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Revista da FAEEBA: Educação e Contemporaneidade

versión impresa ISSN 0104-7043versión On-line ISSN 2358-0194

Revista da FAEEBA: Educação e Contemporaneidade vol.31 no.67 Salvador jul./set 2022  Epub 13-Ene-2023

https://doi.org/10.21879/faeeba2358-0194.2022.v31.n67.p232-247 

Artigos

EL CONTEXTO HISTÓRICO-REAL DEL IDIOMA TZ’UTUJIL Y SUS DESAFÍOS EN SANTA MARÍA VISITACIÓN, GUATEMALA

O CONTEXTO HISTÓRICO-REAL DA LÍNGUA TZ’UTUJIL E SEUS DESAFIOS EM SANTA MARÍA VISITACIÓN, GUATEMALA

THE HISTORICAL-REAL CONTEXT OF THE TZ’UTUJIL LANGUAGE AND ITS CHALLENGES IN SANTA MARÍA VISITACIÓN, GUATEMALA

Francisco Efraín Dionisio Pérez*  Universidad Rafael Landívar
http://orcid.org/0000-0003-1291-964X

*Doctor en Patrimonio Cultural y Natural: Historia, Arte y Territorio, por la Universidad de Valladolid, España. Profesor de la Facultad de Teología y Ciencias Religiosas, Universidad Rafael Landívar, Guatemala. E-mail: samavi70@yahoo.es


RESUMEN

A partir de 1580 el pueblo de Santa María Visitación - población del altiplano guatemalteco, ubicada en el Departamento de Sololá - experimenta un nuevo rompimiento con la llegada de los españoles al reino Tz’utujil. Un nuevo contexto comienza y en este sentido la parte idiomática se vio afectada ante el apremio por aprender el castellano. De manera que, este trabajo desea ofrecer un recorrido histórico puntual por las que ha pasado hasta ahora el idioma Tz’utujil, donde se detecta y se analiza los diferentes desafíos, acontecimientos y actores que en su momento han influido en tal recorrido. Para su comprensión se reflexiona sobre el pasado de la realidad idiomática tomando en cuenta tópicos como la visión de los misioneros, la territorialidad y la aparición de nuevos grupos hablantes, la realidad escolar desde lo lingüístico y el cotejo de nuevos desafíos. El artículo aborda este tema para abrir campos de investigación y lograr provocar interés para que en conjunto con otras entidades se logre emprender proyecto de rescate y fortalecimiento del aprendizaje del idioma materno con la nueva generación. De aquí radica este interés por el cual se escribe el artículo haciendo un llamado para que la situación idiomática del pueblo de Santa María Visitación no quede en el olvido.

Palabras clave: idioma; pueblos originarios; educación

RESUMO

A partir de 1580, o povoado de Santa María Visitación - povoamento do altiplano guatemalteco, localizado no departamento de Sololá - experimentou uma nova ruptura com a chegada dos espanhóis ao reino de Tz’utujil. Um novo contexto se inicia e nesse sentido a parte idiomática foi afetada pela urgência de aprender espanhol. Assim, este trabalho quer oferecer um percurso histórico específico pelo qual a língua Tz’utujil passou até agora, onde são detectados e analisados os diferentes desafios, acontecimentos e atores que na época influenciaram tal percurso. Para sua compreensão, refletimos sobre o passado da realidade idiomática levando em conta temas como a visão dos missionários, a territorialidade e o surgimento de novos grupos falantes, a realidade escolar do ponto de vista linguístico e a comparação de novos desafios. O artigo aborda esse tema para abrir campos de pesquisa e despertar interesse para que, junto com outras entidades, seja possível empreender um projeto de resgate e fortalecimento da aprendizagem da língua materna com a nova geração. Daí vem esse interesse pelo qual se escreve o artigo pedindo que não se esqueça da situação linguística da cidade de Santa María Visitación.

Palavras-chave: linguagem; povos nativos; educação

ABSTRACT

Starting in 1580, the town of Santa María Visitación - a population of the Guatemalan highlands, located in the Department of Sololá - experienced a new break with the arrival of the Spaniards in the Tz’utujil kingdom. A new context begins, and in this sense, the idiomatic part was affected by the urgency to learn Spanish. So, this work wants to offer a specific historical journey through which the Tz’utujil language has passed so far, where the different challenges, events and actors that at the time have influenced such journey are detected and analyzed. For its understanding, we reflect on the past of the idiomatic reality taking into account topics such as the vision of the missionaries, territoriality and the appearance of new speaking groups, the school reality from the linguistic point of view and the comparison of new challenges. The article addresses this topic to open fields of research and provoke interest so that, together with other entities, it is possible to undertake a project to rescue and strengthen the learning of the mother tongue with the new generation. From here lies this interest for which the article is written calling for the language situation of the town of Santa María Visitación not to be forgotten.

Keywords: language; original towns; education

Introducción

La intencionalidad de este artículo es ofrecer un estudio diacrónico del recorrido del idioma Tz’utujil en Santa María Visitación destacando así las rutas de su vivencia y los desafíos. La intención es gestar reflexión que busca coadyuvar a una investigación más profunda, que aporte elementos nuevos a lo encontrado hasta ahora tales como los fondos bibliográficos hallados que reclaman ser explorados para el conocimiento público.

El pueblo Tz’utujil de Santa María Visitación, Municipio del departamento de Sololá, Guatemala, es descendiente del Reino Tz’utujil de Santiago Atitlán. En 1580, los primeros misioneros cambian el nombre del pueblo de Tz’ulu’ Juyu’ a la nominación cristiana de La Estancia de Santa María de Jesús, hoy Santa María Visitación. El nombre de Tz’ulu’ Juyu’, está inspirado no solo en el ámbito geográfico de la zona, sino también “[…] se debe a que en el lugar existe un pico llamado K’aqb’al tz’uluu” (DIONISIO PÉREZ, 2007, p. 91).

Como elemento puntual de este trabajo y para su mejor comprensión, se reflexiona a partir de la presencia de los primeros misioneros españoles y su cercanía intencional con el idioma indígena local. Partiendo de un breve análisis entre las situaciones territoriales en relación con otros pueblos mayahablantes K’ichee’s, Kaqchikeles y la incursión del castellano que de alguna manera ha modificado el idioma Tz’utujil. En el mismo escrito, favoreciendo su mejor comprensión, se revisa alguna documentación escolar vista desde la realidad idiomática rural y desde un abordaje final sobre nuevos escenarios y algunos retos. Bajo estos tópicos desde donde se pretende ofrecer un panorama de la situación-real del idioma Tz’utujil y sus desafíos vividos por tantas generaciones en el pueblo de Santa María Visitación.

