure à l’homme, l’égale en intelligence et en capacité de travail. La proportion des filles qui ont réussi aux épreuves des examens a dépassé celle des garçons. Et la première de tous les candidats reçus a été une fille! (NABARAWI, 1927, p. 16).13

En 1927 el gobierno egipcio ofreció un programa de estancias en Europa a las jóvenes egipcias con el fin de especializarse en sus estudios de arte, letras o ciencia. Ese mismo año Nabarawi anunció que el gobierno permitiría a las alumnas hacer el examen de acceso a la universidad en su artículo titulado “L’enseignement secondaire féminin en Egypte”14 (n.º 32). Finalmente, señalamos en sus palabras la ambición de esta activista que sueña con una sociedad donde la mujer sea valorada al mismo nivel intelectual que el hombre (n.º 30): “L’Égypte à peine sortie des ténèbres de l’ignorance, s’est vu dotée d’une élite de grands hommes qui l’ont acheminée vers la renaissance actuelle ; de même, nous pouvons espérer que la création d’une élite féminine achèvera la résurrection totale de notre patrie” (NABARAWI, 1927, p. 11).15

El alegato por el derecho de la mujer al trabajo

El artículo de Siza Nabarawi titulado “Le jeune fille et le travail”16 (n.º 63) descubre la situación laboral de la mujer egipcia. A excepción de las campesinas que solían compartir el trabajo con su marido sin remuneración alguna, la mujer urbana egipcia de clase media prefería “vivir en la mediocridad antes que dejar su casa para trabajar”, según palabras de Nabarawi. Esta idea también la compartía el hombre porque se consideraba ofensivo para su dignidad que su esposa se viera obligada a ganarse la vida. Nabarawi ofrece la siguiente reflexión: “Quant à la femme de la classe moyenne, elle a enfin compris que le travail loin de marquer pour elle une infériorité sociale, lui assure une indépendance à laquelle elle ne pouvait autre fois prétendre” (NABARAWI, 1930, p. 2).17

Progresivamente comenzaron a desaparecer ciertos prejuicios y las solicitudes de empleo aumentaron. Para mostrar su apoyo al derecho laboral de la mujer, el gobierno reservó todas las plazas de los centros de Protección de Menores para aquellas mujeres que lo solicitaran. Esta medida fue aplaudida incluso por la clase más conservadora, como explica Nabarawi en “Le Gouvernement Egyptien et l’enseignement des jeunes filles”18 (n.º 61) : “Par arrêté ministériel il a été décidé que dorénavant tous les fonctionnaires aux centres de la Protection de l’Enfance devraient être des femmes, munies des mêmes certificats que les hommes employés jusque-là” (NABARAWI, 1930, p. 2)19

El avance de la situación laboral de las egipcias queda reflejado en un interesante reportaje, “Les femmes dans la Police”20 (n.º 51), sobre las nuevas empleadas trabajando dentro del cuerpo de policía. La visita de la comandante Mary Allen, jefa de la policía femenina inglesa, formaba parte de una misión para instruir a las candidatas egipcias para el trabajo policial. Nabarawi explica cómo, incluso para ella, este hecho se consideraba insólito. En otros países como Inglaterra y Alemania, este éxito demostraba su capacidad para romper falsos estereotipos sobre la fragilidad femenina (NABARAWI, 1929, p. 22). Para una joven egipcia en aquella época, lograr la independencia económica podía salvarla de la prostitución, el tráfico de mujeres o el matrimonio de conveniencia.

La lucha activista por la abolición de la prostitución

A pesar de la gran dimensión del problema social de la prostitución, se consideraba un tema tabú y vergonzoso sobre el cual no se debatía. Pese a ello la UFE se manifestó abiertamente sobre la cuestión, rechazando toda actividad relacionada con la prostitución (FENOGLIO, 1988, p. 62). En un artículo titulado “Vers l’abolitionnisme”21 (n.º 81) Nabarawi define la prostitución como una forma de esclavitud inhumana: “[…] une injustice criante qui permet que pour la satisfaction momentanée des hommes, des milliers de créatures soient l’objet d’un trafic abject et les ravalant au dernier degré de l’animalité” (NABARAWI, 1932, p. 3).22

En el mismo artículo de L’Egyptienne, la activista presenta los siguientes argumentos contra la prostitución que la UFE expuso ante el gobierno. Sin embargo, pese a las numerosas protestas feministas, el ejecutivo no prohibió la prostitución hasta 1951.

