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Revista Estudos Feministas

versão impressa ISSN 0104-026Xversão On-line ISSN 1806-9584

Rev. Estud. Fem. vol.30 no.3 Florianópolis  2022  Epub 01-Set-2022

https://doi.org/10.1590/1806-9584-2022v30n379728 

Artículos Temáticos Mujeres en la Investigación

Conducta y opinión política de jóvenes mujeres universitarias en La Araucanía, Chile

Comportamento e opinião política de jovens universitárias em La Araucanía, Chile

Political conduct and opinion of young university women in La Araucanía, Chile

Matías Riquelme Brevis1 
http://orcid.org/0000-0003-1205-7082

Hernán Riquelme Brevis2 
http://orcid.org/0000-0002-9686-6284

Sandra López Dietz3 
http://orcid.org/0000-0002-0520-602X

1Universidad de la Frontera, Programa de Doctorado en Ciencias Sociales, Temuco, Chile. doctorado.csociales@ufrontera.cl

2Universidad Autónoma de Chile, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Temuco, Chile. doctoradosociales@uautonoma.cl

3Universidad de la Frontera, Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades, Temuco, Chile. doctorado.csociales@ufrontera.cl


Resumen:

El artículo tiene por objetivo determinar y describir las preferencias políticas de jóvenes mujeres que cursan estudios universitarios en La Araucanía, en relación con las conductas y las opiniones vinculadas al ámbito del quehacer político. A partir de un diseño metodológico cuantitativo, se desarrolló la recolección de información (n=260) en cuatro universidades de la región. Dentro de los resultados, destaca un alto nivel de indiferencia respecto a la identificación con los partidos políticos tradicionales, escasa participación política en relación con la militancia activa, una mayor tendencia respecto a los partidos de izquierda en universidades tradicionales y un mayor nivel de compromiso político con causas estudiantiles.

Palabras clave: participación política; género; juventud; educación

Resumo:

O artigo tem como objetivo determinar e descrever as preferências políticas das jovens que estudam na universidade de La Araucanía, em relação aos comportamentos e opiniões relacionadas ao campo da atividade política. Com base em um desenho metodológico quantitativo, a coleta de informações (n = 260) foi desenvolvida em quatro universidades da região. Entre os resultados, observa-se um alto nível de indiferença quanto à identificação com os partidos políticos tradicionais, pouca participação política ao nível da militância, uma tendência maior com respeito aos partidos de esquerda nas universidades tradicionais e um maior nível de compromisso político com as causas estudantis.

Palavras-chave: Participação política; Gênero sexual; Juventude; Educação

Abstract:

The article aims to determine and describe the political preferences of young women studying at university in La Araucanía, concerning behaviors and opinions related to the field of political activity. Based on a quantitative methodological design, the collection of information (n = 260) was developed in four universities in the region. Among the results, there is a high level of indifference regarding identification with traditional political parties, little political participation at the level of militancy, a greater tendency with respect to left-wing parties in traditional universities and a higher level of political commitment to students’ demands.

Keywords: Political participation; Gender; Youth; Education

Introducción

Las preferencias políticas de jóvenes mujeres universitarias constituye una variable central para dar cuenta de las concepciones de mundo imperantes, que ciertamente reflejan múltiples opiniones y acciones sociales. En el marco de los estudios relacionados con las preferencias políticas de las y los jóvenes, a nivel nacional destacan aquellos que enfatizan un cierto distanciamiento que tiene este segmento de la población respecto a la política institucional (Marcia RAVELO; Yubitza RADOVIC, 2018); una relativa tendencia por desacreditar a los partidos políticos tradicionales (David CHÁVEZ; Manuel MIERES, 2017); un desencanto respecto a la forma de construir política en el país (Raúl ZARZURI, 2010); ciertas experiencias de exclusión femenina vinculadas a las historias de vida de las mujeres (Sonia BRITO; Lorena BASUALTO; Margarita POSADA, 2020) y una correlación entre estatus socioeconómico alto e ideologías de izquierdas (Joaquín ROZAS; Nicolás SOMMA, 2020). Siguiendo con esta línea de investigación sobre las preferencias políticas de jóvenes mujeres universitarias, efectuamos la recolección de información durante el periodo 2019-2020, para así contribuir con evidencias científicas a este campo del conocimiento que con el correr del tiempo adquiere mayor protagonismo en la sociedad.

A partir de un diseño metodológico cuantitativo, específicamente en cuatro universidades de la región (n=260), damos cuenta de la influencia que tiene la institución de educación superior y su carácter (pública/privada, laica/religiosa) en la construcción de las actitudes y preferencias políticas de las jóvenes mujeres. Conforme a las variables analizadas en el estudio, cabe señalar que se operacionalizaron dos, a saber: conducta política y opinión política. Ambas variables fueron abordadas en el instrumento y sus resultados serán presentados en las próximas páginas.

Al tratarse de una investigación cuantitativa de carácter descriptivo, creemos que los resultados presentados permiten expandir las fronteras académicas para así abrir el conocimiento a todas las personas interesadas en la temática, aspecto que de algún modo tiende a democratizar el conocimiento científico y levantar cimientos para que futuras investigaciones profundicen lo aquí planteado.

A modo de antecedente reciente, resulta clave el estudio desarrollado por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV, 2020) de Chile, que tiene por objetivo sondear la participación político-social juvenil femenina con rango etario 15-29. Algunos datos clave que arroja el estudio dicen relación con que el propulsor principal de participación es la institución donde cursan estudios; las instituciones que más confianza entregan son las relacionadas con los movimientos feministas y los principales obstáculos que identifican para promover la participación femenina son las tareas domésticas y la brecha salarial existente.

En nuestro estudio identificamos heterogeneidades respecto a las inclinaciones y actitudes políticas de jóvenes mujeres universitarias, realidad que permite observar y analizar la multiplicidad de preferencias que tienen al momento de manifestar interés político en diversas áreas sociales. Consideramos que el presente estudio contribuye en la detección y orientación para investigadoras e investigadores interesados en la interseccionalidad, educación política, perspectivas de género y actitudes políticas de mujeres, puesto que examinamos un segmento sociodemográfico y político específico de la población.

En términos concretos, el artículo incluye cinco secciones, además de la introducción. En la primera sección presentamos el marco teórico, específicamente sobre feminismo, política y género. En la segunda sección describimos la metodología utilizada, así como el enfoque, participantes, variables y aspectos éticos. En la tercera parte, compartimos los resultados de la investigación, dando cuenta de las dos variables antes mencionadas. En la cuarta sección, desarrollamos una discusión entre la teoría y los resultados, con el objetivo de contribuir en la relevancia de los estudios de género aplicado en la vida política de mujeres universitarias de la región, así como las implicancias de la opinión política de las jóvenes para el desarrollo social del país, con énfasis en la inclusión, diversidad e igualdad social. Finalmente, presentamos algunas reflexiones con el propósito de abrir el debate en este campo del conocimiento.