Para este trabajo se empleó la metodología cualitativa y en consonancia con Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio (1994), es para que la investigación produzca conocimiento, teorías y ofrezca soluciones a problemáticas existentes forjando reflexión. En fidelidad a la metodología seleccionada es necesario que al final se pueda vincular con futuros resultados el conocimiento disponible y lo cualitativo coadyuva en la medida que se va creando conocimiento sobre la realidad estudiada (CHÁRRIEZ CORDERO, 2012). Dentro de este estudio también se auxilió del método histórico descriptivo en cuanto la compilación de datos bibliográficos como una de las formas de ennoblecer la reflexión referente a los procesos históricos vividos en un largo encuentro entre la humanidad (BLOCH, 2001).

La documentación fue clasificada y permitió aportar al contenido de la investigación enriqueciendo de alguna manera con la metodología cualitativa las fuentes primarias localizadas para construir una base histórica de los hechos. El deseo radica en no solo reflexionar sino abrir posibles rutas de investigación que oferten soluciones a la realidad idiomática local de los pueblos originarios. Para tener un acercamiento exploratorio de los fenómenos a estudiar (DENZIN; LINCOLN, 1994), en este sentido la investigación cualitativa favorece el estudio de casos, así como historias de vidas utilizando variados medios y estrategias para acercarse al fenómeno social a estudiar.

El idioma como centro de atención de los misioneros católicos

Durante la llegada de los españoles a tierras guatemaltecas, los misioneros franciscanos se ocuparon por conocer y aprender el idioma local, con el fin de crear una vía segura para la cristianización de los indígenas, como el caso de Santa María Visitación. De hecho, el primer reto lingüístico no solo fue el castellano, sino también el latín como medio de comunicación indiscutible en las celebraciones litúrgicas. Una nueva realidad prendía andadura y traía consigo más desafíos y desconsuelos, ya que los habitantes se vieron afrontados ante un nuevo escenario social, político, religioso y lingüístico. Por su parte, el catolicismo ávido por afianzar la cristianización seguía a marchas forzadas desde un trilinguismo: “La práctica de la Iglesia católica durante el medioevo había sido de mantener el trilinguismo - hebreo, griego y latín - en las prácticas litúrgicas en las traducciones de la biblia lo que significaba que solo estos tres idiomas eran considerados aptos para la predicación.” (GARCÍA-RUIZ, 1992, p. 85).

Efectos de este apremio lingüístico, algunos ancianos maniobraron hasta cierto punto el uso del latín a sui generis, esto por su adhesión al catolicismo. En el fondo yacía la preocupación por castellanizar al indígena, bajo el objeto siempre de continuar la ruta de una cristianización doctrinal, tarea que recayó en los misioneros católicos. Recuerda Martínez Peláez (1980, p. 599) al respecto:

Le encargó esa labor especialmente a los frailes doctrineros, no sólo por hallarse cerca de los indios, sino porque - conviene indicarlo - la importancia que la corona le concedía a la castellanización radicaba en la necesidad de convertir a los nativos al cristianismo, de indoctrinarlos.

Nada fácil resultó emprender dicho proyecto, pues los sonidos y formas tan diferentes de pronunciación entre el idioma maya y el castellano oteaban en sus inicios una comunicación con gestos y sonidos como vía de comunicación. En la urgencia del momento, ante la indefensión lingüística, algunos misioneros se atrevieron a escribir textos en los idiomas mayas, pero en este proceso de aprendizaje, también fueron instruyendo a algunos indígenas, aunque esto resultó ser un tremendo regusto amargo:

El dominio de las lenguas implicaba cierto dominio sobre los indios que las hablaban. Esa circunstancia determinó que las órdenes religiosas, disputándose el control de las distintas regiones pobladas por indios, disputándole después ese control a los religiosos seculares, y tratando, en general, de mantenerse como indispensables mediadores entre los indios y cualquier otra entidad, desoyeran las recomendaciones de castellanizarlos y prefieran, como lo hicieron, tornarse políglotas y dejarlos hablando sus lenguas nativas. (MARTÍNEZ PELÁEZ, 1980, p. 599).

Indudablemente, el foco de atención de los primeros misioneros fue la conversión al catolicismo y el conocimiento de la doctrina cristiana serían los parámetros por las cuales “justificaba” tal presencia. Pero para este cometido que perseguimos en cuanto al idioma Tz’utujil, surgen esfuerzos por aprender el idioma y los primeros intentos de la enseñanza de las letras favorecería la transmisión de la fe católica y por ende variados métodos de enseñanza del catecismo salieron a flote. En este sentido, el aprender el idioma originario surgiría como un tremendo medio eficaz para la propagación de la doctrina cristiana. Por ejemplo, el capítulo dominicano celebrado en la Verapaz - Cobán, Guatemala - en 1572 deja clara la siguiente connivencia: “[…] expresa oficialmente que sería considerado como reo de culpa moral a quien, conociendo la lengua de los indígenas, se volviera sin causa justificada a España.” (GARCÍA-RUIZ, 1992, p. 86). En la misma estría, el monarca Felipe II insistía bajo mandato del 2 de diciembre de 1578 lo siguiente:

[…] no sean admitidos a doctrinas los clérigos y religiosos que no sepan la lengua general de los indios que han de administrar; esto se ratificó en ordenaciones reales escritas en 1580 y 1582. El 19 de septiembre y 23 de octubre de 1580, prescribe el mismo monarca que en las universidades de Lima y Méjico y ciudades donde hubiere Audiencias Reales, se establezcan cátedras de la lengua de los indios, por ser el medio más adecuado para la explicación y enseñanza de la doctrina. (CASTRO, 1989, p. 486-487).

Nace en el ambiente eclesial, la importancia de fundar escuelas en los pueblos originarios, so pretexto seguir en los caminos de la doctrina católica, tal y como diría posteriormente Marzal al acuñar el pensamiento de Mariátegui: “[…] que el catolicismo de los indios era de formas y no de contenido, pues los misioneros habían traído no el evangelio sino el culto” (MARZAL, 2002, p. 257). El obispo Marroquín fundó en el Reino de Guatemala, escuelas de primeras letras para los indígenas y en el caso de Santiago Atitlán -Señorío al que pertenece Santa María Visitación- el funcionamiento de las primeras escuelas parroquiales fue iniciativa de los curas Francisco de Parra y Pedro de Betanzos entre 1547 y 1548. Tal proyecto no contempló una enseñanza en la lengua materna, a pesar de haber creado vocabulario y haber iniciado la invención de un incipiente alfabeto. Sin embargo, no deja de llamar la atención el primer libro de bautizo de Santiago Atitlán de 1547 escrito en Tz’utujil (SANTIAGO…, 1547). La obra se enfoca en el registro de bautizos en la mixtura de la osadía de los curas franciscanos por dejar constancia desde el idioma materno de lo sucedido. Al respecto diría García-Ruiz (1992, p. 85):

Para el misionero, conocer las lenguas era la única forma posible de ‘llegar al corazón’ del evangelizado pero, sobre todo, era la única posibilidad de evangelizar: sin conocer las lenguas, solo el bautismo y el matrimonio -en el mejor de los casos- podían ser administrados.