L’Égypte, pays islamique, ne peut que souscrire à une reforme tellement en accord avec la loi religieuse qui ne saurait admettre la prostitution. […] Les rapports présentes par les délègues spécialistes de maladies vénériennes ont nettement établi que le système de la règlementation en encourageant le vice et en assurant une fausse sécurité à ceux qui fréquentent les maisons de tolérance, est peut-être encore plus redoutable pour la propagation de ces maladies que le système abolitionniste (NABARAWI, 1932, p. 4).23

Dado que el programa de la UFE coincidía con los principios de la Alianza Internacional de Mujeres Sufragistas, esta organización ofreció su ayuda a las egipcias si el gobierno no terminaba por prohibir la prostitución. De este modo lo explica Nabarawi en su artículo “Le Congrès de Paris” (n.º 18):

Le programme de l’UFE s’accordant parfaitement avec les principes proclamés par l’Alliance Internationale sur la nécessité d’abolir la Prostitution, la Délégation Égyptienne espère que le Congrès, fidèle à ses principes, l’aidera de toute son autorité pour arriver à réaliser ce but. (NABARAWI, 1926, p. 167)24

La crítica feminista al matrimonio, la poligamia y el divorcio

Modificar las leyes del matrimonio en el Estatuto Personal (Qānūn al-Aḥwāl al-Sajṣīyya) era una de las claves principales en la emancipación de la mujer. Las egipcias sufrían numerosas injusticias como la poligamia, la precoz edad mínima para casarse, el derecho al repudio del hombre y la obligación de obediencia al marido.

En 1926 la UFE intensificó sus acciones reivindicando cambios en la ley de Estatuto Personal, y el gobierno finalmente aceptó crear en 1927 una comisión en el ministerio de Justicia para preparar un anteproyecto. Sobre ello Nabarawi publicó un artículo al respecto titulado “Examen du nouveau projet du Status Personnel Musulman”25 (n.º 25). A pesar de la gran oposición del establecimiento religioso y la clase conservadora, la UFE insistió al Comité del ministerio de Justicia para que atendiera sus propuestas.

Sin embargo, la nueva ley promulgada el 11 de marzo de 1929, no supuso un gran cambio con respecto a la antigua ley. Tras examinar los puntos de la reforma, Nabarawi concluyó que el único avance que lograron fue en la cuestión del divorcio: por primera vez se otorgó a la mujer el derecho a pedir el divorcio, pero en muy específicas circunstancias: incapacidad del marido de mantenerla, enfermedad incurable del marido, ausencia del marido por más de un año sin justificación y encarcelamiento del marido a partir de tres años.

En el caso de la poligamia, Nabarawi defendió en sus artículos su prohibición, si bien la nueva ley no lo contempló. Y así lo argumentaba: “Le Coran disent-ils encourage la polygamie car elle est nécessaire à la multiplication de l’espèce : “Croissez et multipliez”. Cependant l’Égypte qui a une population des plus denses du monde n’a guère besoin de voir augmenter le nombre de ses habitants” (NABARAWI, 1927, p. 3).26

La periodista Nabarawi declaró en un artículo titulado “La Situation Juridique de la Femme Egyptienne Conférence de Mlle Céza Nabaraouy”27 (n.º 66) que, a pesar del espíritu progresista del gobierno, sus reformas no se adaptaban lo suficiente a las necesidades de la mujer árabe. Concretamente insistía en la necesidad de abolir la poligamia a pesar de la continua oposición por parte de los ulemas de al-Azhar y los sectores conservadores de la sociedad egipcia. Ella aludía al ejemplo de países como Turquía donde la poligamia fue derogada por los perjuicios que causaban a la mujer.

