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Revista da FAEEBA: Educação e Contemporaneidade

versión impresa ISSN 0104-7043versión On-line ISSN 2358-0194

Revista da FAEEBA: Educação e Contemporaneidade vol.31 no.67 Salvador jul./set 2022  Epub 13-Ene-2023

https://doi.org/10.21879/faeeba2358-0194.2022.v31.n67.p288-307 

Artigos

MUXES EN LA INTERCULTURALIDAD Y TERRITORIALIDAD DE LA COMUNIDADE ZAPOTECA EN OAXACA-MÉXICO

MUXES NA INTERCULTURALIDADE E TERRITORIALIDADE DA COMUNIDADE ZAPOTECA EM OAXACA-MÉXICO

MUXES IN THE INTERCULTURALITY AND TERRITORIALITY OF THE ZAPOTEC COMMUNITY IN OAXACA-MEXICO

Aní Dario Hernandes Chávez*  Universidade Federal do Amazonas
http://orcid.org/0000-0001-7133-2086

Ivani Ferreira de Faria**  Universidade Federal do Amazonas
http://orcid.org/0000-0002-7543-2348

*Mestre em Geografia pela Universidade Federal do Amazonas (UFAM). Manaus, Amazonas, Brasil. E-mail: dh231278@gmail.com

**Pós-doutorado pela Universidade Nacional Autônoma do México (UNAM). Docente do Programa de Pós-graduação em Geografia da Universidade Federal do Amazonas (PPGG/UFAM). Manaus, Amazonas, Brasil. E-mail: ivanifaria@ufam.edu.br


RESUMEN

Este estudio buscó comprender la territorialidad de los muxes y cómo las políticas interculturales pueden potenciar su identidad en la comunidad zapoteca, Oaxaca, México. En esta investigación se realizó trabajo de campo y reconocimiento del territorio en los límites de Juchitán y Santo Domingo de Tehuantepec, con la ayuda de los muxes para registrar testimonios de cómo es su vida cotidiana en esta región con metodologías participativas respetando sus cosmologías, fundamental para la promoción de la autonomía. Los muxes responden a un rol establecido por la sociedad, por el trabajo que algunos siguen desempeñando, por su cuerpo y deseo homoerótico que tiene una función social específica en las relaciones de dominación de los hombres. La interrelación de hombres, mujeres y muxes para el sustento cultural, social y económico de Juchitán muestra cómo existe más de una historia de género fija y lineal, sin que ello redunde en la ausencia de relaciones de dominación.

Palabras clave: políticas publicas; interculturalidad; identidad; género; Muxe

RESUMO

Este estudo buscou compreender a territorialidade dos Muxes e como as políticas interculturais podem valorizar a sua identidade na comunidade zapoteca, Oaxaca, México. Nesta investigação, foram realizados trabalhos de campo e reconhecimento do território nos limites de Juchitán e Santo Domingo de Tehuantepec, com a ajuda dos muxes para o registro de testemunhos de como é o codidiano deles nesta região com metodologias participantes, respeitando suas cosmologias, fundamental para a promoção da autonomia. Os muxes respondem a um papel estabelecido pela sociedade, pelo trabalho que alguns continuam a desempenhar, pelo seu corpo e desejo homoerótico que tem uma função social específica nas relações de dominação dos homens. A inter-relação de homens, mulheres e muxes para o sustento cultural, social e econômico de Juchitán mostra como há mais de uma história de gênero fixa e linear, sem que isso resulte na ausência de relações de dominação.

Palavras-chave: políticas públicas; interculturalidade; identidade; gênero; Muxe

ABSTRACT

This study sought to understand the territoriality of the Muxes and how intercultural policies can enhance their identity in the Zapotec community, Oaxaca, Mexico. In this investigation, fieldwork and recognition of the territory were carried out in the limits of Juchitán and Santo Domingo de Tehuantepec, with the help of the muxes to record testimonies of what their daily life is like in this region with participating methodologies respecting their cosmologies, fundamental for the promoting autonomy. The muxes respond to a role established by society, by the work that some continue to play, by their body and homoerotic desire that has a specific social function in the relations of domination of men. The interrelation of men, women and muxes for the cultural, social and economic sustenance of Juchitán shows how there is more than one fixed and linear gender history, without this resulting in the absence of relations of domination.

Keywords: public policies; interculturality; identity; gender; Muxe

Introducción1

El estado de Oaxaca está situado al sur de México y ocupa el lugar 5 a nivel nacional, compuesto por ocho regiones (Figura 1).

Fuente: Wikipedia (2018).

Figura 1 Localización de todas las regiones del estado de Oaxaca, México 

La región del Istmo, con ubicación en la ciudad de Juchitán de Zaragoza, es la región que será investigada, porque es el espacio geográfico en donde se encuentra el mayor territorio de zapotecas y la concetracion de la comunidad muxe en la actualidad.

La comunidad zapoteca es pueblo indígena milenário eso da pauta y permite que los zapotecos del Istmo sean un grupo étnico reconociedo en este territorio, herederos de una de las más grandes culturas prehispánicas del centro del estado de Oaxaca. Ocupan la parte sur del estado de Oaxaca y actualmente se trata de una población en gran parte urbana, ubicada en tres grandes centros: Tehuantepec, Matías Romero y Juchitán. Esta última es la más grande y con extensión territorial indefinida y es destacada porque la mayoría de las personas son indígenas y habla su lengua nativa.

Los istmeños son un subgrupo de los cuatro que constituyen una de las principales macroetnias de México, junto con los zapotecas originarios de los Valles Centrales, la Sierra Norte y la Sierra Sur. En el Istmo, donde la población total se calcula en 546 288 y más de 50 por ciento se cataloga como población originaria o de nacimiento natural del lugar, 7 de cada 10 hablantes de una lengua indígena se desenvuelven en zapoteco. Así, en el Istmo de Tehuantepec cerca de 114 633 son representantes de la “gente de la palabra verdadera”, como también se designa a los zapotecos (MILLÁN, 2006).

Juchitán es la segunda ciudad en orden de importancia política y comercial del Estado de Oaxaca, que se halla situada en el centro del Istmo oaxaqueño, en una zona interétnica donde confluyen, junto con los zapotecos que son el grupo preponderante, Huaves, Mixes, Chontales y Zoques, pueblos indígenas que forman parte de la convivencia en esta región étnica.

Está ubicada en la intersección de las grandes vías que comunican, de oriente a occidente, los océanos Atlántico y Pacífico y, de norte a sur, el país con Centroamérica, es decir se trata de un área estratégica para el desplazamiento y las rutas comerciales ya desde tiempos prehispánicos. Sin querer ir demasiado lejos, recordamos la construcción del ferrocarril transístmico con aportes ingleses y norteamericanos, en la segunda mitad del siglo XIX, y, actualmente, los proyectos ligados al oleoducto y al corredor industrial entre Cotzacoalcos y Salina Cruz (proyecto Alfa-Omega). Esta última ciudad, además, que distancialmente es muy cerca de Juchitán, se ha constituido recientemente en puerto franco y se está ampliando como puerto pesquero y astillero en la zona.

De especial relevancia en este proceso ha sido lo que se ha denominado la “zapotequización” del Istmo de Tehuantepec, término que se ha utilizado para explicar la conformación de una cultura regional de estilo zapoteca (REINA, 1995, p. 44). Y es así como Barabás y Bartolomé (1999, p. 101-102) llegan a una conclusión sobre la construcción de la cultura zapoteca, citando lo siguiente:

Así pues, en contraste con otras regiones indígenas, en el siglo XlX, durante la llegada de población de distintas regiones de México y diferentes países - en el contexto de la construcción del ferrocarril transístmico -, los mestizos y los extranjeros no se erigieron como grupos dominantes, sino que se adaptaron y mezclaron, y los zapotecos se consolidaron como la oligarquía regional. Si en el siglo XlX los mestizos y extranjeros se ‘zapotequizaron’, una centuria después no sólo tomó forma ‘una cultura regional de fisonomía zapoteca’, sino que también se volvió modelo para los otros pueblos originarios del Istmo.