Marco Teórico

Feminismo y acción política

Existe cierto consenso entre las y los investigadores de las ciencias sociales respecto a que las manifestaciones y la organización política de las juventudes implican un cuestionamiento al statu quo, esto conlleva que grupos -de manera organizada o espontánea- expongan diversas opiniones ante situaciones que atañen directamente su vida social (Manuel CASTELLS, 2012; Geoffrey PLEYERS, 2018; Alain TOURAINE, 2000, 2006). De esta forma, la política -entendida históricamente desde perspectivas orgánicas y rudimentarias- acompaña el desarrollo de la humanidad (Eric HOBSBAWM, 2001; Charles TILLY, 2009), tornándose fundamental para la conformación de la estructura económica, social y cultural de las sociedades contemporáneas.

Dentro de las diversas temáticas que han sido fuente de investigación durante el último tiempo, la perspectiva de género adquiere un papel central en aquellos estudios que proponen un cambio en las formas de comprender las realidades sociales, particularmente aquellas prácticas naturalizadas por los sujetos y reproductoras de desigualdades. Los motivos son múltiples y están estrechamente vinculados al cuestionamiento de los determinismos biológicos, la hegemonía de la masculinidad en la socialización y la influencia del género en las relaciones de poder. En este sentido, compartimos la posición de Joan Scott (1996) respecto a construir una nueva historia donde las experiencias de las mujeres adquieran mayor protagonismo con la finalidad de conocer cómo, por qué y en qué medida sus intereses van construyéndose y deconstruyéndose desde la categoría género.

Desde esta perspectiva, consideramos variables políticas que permiten visualizar y determinar preferencias y actitudes de mujeres universitarias mediante una óptica donde, a pesar de compartir muchas veces el género, las posiciones políticas resultan disímiles entre las propias mujeres, lo cual agudiza las contradicciones al momento de plantear alianzas, estrategias y tácticas que representen tanto los intereses de género como las necesidades particulares de las mujeres. Factores socioeconómicos y culturales inciden en ciertas posturas políticas que tienden a tensarse con los intereses de género dentro de las propias mujeres (Cecilia TOLEDO, 2008). Asimismo, las trágicas experiencias de los golpes de estado de 1964 en Brasil y 1973 en Chile manifiestan que “hay un tránsito permanente entre los deseos de cambio y la mantención de las nociones establecidas para lo femenino, para lo que se vuelve interesante problematizar las formas en que se han desarrollado los actuares políticos femeninos” (María Stella TORO, 2015, p. 835).

El movimiento y la organización de mujeres, como otros movimientos sociales, ha sido definido como “un ámbito de producción simbólica, un espacio de acción colectiva encaminado al cambio social, a partir de la transformación de los significados compartidos” (Lucía GÓMEZ, 2004, p. 24). Para ello, las organizaciones feministas elaboraron y difundieron nuevos discursos, nuevas formas de pensamiento sobre su comprensión del mundo y sobre cuál era el lugar que las mujeres tenían en la sociedad.

Toman fuerza ideas centradas en discursos y prácticas dirigidas a la acción política para evidenciar concepciones de mundo y alternativas de vida, como también los nuevos significados y nuevas representaciones culturales de ser mujer. Sin embargo, tal como señala Alejandra CASTILLO (2007), afloran problemáticas en la lucha de las mujeres por alcanzar derechos políticos:

Lo que se esgrime es una petición o reclamo desde la igualdad, como horizonte ficcional, por lo universal, esto es, por la democracia. Se podría decir que las mujeres al reconocer y reclamar sus derechos postulan la existencia de un mundo común de argumentación, al presentar su petición bajo la rúbrica “nosotras las iguales”, en tanto que iguales exigen la realización de la promesa de existencia de ese mundo común. (p. 31)

Así, en Chile, esta promesa igualitaria motorizó, desde fines del siglo XIX, la lucha del movimiento de mujeres por conquistar derechos políticos, enarbolando las ideas emancipadoras levantadas por los movimientos sufragistas europeos y norteamericanos.

Sin embargo, no será hasta el año 1935 cuando por primera vez las mujeres chilenas podrán participar en elecciones municipales. Recién en 1949 se promulga la Ley Nº 9.292, conocida como “Ley de Sufragio Femenino”, otorgando el derecho a votar en elecciones presidenciales y parlamentarias, derecho que se ve materializado en las elecciones presidenciales de 1952.

Un factor clave en la conquista de derechos políticos para las mujeres chilenas fue el rol jugado por el MEMCH (Movimiento por Emancipación de la Mujer Chilena), fundado el 11 de mayo de 1935. Este movimiento marcó un paso decisivo en la formación de la conciencia a través de la reivindicación de la perspectiva de género en el contexto nacional.

Durante la segunda parte del siglo XX, las mujeres participaron activamente en los movimientos y organizaciones que configuran el proceso político-social, que tiene su punto culminante en la experiencia de la Unidad Popular (1970-1973), integrando activamente en sindicatos, organizaciones poblacionales y partidos políticos, pero siempre limitadas por las concepciones masculinizadas del quehacer político que tendía a relegarlas -salvo a aquellas figuras de mujeres destacadas- a las tareas de la militancia de base o formar parte de las dirigentes intermedias, pero no como protagonistas de sus propias demandas como mujeres.

La represión y violencia estatal impuesta por la dictadura militar tras el golpe de septiembre de 1973 abrió un nuevo escenario político de represión, emergiendo en este contexto las primeras asambleas políticas de mujeres, particularmente en la década de los ochenta (Julieta KIRKWOOD, 1985). En estas reuniones concurría una multiplicidad de grupos y diversas intenciones políticas atravesadas por la reivindicación de la posición de la mujer en la sociedad.