En esta misma andadura idiomática, puede ilustrarnos mejor lo realizado por Fray Diego de Ocaña que vivió más de cincuenta años en Guatemala hasta su muerte en 1680, que dominó tres idiomas mayas: K’ichee’, Tz’utujil y Kaqchikel; también el padre Luis Dávalos manejó tres idiomas mayas (CASTRO, 1989). Por su parte fray Francisco Navarro, ofm, quien vivió en los pueblos Tz’utujiles, específicamente en la parroquia de San Pedro La Laguna, mostró acercamiento al idioma del lugar y “[…] estuvo tratando de avezarse a los extraños sonidos del dialecto tzutuhil” (AGUIRRE, 1972, p. 5).

En el fondo, asegurar un sacerdote conocedor en el idioma de los pueblos originarios, también fue clave e importante para el empoderamiento del catolicismo que fue creando nexo entre el idioma local, la evangelización y la enseñanza en las escuelas parroquiales, asegurando así el apremio en el aprendizaje del castellano.

Esta conquista espiritual que a la larga fue ampliando ventajas para los colonizadores, el esfuerzo del indígena para la comprensión de un mundo tan extraño se vio envuelta en un proceso desmesurado. Nada fácil resultaron estos cambios y crispó en manifestaciones de descontento, desilusiones, ambigüedades y como respuesta, surge la resistencia:

Es obvio que los indígenas elaboraron profundas resistencias psicológicas ante el aprendizaje de la lengua de sus opresores. Es harto comprensible, también, que el uso de las lenguas maternas les otorgara una sensación de solidaridad con su pasado y de sustracción a la conquista total. […] la situación colonial, paradójicamente coincidían con el propósito colonial de mantener a los siervos aislados y culturalmente estancados, desunidos en el parcelamiento lingüístico, mediatizados y desarmados por desconocimiento del idioma portador de la ley […] (MARTÍNEZ PELÁEZ, 1980, p. 600-601).

Las dificultades se afincaron en cuanto a que el idioma del nativo se vio relegado y fuera del proceso de inclusión en el sistema colonial. La impotencia de no poder comunicarse en el idioma del otro o el sentirse desconcertado al no comprender el lenguaje nuevo. Tal experiencia conminó a la frustración y exclusión, especialmente las mujeres; de aquí se deriva el clamor, de una historiografía actual del país que adeuda profundizar sobre este aspecto.

El ambiente convulso se rehace en la brumosa experiencia del uso del latín en las iglesias, lo que mudó a las personas en simples espectadores y nutrió los ánimos a la resistencia. Así es que: “[…] para que los yndios oigan misa y la explicación de la doctrina los encierran en la Iglesia, y esto es en todas, o en las más partes; lo contaba el Padre Barrueta […]” (CORTÉS Y LARRAZ, 1958, p. 213). Como medida de resistencia, las comunidades se aferran de su propio idioma en un apaño de no dejar morir lo que quedaba, rasguñando esa pizca de esperanza para conservar lo suyo.

De hecho, primeros misioneros franciscanos y dominicos dejaron el uso del trilinguismo posteriormente y esto los compenetró en el afán de aprender y estudiar los idiomas mayas guatemaltecas a razón de poder generar un canal de comunicación y traducción de catecismo y todo lo que a razón había para el conocimiento del catolicismo. Tal aventura no tuvo tampoco todo un camino llano: “[…] Por una parte el santo oficio se opuso a la publicación de algunos textos e incluso mandó a retirar de circulación a otros y por otra estableció prohibiciones precisas del uso de los mismos” (GARCÍA-RUIZ, 1992, p. 85).

Efectivamente, a pesar de los sinsabores vividos, algunos misioneros tuvieron una relación, digamos cercana con los grupos indígenas de América y en lo que atañe al reino Tz’utujil no fue la excepción. Los curas estaban más que implicados y según Mires (1987, p. 167):

Cultivaban con esmero el conocimiento de los idiomas, y por lo general realizaron una labor de evangelización partiendo de la base dada por las culturas y tradiciones autóctonas. Pero, por otra parte, las órdenes religiosas eran las más tenaces defensoras de los intereses del Estado español. Y por esas razones, debieron enfrentarse continuamente con la clase encomendera, la que a su vez no escatimó medio para atacarlas.

El Tz’utujil en la mixtura de las situaciones territoriales y nuevos poblados

Concretamente los hablantes Tz’utujiles ocuparon un territorio compuesto por varios poblados, especialmente en las riberas del lago de Atitlán, así como en la parte costera del país, como: San Antonio Suchitepéquez, San Juan de Nahualapa, San Francisco de La Costilla, San Bartolomé de La Costilla, San Juan de Los Leprosos y demás otros pueblos que estaban adscritos y descendientes de Santiago Atitlán.1 La realidad fue que: “ Muchas de estas poblaciones, sujetas al dominio de Atitlán, no lograron subsistir, por las desolaciones causadas por epidemias y la explotación colonial […]” (DIONISIO PÉREZ, 2007, p. 46).

De manera que, se redujo considerablemente el número de las personas maya hablantes Tz’utujiles y solo en el caso de San Antonio Suchitepéquez que, con la presencia ladina dominante y otros elementos foráneos, hicieron que en este lugar se extinguiera parte del Tz’utujil, y con la llegada de colonos y con otros idiomas distintos causado por el cultivo del café y la cosecha de cacao, revirtió a otra realidad el escenario lingüístico. Un dato correspondiente a 1768-1770, en su visita a pueblos, el arzobispo Pedro Cortés y Larraz (1958, p. 275) dice de San Antonio: “El idioma materno es sutugil, pero les han introducido también algunos forasteros el kacchiquel y kiché y muchos hablan también castellano […]”. Asimismo, otros pueblos tuvieron un triste final, como San Juan de Los Leprosos, que debido a la enfermedad de la lepra que contagió a sus habitantes el poblado se extinguió, mientras que San Bartolomé de la Costilla, según el Padre Vásquez, un rayo incendió el templo católico dejando todo en cenizas incluyendo el título del pueblo. Este hecho ocurrió en 1645 y debido a la pobreza y enfermedades, los pocos habitantes fueron trasladados a Santo Tomás La Unión y el padre Vásquez en 1685 señala que otro incendio desoló el lugar.2 Después de esta desventura, el pueblo desapareció hasta llegar a su fin en 1716.