Los muxes (Figura 2), el género masculino con preferencias diferentes, han sido señalados e identificados peculiarmente con frecuencia en las comunidades zapotecas de la región. Ya en el siglo XVI se anotaban diversos nombres para mencionar sus comportamientos, así que debemos suponer que estas prácticas tienen una larga trayectoria en la cultura zapoteca y que identifica a este grupo indígena desde tiempos atrás. En el caso del Istmo se trata de un tercer sexo socialmente concebido y aceptado, en el pueblo indígena, donde un hombre-mujer al cuál se le denomina muxe.

Desde la perspectiva de los estudios de género la sociedad zapoteca del Istmo presenta una serie de características que la hacen particularmente interesante para muchas ciencias por ejemplo; las ciencias sociales, antropologia, historia, geografía y para quienes están interesados en leer y entender a la sociedad entorno a los géneros y sus especificaciones.

Fuente: Acervo pessoal de Felina Santiago Valdivieso.

Figura 2 Foto de muxe “Felina” noche de gala, coronada reina de la vela pasión 

Al contrario del modelo mestizo dominante, donde los hombres comprenden todo el entrelazo de las relaciones sociales, en el Istmo zapoteco los espacios sociales, y los poderes que los conforman, aparecen claramente definidos según el acceso y manejo del poder social que cada género ejerce en determinados campos de la vida comunitaria: ámbito doméstico (casa), comercio (mercado) y sistema festivo, son ámbitos de domínio principalmente femenino; producción (campo, fabrica), de la representación política, la producción intelectual y artística (la alta cultura) y la cantinas como ámbito de bohemia son espacios del hombre (MIANO BORRUSO, 1994).

En otras palabras en la sociedad zapoteca se ha ido desarrollando históricamente una línea bastante definida de división social del trabajo, según la cual a las mujeres está assignada la tarea de la circulación y distribución de los bienes y de las mercancías y de la reproducción de la cultura tradicional, mientras que los hombres se ocupan esencialmente de la producción económica cultural y artística y de la dirección política del grupo, El hombre es considerado “naturalmente” el depositario de la autoridade y del poder, sobre todo del poder político es decir del ámbito de las acciones y decisiones que conciernen la comunidad en su conjunto y sus relaciones con las instituciones nacionales e internacionales por así mencionarlo.

En especial está ampliamente documentado en la literatura antropológica el protagonismo de las mujeres en la vida económica, social y cultural del grupo y el prestigio social del cual gozan. Su capacidad económica y productiva de la actividad comercial, le permite un potencial de autonomía respecto al hombre que se manifiesta en una fuerte auto valorización, en una presencia dominante en el sistema de socialización comunitario, representado por las fiestas y los rituales. En el cuál tiene una representatividad autónoma respecto al hombre, ya que atraen las mayordomías (mayordomia es el grupo de personas que organiza una festividad de carácter religioso) en la mayoría de los casos y una fuerte aceptabilidad de autoridad sobre la organización del hogar y sobre los hijos aun que no alcanza el status de jefe de la familia, rol de autoridad y poder que corresponde al hombre.

Caso único en el panorama de los grupos étnicos de México, las mujeres con su suntuoso traje regional son identificadas como el emblema de la etnia en su conjunto. Estas características distintivas que conforman una condición atípica frente al modelo nacional ha dado pie a que se hablara de “matriarcado” en la sociedad zapoteca, por tanta referencia que ellas transmiten.

Sin embargo, la sociedad zapoteca a está organización dicotómica agrega otro rasgo peculiar: no hay estigma y marginación social del muxe al contrario hay una actitud social y cultural peculiarmente permisiva y participativa ante las diferencias de generó, en gran contraste con el patrón nacional. Los encontramos desempeñando funciones socialmente reconocidas y prestigiadas tanto en sus familias, en el ámbito público y comunitario.

Se trata de un tercer generó institucionalizado, un tercer elemento constitutivo e integrado a la organización genérica de la sociedad y al universo cultural étnico poco usuales en nuestra sociedad occidental, que algunos autores consideran como un tercer sexo socialmente concebido y aceptado (otros autores hacen la comparación con el ser gay, porque no encuentran términos correctos para ser explicados en la sociedad actual) con los valores originales que definen el ser muxe, un hombre-mujer que reúne las características de ambos sexos.

Las preferencias de los muxes no son criticadas en la comunidad, sin embargo, corresponde un alto nivel de aceptabilidad y de autoridad que ellos logran tener. Al contrario de un muxe que tiene presencia y prestigio social, el ser lesbiana está considerada como una desviación o una enfermedad, jamás alcanza el status social del muxe y generalmente es reprimida, las mismas palabras usadas para nombrarlas; nguiu, en zapoteco y marimacho, en español tienen una connotación despectiva que no tiene la palabra muxe. Lo que denota que no deja de ser una sociedad heterosexista aunque presenta una menor homofobia respecto al modelo mestizo.

El hecho de que existiera un grupo que se alejara de la construcción binaria de género y que, además, fuera aceptado, resultaba de sumo interés pues suponía diferentes preguntas de investigación. A partir de ello se buscó información y se encontraron, en primer lugar, ciertas contradicciones pues los medios de comunicación y algunas investigaciones afirmaban que en Juchitán se vivía un ambiente de aceptación hacia los muxes, mientras que éstos hablaban de una discriminación constante hacia sus personas. En segundo lugar, se ubicaron testimonios sobre prácticas sociales y políticas emprendidas por los muxes en las últimas décadas.

Después, se comenzó a realizar un acercamiento con esta población en el Istmo y más adelante con algunas personas originarias de Juchitán durante la Vela celebrada en noviembre del 2018. Cabe destacar la gran participación de personas de todo el país y sobre todo del mundo, en este año fue reincorporada la vela de noviembre, por cuestiones de desastres naturales la vela del 2017, no fue realizada, esta vela siempre es de destaque personal para la visibilidad de los muxes (Figura 3).

Fuente: Acervo pessoal dos autores.

Figura 3 Foto de lavada de olla, festejo de la vela muxe, 2018, después de los incidentes del sismo del 2017 

En otro punto, los muxes son un caso distinto dentro de los propios estudios de género ¿cómo se traducirían sus prácticas políticas? ¿De qué manera su arraigo y organización social incidía en su participación? Luego de esta búsqueda práctica, teórica y metodológica se planteó la participación política de los muxes: entre el capital social y la vulnerabilidad para analizar la relación de estas categorías de estudio.

Organización social y políticas de los muxes

En esta sociedad, el muxe no está considerado como una figura excepcional o fuera de la norma, sino como parte natural y normal de la composición genérica de la sociedad y valorizado por una serie de motivos que van del rol importante que juegan a nivel económico en la familia, a los oficios que desempeñan en la comunidad en función de la reproducción de algunos elementos culturales tradicionales.

El como llevar la organización social en el grupo indígena zapoteca esta bajo el poder de la comunidad en conjunto:

Por lo que concierne la organización de género los zapotecos ofrece unas características que la hace particularmente interesante; por una parte, existe un protagonismo económico y social de las mujeres zapotecas, que se han destacado históricamente como comerciantes con autonomia económica y principales protagonistas del sistema de fiestas comunitario. (MIANO BORRUSO, 1994).

La forma de vestir de la mujer zapoteca y de sus formas voluminosas, el porte altivo, la actitud entre gracia y orgullo, la majestuosidad del traje regional, representa poder en la comunidad y al mismo tiempo han inspirado a muchos artistas, fotógrafos y escritores mexicanos y extranjeros,2 al punto que en el imaginário nacional y a veces también académico se ha hablado de “matriarcado”.3 Por otra parte, es una sociedad que reconoce tres elementos que componen el orden de género: los hombres, las mujeres y los muxes.4

De hecho, la organización dicotómica, hombre/mujer, la sociedad zapoteca agrega un rasgo peculiar: no hay estigma y marginación social del varón muxe en zapoteco.5 Al contrario, los juchitecos afirman que en su cultura hay una “completa aceptación e integración del muxe”. Si bien una investigación más profunda6 reveló los limites y las contradicciones existentes en la realidad, también es cierto que la actitud social y cultural es peculiarmente permisiva y no punible ante los comportamientos del muxe, en gran contraste con el patrón nacional que al contrario tiende al rechazo, la desaprobación, agresión, burla y ridiculización (hablando de la comparación muxe y gay).