Así, en este complejo periodo, las mujeres jugaron un rol fundamental en la lucha contra la dictadura militar, participando activamente en las organizaciones de Derechos Humanos, así como también en las organizaciones populares de carácter territorial y barrial que se levantan en el marco de la crisis económica de los años ochenta en torno a la lucha por la subsistencia, como las ollas populares y las organizaciones vecinales, así como en organizaciones de mujeres y feministas que teniendo como referencia fundamental la figura de Julieta Kirkwood, tensionan las formas tradicionales y patriarcales de “hacer política” basada en características de la militancia de las décadas de los sesenta y setenta, especialmente en la izquierda militante. Tal como señala Luna Follegati Montenegro (2018), en este periodo:

Es posible apreciar un aparecer de las mujeres, figuras que trastocaron un orden político que había sido -hasta entonces- vehiculizado mayoritariamente por hombres […] Este aparecer fraguó la consistencia de un movimiento que parecía dislocar, no solo la tensión dictatorial, sino que también el espesor patriarcal que facultaba un orden autoritario más allá de la estructura del régimen y la figura de Pinochet. (p. 82)

La tensión entre las formas de hacer política en los marcos del sistema patriarcal (Alexandre PIFFERO SPOHR et. al., 2016; María COSTA; Patricia PINHEIRO, 2015), así como las luchas y conquistas del movimiento de mujeres en Chile, volvió a instalarse con fuerza y visibilidad inusitada en los últimos cuatro años con la emergencia nacional e internacional del movimiento “Ni una Menos” contra la violencia de género, teniendo como uno de sus hitos principales el llamado “mayo feminista” el año 2017 (Faride ZERÁN, 2018; Sonia ÁLVAREZ, 2019; Sergio URZÚA, 2019), manteniéndose vigente y repotenciándose tras el estallido social de Chile de octubre de 2019, logrando establecer como grandes hitos dos marchas masivas los días 8 de marzo de 2019 y 2020, y un verdadero “himno” feminista en la performance del colectivo feminista chileno “Las Tesis”, que logró trascendencia mundial. Débora De Fina y Francisca Figueroa (2019) señalan que políticamente:

El mayo feminista chileno puede ser interpretado como un ‘ensamblaje activista’ que presenta propiedades emergentes a partir de la combinación entre características de los movimientos feministas globales, incorporando y resignificando luchas, demandas, repertorios discursivos, de acción y de estrategias; de los feminismos locales, ampliando y transformando su campo de acción e incidencia al mismo tiempo en que encuentra ahí sus bases y fortalezas; y de los movimientos estudiantiles chilenos, utilizando principalmente sus espacios y repertorios de acciones históricamente construidos y desarrollados en este campo. (p. 62)

Latinoamérica se ha transformado en un caso digno de estudio en cuanto a tácticas de protesta y movilización social. Chile se ha caracterizado, desde la llegada de la dictadura y comienzos de los noventa, por ser un país con muy bajos índices de movilización y protesta social,1 siendo muy diferente a otros países del continente como Argentina, Brasil, Perú, Uruguay o Venezuela. Desde el año 2006, y con posterioridad, la protesta y movilización social ha aumentado de forma considerable y gradual en el país, en ello juegan un rol fundamental las movilizaciones estudiantiles secundarias (Sofía DONOSO, 2014) y recientemente los movimientos feministas. En la última década, la seguidilla de movilizaciones impulsadas por sectores sociales que estaban ciertamente invisibilizados, incrementó cualitativamente el tenor de las demandas, que pasaron de reivindicaciones mayormente económicas (salarios) a demandas socioculturales vinculadas principalmente a cuestiones de género, derechos sexuales y educación gratuita. Este reciente escenario se tornó idóneo para investigar las dinámicas de cambios en este nuevo Chile del siglo XXI, donde los resabios de períodos pasados se relacionan con las demandas de las nuevas generaciones.

La relevancia de la categoría género

Como hito clave, en la década de los setenta los procesos de comprensión y producción de la categoría género emergen principalmente del feminismo académico anglosajón, que fomentó el uso de una nueva categoría para comprender las desigualdades entre hombres y mujeres. De esta forma, se robustece la definición de la categoría género, entendiéndose como: “un campo primario dentro del cual, o por medio del cual, se articula el poder” (Teresita DE BARBIERI, 1992, p. 32). A partir de esta definición, se da mayor énfasis a la construcción social de la realidad, superando el determinismo biológico existente hasta aquella época y fomentando un mayor análisis de la realidad en virtud de las demandas por los derechos de la mujer y la igualdad de género.

En efecto, hubo teóricas y teóricos que sostuvieron romper con la historia escrita hasta el momento y cualquier determinismo cultural imaginado con el objetivo de transformar las concepciones societales existentes. Según este enfoque, el Estado actual es una institución que establece la subordinación de la mujer basándose en el modelo patriarcal. Al respecto, Kate Millet (1969) señala que “la organización social actual no habría cambiado en esencia, sino solo en apariencia, sobre el orden existente en las sociedades arcaicas bíblicas” (p. 25-46).

Existen virtudes epistemológicas en la utilización de la categoría género en desmedro de la variable sexo para dar cuenta de las relaciones sociales, puesto que utilizar la categoría género conlleva comprender que la información sobre las mujeres es también información sobre los hombres. Marta Lamas (1986, 1996), sostiene que se debe demostrar que no hay un mundo diferente de las mujeres respecto al de los hombres. A nivel semántico, según Scott (1996), existen grandes diferencias, por ejemplo, señala que los estudios sobre el sexo generan sesgos de investigación y realizan una gran distinción sobre la visión masculina, lo cual limita las oportunidades frente a otras y otros que tienen realidades distanciadas respecto a la hegemonía de las visiones masculinizadas de la realidad.

A partir de las elaboraciones de los feminismos de los años setenta, surgen con más fuerza conceptos como opresión, sexismo y patriarcado. Teóricas del feminismo radical, como Millet (1969) y Shulamith Firestone (1973), teorizaron la noción de patriarcado, entendido como un sistema de dominación masculina que determina la subordinación del colectivo femenino.

Asimismo, cabe destacar las aportaciones que anteriormente realizó Simone de Beauvoir (2017) respecto a la relevancia de la igualdad entre las personas y la importancia de la condición de ser mujer en la sociedad. Junto con las conceptualizaciones feministas, el aporte de reflexiones procedentes del marxismo -y sus derivaciones psicoanalíticas, antropológicas y sociológicas- fortalecieron los planteamientos teóricos y metodológicos de un feminismo de carácter revolucionario.