Referente al pueblo de Santa María Visitación, la cercanía con otros pueblos mayahablantes K’ichee’s, supuso uno de los indicadores de una mixtura idiomática y los primeros contactos con habitantes de la región provocaron la mixtura lingüística Tz’utujil según esta reseña: “[…] 75 vecinos -de Visitación- [estaban] casados con gentes de otros pueblos, especialmente de Santa Clara La Laguna” (PADRÓN, 1751). A juzgar por su situación histórica territorial, Santa María Visitación, como pueblo Tz’utujil fundado por los atitecos3 para resguardar el territorio y detener el avance de los K’ichee’s.

Resulta que, a través del tiempo, esta proximidad con poblaciones de origen K’ichee’, favoreció una mezcla lingüística y el proceso de una aculturación se hizo presente con nuevas expresiones lingüísticas debido a que demográficamente los otros pueblos K’ichee’s eran mayoría, de manera que, su influencia se introduce de inmediato en las alianzas matrimoniales con los Tz’utujiles de Visitación y que fue inevitable.

El hecho que el pueblo de Santa María haya quedado en una zona de tierra fría muy separada de los otros pueblos Tz’utujiles del lago de Atitlán, supuso desde entonces no solo una lucha por preservar el territorio sino la realidad lingüística se veía en apuro. El pueblo, territorialmente se vio rodeado por los demás pueblos maya-hablantes K’ichee’s y Kaqchikeles. De aquí también nace la supervivencia del Tz’utujil de cara la cercanía con los pueblos mencionados, aunque los registros de Cortés y Larraz resalta particularidades idiomáticas de la zona donde pertenecía eclesialmente Visitación: “[…] el idioma de la parroquia es sutogil a reserva del pueblo de Santa Clara en donde se habla el Quiché” (SEMINARIO DE INTEGRACIÓN SOCIAL GUATEMALTECA, 1968, p. 339).

Indudablemente, otros acontecimientos surgieron con lo sucedido en 1864, cuando algunas familias K’ichee’s adquirieron tierras Tz’utujiles en las cercanías de Visitación. En otro caso el mandatario Rafael Carrera erigió al pueblo de San Miguel Panan con el pretexto de amparar a los de San Miguel Ch’olochic’chaj - San Miguelito - que sufrieron agresiones y expulsión por los pobladores K’ichee’s de Santa Catarina Ixtahuacá.4 Este y otros acontecimientos sucedían en el devenir de la historia del idioma Tz’utujil y la situación puntual del pueblo de Santa María visitación.

La realidad escolar y el idioma materno

La idea de fundar escuelas nace también de las iniciativas del Obispo Marroquín y, en consecuencia, los curas se suman a esta iniciativa. Para el caso de Atitlán, la iniciativa por instaurar escuelas se le debe a los padres Francisco de Parra y Pedro de Betanzos, entre los años 1547 y 1548 (DIONISIO PÉREZ, 2007).

En un escrito llamado La Relación de Santiago Atitlán (ACUÑA, 1980)5 correspondiente al año de 1585, se registra una orden emitida por los frailes franciscanos para la fundación de una escuela parroquial en la cabecera de Atitlán e iniciar en la enseñanza de la escritura, la lectura y el aprendizaje del castellano. Por los registros que se tiene, es más bien poco o nada de lo que se puede decir de ello, los intentos paliativos, por asegurar escuelas parroquiales en los pueblos Tz’utujiles fueron siempre figurados para el aprendizaje del castellano.

Con la visita de Cortes y Larraz en la zona, emite fruto de su visita en 1770 y percibió que la situación escolar andaba deambulando y no encontró en todo el curato de San Pedro La Laguna persona alguna que asegurara una vida escolar según Aguirre (1972, p. 379):

[…] el P. Cortés logró restablecer la antigua escuela, o fundar una nueva, ya que en la siguiente Visita Pastoral no se le hizo ningún cargo sobre el particular, contentándose el Visitador Mons. Francos y Monroy, con recomendarle que fundase una escuela para niñas. De lo cual concluimos que ya existía la escuela para niños, pues normalmente ésta solía preceder a aquélla.

Los vaivenes experimentados en la ruralidad escolar y en la vida de los pueblos originarios continuaron en la ruta de la castellanización y la doctrina católica. Ya cercana a la proclamación de la independencia, las autoridades de los pueblos Tz’utujiles, manifestaron su preocupación por la lejanía y las dificultades vividas para llegar a la escuela parroquial de San Pedro La Laguna.

[…] viéndonos presentado a nuestro fiscal protector pidiendo que se nos pusieron un Maestro de escuela en nuestro pueblo para la enseñanza a los niños en primera letra por mucho que padecen nuestros hijos tanto por la laguna, como por tierra para ir a la escuela de San Pedro. (AUDIENCIA DE SOLOLÁ, 1820).

En estos barullos locales, los incipientes esfuerzos gubernamentales seguían en irrisorios intentos para darle seguimiento a las escuelas donde los indígenas debían asimilar este nuevo modelo formativo. Las dificultades asolaban el momento y en 1821 los alcaldes locales solicitan que los impuestos tengan una mejor finalidad debido a elevados gastos, especialmente la manutención del maestro que corre a cuenta de los pueblos:

Así mismo con el maestro de Escuela, y de Música sin pagarle su salario en mas de ocho meses; que son los gastos que se nos presentan de primera necesidad. Por tanto y tendiendo consideración a nuestra clase de yndios Pobres que no podemos hacer viajes sin prejuicio de nuestra casa y familia. (EL COMÚN…, 1821).

Dentro del mismo campo educativo - el idioma indígena seguía ausente - se daba una estadística correspondiente a los alumnos que acudían a la recién fundada parroquia de Santa Clara donde pertenecía eclesialmente San Pablo La Laguna y Visitación, dice: “[…] acudían a la escuela un grupo de 13 niños originarios de los tres pueblos que integraban la parroquia de Santa Clara. 17 de mayo de 1825” (AGUIRRE, 1972, p. 383). Otro pasaje difícil para Santa María Visitación fue anexada escolarmente a la comunidad K’ichee’ de Santa Clara y como detonante, el caso vidrioso de los litigios territoriales de ambos pueblos no daba tregua. Así que, idiomáticamente tampoco era favorecido, aunque haber conocido otro idioma fue también una riqueza cultural, pues actualmente algunas personas de Visitación entre las edades de 50 años en adelante - aproximadamente - hablan dos idiomas mayas: Tz’utujil y K’ichee’.