Su visibilidad y presencia se percibe como un estatus de privilegio, si lo comparamos a la mayoría de las situaciones conocidas en México, al punto de crear el imaginario de Juchitán como “paraíso queer”,7 parecido al caso del “matriarcado”.

Participan activamente en el sistema festivo, ellos son los artesanos que diseñan y bordan los suntuosos trajes regionales femeninos, los que elaboran los adornos de las fiestas y los carros alegóricos para los desfiles de las Velas,8 los coreógrafos que se encargan de inventar y dirigir los bailes en bodas, en los quince años y los aniversarios. Pueden ocupar un puesto de jerarquía y tradicional como mayordomos, brujos o curanderos. Más recientemente, con el acceso a centros de estudios superiores, se han formado como profesionistas e intelectuales, ocupando también puestos de responsabilidad política.

Por, si fuera poco, el panorama del modelo étnico no es grato. No todos los muxes son aceptados en la familia, en realidad encontramos que no son pocos los casos en que los hombres de la familia, padre o hermanos, no los aceptan, en parte porque ellos se auto denominan gays o homosexuales. Para un muxe, como para una mujer hay un largo camino de producción de méritos para consolidar un prestigio familiar y social: ocuparse en la casa y de las tareas domesticas. Vamos a ver, entonces, cuáles son las características que conforman la identidad, las prácticas y los ámbitos de acción y representación del muxe en la sociedad zapoteca.

Por lo que corresponde a la génesis y construcción de las identidades individuales, es posible definir algunas diferencias básicas, basadas en la diversidad de una auto-percepción y de pertenencias socioculturales. Una división primaria a groso modo es entre los que afirman sentirse como «toda una mujer», por lo tanto a diario se visten y pintan como mujeres y usan nombres femeninos y los que, al contrario, se consideran como hombres con preferencia sexual y emotiva hacia outro hombre. Al interior de esta polaridad existe una amplia gama de posiciones intermedias y cruzadas que dan gran espacio a las diferencias muy amplias, e incluso al cambio de identidad sexual a lo largo del ciclo de la vida.

Hay también muxes, considerados como tales y reconocidos por la comunidad, que están casados con mujeres con las cuales viven y tienen hijos. Además, tienen a parte su querido, también conocido y aceptado. Y viven una doble vida, más no oculta, identidad. Hay muchos que se asumen normalmente como hombres y no se sienten ni se visten como mujer, sin embargo lo hacen en algunas ocasiones, se trata de un ritual, en ocasiones de fiestas privadas y de la ya famosa Vela de las Intrépidas.

Tampoco faltan los gays de closet, fenómeno que se da principalmente en los estratos sociales más altos y que demuestra como la masculinidad está vinculada al ejercicio del poder. Y ciertamente no se agotan, con estos ejemplos, las posibilidades existentes. En términos de identidad y comportamientos, entonces, los límites entre un tipo y otro son bastante movedizos y ambiguos. La característica común parece ser un estado de constante performance de género,9 un sabroso juego entre el ser y no ser, la instrumentalidad de una identidad ambigua.10

La otra diferenciación tiene que ver con la estratificación social que coincide con una separación de los territórios. La gran parte de la población muxe de Juchitán se concentra en los barrios periféricos, al sur de la ciudad, barrios nombrados de abajo, dónde vive la población de escasos recursos: campesinos, pescadores, artesanos y asalariados, aun que no faltan familias ricas vinculadas a la presencia y expansión en los últimos años del narcotráfico.

En esta zona se habla preponderantemente en zapoteco y la vida individual y colectiva está muy apegada a la tradición. Los muxes que habitan, en esta zona son cantineros, cocineros de comida y dulces tradicionales, pequeños comerciantes, bordadores, curanderos, costureros, sirvientes, peluqueros, artesanos y en últimos casos prostitutos. Como fenómeno relativamente reciente datándolo aproximadamente en los años 80 encontramos que en esta zona los muxes son en su mayoría adultos.

Del centro hacia el norte de la ciudad, viven los de arriba, es decir familias que tradicionalmente tienen dinero y/o prestigio social o cuyo status social deriva de un reciente mejoramiento económico, por eso se han trasladado a zonas socialmente más prestigiadas (zonas nobles). Los muxes que aqui viven son profesionistas, estilistas, maestros, empleados en instituciones públicas, comerciantes, que están muy bien integrados a los círculos sociales y culturales de la ciudad. Pero que al mismo tiempo ya no se definen muxes, si no por lo contrario se denominan gays. En este ambiente no hay muxes, pues no son aceptados, pero muchos varones que participan del ritual lo son, solo que ellos no quieren ser llamados de esta manera.

Lo que es indicativo de la relación hombre-poder es que en los estratos sociales dominantes la imagen gay dominante es masculina. Las diferencias sociales descritas no tienen nada que ver con marginación o con guetos territoriales. En la vida cotidiana, todos se apegan con mayor o menor intensidad a la costumbre, la gente de arriba tiene familiares y amigos en los barrios de abajo, los frecuentan y participan en sus fiestas.

Una diferencia importante con la cultura sexual occidental urbana es que para la cultura zapoteca solo tienen significado las relaciones sexuales entre un muxe y un varón heterosexual. Las relaciones entre muxe o entre un muxe y un homosexual o gay no tienen sentido, es más son inconcebibles; ningún muxe aceptaría acostarse con otro varón que se asume como gay. Es decir, existe una neta diferenciación de identidade y conceptualización entre la persona reconocida como muxe, gay y homosexual en sentido estricto y el varón que tiene relación con él: se concibe al primero como la persona que asume un papel “pasivo” en la relación sexual y el segundo un rol “activo”.11 La sociedad zapoteca en su conjunto no percibe al varón heterosexual que tiene relaciones con un muxe, ni como tal ni como homosexual, su hetero-estatus no es cuestionado.12

En Oaxaca, los líderes indígenas han surgido principalmente de la lucha por la defensa de los derechos de la diversidad, agrarios, de sus recursos culturales y naturales. Más recientemente, por la defensa de los derechos humanos, de los presos indígenas y de los derechos de libre autodeterminación de los pueblos indígenas, en particular por el resurgimiento del movimiento indígena por el levantamiento zapatista en Chiapas, en 1994 y por el nuevo movimiento social del magisterio y de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca 2006-2007.

El muxe comprendiendo su identidad

El papel de los muxes, como se ha señalado, responde a un aporte a la economía, al sostenimiento de las familias y a la iniciación sexual de los hombres. En un nivel comunitario, los zapotecas se encuentran organizados por medio de la hermandad, lo que significa una convivencia y cooperación, en específico para las Velas tradicionales. Los muxes sostienen este orden a través de sus prácticas, el uso de la lengua y la vestimenta de este grupo.

Uno de los elementos del capital social es el reconocimiento, lo que involucra que los agentes lideren un intercambio simbólico y material. En el caso de los muxes, el primer acto que llevan a cabo es el rito del que se habló anteriormente: la iniciación sexual, este evento implica una función social de los muxes y como consecuencia se les identifica con este hecho social.

En este intercambio, los muxes les dan a los hombres, de forma simbólica, no sólo placer sexual sino también la virilidad para que comiencen su vida sexual con las mujeres; lo que reciben los muxes es asegurar un papel dentro de la sociedad juchiteca y la oportunidad de un encuentro homoerótico en donde la figura de poder del hombre se encuentra legitimada socialmente vale la pena resaltar que los hombres que pasan por este rito no son llamados homosexuales, ni ellos se asumen como tal, pues ellos tienen que asegurar y reproducir lo que Núñez Noriega (1999) llama la invención de la trilogía de prestigio: hombre-masculinidad-heterosexualidad, que es parte de una representación hegemónica del orden de género.