El debate sobre la problemática sexual, como también las relaciones de poder en el ámbito personal y público, se consideran fundamentales en la identificación de las causas de la opresión femenina. Estos nuevos discursos plantean como legítima una nueva categoría de derechos: los derechos sexuales y reproductivos (Cecilia VALENZUELA; Luis VILLAVICENCIO, 2015). Demandas que, hasta ese momento, solo habían sido propuestas de manera aislada y en determinados ámbitos. Propuestas que se recogieron sucintamente en lemas como: “Mi cuerpo es mío”. Pero igualmente “denunciaron la violencia sexual y promovieron una nueva actitud, reclamando que se reconociera como una cuestión de interés nacional” (Bonnie ANDERSON; Judith ZINSSER 2007, p. 28). Al conceder valor político al cuerpo femenino, cuestionaron las tradiciones patriarcales sobre la sexualidad que establecían la doble moral para hombres y mujeres, o las situaciones de marginalidad que penalizaba a las prostitutas, así como la creencia de que las personas eran por naturaleza heterosexuales.

En las últimas décadas, cobran fuerza los análisis relacionados con el género y la emergencia de los movimientos sociales y su diversidad (Verta TAYLOR, 1999; Celia VALIENTE, 2001; Doug McADAM 1992; Yuliuva HERNÁNDEZ, 2006). Al respecto, Rachel Einwohner, Joselyn Hollander y Tosca Olson (2000) proponen que el género- y sus intersecciones con la etnicidad, la clase y la sexualidad-, es un principio organizador de las prácticas y las identidades colectivas en los grupos de protesta, por tanto, deben ser considerados para conseguir una adecuada comprensión de la acción colectiva. Así, la movilización, los patrones de liderazgo, las estrategias, las ideologías y hasta los impactos o resultados de los movimientos, están atravesados por las jerarquías y estereotipos de género; debido a que las personas contribuyen a la movilización política desde sus posiciones de género y, a su vez, interactúan en un entorno conformado implícita o explícitamente por todos estos elementos (TAYLOR, 1999).

Asimismo, se visibilizan reivindicaciones sobre la conciencia del propio cuerpo (aborto, relaciones sexuales, acoso callejero, cuestionamiento del concepto de amor, entre otros), como también nuevos cuestionamientos para comprender las demandas de las propias mujeres en el contexto de la relación de poder existente.

Metodología

La Araucanía es una de las 16 regiones que conforman el territorio nacional. Esta región cuenta con una población aproximada de 957.224 personas, donde 492.093 son mujeres (INE, 2017). La mayor parte de sus habitantes se concentra en la ciudad de Temuco, capital regional. Dentro de sus habitantes destaca el pueblo mapuche, que implica un 34% del total de sus habitantes (INE, 2017). El porcentaje de pobreza multidimensional es de 28,5%, uno de los más altos a nivel nacional. Respecto a la oferta académica, en la región existen 32 establecimientos de educación superior, que se dividen entre universidades, institutos y centros de formación técnica privados y públicos, posicionando La Araucanía como una de las principales regiones del país en lo que respecta a la cantidad de estudiantes de enseñanza superior que recibe.

A partir de la utilización de un enfoque cuantitativo, se desarrolló una investigación no experimental, transversal y de carácter descriptivo. En este sentido, optamos por conocer variables asociadas a preferencias políticas, como campo escasamente pesquisado en la región de estudio. Asimismo, como no hubo manipulación intencional de variables, se desarrolló la aplicación del instrumento y la fase de recolección de información durante el periodo 2019-2020 en la ciudad de Temuco.

Participaron en la investigación 260 mujeres de cuatro universidades de la ciudad, que al momento de responder el cuestionario cursaban estudios de pregrado en la Universidad Autónoma de Chile (25%), institución privada instaurada en 1989; Universidad Católica de Temuco (25%), institución tradicional privada fundada el año 1959; Universidad de la Frontera (25%), institución pública fundada el año 1981 y Universidad Mayor (25%), casa de estudios de carácter privado constituida el año 1988.

Respecto al diseño del cuestionario, cabe señalar que fue creado por el equipo de investigación. En términos específicos, contuvo 56 preguntas, las cuales fueron sub-agrupadas en tres variables de la encuesta, estas son: Aspectos sociodemográficos, Conducta política y Opinión política. La encuesta fue diseñada con tipologías de preguntas de carácter dicotómico, respuestas múltiples, escala de Likert, de ordenamiento y respuestas abiertas breve. Estas últimas fueron codificadas y transformadas en variables. Cabe señalar que el cuestionario fue validado utilizando la técnica de juicio de expertos.

La aplicación del instrumento implicó tres fases durante el periodo 2019-2020. En primer lugar, se optó por instruir a un grupo de encuestadores, los cuales fueron asignados a cada una de las cuatro universidades señaladas anteriormente. En segundo lugar, resultó clave contactar a diversas organizaciones políticas universitarias, dirigentes estudiantiles y estudiantes de base con el objetivo de invitar a participar, como también sugerir posibles participantes. Finalmente, se procedió a tabular la información y generar un base de datos en el programa SPSS versión 24, insumo que dio paso a análisis de carácter descriptivo, correlacional y tablas dinámicas.

Muestra de investigación

La población de la investigación corresponde a estudiantes universitarias de la ciudad de Temuco que cursan estudios de pregrado en las cuatro universidades. Los criterios de selección de las participantes, a partir del uso de técnica intencional no probabilística, se argumentaron mediante cuatro criterios:

  • a. Estar cursando alguna carrera de pregrado en una de las cuatro universidades señaladas anteriormente.

  • b. Residir en la Región de La Araucanía al momento de contestar el cuestionario.

  • c. Ser mujer y estudiante.

  • d. Cursar una carrera universitaria por primera vez.

Se optó por excluir a hombres debido a que uno de los objetivos de la investigación implica ahondar en un campo escasamente investigado, el cual permite conocer particularmente las preferencias políticas de las mujeres en relación con los procesos históricos actuales. Algunas características sociodemográficas de la muestra encuentran relación con la existencia de un rango etario 18-29, cuya media es 21 años; cursan carreras en áreas como Medicina (50%), Educación (21%), Ingeniería (9%), Ciencias Sociales y Humanidades (8%), Ciencias Jurídicas (8%) y Artes (4%). Por último, del total de la muestra, un 25% se considera perteneciente a algún pueblo originario, mientras que un 75% sostiene no pertenecer a algún pueblo originario.

Operacionalización de variables y producción de datos

El cuestionario se elaboró con el objetivo de profundizar en aspectos vinculados a la vida política actual de mujeres estudiantes universitarias. Cabe destacar que en una etapa intermedia de la recogida de información surgieron protestas históricas en Chile (desde octubre de 2019), lo cual implicó un hito central en la toma de datos. A pesar de que no se modificó el instrumento, se abrieron interesantes reflexiones en el marco de la conducta y opinión política femenina universitaria.2 En términos concretos, la operacionalización de las variables Conducta política y Opinión política, que forman parte de los objetivos específicos de la investigación, se describe de la siguiente manera:

  • - Conducta política: comportamiento personal que está en estrecha relación con la construcción del poder y manifestaciones individuales que derivan en acciones que defienden intereses colectivos e individuales.