Evidentemente, el haber agrupado eclesialmente los pueblos de San Pablo, La Visitación y Santa Clara a raíz para la atención doctrinal supuso de igual manera haber usado el mismo sistema para el acceso a la escuela parroquial en Santa Clara. La peor parte lo vivieron los alumnos de San Pablo La Laguna que debían superar cada mañana el acenso durante una hora de camino hasta la escuela. El sufrimiento de los escolares se describía de varias maneras como la siguiente declaración que data de 1825: “[…] los mismos escolares de San Pablo La Laguna, subían a Santa Clara, aunque poco o ningún provecho sacaban de sus penosas ascensiones, según el testimonio del secretario de Atitlán” (AGUIRRE, 1972, p. 383).

Los esfuerzos por fundar escuelas bajo un pensamiento castellano venían en detrimento a debilitar el idioma materno. También debido a la escasa relación comercial con los pueblos del lago, aparecen otros pueblos K’ichee’s con más cercanía a Visitación, que en variadas circunstancias y a través del comercio, influyeron en la propagación del idioma K’ichee’ e hizo que este idioma fuera ganando terreno. La existencia de palabras o términos equivalentes para el K’ichee’ como para el Tz’utujil, es fruto de la cercanía idiomática y geográfica, que ha modificado cierta peculiaridad en los idiomas.

El paso de la escuela en los pueblos originarios tiene sus matices negativos por los ancianos y concebida como entidad para perder el tiempo, según recordaba Dionisio Pérez (2007, p. 268):

Cuando yo iba supuestamente a la escuela -estoy hablado de 1912- no recibíamos clases, porque la maestra nos mandaba al monte para ir a cortar leña, hacer pasto para los animales o cuidar y limpiar la milpa, todo depende de la época del año y teníamos que trabajar para ella y los terrenos no eran de ella, más bien eran de la municipalidad y ella no pagaba arrendamiento.

Durante los años veinte (S. XX), los visitecos6 acudían a las fincas cafetaleras de la bocacosta como medio de subsistencia y oportunidad de un trabajo. Prácticamente toda la población emigraba a las fincas durante las temporadas fuertes de cosecha y en consecuencia la escuela y el pueblo quedaban con pocos vecinos. A pesar de que la se procuraba la asistencia a la escuela no ocupó un lugar primordial en la vida visiteca y a colación un registro escolar informaba lo siguiente: “Se deja instrucciones al Director a efecto de que, para lograr la buena asistencia de alumnos, diariamente pase á la alcaldía la lista de los faltistas” (ESCUELA PRIMARIA DE SANTA MARÍA VISITACIÓN, 1951).

Para solventar el examen final y cierre de ciclo escolar, los alguaciles de Visitación recorrían las fincas para localizar a las familias y reunir a los niños de manera urgente para solventar las evaluaciones finales, caso contrario recibían sanciones de la municipalidad. Indudablemente, la triste realidad escolar en la ruralidad indígena y un contexto de pobreza que espoleaba a restarle importancia a la misma institución. A mediados de siglo XX la opinión de los padres referente al ingreso a la escuela es a partir de “[…] los siete años, porque a esta edad ya comprenden bien lo que les enseñan en castellano” (SAQUÍC CALEL, 1949, p. 18). A pesar de ello, los esfuerzos paliativos escolares seguían su curso mientras que la pobreza surgía como un candado que ataba a la gente y privaba de muchas cosas como el acceso a la escuela. En 1958 el encargado de la Junta escolar visita la escuela y “[…] hace constar que la inasistencia de los alumnos obedece a que la mayoría de los vecinos inmigraron a las fincas de la zona de Suchitepéquez por asuntos económicos” (ESCUELA PRIMARIA DE SANTA MARÍA VISITACIÓN, 1958).7

La situación económica de los visitecos les urgió a comunicarse en K’ichee’ durante las jornadas de trabajo en las fincas, como medio de subsistencia. Este testimonio lo prueba: “Nosotras, antes, tuvimos que aprender el K’ichee’, era el único idioma que se usaba allá y no hablábamos en Tz’utujil porque los jefes no nos entendían, salvo si en esa finca había otra familia que hablaba nuestro idioma, entonces sí nos entendíamos” (DIONISIO PÉREZ, 2007, p. 102).

La misma historia local narra que hubo otros factores por las cuales la educación, no fue primordial - en el caso de Visitación, hasta 1963 - en los pueblos originarios y no era más que una experiencia concebida como pérdida de tiempo. “Lo importante no era ir a la escuela - si es que funcionaba - sino comenzar el rito de bienvenida a la juventud otorgándoles cargos públicos de menor exigencia” (DIONISIO PÉREZ, 2007, p. 169). Sin duda, el compromiso a temprana edad por iniciar a prestar servicios públicos y religiosos en el pueblo también fue un factor determinante para concluir los estudios primarios.

El panorama socioeconómico, según el censo de 1950, un porcentaje del 80% de la población del departamento de Sololá era indígena. La simetría de la población en las edades de 7 a 14 años, en cuanto a su asistencia a la escuela era desigual según grupos étnicos ladinos - blanco - e indígenas. En todo Sololá, los indígenas solamente asistían un 10.8% y ladinos un 89.2%. En este sentido, los indígenas representaban la mayor población en el departamento, pero los que menos acudían a la escuela (INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTCA, 1950).

Las escasas investigaciones académicas publicadas catalogan a los visitecos como mayahablantes K’ichee’s como lo publicado por Instituto Indigenista en 1948 que hacía notar diferencia idiomática entre visitecos y clareños: “El idioma más parecido al que se habla en este municipio (Visitación) es el de San Juan, San Pablo y San Pedro la Laguna […] El idioma que tiene mayores diferencias con el que se habla en Visitación, es el de Santa Clara La Laguna y Santa Lucía Utatlán - Ki’chee’.” (SAQUÍC CALEL, 1949, p.188).

Es posible que su explicación se entienda desde las alianzas matrimoniales en ambos pueblos. De aquí entonces que investigadores se han encontrado con significativas presencias de maya hablantes K’ichee’s en Visitación, y han concluido atrevidamente que éste es el único idioma predominante del lugar; en realidad, no es así. Mientras que otras enfatizan el impacto lingüístico de otros pueblos cercanos a Visitación: “En Santa María Visitación está generalizada esta lengua seguramente como consecuencia de la vecindad y las relaciones que mantienen los pobladores con las de los pueblos Quichés de Santa Clara La Laguna, Santa Lucía Utatlán y Santa Catarina Ixtahuacán” (SEMINARIO DE INTEGRACIÓN SOCIAL GUATEMALTECA, 1968, p. 336).