Esta representación no se da de manera universal, al contrario, Juchitán es el ejemplo claro en donde aunque los hombres tengan una vez, de manera ocasional o permanente encuentros con los muxes, esto no significa que ellos no sean hombres heterosexuales masculinos.

Otro elemento de la etnia es su lengua, la zapoteca. Entre los muxes es la lengua más usada y la alternan con el español. Cuando comenzaron a hacer campañas de prevención y del tratamiento contra el VIH Sida, se valieron de medios como el teatro y una radionovela, ésta última en zapoteco. Fue la idea de radionovela la que nos ha convencido. Sí, pero ¿cómo? ¿En español o en zapoteco? Ahí estaba la clave, una historia en zapoteco que fue contado, narrado por actores clave y activistas muxes, mujeres y hombres juchitecos [...] ¿Y qué es lo que estábamos haciendo? Lo que estábamos haciendo era utilizar la lengua zapoteca para hacer una estrategia con pertinencia cultural, era hablar de una historia a través de los códigos que la lengua indígena nos permite, la lengua como estrategia educativa, y eso que muchas de las campañas nacionales pues no llegan a la mayoría de las poblaciones.

La apuesta de la comunidad muxe era incluso, ahora que se habla mucho de conservar la lengua zapoteca, la estrategia indirectamente contribuyó a conservar la lengua indígena, incluso en momentos emergentes para enfrentar el VIH-SIDA. El hecho de que hayan decido tomar el zapoteco y no el español les permitió transmitir su mensaje a distintas secciones de Juchitán; con un lenguaje coloquial y familiar para los vecinos; lo que les ayudó interactuar con personas de distintas edades y clases sociales.

Otro elemento más dentro de la etnia es la vestimenta tradicional en Juchitán. En los muxes, como se ha descrito, convergen dos formas estéticas en su ropa, maquillaje y peinado, una inclinada hacia los estándares de belleza impulsados por los medios de comunicación, y otro hacia las mujeres juchitecas; éste último lo usan en eventos locales y nacionales, como en la marcha LGBTTTI en la Ciudad de México, donde lo portan para visibilizarse, distinguirse e incluso resaltar, como lo señala uno de los entrevistados.

Estábamos muy orgullosos [en la marcha del 2014 en el DF] porque nosotros íbamos con nuestro traje regional y pues las comunidades a nivel nacional que fueron a la marcha, pues iban con este… trajes estrafalarios, ya cosas muy avanzadas ¿no? O encuerados y nosotros, nuestra comunidad sí, nosotros fue muy vistoso porque fuimos con nuestro traje regional, lo que utilizamos aquí en nuestras fiestas o la vestimenta que se usa del diario […] Nosotros nunca perdemos nuestra cultura, sobre todo nuestro traje tradicional. Para nosotros es un orgullo, entonces es lo que aportamos cuando salimos a un evento internacional, nacional. Entonces solito se abren los espacios, como que dicen: ― No, oye, como que esto vaya hacia el frente, como que es más, para ellos dicen: ― Qué atrevidos, esta comunidad vienen con el traje que usan en su pueblo y este…y pues como que nos dan más exclusividad. (COMPARTIDOR I, 2018).13

La etnia no sólo se conforma por lo material o aquello que puede verse o escucharse (vestimenta y lengua), sino también por una organización y pensamiento social. Sin embargo, lo físico permite resaltar cómo los agentes se apropian de su etnia para manifestarse, pues en este caso los muxes irrumpen en el espacio público con otra manera de demandar por medio de su cuerpo, pues la población LGBTTTI en la Ciudad de México ha usado el desnudo como un recurso de protesta.

En cambio, los muxes toman parte de su etnia, lo material y simbólico, para sumarse a un movimiento y ser reconocidos por la población en general de esta ciudad. Judith Butler señala al cuerpo como ese espacio lleno de significaciones y construcciones, y, precisamente, la vestimenta es un instrumento para llegar a ello, pues con ésta se comienzan a adoptar identidades sexogénericas; de modo que una manera de posicionarse también es a través del vestido tradicional zapoteco.

Todas estas prácticas permiten que los muxes realicen a diario un intercambio simbólico: cuando fungen con su papel tradicional o al hablar el zapoteco. Además, les vale para un reconocimiento externo, en la sociedad, como señala una de las entrevistadas. Todas las personas muxes, lesbianas le dan un aporte a la economía de nuestra cultura zapoteca. Es un pilar importante, así como las mujeres en el comercio, así como las mujeres que trabajan en el mercado, lo que hace distinta a nuestra población, a nuestra sociedad juchiteca es también la parte que hace diferente, cómo vivimos, cómo nos hermanamos con la gente muxe, con la gente lesbiana porque también le dan un aporte a la economía. Yo creo que esto es lo que hace la parte del empoderamiento de los muxes, de las lesbianas, de las mujeres.

Los espacios de los muxes están confinados al comercio en mercados y pequeños establecimientos, así como al hogar; por lo que si bien es cierto que esto los coloca como un grupo reconocido, y que ha tenido como consecuencia un capital social para posicionarse dentro de la región, esto no significa que este capital sea igual a algo positivo, pues también puede reforzar prácticas normadas. De este modo, esto les permite un reconocimiento social, pero también se evidencia una jerarquización social por género.

Los pueblos indígenas han sido desnaturalizados en su identidad y obligados a encajar en el formato y patrón de las sociedades blancas en un sentido amplio y completo. Desde el inicio de la colonización y conquista de América Latina, los pueblos indígenas, sus habitantes originarios, han quedado suspendidos en su subjetividad y reducidos a meros objetos fungibles. La identidad de la principal y primigenia víctima de la colonización los pueblos indígenas, ha quedado cercenada y ahuyentada de cara a una posible capacitación mediante derechos. Desde ahora, el único sujeto posible de derechos será el individuo masculinamente blanco.

Con relación a lo mencionado anteriormente, en la actualidad y en México se sigue luchando por una visibilidad indígena y no una opresión, cabe destacar el mayor ejemplo sobre este tema son los muxes, son símbolos de permanencia y superación a estigmas adoptados por la sociedad nacional, indígena y local (Figura 4).

Fuente: Acervo pessoal dos autores.

Figura 4 Mistica muxe en el mercado municipal de Juchitán, normalmente vendiendo sus productos. “Mistica”, muxe en un dia normal de comercio 

El muxe se enfrenta a nuevas generaciones y tiempos donde la tecnología tiene un papel muy importante en la decadencia de su identidad. Un cambio que sale a la mirada de inmediato es que los jóvenes muxe de estrato popular manifiestan su orientación sexual y se inician al travestismo cada vez a edad más temprana, siendo pubertos de doce o trece años. En tiempos recientes, muchos de estos jóvenes expresan el deseo de ser “completamente mujer”, es decir no solamente ponerse implantes para tener senos, sino también operarse los genitales para volverse una mujer de verdad, para sentirme más bonitas y para que los hombres las vean.

Estamos frente a un embrión de transexualidad desconocido anteriormente, nunca habíamos escuchado «quiero operarme para ser mujer de verdad»; a parte lo inalcanzable económicamente, no era presente en las preocupaciones, expectativas y ambiciones de los muxe.

El muxe no necesitaba ser mujer para tener un lugar en la sociedade ya que con el simple echo de ser reconocido por la sociedade como muxe, no precisa modificaciones en su cuerpo para ser visible, el performance de género, era un eje importante de su reconocimiento social.

Está nueva modalidad llevará inevitablemente a un aumento del trabajo sexual que era practicado ocasionalmente, que va permitir ganar rápidamente lo suficiente para realizarse, aunque parcialmente, las operaciones de modificación permanente del cuerpo. Así como ha pasado en muchas otras situaciones en sociedades occidentales europeas a partir del los años 80.