  • - Opinión política: preferencias respecto a la construcción de mecanismos reflexivos y empíricos que permiten organizar y construir decisiones que impactan en el quehacer social, económico y cultural.

Aspectos éticos

En todo momento se veló por resguardar la integridad de las participantes del estudio. En este sentido, se contempló explicar los objetivos del proyecto, declarar que los datos almacenados serían solo observados y analizados por el equipo de investigación, velar por el anonimato de cada una de las participantes, resguardar que los datos solo fueran utilizados para fines investigativos y no serían utilizados en contra de las participantes. Finalmente, resulta necesario mencionar que no hubo retribución económica por la participación, aclarando que con sus respuestas se obtendría relevante información respecto a las preferencias políticas de mujeres universitarias en contextos de reivindicaciones sociopolíticas.

Resultados

Conducta política

Respecto a la primera variable de estudio, se debe aclarar que se profundizó en definiciones esenciales que permiten considerar intereses personales relacionados con la interpretación de las sociedades occidentales, las cuales van desde las creencias hasta las preferencias que implican diversas posiciones ante el surgimiento de intereses individuales.

Con el objetivo de conocer la definición política de la muestra de la investigación, el gráfico 1 presenta ocho opciones que permiten identificar los espectros políticos de las estudiantes. En este ámbito, surgen tres grandes sectores (derecha, izquierda y centro) que perfilan y ordenan sistemas históricos.

Fuente: Elaboración propia.

#ParaTodoMundoVer Se pueden ver siete opciones de definición política en un gráfico de barras verticales: derecha, con un 7%; centroderecha, con un 6%; centro, con un 21%; centroizquierda, con un 13%; izquierda, con un 19%; otra, con un 4% y ninguna, con un 30% de preferencias

Gráfico 1 Definición política 

Se pueden observar tres grupos que han sido retratados en la historia reciente de la humanidad como íconos clásicos de las divisiones políticas de la sociedad. En este sentido, la opción “ninguna” alberga la mayoría de las preferencias con un 30%, lo cual no necesariamente es sinónimo de negación de formas de hacer política. Al respecto, dentro de este porcentaje se encuentran definiciones asociadas al anarquismo (8%) y nihilismo (5%), como también un descontento con las formas de clasificar a los grupos políticos tradicionales (17%). Las tres variables nombradas constituyen representaciones ideológicas que trascienden las clásicas divisiones centro, derecha e izquierda. En segundo lugar, la opción “centro” representa un 21% del total de respuestas. Dentro de este grupo la mayoría de las participantes (18%) no se identifica con la Democracia Cristiana (3%), como partido tradicionalmente asociado al centro político en Chile, se trata más bien de una actitud asociada a variables como mediación y negación de la polarización política (15%).

En tercer lugar, la opción “izquierda” representa un 19% del total de respuestas, que considera concepciones de mundo compuestas por la izquierda tradicional, con representación en el sistema parlamentario como el Partido Comunista (3%), Frente Amplio (11%) y también de la izquierda extraparlamentaria (5%). En cuarto lugar, la opción “centroizquierda” está compuesta por un 13% de preferencias. En este sentido, las preferencias implican considerar partidos de la Nueva Mayoría, y particularmente el Partido Socialista (6%) y el Partido Radical (2%), el resto no se identifica con los partidos restantes de esta coalición política.

Respecto a preferencias asociadas a la “derecha” (7%) y “centroderecha” (6%), los participantes no identifican explícitamente la coalición Chile Vamos como referente, más bien lo asocian a variables como libertad y crecimiento económico.

En estrecha relación con lo mencionado, se optó por analizar a nivel de universidades la definición política, lo que implicaría observar la relación que puede existir entre el carácter público/privado de las universidades y su influencia en las conductas políticas de las estudiantes.

Fuente: Elaboración propia.

#ParaTodoMundoVer Gráfico de barras verticales divididas en cuatro porcentajes por definición política por universidad, donde la Universidad Autónoma tiene un 8% derecha, un 3% centroderecha, un 23% centro, un 18% centroizquierda, un 7% izquierda y un 41% ninguna. La Universidad Católica de Temuco tiene un 3% derecha, un 6% centroderecha, un 3% centro, un 9% centroizquierda, un 39% izquierda, un 6% otra y un 34% ninguna. La Universidad de la Frontera tiene un 13% derecha, un 18% centro, un 20% centroizquierda, un 26% izquierda, un 5% otra y un 18% ninguna. La Universidad Mayor tiene un 10% derecha, un 20% centroderecha, un 40% centro, un 3% izquierda, un 3% otra y un 24% para la opción ninguna

Gráfico 2 Definición política por universidad 

El gráfico 2 considera que la opción “ninguna” tiene mayor cantidad de respuestas en la Universidad Autónoma de Chile (41%), le sigue la opción “centro” (40%) con mayor cantidad de respuestas en la Universidad Mayor. Posteriormente, la alternativa “izquierda” alcanza un 39% del total de preferencias en la Universidad Católica de Temuco. Respecto a la opción “centroizquierda” (20%), la mayoría está concentrada en la Universidad de la Frontera. Para la alternativa “centroderecha”, un 20% del total está concentrado en la Universidad Mayor y la opción “derecha” corresponde a un 13% del total en la Universidad de La Frontera. Los mayores porcentajes para cada opción descrita podrían explicarse con base en dos criterios centrales.

El primero encuentra relación con una mayor historia de organización política estudiantil en universidades tradicionales como la Universidad Católica de Temuco y la Universidad de la Frontera, que durante las últimas décadas han presentado una orgánica política vinculada a la realidad de la región y demandas feministas, lo cual impactaría en el desarrollo del pensamiento crítico de las estudiantes. El segundo punto, donde emerge una mayor tendencia hacia conductas de centro, ninguna y de derecha, está asociada a universidades privadas como la Autónoma y Mayor, que producto de la orgánica política reciente, no posee una mayor trayectoria política a nivel de organizaciones estudiantiles, lo cual impactaría en este tipo de elecciones que, según la literatura pesquisada, implican actitudes centradas en intereses individuales.

Relacionado con los dos gráficos anteriores, el gráfico 3 involucra el sentido de pertenencia con alguna clase social, donde se optó por privilegiar la clásica división alta, media y baja por sobre los criterios de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica chilena. El motivo de ello reside en clarificar de una manera espontánea las divisiones existentes, por sobre factores vinculados netamente a los ingresos, salud, educación y consumo.