Ser soltera en Egipto solía implicar una dura marginación social. El compromiso conyugal significaba adaptarse a unas normas sociales que limitaban las libertades de la esposa. En muchos casos, impedían derechos básicos como un empleo o relacionarse con otros hombres. Igualmente, el divorcio dañaba socialmente la reputación de la mujer (ZEIDAN, 1995, p. 83). En el artículo de L’Egyptienne, “Examen du nouveau projet du Status Personnel Musulman”28 (n.º 25), la aún joven reportera continúa juzgando las nuevas reformas del gobierno en cuanto al estatuto personal musulmán. Sobre el derecho al divorcio ella expone lo siguiente:

[…] la femme qui jusqu’ici ne pouvait jamais obtenir le divorce sans le consentement de son mari, peut d’après la nouvelle loi le revendiquer si elle est maltraitée par lui. […] La femme intelligente et consciente de ses droits peut désormais faire respecter sa dignité. […] Comme on le voit les responsabilités ne sont jamais égales pour les deux sexes (NABARAWI, 1927, p. 8).29

Este es el carácter tradicionalista y arcaico de la mentalidad que mantiene parte de la sociedad egipcia que explica Nabarawi en su publicación “L’évolution du Féminisme en Orient”30 (n.º 23): “[…] il est souvent plus difficile d’abolir d’anciennes coutumes que de changer de lois. C’est ce qui explique la grande portée sociale des conquêtes du féminisme en Orient” (NABARAWI, 1927, p. 40).31

El modelo de mujer egipcia en los textos de Siza Nabarawi

El número 66 de L’Egyptienne publicó “La Situation Juridique de la Femme Egyptienne. Conférence de Mlle Céza Nabaraoui”, donde Nabarawi contextualiza el escenario jurídico de la mujer egipcia durante una conferencia impartida en el Círculo de Mujeres Universitarias. La reclusión de la mujer árabe y su estado de inferioridad frente al hombre no se debe a la ley coránica ni al islam como argumentan muchos occidentales, según palabras de Nabarawi. Es la sociedad patriarcal la que continúa oprimiendo a la mujer a través de la obligación del velo, su reclusión en un harem y las restricciones de sus derechos. De este modo, el patriarcado la convierten en una esclava justificándose en la necesidad de asegurar el honor de la familia.

Desde la perspectiva de Nabarawi, la shari’a ha demostrado asegurar la igualdad de género. No obstante, debido al analfabetismo y al patriarcado, la mujer árabe no disfruta de dichos derechos:

Une fois sa majorité atteinte elle est libre d’administrer ses biens, d’en disposer comme bon lui semble. Le mariage même ne lui fait pas perdre son individualité. Elle conserve sa pleine capacité et demeure un membre distinct de la société. Son mari peut avoir sur sa personne des droits limités par la loi, il n’en peut jamais en avoir sur sa fortune, et è plus forte raison sur son gain, si elle travaille (NABARAWI, 1931, p. 4).32

Entre los artículos publicados por Nabarawi en L’Egyptienne destaca su reportaje titulado “La véritable mission de Congrès Féminins” (n.º 102) por su visión personal en la definición de una mujer árabe emancipada. A lo largo del texto expone las bases del movimiento feminista y cuales deben ser los valores de esa nueva mujer árabe:

Longtemps les femmes ont subi sans réagir la puissance et le gouvernement des hommes. Cela tenait à leur ignorance et à la force des traditions qui les avaient exclues de la vie publique.

Mais aujourd’hui, éclairées, conscientes de leurs droits et de leurs responsabilités elles seraient criminelles de ne pas prendre parti.

La facilité morale de la présente civilisation réclame leur intervention.

Dans l’atmosphère politique viciée il faut un nouveau courant d’air pur, salubre, vivifiant. Or les femmes, par leur nature, leur esprit d’équité, leurs qualités de générosité, leur souci de l’ordre, de la moralité, sont appelées à apporter, dans l’arène publique, un élément d’indépendance et de désintéressement qui assainira les sphères politiques (NABARAWI, 1934, p. 5).33

Nabarawi comenta en el reportaje la situación laboral de la mujer egipcia que justifica bajo las circunstancias de la pobreza. Afirma que la mujer no solo tiene el derecho sino la obligación de acceder a un trabajo cuando su compañero no puede, en la mayoría de los casos, ser suficiente para el mantenimiento de la casa y de la familia. Finalmente trata la educación de las jóvenes. Sobre ello, expone en su texto que las mujeres son totalmente responsables de ello. Si la juventud es egoísta, brutal, sin ideal se debió al estado mental de la posguerra que eliminó los valores morales. La negligencia recae primero en los hombres que querían la guerra, y luego en las mujeres, que dejaron que sucediera.