La necesidad de moldear su cuerpo hacia lo femenino ya no se realiza a través de trucos de hule espuma.14 Actualmente recurren siempre más a hormonas y, peor aún, a aceites comestibles domésticos y otros productos todavía más dañinos que se inyectan en el cuerpo para tener senos, nalgas, caderas y piernas. La famosa «mamila» se le nombra de esa manera por la cantidad de aceite infiltrado en los tejidos que es del tamaño de un biberón la traen muxe vestidas de mayor edad que viven en el Ciudad de México, se dedican al trabajo sexual, se la han aplicado a ellas mismas y la aplican a las aspirantes transexuales,15 en forma clandestina y, obviamente, sin supervisión médica. Lo que representa un fuerte atentado al cuerpo y repercusiones insalvables en la salud en un mediano o largo plazo con oportunidades cero para regresar al cuerpo que tenian originariamente.

Esto llama la atención a ese deseo de cambio fisiológico. ¿Por qué ser trans, ya no muxe?, ¿Qué le falta ahora al muxe para ser apreciado por la sociedad? ¿O será que los modelos internacionales intervienen en el imaginario zapoteco, volcando las aspiraciones individuales hacia modelos de mujeres más estereotipadas y mediáticamente exitosas?, Sin ninguna respuesta, sera que el muxe quiere olvidar sus origenes o al mismo tiempo esta sufriendo un problema de identidad.

Si el cuerpo femenino en modelo mestizo (pues por ninguna manera quieren ser gordas como sus hermanas y mamás zapotecas) representa el claro ejemplo de rechazo a sus origenes, solo por una aspiración a la modernidad, por cierto también indica un retroceso en la evolución de los mismos muxes, pues en la generación anterior no faltan quienes han querido superarse a través de los estudios y de un trabajo mejor remunerado, incorporándose al mercado laboral informal por su capacidad de negociación.

Como sabemos el travestismo es tolerado en los sectores populares, mas no en las clases medias y altas, enfrentado al joven muxe a una triple segregación, la escolar, laboral y social. Eso provoca que el sentido de pertenencia del muxe se pierda, por querer pertenecer a uma sociedad con padrones sociales defenidos.

Por otra parte, las expectativas de las jóvenes potenciales transexuales necesariamente refuerzan un orden que históricamente se inscribe en un sistema de género dual de carácter heterosexista, que implica la renuncia y trasformación radical de un orden de género étnico basado en por lo menos tres géneros, eso permite la perdida de su identidad como muxe.

Entonces están aceptando la imagen gay o de transexuales a partir de la imagen que la sociedad ocidentalizada quiere manipular y obligar, a llevar patrones de unificación, como un juego de espejos. Su identidad esta siendo transformada a partir del ver exógeno, del otro.

¿Cuáles son las políticas que dan valoración a los muxes?

Una de las políticas muy importante para la valorización es la del derecho de tener un registro nacional como ciudadanos en el país (México). El objetivo de este apartado es valorizar la permanencia de los muxes en la actualidad asentado con una fuerte participación colectiva y analizar la participación política de los muxes, la cual se sustenta y vincula con su capital social, y se desarrolla en un contexto de vulnerabilidad. Como consecuencia, se expone y describe la dimensión socio espacial y motivantes de los muxes para participar políticamente.

Exponer un caso étnico que parte de una historia de género paradigmática y que actualmente se encuentra en medio de cambios en su corporalidad e integración a distintos espacios, en particular al campo político, permite enfocar el fenómeno desde la interseccionalidad entre género, etnia y prácticas políticas. Judith Butler plantea que no sólo hay una genealogía del género y de la misma forma apunta que no sólo hay una relación de poder, sino distintas, las cuales no pueden jerarquizarse, pues podría hablarse sólo de una condición primaria de opresión.

De este modo, la interseccionalidad expresa cómo se dan diversas relaciones de dominación: de género, étnica e, incluso, socioeconómica, como la investigación descubrió. Así, se pueden plantear distintos puntos de análisis sobre el género que no sólo se concentren en las prácticas de las grandes urbes de México, que si bien guardan heterogeneidad, para referir cierta otredad en torno al género, marcada por la llamada diversidad sexual citadina.

Fuente: Acervo pessoal dos autores.

Figura 5 Palacio de Juchitán afectado sismo 2017. Donde los muxes cuentan con su oficina para el atendimiento de la comunidad 

Si se retomaran casos de estudio donde se generen prácticas de participación desde lo local y la formación de un género enraizado en la etnia, se puede ampliar el debate teórico y conceptual de participación política y, derivado de ello, generar una crítica a las formas de conocimiento establecidas y ordenadoras que no está inmediatamente asimiladas a tal función ordenadora (BUTLER, 2001).

Entonces, ¿Cómo ha reaccionado en general la población de Juchitán a este vuelco de 180 grados del muxe? Sería tema importante para una evaluación detallada y sistemática. Por ahora solo anticiparé algunas observaciones. Los muxe habían sido considerados siempre sirvientas o prostitutas que circulaban entre las paredes de la casa o del negocio, amigos que participaban en las fiestas o las amenizaban con su espectáculo, cuya presencia social se expresaba en actividades artesanales típicas. La población de Juchitán reacciona con cierta sorpresa: ¡cómo un joto rompe con el patrón de la costurera y se vuelve presencia internacional! Sin embargo, la prensa y radio local los trata muy bien, con respeto, sin burla, como promotores de salud [Rafael Manrique].

Finalmente, el muxe que se desarrollaba en el mundo de las mujeres, hijo destinado a la soltería y al cuidado de los padres, que reproducía, como las mujeres, la cultura tradicional desborda los límites fijados por la sociedad. Se autocelebra, exige reconocimiento por parte de las instituciones, exhibe la capacidad de manejo de la sexualidad masculina, produce e incorpora a la tradición elementos culturales propios y nuevos, revela las contradicciones entre muxe (hombres y mujeres), descubre y denuncia una homofobia zapoteca disfrazada con discursos integradores, se hace cargo de una problemática que afecta al conjunto de la comunidad, se mete en la política.

En resumen, el muxe se propone como un nuevo actor social, como una minoría activa y como un sujeto de la historia con el cual hay que negociar a la par, pues han pasado, en las conciencias propia y colectiva, de bordadores a promotores de salud y hasta posibles representantes políticos de la etnia.

Ciertamente, es un proceso original. “La globalización nos cayó encima”, me dijo Felina Santiago, desconsolada pero a la vez muy motivada por ver renacer su Juchitán, después me comento que los muxes se encuentran generando situaciones que el espíritu étnico se resiste a incorporar. Por impacto de la guerra nacional al narcotráfico, la violencia social ha invadido espacios de convivencia tradicional, basada en el buen sentido y ethos comunitario, aunque hay quien sostiene que esta oleada globalizadora no llegará nunca a romper el núcleo duro de la fuerza étnica zapoteca.

Por cierto, la lucha para la defensa de los valores zapotecos y del ethos comunitario también se hace en formas y con lenguaje moderno o, si se quiere, globalizado. Los derechos humanos, la equidad de género, los derechos sexuales y los derechos ciudadanos los que otorgan ciudadanía y no solo pertenencia al grupo aparecen al lado de la costumbre. Todavía parece que las propuestas políticas no se llenan de contenidos consistentes, pero empiezan a circular nuevas ideas y nuevas realidades.

Los programas y acciones para la igualdad de género con población indígena del POPMI contribuye a mejorar las condiciones de vida y posición social de las mujeres indígenas que habitan en localidades de alta y muy alta marginación, impulsando y fortaleciendo su organización, así como su participación en la toma de decisiones, a través del desarrollo de un proyecto productivo (COMISIÓN NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, 2017).

Lo Programa de Derechos Indígenas, contribuye a la construcción de un México incluyente, mediante el apoyo y el fortalecimiento de la población indígena para el ejercicio de sus derechos de acceso a la justicia, culturales, de comunicación, de género, etc. (COMISIÓN NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, 2017)

Programa de becas para representantes indígenas. El Programa de Becas para representantes indígenas es un programa de formación en derechos humanos que fue establecido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) en el contexto del primer Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas (NACIONES UNIDAS, 2015).