Así también en el territorio de Visitación, a orillas del río Yatza’, se asentó un grupo Kaqchikel, procedente de la cabecera departamental de Sololá y otros grupos K’ichee’s en Chwi Poj y Tzam Atzam. En los años ochenta arribaron jornaleros K’ichee’s procedente de las fincas de bocacosta para asentarse en el casco urbano. De manera que, ya no solo había entonces dos idiomas interactuando en el ambiente sino hasta cuatro con el castellano y esto provocó variantes dialectales.

Nuevos escenarios y desafíos

Para comprender semejante desafío, referente al aprendizaje de los idiomas mayas surgen iniciativas y en los sesenta, algunas organizaciones como la ONU, el Convenio 169 de la OIT, y otras, abogaban por una libre determinación de los pueblos y los derechos porque sean atendidos y reconocidos; en este caso, en el campo lingüístico. Mientras que la Constitución guatemalteca de 1965 (Art. 110) hacía intentos paliativos para atender la situación indígena figurando su atención hacia una integración a la cultura nacional (GUATEMALA, 1965) que demanda organizar y desarrollar programas para la integración de la población indígena a la cultura nacional (Cap. 189) (GUATEMALA, 1965).

Como vemos, la lucha histórica de un idioma va lidiando en medio de tantos retos en los deseos por encontrar formas para su razón de ser. La presencia de otros idiomas es un reto para las nuevas generaciones de Visitación en el sentido de preocuparse por aprender lo suyo, conocer los otros idiomas y aprenderlos o la tentación de ignorar y quedarse únicamente con el castellano.

Ya lo ocurrido durante el conflicto armado del país, los jóvenes de Santa María Visitación se sintieron forzados en algún momento a relegar el idioma materno a un segundo plano frente al castellano. La situación bélica del país motivó usar el castellano como un salvoconducto frente a la persecución ya que: “El 83.3% de las víctimas pertenecían a alguna etnia maya […]” (COMISION PARA EL ESCLARECIMIENTO HISTÓRICO, 1999, p. 54). También impactó en cuanto a:

[…] la reducción de matrícula en los cursos de primaria en 1982. Más de 30,000 mil niños perdieron al menos un año de educación, sin valorar que se postergó con carácter indefinido su matrícula, debido a que ya no ingresaron el primer año cuando les correspondía. (COMISION PARA EL ESCLARECIMIENTO HISTÓRICO, 1999, p. 100).

Unas décadas atrás, La Academia de Lenguas Mayas de Guatemala publicó literatura Tz’utujil, en su afán de ir reactivando el aprendizaje correcto de los idiomas mayas, pero el 80% no saben leer ni escribir en su idioma. De aquí el modelo educativo que contraviene el aprendizaje de los idiomas, y era común ver en los pueblos originarios que el primer año escolar es llamado Castellanización. Sin preámbulos, la Ley de Educación Nacional de 1972 (STAVENHAGEN et al., 1988, p. 253) dice:

La castellanización es un proceso educativo que trata de dar a la población indígena el conocimiento necesario para la comprensión y utilización del idioma español, con el fin de facilitar su comunicación y convivencia en el país.

Por los resultados obtenidos y su contenido, éste se convirtió acentuadamente en etnocéntrico. El rito de iniciación escolar está en los conceptos criollos de Castellanización, y la prohibición total del uso del idioma maya en las escuelas, so pena de no librarse de castigo alguno para el alumno que trasgredía la norma. El modelo educativo hasta hace dos décadas seguía en deuda con el aprendizaje de los idiomas mayas, pues nunca fue gestora y promotora en este sentido. En la educación bilingüe intercultural, todavía “persiste el bilingüismo sustractivo, asimilacioncita y focalizada a poblaciones indígenas, propiciando las prácticas de discriminación y racismo contraviniendo los derechos establecidos en Convenios y Acuerdo Internacionales” (MINISTERIO DE EDUCACIÓN, 2009, p. 13-14).

Finalizado el conflicto armado interno, los Acuerdos de Paz contemplaron que los idiomas mayas fueran parte medular de la formación escolar de los niños y jóvenes. En el acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos indígenas referencia lo siguiente:

b. Promover el uso de todos los idiomas indígenas en el sistema educativo, a fin de permitir que los niños puedan leer y escribir en su propio idioma o en el idioma que más comúnmente se hable en la comunidad a la que pertenezcan, promoviendo en particular la educación bilingüe e intercultural e instancias tales como las Escuelas Mayas y otras experiencias educativas indígenas […] (UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR, 1997, p. 258).

De manera que, nacen los primeros intentos por enseñar la escritura y lectura de los idiomas mayas. En este sentido el Gobierno apertura de cierto modo la enseñanza del idioma materno según la región lingüística y a pesar de ello el programa sigue en deuda con los pueblos originarios. A sabiendas que desde los años sesenta, la educación bilingüe venía bregando en las rutas del modelo educativo, pero esto ha llegado muy tarde a las escuelas de la región de Visitación. Hasta el 1º de julio de 1985 se aclara el papel del Programa Nacional de Educación Bilingüe Bicultural (PRONEBI) por el Acuerdo 997 y en 1995 este programa se convierte en la Dirección General de Educación Bilingüe Intercultural DIGEBI (MINISTERIO DE EDUCACIÓN, 1995).

Existe otro reto que sigue latente en cuanto a la influencia de término del castellano en los idiomas mayas mudando conceptos y palabras nuevas creando así una mixtura idiomática. A este fin Danny Law (2017, p. 112) ofrece una reflexión primordial:

Después de casi medio milenio de contacto colonial con el español, no es sorprendente que las lenguas mayas hayan sido afectadas. Lo contrario es también cierto: las variedades locales de español a menudo reflejan parcialmente la influencia de las lenguas indígenas locales […]

De hecho, la influencia del castellano y otros idiomas mayas de la región, más la situación demográfica de Visitación en la línea idiomática marcan procesos:

El peligro también es grande para aquellas regiones en donde se hablan idiomas demográficamente significativos, por ejemplo, el Mam, K’iche’ y Kaqchikel, en donde existe un proceso de erosión en las fronteras por la influencia incontenible del castellano a raíz de la superación demográfica de hablantes del castellano y la influencia de los medios de comunicación que constantemente bombardean con mensajes comerciales, música, etc. en castellano. (RICHARDS, 2003, p. 132).