Otro ejemplo que resume el carácter activista del discurso de Nabarawi es la conclusión de su discurso titulado “Discours prononcé à la soirée des Sociétés Savantes”34 y publicado en el número 18 de la revista: “En résumé, une femme intelligente et instruite peut très bien chez nous, la loi étant pour elle, corriger toutes les imperfections que des siècles de traditions ont causé dans les coutumes” (NABARAWI, 1926, p. 194).35

Por otra parte, la imagen de la mujer oriental no solo sufría injusticias dentro de su entorno cultural. Durante el congreso internacional de la Prensa Latina de 1932, Nabarawi comprobó que el interés occidental por Egipto se basaba en falsos estereotipos orientalistas. Los conferenciantes extranjeros pedían visitar los harenes de Egipto, pero mostraban poco interés en el progreso intelectual y cultural de las escuelas, las universidades o los salones. Nabarawi narra esta experiencia en la reseña sobre el mismo en L’Egyptienne (“Le congrès de la Presse Latine”, n.º 76):

Comme femme je regrette particulièrement que la plupart des délégués soient repartis avec l’idée qu’il existe encore des harems très sévères - car n’ayant visité ni nos écoles, ni nos universités, ni nos ouvroirs, ni même nos salons, ils n’ont pu se rendre compte de notre évolution (NABARAWI, 1932, p. 4).36

En este mismo sentido, Siza Nabarawi escribe en “Impressions de Congrès” (n.º 50) su experiencia desde su participación en 1923 en el Congreso de Roma de ese año, lo que le supuso el comienzo de más viajes y reuniones gracias a la unión con la Alianza Internacional por las Mujeres Sufragistas. Para Siza Nabarawi, a excepción del velo, eran pocas las diferencias con las feministas europeas que defendían sus derechos. Sin embargo, eran interrogadas por cuestiones banales: “¿Cómo es que no sois más morenas?, ¿Sois auténticas egipcias?, ¿Hay trenes y coches en vuestro país?, ¿Cómo vivís y os vestís?, o ¿Cuántas mujeres puede poseer un solo hombre?” De esta experiencia, Nabarawi se preguntaba cómo una nación tan poderosa en su periodo faraónico había podido terminar comparada con los “pueblos salvajes” de África central (NABARAWI, 1929, p. 5). Es interesante señalar cómo ella misma caía también en el prejuicio con respecto a las sociedades del África negra considerándolas “inferiores”.

En definitiva, toda la producción de la periodista y activista egipcia Siza Nabarawi para L’Egyptienne permite seguir los avances y acciones de la lucha feminista de la UFE. El reto de este movimiento emancipador residía en la mentalidad tradicional y conservadora que reducía la función social de la mujer a las labores del hogar y el cuidado de los hijos. En sus artículos y en los discursos que ofreció, Nabarawi invierte su esfuerzo en demostrar la capacidad de la mujer para elaborar cualquier tarea, ya sea en las artes, las ciencias o en las letras. A través de sus palabras pretende animar y concienciar a las jóvenes egipcias a defender sus derechos y sus libertades utilizando de referencia los ejemplos de europeas, americanas y otras mujeres del mundo.

Conclusiones

Antes del periodo de reformas impulsado por la UFE, las condiciones de la mujer árabe se caracterizaban por un excesivo control de su vida en el ámbito público y privado. En este contexto se fundó la revista L’Egyptienne. Sus logros aspiraban a fortalecer el activismo feminista árabe a nivel nacional e internacional, así como a promover actividades intelectuales y solidarias. El corpus compilado de textos procedentes de L’Egyptienne muestra las reivindicaciones de la UFE, y concretamente como las expresó Siza Nabarawi. El contenido de sus publicaciones exterioriza su compromiso con la libertad de la mujer en la sociedad egipcia, enmendando pilares tan sustanciales como la educación, el acceso al trabajo y la reforma del Estatuto Personal. La visión feminista de la UFE y de Siza Nabarawi es universalista, aunque también aspira a mantener una posición política autónoma. Así reaccionan frente a los prejuicios europeos, basados en la idea orientalista, que centran la crítica sobre el sistema estructurado de la sociedad egipcia bajo la ley coránica. El islam de manera inherente determinaba la falta del espíritu renovador de la sociedad egipcia. Frente a este prejuicio religioso de Occidente, Nabarawi defendió que desde el islam también era posible reformar el estatuto de la mujer y que la verdadera razón de su opresión radicaba en la estructura patriarcal. En sus textos periodísticos describe las reglas patriarcales impuestas por hombres egoístas y machistas que rebajaron el estatus moral y social de la mujer. Para resistir en su lucha activista tanto L’Egyptienne como la UFE siempre justificaron a través del islam cada reforma que solicitaban al gobierno. Según sus propuestas de cambio social, las leyes que oprimen a la mujer egipcia se basan en una incorrecta interpretación del Corán.