Se comparte que en el 2017 tres muxes consigen registrarse como tal “muxes” en el registro civil de la Ciudad de México, donde obtuvieron su nueva acta de nacimiento y su credencial de elector. Todo esto se encuentra estipulado en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, donde se modifico en el 2015, el código Civil para cualquier ciudadano que desee cambiar su nombre o identidad sexual, pudiendo hacerlo de una manera más accesible.

Antes de darse a conocer esta campaña de reconocimiento ya se tenia registro de 1932 tramites de reconocimiento en la ciudad de México, todo esto de acuerdo a la consejería jurídica (según la nota del periódico El País). Leyes que ayudan para tener una autonomía como sociedad, lo mejor de todo este proceso es que las personas son valoradas con igualdad en la sociedad.

Estamos en un momento histórico en que nuestras sociedades se vuelven cada vez más dinámicas y la relación entre ambos mundos es inevitable e irreversible. Por ello, los temas de fondo son ¿De qué manera el mundo público puede ser más sensible, respetuoso y pertinente frente a la diversidad? y también ¿de qué manera los pueblos indígenas se incluyen e involucran en los procesos de formación y gestión de políticas públicas que los afectan directamente y desde su identidad cultural? Resolviendo esta ecuación lo más armoniosamente posible avanzaremos hacia sociedades más interculturales e inclusivas.

Muchos de los elementos constitutivos de la llamada Reforma Gerencial, nos refieren a la profesionalización de la alta burocracia pública, al establecimiento de nuevos mecanismos de gestión, a la orientación por resultados, a la calidad de la gestión y rendición de cuentas, a la descentralización administrativa, y a programas cercanos a los intereses de la ciudadanía.

También muchos de estos elementos han impactado profundamente a nuestros sistemas de gestión de las políticas públicas en todos sus niveles. Sin embargo, es cada vez más evidente la tensión que existe entre la estandarización creciente de estos mecanismos modernizadores y la diversidad también creciente de respuestas públicas posibles frente a problemas complejos de la diversidad cultural.

En esta línea se ha estado avanzando y se han realizado esfuerzos en la región por diseñar e implementar innovaciones en la acción pública desde la dimensión sociocultural, ya sea políticas específicas, como también a través de nuevos programas sociales, o incluso un conjunto innumerable de mecanismos, procedimientos y metodologías innovadoras, etc.

También vamos a recordar que en la mayoria de sus casos la pobreza esta de la mano con el tema indígena y los muxes, solo quieren respeto por este tema, ya que ellos son considerarse importantes en el ámbito económico, político y social.

Con este marco, podemos señalar que las políticas públicas inclusivas en torno a la diversidad cultural están actuando y generando cambios en torno a:

  1. Los estereotipos y la valoración de la diversidad de culturas en un sentido amplio.

  2. Las normas, o el marco jurídico imperante.

  3. Los procedimientos, prácticas o rutina administrativos.

  4. Los recursos (bienes, servicios y capacidades) disponibles para los ciudadanos/ as indígenas.

  5. Los dispositivos organizativos (instituciones, entidades, o unidades al interior de las instituciones públicas).

  6. Los enfoques y marcos de referencia de funcionarios/as públicas.

Los cambios que se requieren son tanto hacía el interior del Estado como hacia afuera, hacia la sociedad en su conjunto.Y todo esto se puede traducir en diferentes tipos de políticas públicas aplicadas inclusivamente por la gobierno para los pueblos indígenas, como:

  • Políticas de Reconocimiento (vinculadas a la visibilidad y caracterización de su población indígena). Se encuentran leyes activas no solo en el estado de Oaxaca, estas leyes aplican a pueblos indígenas de todo el territorio mexicano. Ejemplo de leyes, las que se relacionan con sus tierras y su identidad como ciudadanos.

  • Políticas de Igualdad de Trato (Incluye acciones afirmativas en el campo de la lengua particularmente), esta es una política que claramente se ve aplicada en el país y esta relacionada con el Instituto Nacional de Lenguas Indigenas.

  • Políticas de Igualdad de Oportunidades (también incluyen acciones afirmativas como puntajes especiales o sistema de cuotas en becas por ejemplo). Estas son aplicadas por la mayoría de las escuelas y universidades publicas de país.

  • Políticas de Igualdad Formal. Busca garantizar la igualdad en el plano jurídico bajo el reconocimiento de garantías y derechos explícitos. Aplicada en la prestación de servicios públicos.

  • Políticas Interculturales integrales (a menudo incluyen acciones de reparación por injusticias y violaciones a los derechos humanos, y la inclusión de indígenas en el propio aparato público a nivel decisional). Políticas que deberían ser favorables para los pueblos indígenas y no ser tomadas como correciones por el actuar equivocado de la sociedad.

Cada tipo de política pública inclusiva busca promover cambios. La configuración y mixtura de esos cambios está dada por las condiciones y características de los contextos en que se desarrollan los campos sociales.

Aquí se citan algunas políticas que en corto plazo podrían ser leyes en beneficio de los pueblos indígenas. Legislación federal y derechos indígenas en México formula y consensa propuestas y necesidades importantes para la sana convivencia entre los pueblos indígenas donde se ven a destaques las siguientes leyes y los sectores; Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria.16

Sector desarrollo con: Ley General de Desarrollo Social y la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. En este sector se habla sobre el respeto a la diversidad y al reconocimiento de los pueblos indígenas en los campos; género, religión, condiciones sociales, vivienda y estado civil.

Sector salud: Ley General de Salud, Derechos sobre recursos naturales, Ley Agraria; Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente; Ley de Desarrollo Forestal y Sustentable, Ley Minera, Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables.

Estas tienen muchos artículos a favor de los grupos indígenas y cada uno esta especificado en la legislación de derechos indígenas de México, donde se encuentra explicita y a detalle de como se deben ejercer los derechos y las obligaciones de los grupos indígenas en el territorio mexicano.

Sector derechos culturales: Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas; Ley General de Educación; Ley Federal de Derechos de Autor.

Sector justicia: Código Penal Federal, Código Federal de Procedimientos Penales; Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura; Prevención de la discriminación; Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. Sector de Instituciones indigenistas; Ley de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indigenas; Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y Ley del Instituto Mexicano de la Juventud. Todas estas leyes se encuentran en la legislación (BÁRCENAS, 2010).

Las políticas, como se conoce el estado de Oaxaca, donde hay una mezcla de culturas que comparten un mismo territorio y sobre todo respetan sus propias formas de organizarse. A esta situación se le puede llamar de coexistencia intercultural.

En América Latina es urgente plantear y crear un nuevo modelo, porque conviven práticas ancestrales, como las diferentes formas de medicina tradicional herbolaria, geoterapia con medicina universitaria alópata, dentro de un sistema con autoridades religioso políticas locales superpuestas entre ellas, con competencias difusas; regida toda esta multiplicidad por constituciones políticas liberales. Una teoría que incluye los aspectos permitirá que quien nació en América piense su realidad como es, sin imitar soluciones inadaptables porque están concebidas para un único modelo cultural, mientras en este continente prima la diversidad.

Esta visión puede mostrarse en diferentes niveles educativos, donde urge vivir diariamente con lo diferente, lejos de un modelo uniforme impuesto por intereses globales de mercado que necesitan homogeneidad para vender con facilidad.

Finalmente, el princípio ético político de la diferencia necesita ser incorporado con absoluta claridad dentro de la parte dogmática de las constituciones, junto con los principios de igualdad y libertad para garantizar este derecho desde el punto de vista positivo.

Asi pues tenemos una definicion de que es intercultural y multicultural, muy amplia tomando en cuenta su funcion y sobre todo como es valorada y sobre todo ejecutada y acatada por los grupos indígenas existentes. En México se tienen en su mayoria políticas multiculturales que en muchos casos no son valoradas ni por los propios pueblos indígenas, sin en cambio no es un desantendimiento de ellos, por lo contrario, no tienen el conocimiento de que existe un plan que les da respaldo para poder tener practicas de conviviencia sanas.