En este sentido, es interesante mencionar un fenómeno surgido en los últimos acontecimientos territoriales 2000-2008 con el pueblo K’ichee’ de Santa Clara La Laguna. Algunos jóvenes visitecos retomaron el uso del idioma materno como una manera peculiar de hacerse notar como descendiente Tz’utujiles frente a los de Santa Clara.8 En la realidad del conflicto territorial, renace un sentimiento y un sentir Tz’utujil como una forma de hacer valer su identidad y sus raíces provenientes de Santiago Atitlán frente a los K’ichee’s.

Hay una clara evidencia que indica que los esfuerzos en educación bilingüe van abriendo caminos, pero se va experimentando una mengua en el uso frecuente del idioma materno y en algunos casos se le determina como una referencia idiomática usada por los padres y no por una nueva generación indígena. En palabras de Rubio (2007, p. 47) refiere que:

[…] el marco legal vigente propone, regula y demanda que la educación reconozca el valor de la diversidad cultural de la nación guatemalteca y, en consecuencia, se evite la exclusión y/o discriminación de cualquier ciudadano o ciudadana guatemalteca por su pertenencia etnocultural.

Desde hace ya un tiempo atrás que las Naciones Unidas venían dando voz de alarma diciendo que el 50% de las lenguas del universo están en peligro de extinción y las más vulnerables son los idiomas indígenas. En esta inminente amenaza se detectan varias razones tales como: Los conflictos en los países que provoca desplazamientos, la discriminación que prohíbe el uso de las lenguas indígenas, los desastres naturales que fuerza buscar otros lugares, la pobreza que apremia ir a las ciudades y las dificultades para adaptarse a nueva realidad, la débil apuesta de las legislaciones en favor de los pueblos originarios y sus idiomas. En definitiva, la desaparición de un idioma viene en menoscabo de la identidad, la pérdida de los conocimientos, la memoria colectiva y con ella todo un conjunto de conocimientos que les daba sentido a toda una comunidad.

En el caso de Santa María Visitación se otea avisos de que el idioma pueda desaparecer con una generación que muestra poca identificación con ello puesto que se cataloga como algo de los abuelos porque a parte del poco trabajo hecho por el sistema educativo local, también desde las familias es preferible hablar el castellano para no sufrir discriminación. La cantidad de varones y algunas mujeres que han emigrado a Estados Unidos irrumpe el “cordón umbilical” de la enseñanza del idioma desde la casa. Otros factores que amenazan el idioma Tz’utujil es que ya no se transmite de generación, existe una brecha con la tradición lingüística y el impacto de la tecnología en los pueblos originarios. Asimismo, el bajo número de personas mayahablantes es menor al total de habitantes. La carencia de publicaciones en el idioma materno limita el aprendizaje del mismo, también la poca implicación de las autoridades locales y gubernamentales gestan situaciones desfavorables.

La importancia del uso del idioma también nos define frente a los demás porque con ella está contenida toda una historia y un recorrido. Con ella se aporta conocimientos y concepción de mundo diferente a comparación de otras culturas. Se halla en ella no solo el cultivo sino el cimiento de valores, el fortalecimiento de la inclusión social, el arraigo y concepción con la Madre Tierra, el fomento por la paz, la visión de los derechos y libertades de los pueblos. En definitiva, hay en ella todo un cúmulo de sabiduría legado por tantas generaciones que ata toda una historia y memoria colectiva.

Conclusiones

En el análisis sobre la situación actual e histórica del idioma Tz’utujil en Santa María Visitación facilita acercarnos a un tema poco abordado para comprender situaciones vividas desde el mundo lingüístico local. En la actualidad hay quienes siguen pensando que el idioma maya es sinónimo de atraso, y de alguna manera continua latente la amenaza de que el idioma Tz’utujil no se desarrolla como tal. En casos extremos, otros lo conceptualizan como el idioma de los antepasados dando así cumplimiento a la sentencia de que ese fue de los abuelos y abuelas.

Con el auge académico9 florecido unas décadas atrás en Santa María Visitación, algunas familias indígenas han mostrado resistencia al uso del idioma materno y han optado como único canal de comunicación el castellano. Situación que también viene a atenuar el uso del idioma materno y tal contexto halla su explicación para evitar de alguna manera el rechazo del blanco contra el indígena bajo el concepto despectivo de “indio”. En este mismo sentir: “Existen incluso, familias que todavía presentan resistencia y prefieren comunicarse en español, y de esto emana la amenaza de siempre: el seguir creyendo que el idioma Maya atrasa a las personas” (DIONISIO PÉREZ, 2007, p. 103). Esto no quita que en la actualidad están surgiendo esfuerzos por fortalecer el uso del idioma materno, especialmente desde los centros educativos y la insistencia de que todavía los abuelos y abuelas siguen interactuando en el idioma local. Los hay también aquellos que se niegan a que desaparezca el idioma y los que presentan resistencia, pues pugna lo que en el pasado era aceptado con normalidad como parte de la vida y de la cultura.

La visión escolar ha sido el haber puesto énfasis en el aprendizaje del castellano más que en el idioma materno y en variadas ocasiones se detectó que los maestros imparten otros cursos o favorecen solaces en tiempos estipulados para el aprendizaje del idioma maya. De esta manera, se le resta importancia al curso como tal debido a las carencias de formación de los mismos maestros para la enseñanza el idioma. Aunado a ella, existe una presión social por hablar el castellano y que lo primordial es aprender este idioma y no el maya, de aquí permanece la idea de restar valor y rechazar comunidades que casi no se comunican en castellano y son figurados bajo epítetos de ignorantes, analfabetos, y demás otros calificativos desdeñosos.

Asimismo, la situación geográfica del pueblo de Visitación rodeado de otros pueblos K’ichee’s, - que en el fondo es una riqueza - no ha sido tan benéfica en este sentido, ya que su influencia ha forzado incluir nuevos términos y conceptos en el uso del idioma Tz’utujil. De esta forma, se va experimentando cierta lejanía del Tz’utujil hablado por los demás pueblos del lago. Mientras que una nueva generación de jóvenes se encuentra en medio del dilema idiomático local, todavía existen los que entienden y hablan el Tz’utujil, pero no lo escriben. Otros, solamente lo entienden y no lo hablan, y aquellos que se han desentendido totalmente de ello.

Pero el reto es mayúsculo cuando en las conversaciones y diálogos se vislumbran claramente la emulsión de palabras mayas y castellanas, esto resulta ser extremo pues ya no se sabe si se está hablando el idioma materno o en castellano. Un reto en la actualidad con la llegada de la tecnología bajo un proceso tan acelerado, surgen nuevas palabras e incluso en inglés, como: Internet, web y otras que se vuelven parte del diario vivir. Es sabido que en toda cultura existen variadas formas de comunicación y en este caso el idioma tiene su aporte y sin duda es: “[…] importante porque ocupa un lugar primordial en la transmisión de la misma cultura. Además, cada sociedad tiene su lengua, ésta tiene las características de la cultura que la produce, pues expresa su visión y está relacionada con el ambiente propio de cada sociedad.” (AMODIO, 1988, p. 48).