La periodista Siza Nabarawi construyó en sus escritos un modelo de mujer árabe que cumplía con la figura de una ciudadana emancipada e independiente. En otras palabras, una mujer educada que fuese capaz de luchar por su libertad y ejercer sus derechos sociales en el mundo laboral y familiar. La lucha de la mujer egipcia debía reivindicar un mayor protagonismo dentro de la comunidad, la vida pública y la política.

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1La transcripción del árabe de su nombre es Sayza Nabarawi. Se suelen utilizar tanto Sayza o Saiza como muy frecuentemente Siza, tomado directamente de su pronunciación egipcia. En la revista L’Egyptienne, al escribirse en francés, la propia Nabarawi adoptó su nombre a la manera francesa, firmando Céza Nabaraoui. Hemos optado en este trabajo por la forma más frecuente de Siza.

2Declaración: 1) Agrupar las actividades intelectuales egipcias y compararlas con las de otros países para el triunfo del Derecho y las ideas humanitarias; y 2) Servir de órgano para todas las reivindicaciones feministas egipcias y extranjeras y contribuir así a fortalecer al movimiento feminista internacional. [Todas las traducciones de las citas y títulos de las revistas fueron hechas por la revisora y revisados por la autora].

3Sobre el periodismo.

4El congreso de la prensa latina.

5La misión de la prensa […] consiste en alumbrar, como un faro, esta opinión pública poco apta para juzgar por ella misma los acontecimientos, señalándole, a través de las tinieblas, los escollos del camino y el refugio del puerto. ¡Se trata de una tarea eminentemente educativa que conlleva serias responsabilidades!

6La escuela profesional y del hogar de la unión feminista egipcia.

7Desde el principio, planeamos transformar nuestro taller en una verdadera escuela profesional y doméstica. Ésta enseñará a las niñas pobres no solamente todo tipo de trabajos manuales, sino también a cocinar, lavar, planchar, en definitiva, lo que les permita convertirse en excelentes amas de casa.

8El desarrollo de la cultura física en Egipto.

9Es sabio y lógico que la joven mujer llamada a ser intelectualmente igual al joven no se encuentre ante él en una condición de inferioridad física demasiado grande.

10Aprender con diversión: el panóptico y “Paraíso de los niños”.

11Entendiendo que el desarrollo intelectual y moral del niño no puede seguir su curso normal si no se presta un cuidado especial a su formación física, nuestros pequeños recibieron las más ingeniosas atenciones.

12Las misiones escolares egipcias 1827-1927.

13El gran éxito que ellas han obtenido ha dado una vez más la razón a las feministas cuando declaran que las mujeres, lejos de ser inferiores a los hombres, lo iguala en inteligencia y capacidad de trabajo. El porcentaje de niñas que aprobaron sus exámenes ha superado la de los varones. ¡Y la primera de todos los candidatos que se presentaron fue una chica!

14Educación secundaria femenina en Egipto.

15Egipto, recién salido de las tinieblas de la ignorancia, fue dotado de una élite de grandes hombres que lo encaminaron hacia el actual renacimiento; asimismo, podemos esperar que la creación de una élite femenina complete la resurrección total de nuestra patria.

16La mujer y el trabajo.

17En cuanto a la mujer de clase media, finalmente ha comprendido que el trabajo, lejos de marcarle una inferioridad social, le asegura una independencia a la cual antes no podía aspirar.

18El gobierno egipcio y la educación de las niñas.

19Por orden ministerial se decidió que a partir de ahora todos los funcionarios de los centros de Protección de Menores deberán ser mujeres, con los mismos certificados que los hombres empleados hasta el momento.

20Las mujeres en la policía.

21Hacia el abolicionismo.

22[…] una clamorosa injusticia que permite que para la satisfacción momentánea de los hombres, miles de criaturas sean objeto de un tráfico despreciable que las degrada hasta el último grado de la animalidad.