Como los muxes quieren ser vistos

Los muxes no quieren ser catalogados con etiquetas de la sociedad, no son homosexuales, pansexuales, bisexuales, travestís, etc. Ellos quieres ser llamados de “MUXES”. Quieren ser vistos como muy trabajadores y responsables de llevar al hogar de la madre un sustento y sobre todo ayudar como se debe. Los muxes no quieren estereotipos que la sociedad delega, porque con eso inferioriza la importancia de los muxes en el grupo zapoteca.

Se encontró que entre los hombres muxes de Juchitán, la división del trabajo se encuentra estrechamente ligada a la construcción de género, ligada con una tradición indígena que es fuerte en la región, pero que comienza a resquebrajarse ante el esquema binario nacional dominante de hombre-mujer. Se observó discriminación hacia los grupos de muxes en general aunque no todos ellos comparten la misma condición.

La división del trabajo dentro del hogar coloca a las muxes que adoptan roles femeninos en ocupaciones tradicionales de mujeres; los muxes que se desenvuelven en la esfera pública, lo pueden hacer adoptando una identidad femenina y ligándose con actividades remuneradas pero en roles femeninos; o adoptando roles masculinos, y realizando actividades remuneradas propias de hombres.

Esta esquematización, reiterativa en el mundo occidental contemporáneo, no permite integrar a individuos desde un tercer género, discrimina doblemente a los muxes ya que al adoptar un rol de género femenino y autodefinirse como zapotecas, se les discrimina como mujeres y como indígenas.

La asignación de roles de género entre los muxes se reproduce a través de códigos de significados compartidos, por lo que el hablar el idioma zapoteco en el grupo de referencia identitaria, es muy importante. Se encontró que la etnia provee la relevancia necesaria para construir el género y que la identidad posicional de los individuos dentro de la comunidad puede variar encontrándose diferencias en el poder económico, la capacidad de decisión y de estatus entre ellos. Otro aspecto que refuerza la identidad zapoteca es la institucionalización de las fiestas rituales.

Desde el punto de vista económico, para aumentar sus ingresos los muxes establecen estrategias de sobrevivencia mediante la creación de redes de intercambio y solidaridad que se corresponden con estrategias prehispánicas de distribución de recursos y fuerza de trabajo. En Juchitán las redes de apoyo y solidaridad son el mecanismo para la colaboración con otros muxes, para la organización de las fiestas tradicionales y la promoción cultural del municipio su condición de género y su participación en las fiestas rituales atrae la atención mediática. A través de la organización de las fiestas, se conservan los lazos comunales y se obtienen ingresos adicionales.

A pesar de que los muxes se han convertido en un atractivo turístico, existe una creciente intolerancia hacia su condición, debido a los constantes movimientos migratorios y la organización política del municipio. Con estas características, los usos y costumbres indígenas se ven desplazados para posicionarse en la lógica de los partidos políticos: intereses creados y mediados por relaciones de poder establecidas. Aún y cuando la conservación del idioma zapoteco les ha permitido a los muxes mantener vigente su construcción simbólica étnica como un tercer género, los cambios graduales en la comunidad van de la mano de la influencia del modelo económico neoliberal.

Así, la división del trabajo sexo-genérica flexible entre los muxes les ha permitido en la comunidad alcanzar cierto grado de tolerancia. Se aceptan las expresiones de diversidad sexual, pero con una frontera perfectamente marcada. Existe una discriminación laboral, que depende de la performatividad de género que adopte el/la muxe.

Los muxes con el paso del tiempo han marcado un territorio con su presencia eso hace que tenga visibilidad indígena zapoteca, no solo en Juchitán, si no por lo contrario en todo el país y el mundo, demostrando sus raíces, cultura, folclore, gastronomía y sobre todo su lengua, que hace gran referencia al cultivo de valores bien establecidos. Los muxes quieren ser vistos de esta manera, siempre apoyando a la economía y desarrollo de Juchitán y también siempre promoviendo campañas de ayuda y de solidaridad. En muchos casos el prejuicio de las personas ya existe y no es necesario recalcarlo frente a ellos. Los muxes están conscientes de lo que son y de lo que desean demostrar para cambiar esa visión de su pueblo.

Tenemos que resaltar la religión en México, el porcentaje de católicos es en su mayoría es por pueblos indígenas y los muxes no son la excepción ellos son apoyados y aceptados por la iglesia para celebrar sus velas que identifican a esta comunidad. Son reconocidos por la iglesia y visibilizados en formar parte activa de esta.

Los muxes quieren ser reconocidos por su trabajo honrado y que además es indispensable para la economía y desarrollo de su pueblo. A pesar de estar envuelto en un proceso de cambio y apertura cultural Michel (2006), la comunidad de Juchitán mantiene su esencia indígena y los roles se asumen entre los grupos que se autodenominan zapotecos.

En el caso de los muxes juchitecos, el apego a las tradiciones y la fiesta es un ejemplo de estrategia compartida que les ha permitido establecer un puente entre la cultura dominante mexicana y la modernidad con las tradiciones zapotecas. Esto no significa sin embargo, que todos los muxes mantengan relaciones de poder simétricas en las redes de reciprocidad que se establecen al interior de la comunidad, ya que depende de la posición del individuo, en la comunidad la posición de poder que pueda ejercer: “Somos muxe, no somos mujeres, no somos hombres. Tenemos algo de femenino pero no somos mujeres. Soy el que está en medio de los dos y desde este espacio es que aquí luchamos como muxe” (COMPARTIDOR II, 2018).

El hablar el idioma zapoteco les ha permitido mantener vigente la construcción simbólica étnica de género al mismo tiempo que comienza un cambio gradual en la comunidad:

Por la defensa de nuestra lengua, nosotras no nos ponemos otro nombre (gay, travesti, transexual), al decir muxe va implicado todo, sabemos que es transgénero. Nosotras somos muxe y hemos trabajado mucho para que el término no sea peyorativo. No me siento mujer, ni tampoco quiero ser mujer, no soy hombre, no soy mujer, soy muxe. (COMPARTIDOR III, 2018).

Consideraciones finales

En el panorama del siglo XXI ¿cómo o qué serán los muxes en el nuevo siglo? ¿Serán muxes indígenas, queer, drag? No hay duda que los muxes zapotecos enfrentan varios retos: a nivel de salud, la pandemia del VIH/SIDA los obligará a cambiar aún más sus prácticas sexuales para poder convivir a nivel personal y social con el virus y tal vez otras nuevas epidemias que vendrán; frente al impacto de la globalización.

Deberán aprender a negociar y mediar nuevos conflictos provocados por la homofobia; tendrán que incorporar o rehacer modelos externos a la comunidad pero, también sazonándolos con un sabor istmeño (el ser istmeño que los caracteriza); a nivel político, tendrán que repensar el avance y los beneficios de la comunidad nacional/ internacional y las políticas de género como la Ley de Convivencia y el “matrimonio homosexual” que hasta el momento no ha tenido gran impacto en el contexto local.

También deberán apropiarse de las herramientas y discursos para la obtención de recursos, sin olvidar las propuestas comunitarias para justamente establecer un mundo de pluralidad, convivencia y diálogo intercultural. Pero, tal vez, más que preguntarnos sobre el destino de los muxes, hay que preguntarnos hacia dónde va el futuro del orden de género de la sociedad zapoteca y que panorama a futuro se ofrece.

Por ahora, solo hay las conjeturas de las posibles situaciones: o esta cultura viva y dinámica que permite una flexibilidad de género donde es posible hasta jugar con la identidad de género y el mismo individuo puede cambiarla durante el curso de su vida y logra defender su especificidad que, junto a pocas otras en el mundo, la hace sui generis; o en el caso que sucumba a las tentaciones modernizadoras, vaya hacia la esclerotización del género en su modelo dual judeocristiano.

Por experiencia sé que la sociedad y cultura zapoteca es un roca dura de quebrar, aun por la furia niveladora de las oleadas modernizadoras, de manera que no le es imposible huir y superar las etiquetas esclerotizantes (LGBTTT et al) y crear nuevos muxes según los contextos en transformación, defendiendo, junto con las lésbicas que hasta ahora no han aparecido en el escenario sexo-político (y todavía menos en el escenario mediático), la originalidad de un modelo étnico.