Fuente: Elaboración propia.

#ParaTodoMundoVer El gráfico circular muestra cinco preferencias. La opción clase alta tiene un 3%, la opción ninguna clase social un 3%, la opción clase trabajadora un 7%, la opción clase baja un 15% y la opción clase media un 72% del total

Gráfico 3 Pertenencia clase social 

Los resultados indican que la gran mayoría se siente identificada con la opción “clase media” (72%), lo cual no se correlaciona directamente con una conducta política de centro, puesto que del total de la muestra que escogió esta opción, solo el 35% se define con una preferencia ligada al centro, mientras que el 30% se identifica con la derecha; el 15% con la izquierda y el 20% corresponde a ninguna clase social. Le sigue la opción “clase baja” con un 15%, que a su vez está representado por un 40% de personas que se identifican con la izquierda; un 35% de personas de centro y un 25% de personas de ninguna clase social. La tercera opción corresponde a “clase trabajadora” con un 7% del total, el cual está compuesto por personas con definiciones políticas de derecha (40%) y de izquierda (60%). Finalmente, emergen las opciones “clase alta” (3%) y “ninguna clase social” (3%).

Fuente: elaboración propia

#ParaTodoMundoVer Se presentan las preferencias de las estudiantes según área de conocimiento en gráfico de barras horizontales. La Universidad Mayor exhibe un mayor nivel de preferencias para la opción otra, con énfasis en áreas como Ingeniería, Salud y Ciencias Jurídicas. La Universidad de la Frontera presenta mayor nivel de concentración de preferencias en izquierda y otras, con énfasis en áreas como Ciencias Sociales, Jurídicas y Educación. La Universidad Católica de Temuco concentra sus preferencias en otra e izquierdas, con mayor amplitud de respuestas en áreas como Ciencias Sociales, Jurídicas, Salud y Educación. Finalmente, la Universidad Autónoma de Chile acumula sus preferencias en opciones como otra, izquierda y de manera más relegada la opción derecha, destacando áreas de conocimiento como Ingeniera, Salud y Ciencias Jurídicas

Gráfico 4 Preferencia política según área de conocimiento 

En relación con las preferencias políticas según el área de conocimiento, a nivel general, al observar el gráfico 4 existe un mayor nivel de adhesión por los sectores centro, izquierda y otro, lo que ya se ha venido observando en los resultados previamente discutidos. No obstante, a nivel particular las áreas de conocimiento entregan relevante información para analizar cómo es la conducta política de las estudiantes según la Facultad en la que están insertas. En este sentido, destaca que en áreas como las Ciencias Sociales, las preferencias estén vinculadas con la izquierda, mientras que en áreas como las Ciencias Jurídicas la derecha se vea mejor representada. Sumado a ello, el carácter público o privado de la universidad condiciona el nivel de respuesta, encontrando que en universidades privadas existe mayor preferencia por el centro, la derecha y otras.

Finalmente, si bien la mayoría de las encuestadas estudia carreras relacionadas con el área de la salud (50% del total), el resto de las áreas de conocimiento también se puede observar en el gráfico 4, pues casi la totalidad de las casas de estudios presentan una amplia variedad de carreras profesionales.

Opinión política

El gráfico 5 presenta información alusiva a las preferencias políticas de las estudiantes por año de ingreso, considerando el periodo 2015-2019, lo cual no se correlaciona directamente con el nivel de estudios, es decir, no necesariamente alguien que entró el año 2015 está en el quinto año de su carrera el año 2019 (aunque en la mayoría de los casos así fue).

Fuente: Elaboración propia

#ParaTodoMundoVer El gráfico de líneas de porcentaje versus años presenta cinco cohortes de preferencia política. Año 2015 con un 34% para la opción otros, le sigue la opción Frente Amplio con un 23%, la opción Chile Vamos con un 22%, la opción Nueva Mayoría con un 11% y la opción Ninguna con un 10%. Año 2016 con un 25% para la opción otros, Frente amplio con un 40%, la opción Chile Vamos con un 15%, la opción Nueva Mayoría con un 10% y la opción Ninguna con un 10%. Año 2017 con un 32% para la opción otros, Frente amplio con un 58%, la opción Chile Vamos con un 7%, la opción Nueva Mayoría con un 2% y la opción Ninguna con un 1%. Año 2018 con un 32% para la opción otros, Frente amplio con un 41%, la opción Chile Vamos con un 12%, la opción Nueva Mayoría con un 10% y la opción Ninguna con un 5%. Año 2019 con un 27% para la opción otros, Frente amplio con un 38%, la opción Chile Vamos con un 12%, la opción Nueva Mayoría con un 14% y la opción Ninguna con un 9%

Gráfico 5 Preferencia política por cohorte 

Dentro de los tres principales conglomerados políticos que hay en el país -Nueva Mayoría,3 Frente Amplio4 y Chile Vamos5-, la tendencia del gráfico de líneas muestra que existen niveles de aprobación disimiles según la cohorte de las estudiantes. Respecto al Frente Amplio, existe un alza sostenida en el tiempo, con un peak del 58% en la cohorte 2017, para estabilizarse en un 40% en promedio durante los años siguientes. En relación con la Nueva Mayoría, se presenta un descenso notable durante el año 2017, llegando a un 2% de preferencia total para ese año. Años anteriores y posteriores al 2017, la preferencia política por este conglomerado promedia un 12%. El conglomerado Chile Vamos, a media que el tiempo avanza, pierde fuerza dentro de las preferencias de los estudiantes, estabilizándose para los años 2018 y 2019 en un 12%. Cabe destacar que la opción “otro” ha promediado un 30% de respuestas totales por año. Esta opción involucra movimientos anarquistas, colectivos de izquierda extraparlamentaria y agrupaciones estudiantiles de diversa índole.

Asimismo, cabe destacar que para las últimas elecciones presidenciales (2017), las participantes del estudio que votaron (41% del total) dieron su preferencia a Beatriz Sánchez, Frente Amplio (21%); Alejandro Guillier, Nueva Mayoría (12%) y Sebastián Piñera, Chile Vamos (8%). Mientras que del 59% restante, un 8% anuló y un 51% no votó. Esto no significa necesariamente que no simpaticen por alguna opción de las nombradas.