23Egipto, país islámico, no puede sino suscribir una reforma tan acorde con la ley religiosa que no puede admitir la prostitución. […] Los informes presentados por los delegados especializados en enfermedades venéreas han establecido claramente que el sistema de regulación, al fomentar el vicio y proporcionar una falsa seguridad a los que frecuentan los burdeles, es quizás más peligroso para la propagación de estas enfermedades que el sistema abolicionista.

24Dado que el programa de la UFE concuerda con los principios proclamados por la Alianza Internacional sobre la necesidad de abolir la prostitución, la Delegación Egipcia espera que el Congreso, fiel a sus principios, le ayudará con toda su autoridad a lograr ese objetivo.

25Examen del nuevo proyecto del Estatuto Personal Musulmán.

26El Corán fomenta la poligamia porque es necesaria para la multiplicación de la especie: “Creced y multiplicaos”. Sin embargo, Egipto no necesita aumentar su número de habitantes ya que tiene una de las poblaciones más densas del mundo.

27El estatus legal de las mujeres egipcias Conferencia de Miss Céza Nabaraouy.

28Examen del nuevo proyecto del Estatuto Personal Musulmán.

29[…] la esposa, que hasta ahora no podía obtener jamás el divorcio sin el consentimiento de su marido, puede, según la nueva ley, reclamarlo si es maltratada por él. […] La mujer inteligente y consciente de sus derechos puede ahora hacer respetar su dignidad. […] Como podemos ver, las responsabilidades nunca son iguales para ambos sexos.

30La evolución del feminismo en el Oriente.

31[…] a menudo es más difícil abolir antiguas costumbres que cambiar leyes. Esto explica la gran importancia social de los logros feministas en el Oriente.

32Una vez alcanzada la mayoría de edad, es libre de administrar sus bienes y de disponer de ellos como considere oportuno. El matrimonio en sí mismo no le hace perder su individualidad. Ella conserva su plena capacidad y sigue siendo un miembro distinto de la sociedad. Su marido puede tener derechos sobre su persona limitados por la ley, pero nunca podrá tener derechos sobre su riqueza, y aún sobre sus ganancias, si ella trabaja.

33Durante mucho tiempo, las mujeres estuvieron sometidas al poder y al gobierno de los hombres sin reaccionar. Esto se debe a su ignorancia y a la fuerza de las tradiciones que las han excluido de la vida pública. Pero hoy, ilustradas y conscientes de sus derechos y responsabilidades, serían criminales si no tomaran partido. La facilidad moral de la civilización actual reclama su intervención. En la contaminada atmósfera política hace falta una nueva corriente de aire puro, saludable y vivificante. Las mujeres, por su naturaleza, su espíritu de equidad, sus cualidades de generosidad, su preocupación por el orden y la moralidad, son llamadas a aportar, a la arena pública un elemento de independencia y de desinterés que purifique las esferas políticas.

34Discurso pronunciado en la velada de Sociétés Savantes [Sociedades Científicas].

35En resumen, una mujer inteligente e instruida puede muy bien, en nuestro país, con la ley a su favor, corregir todas las imperfecciones que siglos de tradición han causado en las costumbres.

36Como mujer, lamento especialmente que la mayoría de los delegados se fueran con la idea de que todavía hay harenes- ya que no habiendo visitado ni nuestras escuelas, ni nuestras universidades, ni nuestros talleres, ni siquiera nuestros salones, no pudieron darse cuenta de nuestra evolución.

Como citar este artículo, de acuerdo con las normas de la revista: CONTRERAS PÉREZ, Fátima. “El activismo feminista de la revista L’Egyptienne (1925-1940): el periodismo de Siza Nabarawi”. Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v. 30, n. 3, e79284, 2022

Financiación: no se aplica

Consentimiento de uso de imagen: No se aplica

Aprobación de un comité de ética en investigación: No se aplica

Recibido: 01 de Febrero de 2021; Revisado: 21 de Diciembre de 2021; Aprobado: 22 de Diciembre de 2021

fatimaconpe@gmail.com

Fátima Contreras Pérez (fatimaconpe@gmail.com) es graduada en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad de Sevilla donde está realizando actualmente su Doctorado. Sus líneas de investigación se centran en el análisis de los movimientos feministas en Egipto a través de la prensa, así como el análisis literario y fílmico de obras árabes desde una perspectiva de género

Contribución de autoría: no se aplica

Conflicto de intereses: No se aplica

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