Entonces el Municipio de Juchitán de Zaragoza a pesar de tener las carencias ya mencionadas, es un lugar que tiene un avance significativo en las formas de llevar su vida cotidiana, que más que un matriarcado, siendo una sociedad inclusiva con la mujer heterosexual, sin embargo la discriminación existe para las mujeres con preferencias hacia otras mujeres, lo cual no se observa con la comunidad muxe, entonces el municipio alberga esta contradicción, la libertad de elección para los hombres y la discriminación latente por parte de las mismas mujeres hacia ellas.

La erupción de lo pisoteado levanta su voz y su rostro y plantea un nuevo reto cultural a las blindadas sociedades latinoamericanas. La movilización crítico-política de la conciencia indígena, siempre perenne auque pisoteada, expresada y dinamizada por medio de lo que venimos llamando un movimientos social indígena, suponen un replanteamiento de la cuestión y la exigencia de abrirse a un nuevo paradigma que surque el espacio y otorgue subjetividad, actividad y protagonismo específico a los pueblos indígenas.

Esto mismo pasa con la comunidad muxe, es una comunidad que aporta a una economía solida, pero que al mismo tiempo se puede observar resagada de limitantes para poder desarrollarse en el entorno indígena, entonces al punto que se llega es que, debe haber congruencia en lo que se hace y se permite, no tratar de manipular al antojo de la sociedad, algo que nace en conjunto con un pueblo indígena especifico y que no permite una evolución del pensamiento aceptando del saber indígena y de sus artes de convivencia sana.

El fortalecimiento y valorización de los muxes, corresponde a la misma comunidad y sobre todo al respaldo de una sociedad tolerante y abierta a otras formas de pensar y convivir. A una territorialidad completa donde se transita con una representatividad y empatía por lograr una visibilidad sana y de respeto con la comunidad, estado y país.

Por ultimo pero no menos importante se llega a la conclusión que la territorialidad de los muxes esta en procesos de cambios para el bien común de la sociedad y la comunidad indígena, tener una sana convivencia ayudara a fomentar el intercambio de conocimientos, no desde una área local, si no por lo contrario estoy seguro que con el apoyo de la sociedad en poco tiempo los muxes tendrán la capacidad de retroalimentar a la nación con el claro ejemplo de su permanencia hasta estos tiempos, saber que el camino es difícil y que la lucha es fuerte, pero con apoyo colectivo se puede lograr el cambio.

REFERENCIAS

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1Os procedimentos éticos: todas as conversas e a observação participante foram autorizadas pelos Muxes e seus nomes foram deixados em anonimato, conforme solicitação deles.

2Como: Diego Rivera, Frida Kalho, Francisco Toledo, Elena Poniatowska etc.

3Ver Bennholdt-Thomsen (1997).

4Ver Miano Borruso (2001) y Gómez Suárez y Miano Borruso (2006).

5Ya en el siglo XVI se anotaban diversos nombres para mencionar comportamentos de los muxes, así que debemos suponer que estas prácticas tienen una larga trayectoria en la cultura zapoteca. Ver Guerrero Ochoa (1989). El autor anota las siguientes palabras, toma das del Vocabulario Castellano Zapoteco del siglo XVII: Nabeelachi, nageelachi: Hombre no austero ni vano;Beniconnaa, benegonaa: Mujer; Mujer varonil: Benigonaanaguielachi; Hombre amujerado: Nagueebenigonaa, nacalachicicabenigonaa; Puto sodomita: Beniricaalezaaniguio, beniriyotexichebenigonaa; Puto que hace de mujer: Benibiraaxe, benibixegonaa. En el campo hemos recopilado las siguientes definiciones: muxe benda: muxe hermana; muxe gueta: tortillera, que se acuesta también con otro homosexual; muxe gupa: muxe joven, afeminado, que «apenas comienza» o que tiene el «ano húmedo»; muxe tre: de aspecto maltrecho; muxe ngola: grande o de complexión fornida; muxe guie: que se traviste de istmeña; muxe ngiu: jota machina;muxe dxe: que toma mucho, como unas comadres; muxe tede: de aspecto enfermizo; muxe chipa: de aspecto enfermizo y amarillento; muxe laga: alto y delgado; muxe guaga: con el ano muy dilatado.

6Ver Miano Borruso (2002) e Gómez Suárez y Miano Borruso (2008).

7A esta liberalidad hacia las preferencias masculinas. Al contrario de un muxe que tiene presencia y certo prestigio social, la lesbiana jamás alcanza el estatus social del muxe y generalmente es reprimida. Las mismas formas de nombrarlas - nguiu, en zapoteco y marimacho o tortillera cuando se habla en español - tienen una connotación despectiva que no tiene la palabra muxe, lo que indica que la zapoteca no deja de ser una sociedad sexista.

8«Vela» es el nombre de las fiestas tradicionales del Istmo, dedicadas a los santos (San Vicente Ferrer, patrono de Juchitán, San Antonio, San Isidro etc.), a productos de la tierra (Vela Biadxi, de la ciruela), a patronímicos (Vela López, Vela Pineda) o a lugares (Vela Cheguigo, Calvario).

9Más que en términos de Judith Buttler, me refiero a como el concepto ha sido desarrollado por Neuza M. de Olivera (1994), en su estudio sobre el travestismo en Brasil.

10Las expresiones verbales revelan constantemente esta ambigüedad, ya que por lo general hablan de sí mismo en masculino y femenino a la vez, se comportan con actitud masculina o femenina, según el interlocutor al que se dirigen, la situación, lo que se quiera expresar en el momento.

11Aunque en la intimidad hay un gran intercambio de roles y prácticas, lo que nos interesa es la normatividad cultural de las relaciones sexuales.

12Este modelo de identidades sexuales se ha denominado también “homosexualidad mediterrânea o étnica”, que define una particular concepción de la homosexualidad difundida en los países de cultura latina (europea y latinoamericana) e islámica del Mediterráneo, además del área balcánica. Un ejemplo clásico es el femminiello en Nápoles (MIANO BORRUSO, 2008).

13Defino como Compartidor a Muxe que expresa su opinión y su visión de lo que representan, pero que al mismo tiempo prefieren estar en el anonimato.

14Ver Miano Borruso (1998).

15 En términos generales, y para complacer a los amantes de la clasificación, la palabra homosexual, de origen médico, define a una persona que tiene preferencia sexual y emotiva hacia una persona de su mismo sexo. Gay es el homosexual que asume públicamente su sexualidad y es consciente de pertenecer a una minoría demonizada, marginada o despreciada. Travesti es el individuo cuyo comportamiento sexual “implica el uso... de vestidos y accesorios que su grupo sociocultural considera que le son sexo-genéricamente atípicos, es decir característicos del otro sexo-género”. En general el travestí, al contrario del transexual, - dicen los sexólogos - no reniega de sus órganos sexuales masculinos ni desea operarse, aunque pueda tomar hormonas para acentuar su aspecto femenino. Pintada le dicen al muxe que se viste de hombre pero se maquilla como una mujer. Mayate es un varón que se autopercibe y es socialmente percibido como heterosexual, ya que puede tener novia o esposa, pero tiene relaciones con personas de su mismo sexo por placer o por obtener algún favor. La diferencia entre vestida y travesti podría ser que la vestida se viste diariamente de mujer, asumiendo integralmente una identidad femenina, mientras el otro se viste de mujer ocasionalmente, por trabajo o por gusto Entre vestida y transexual la diferencia es que el transexual quiere cambiar su cuerpo, deshacerse completamente de los órganos masculinos, la vestida no.

16Artículo 1. Las disposiciones de esta Ley son de orden público e interés social y tienen por objeto establecer: “[...] Las bases para promover y garantizar la participación democrática de los diversos grupos sociales así como de los pueblos y comunidades indígenas, a través de sus representantes y autoridades, en la elaboración del Plan y los programas a que se refiere esta Ley.”

Recibido: 15 de Abril de 2022; Aprobado: 11 de Julio de 2022

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