Indudablemente el idioma expresa las peculiaridades de cada cultura o la misma relación íntima con el territorio como el ambiente donde se vive. Ello es recíproco y condiciona el idioma en cuanto a definir elementos muy propios del lugar y esto sin duda forma identidad. De aquí un mundo de riqueza idiomática surge de la interdependencia de lo que se expresa y de lo que se vive cada día; esto engloba toda una vida. Se halla aquí, en el caso de los Tz’utujiles de Santa María Visitación, el valor del idioma como esa función de representar su propio mundo y comunicar a los demás su cultura, siendo éste un medio eficaz de expresión. Por lo tanto: “La función del habla no está limitada a la comunicación de información. Lo que decimos y cómo lo decimos es también una forma de decirle a las personas dónde nos encontramos socialmente, o tal vez, donde queremos estar” (NANDA, 1994, p. 107).

Urge seguir favoreciendo los procesos no solo desde los hogares sino desde los centros educativos locales donde ambos deben fusionar para poder emprender un mejor trabajo en la promoción y fortalecimiento del idioma materno, caso contrario y en palabras de los abuelos: Se sigue creyendo, según el racismo establecido, que el idioma Maya atrasa a las personas. Todavía se vive parte de la herencia criolla que estereotipó la idea de que el aprendizaje del idioma maya no es importante y en consecuencia escindió las auténticas venas de comunicación de los pueblos originarios. Muchos de los esfuerzos están enfocados en enaltecer el folclor, y no una acción profunda que genere no solo conocimientos sino espacios emancipadores para el uso del idioma como tal. Descolonizar un modelo educativo pensado por los criollos y aferrados a retroalimentar un indigenismo de asimilación que persigue ir asegurando guatemalizar al maya. De hecho, el pensamiento ladino del país y por muchos años, se venía fraguando una doctrina indigenista arraigada al pensamiento integracionista. En este sentido: “El mestizaje, el bilingüismo, la aculturación y la redistribución reiterada de la dignidad, la riqueza y el poder son instrumentalidades de la integración” (AGUIRRE BELTRÁN, 1983, p. 9).

Indudablemente la respuesta debe seguir surgiendo desde los hogares y de los esfuerzos comunitarios para que el idioma no prescriba como del pasado. La protección y promoción del idioma Tz’utujil debe ser retomado nuevamente desde los hogares, luego en las organizaciones comunitarias para comprometer a todas las entidades presentes en el pueblo para que se unan en este esfuerzo. La implicación de los ancianos en los modelos de enseñanza es primordial donde se crea centros que favorezcan el conocimiento y donde se interactúe comunitariamente con los niños y jóvenes. Está demás, recordar el difundir actividades intencionadas en esta línea del conocimiento del idioma y la promoción de documentación usando la tecnología y redes sociales como lo están haciendo ya algunas personas que usan las redes sociales como Facebook o WhatsApp (FONDO PARA EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE; OBSERVATORIO REGIONAL DE DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, 2020) para comunicarse en su idioma materno de manera oral y escrita.

Si bien la presencia de cuatro idiomas en la sociedad visiteca, las estrategias educativas que son el reflejo de la política nacional de educación bilingüe no tienen las herramientas necesarias para aprovechar esta coyuntura lingüística. Los maestros de la escuela son en su mayoría indígenas del mismo municipio y se detectó que conocen al menos dos idiomas mayas - Tz’utujil y K’ichee’ - y el castellano, pero no cuentan con la suficiente formación para la enseñanza del idioma materno. En sus buenas intenciones se limitan en ofrecer vocabulario o estudio de palabras (BARONNET, 2013) y en casos extremos se invierte el tiempo en otros aprendizajes, menos el del idioma materno. De aquí este desatino a responder el tema del plurilingüismo comunitario y parece que el camino más seguro es desde la misma comunidad -hogares- que todavía aseguran tiempos de escucha del idioma materno. Se destaca en este estudio el papel fundamental de las mujeres por ser las transmisoras del idioma materno, especialmente las abuelas ya que, por las escasas oportunidades de haber concluido la escuela, mantuvieron su idioma materno como medio de comunicación, pero en la actualidad, las mujeres intelectuales - jóvenes - son gestoras del idioma materno. Existe una producción de aprendizaje formativo desde los hogares y emanada de valores, tradiciones, costumbres y todo lo que da sentido a una comunidad que en el fondo se resiste a ser absorbido por otro estilo de vida que contraviene la suya. A nivel local, las autoridades comunitarias inciden poco en estos temas, parece que su rol está en cuestiones de administración comunal, territorio, agua, ecología, lo religioso y otras necesidades puntuales, menos en este tema del fortalecimiento del idioma materno. De manera que, urge la toma de acciones en esta índole que coadyuvan en la promoción y rescate del uso del idioma en pro de una nueva generación que es parte de la memoria lingüística local.

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1Cfr.: Dionisio Pérez (2007): El colapso de algunos pueblos tz’utujiles: Breves comentarios. p. 44-60.

2Fray Francisco Vásquez comenta que la ceguera atacó a los habitantes del lugar y varios pueblos de la costa. Los pocos habitantes de San Bartolomé estuvieron condenados a la mendicidad pidiendo limosna (VÁSQUEZ, 1985).

3Atitecos: gentilicio para designar a los habitantes de Santiago Atitlán.

4Rafael Carrera y Turcios, gobernó el país los años de 1844-1847, 1847-1848 y 1851-1865.

5La obra también es conocida como La Relación del Padre Arboleda.

6Visitecos: gentilicio para denominar a los habitantes de Santa María Visitación.

7Al finalizar el curso de 1959 los maestros concluían: “[…] que debido a la inmigración de los padres de familia a las fincas de la zona de Suchitepéquez se notó la inasistencia de cierto número de alumnos […]” (ESCUELA PRIMARIA DE SANTA MARÍA VISITACIÓN, 1959).

8Para mejor comprensión del tema: Cfr. Dionisio Pérez (2017).

9Después de un proceso académico vivido durante 40 años, Santa María Visitación fue declarado por el Estado guatemalteco el primer pueblo indígena Libre de Analfabetismos en el 2010. Todo esto se debe al trabajo de los misioneros católicos norteamericanos y los Hermanos De La Salle.

Recibido: 15 de Abril de 2022; Aprobado: 06 de Julio de 2022

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