Fuente: Elaboración propia

#ParaTodoMundoVer Se aprecia la participación política activa por universidad en un gráfico de barras verticales. Universidad Autónoma opción sí un 25% y opción no un 75%. Universidad Católica de Temuco opción sí un 28% y opción no un 72%. Universidad de la Frontera opción sí un 20% y opción no un 80%. Universidad Mayor opción no un 100%

Gráfico 6 Participación política activa 

En relación con la participación política activa, entendida como la militancia cotidiana, y no solo con el voto o ser simpatizante de algún partido o agrupación, el escenario cambia profundamente. Del total de la muestra solo un 18% considera que sí participa activamente en la política, mientras que un 82% sostiene que no. Al momento de analizar esta realidad por cada universidad, el gráfico presenta un criterio de participación que promedia un 24% entre tres universidades, estas son: UCT con un 28%, UA con un 25% y UFRO con un 20%. En la UMayor, al momento de aplicar el instrumento, ninguna participante respondió con la opción sí.

Fuente: Elaboración propia

#ParaTodoMundoVer El gráfico de barras horizontales muestra el nivel de confianza hacia los partidos políticos por universidad. Universidad Mayor: alta confianza, 7% Partidos extraparlamentarios, 3% Frente Amplio, 12% Chile Vamos, 8% Nueva Mayoría. Media confianza, 40% Partidos extraparlamentarios, 56% Frente Amplio, 50% Chile Vamos 45% Nueva Mayoría. Baja confianza, 53% Partidos extraparlamentarios, 41% Frente Amplio, 38% Chile Vamos, 47% Nueva Mayoría. Universidad de la Frontera: alta confianza, 5% Partidos extraparlamentarios, 9% Frente Amplio, 3% Chile vamos, 8 Media confianza, 37% partidos extraparlamentarios, 31% frente amplio, 29% Chile Vamos 40% Nueva Mayoría. Baja confianza, 58% Partidos extraparlamentarios, 60% Frente Amplio, 68% Chile Vamos, 60% Nueva Mayoría. Universidad Católica de Temuco: alta confianza, 9% Partidos extraparlamentarios, 12% Frente Amplio, 7% Chile Vamos, 16% Nueva Mayoría. Media confianza, 38% Partidos extraparlamentarios, 43% Frente Amplio, 31% Chile Vamos 30% Nueva Mayoría. Baja confianza, 53% Partidos extraparlamentarios, 45% Frente Amplio, 62% Chile Vamos, 54% Nueva Mayoría. Universidad Autónoma: alta confianza, 3% Partidos extraparlamentarios, 8% Frente Amplio, 6% Nueva Mayoría. Media confianza, 29% Partidos extraparlamentarios, 33% Frente Amplio, 29% Chile Vamos 31% Nueva Mayoría. Baja confianza, 68% Partidos extraparlamentarios, 59% Frente Amplio, 71% Chile Vamos, 63% Nueva Mayoría

Gráfico 7 Nivel de confianza partidos políticos por universidad 

En relación con el nivel de confianza que tienen las estudiantes respecto a los partidos políticos en cada una de las universidades, el gráfico 7 presenta información asociada a los tres grandes conglomerados de Chile, como también de partidos (izquierda, centro, derecha y otros) que no tienen representación en el parlamento. En términos generales, las estudiantes de la Universidad Autónoma y Universidad de la Frontera son las que representan la opción “baja confianza”. En la totalidad, le sigue la opción “media confianza” que encuentra datos porcentuales similares para las cuatro universidades, con mayor énfasis en la Universidad Mayor. Asimismo, la opción “alta confianza” en las cuatro casas de estudios es muy baja, con cifras que en lo específico no superan el 16% por opción. En lo particular, el conglomerado que alcanza el menor nivel de confianza (baja confianza) es Chile Vamos, con un 71% en la UA, un 68% en la UFRO, un 62% en la UCT y un 38% en la UMayor, no obstante, en esta última casa de estudio la opción Partidos extraparlamentarios alcanza la mayor cantidad de preferencias con un 53%, le sigue la alternativa Nueva Mayoría con un 47%.

Discusión

Tal como lo afirman recientes investigaciones relacionadas con la temática (Gabriela BARD, 2016; Adriana VALOBRA, 2017; DE FINA Y FIGUEROA, 2019; Laura RODRÍGUEZ, 2018), las preferencias de las jóvenes mujeres son cambiantes y están en directa relación con las reivindicaciones políticas, niveles de malestar social, desafección política y anhelos personales. En este sentido, la presente investigación permitió observar cómo y cuáles son las tendencias políticas de las mujeres universitarias de La Araucanía, evidenciando múltiples posiciones y cercanías con el mundo político tradicional y no tradicional. En este sentido, la variable conducta política, plasmada en los gráficos 1, 2, 3 y 4, implica retomar el análisis respecto a la construcción histórica de las mujeres en sociedades patriarcales (TOLEDO, 2008; CASTILLO, 2007; URZÚA, 2019), lo que conlleva un posicionamiento individual y colectivo en relación con alguna clase social y definición política. Esto no necesariamente implica una correlación entre estratos socioeconómicos precarios y tendencias de izquierda, abriendo un interesante campo de análisis para futuras investigaciones que busquen determinar las causas de estas dicotomías.

Asimismo, se presentó una correlación significativa entre partidarios de tendencias de izquierda en relación con universidades de carácter tradicional (como la Universidad Católica o de la Frontera). Esta realidad se torna útil para retomar la discusión respecto a la importancia de las universidades como espacios de creación y reflexión política en la historia de los movimientos sociales (TILLY, 2009; CASTELLS, 2012).

En relación con la variable opinión política, los resultados indican una relevante heterogeneidad entre las participantes. El gráfico 5 evidencia mayor preferencia por la coalición Frente Amplio y otras agrupaciones políticas extraparlamentarias. Cabe señalar que el Frente Amplio en los últimos años ha impulsado una relevante postura ante temáticas que atañen a las reivindicaciones políticas de las mujeres, lo que fue un factor determinante en las preferencias de la muestra de la presente investigación. Respecto a la militancia activa, el gráfico 6 resulta sumamente revelador en la comprensión de los nuevos movimientos sociales, donde la militancia, a diferencia de los movimientos obreros del siglo pasado (TILLY, 2009; PLEYERS 2018), no resulta fundamental para manifestar opiniones y organizar demandas. El carácter espontáneo de las movilizaciones suele tener validez al momento de identificarse con agrupaciones políticas, dejando en entredicho la militancia activa como única opción, y resaltando nuevas vías de organización a través de medios tecnológicos, lo que también abre un interesante campo de investigación.

Es importante enfatizar y extrapolar la perspectiva de género a las juventudes, particularmente desde la definición de roles y la construcción de la identidad, para así reconstruir las concepciones culturales acerca de lo que corresponde ser y hacer para mujeres y hombres, así como el valor de las actividades y capacidades femeninas y de las relaciones socioafectivas con los hombres, las que se trasladan al ámbito educativo e interactúan con las exigencias y condicionantes productivas e intelectuales, que determinan la división sexual en la participación política educacional (Sara SILVEIRA, 2000).

Cuando se analiza el género y la educación superior suele trabajarse ampliamente desde el modelo de la “desigualdad”. Este modelo ahonda en las problemáticas y dificultades de las mujeres en las instituciones universitarias, dando paso a diversas problemáticas como el techo de cristal, las expectativas frustradas, el acoso sexual, la invisibilidad ante los colegas hombres, las dificultades de la conciliación familia‐trabajo, los procesos de exclusión en la promoción profesional, entre otras. Estas desigualdades, no profundizadas en nuestra investigación, han sido catalogadas como relevantes barreras para el acceso profesional de las mujeres (Trinidad DONOSO; Pilar FIGUERA; María Luisa RODRÍGUEZ, 2011).

En cuanto al nivel de confianza con las formas de hacer política, el gráfico 7 presenta, a nivel general, una baja confianza con la política tradicional, agudizándose respecto a los sectores de derecha. Una posible interpretación de estos resultados está directamente relacionada con la relevancia de la categoría género respecto a las relaciones de poder y los movimientos feministas (DE FINA; FIGUEROA, 2019), donde las concepciones de mundo de la derecha tradicional en algunos casos entran en contradicción con las reivindicaciones de las mujeres.

Respecto a las limitaciones de nuestra investigación, sería interesante profundizar a futuro en aspectos que vinculen la etnia y la pobreza a la opinión política de mujeres, como fenómenos y problemáticas sociales centrales en la región de estudio. Esta realidad se torna altamente relevante para cruzar análisis vinculantes con género y política.

Conclusiones

El presente estudio -desde la realidad de mujeres que se desarrollan en un contexto social de alta desigualdad y pobreza como el que presenta La Araucanía en comparación con el resto del país-, invita a considerar las particularidades políticas de la juventud femenina en tiempos de convulsión social. El relativo vacío académico en temáticas de este tipo posiciona la presente investigación como pionera en estudios de esta índole en la zona de estudio, no obstante, identificamos limitaciones en nuestro estudio respecto a cuestiones vinculadas con las propuestas sociales y proyecciones políticas de jóvenes universitarias en relación con su realidad socioeconómica y cultural. Aunque no fue un objetivo específico de nuestra investigación, creemos que sería interesante abordar esta dimensión a mediano plazo para reforzar lo aquí planteado.

De esta forma, se abre un importante desafío y línea de investigación que aborda temáticas de este tipo, las cuales no fueron tratadas en este trabajo y que sin duda contribuyen a la producción científica de los estudios vinculados al género, las mujeres y las juventudes en América Latina, sobre todo en el contexto actual de revueltas y reivindicaciones sociales en diversos lugares del continente, donde la perspectiva de género y la opinión de las mujeres no puede quedar al margen de la discusión respecto a qué tipo de sociedades necesitamos y queremos construir.

Los resultados de nuestra investigación aportan relevante evidencia para la comprensión de las conductas y preferencias políticas de las mujeres, especialmente, para abrir hipótesis respecto a sus actitudes ante las formas de hacer y comprender la política. En este sentido, se abren más interrogantes que certezas en relación con la organización propia de las mujeres, como eje constitutivo de las estrategias y tácticas que permitirán analizar las reivindicaciones levantadas con perspectiva de género.

Finalmente, cabe señalar que la universidad, como una institución formativa fundamental en la vida social, influye considerablemente en la construcción de identidades, actitudes juveniles y preferencias políticas de las mujeres. Consideramos el quehacer político no solo desde el pensamiento reduccionista que lo vincula al ejercicio del voto, más bien abarca toda la vida social de las personas, donde las mujeres, producto de las reivindicaciones políticas planteadas por ellas mismas, cada vez ocupan un espacio de mayor protagonismo en la sociedad. Evidentemente, los cambios sociales necesitan más que nunca de la participación de las mujeres, para así construir sociedades más justas, democráticas, inclusivas y diversas.

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1Proceso acrecentado con la instauración de la dictadura militar (1973-1990) y exacerbado con la inserción del neoliberalismo en las décadas de los ochenta y noventa.

2El momento sociopolítico e histórico que atravesó Chile, y que actualmente se encuentra en un estado de suspensión producto de la Covid-19, dio paso al diseño de una investigación cualitativa que prontamente publicará el equipo de investigación de este trabajo.

3Asociado al sector de centroizquierda.

4Asociado a la izquierda parlamentaria.

5Asociado a la derecha.

Como citar este artículo, de acuerdo con las normas de la revista: RIQUELME BREVIS, Matías; RIQUELME BREVIS, Hernán; LÓPEZ DIETZ, Sandra. “Conducta y opinión política de jóvenes mujeres universitarias en La Araucanía, Chile”. Revista Estudos Feministas, Florianópolis, v. 30, n. 3, e79728, 2022

Financiación: no se aplica

Consentimiento de uso de imagen: No se aplica

Aprobación de un comité de ética en investigación: No se aplica

Recibido: 26 de Febrero de 2021; Revisado: 05 de Octubre de 2021; Aprobado: 08 de Noviembre de 2021

matiasriquelmeb@gmail.com

hernan.riquelme@uautonoma.cl

sandra.lopez@ufrontera.cl

Matías Riquelme Brevis (matiasriquelmeb@gmail.com) es cientista político. Magíster en Gestión Pública y Desarrollo Local. Candidato a doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de la Frontera. Sus áreas de investigación son los movimientos sociales, género y acción colectiva de protesta

Hernán Riquelme Brevis (hernan.riquelme@uautonoma.cl) es sociólogo. Máster en Dinámicas de Cambio en las Sociedades Modernas Avanzadas. Doctor en Ciencias Sociales. Docente e investigador en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Chile. Investigador Responsable FONDECYT 3200682. Investigador adjunto en el Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible (IIDS). Académico del doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile. Sus áreas de investigación son la movilidad cotidiana, exclusión socioespacial y patrimonio ferroviario

Sandra López Dietz (sandra.lopez@ufrontera.cl) es periodista. Doctora en Procesos Sociales y Políticos en América Latina de la Universidad ARCIS. Profesora e investigadora de la Universidad de La Frontera, Codirectora del Observatorio de medios y Movimientos Sociales de la Universidad de La Frontera. Sus áreas de investigación son los estudios de Género, Movimientos Sociales, Comunicación Alternativa

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