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Motrivivência

On-line version ISSN 2175-8042

Rev. Motriviv. vol.32 no.63 Florianópolis  2020  Epub Oct 30, 2020

https://doi.org/10.5007/2175-8042.2020.e72343 

Porta Aberta

El ocio abigarrado: una propuesta para la lectura del campo desde la diferencia

The motley leisure: a proposal for reading from the difference

Lazer variado: uma proposta de leitura do campo a partir da diferença

1Universidade de Antioquia, Antioquia, Medellín, Colombia


RESUMEN

El documento que se presenta se fundamenta en los en los resultados de una investigación realizada en el marco de una estadía posdoctoral. Se realizó a partir de una investigación cualitativa de tipo documental, con el propósito de aportar algunos referentes que posibilitaran otras miradas, más allá de las referencias totalizantes, en el campo de los estudios de ocio, para reconocer la complejidad como condición constituyente de nuestras sociedades latinoamericanas. El ocio abigarrado pues, como alternativa para lidiar con la condición de heterogeidad constitutiva de nuestra región.

PALAVRAS-CHAVE: Recreação; América latina; Oportunidade relativa; Conhecimento

ABSTRACT

The document presented is based on the results of an investigation carried out in the framework of a postdoctoral stay. It was carried out based on a qualitative documentary research, with the purpose of providing some references that would allow other perspectives, beyond the totalizing references, in the field of leisure studies, to recognize complexity as a constituent condition of our societies. Latin American. The motley leisure, then, as an alternative to deal with the condition of constitutive heterogeneity of our region.

KEY WORD: Recreation; Latin america; Odds ratio, Knowledge

RESUMO

O documento apresentado é baseado nos resultados de uma investigação realizada no âmbito de uma estada de pós-doutorado. Foi realizado a partir de uma pesquisa documental qualitativa, com o objetivo de fornecer algumas referências que permitissem a outros pontos de vista, além das referências totalizadoras, no campo dos estudos do lazer, reconhecer a complexidade como condição constitutiva de nossas sociedades. América Latina. O lazer heterogêneo, então, como uma alternativa para lidar com a condição de heterogeneidade constitutiva de nossa região.

PALAVRAS-CHAVE: Recreação; América latina; Oportunidade relativa; Conhecimento

INTRODUCCIÓN

La propuesta de un ocio abigarrado se sustenta en la idea de lo multifacético. La multisocietalidad (TAPIA, 2002). Lo ch’ixi (RIVERA, 2010) y la ontología política a la manera de modos de comprensión de lo heterogéneo y pluriversal. Esta última desde su concepción de cultura como diferencia radical en contraste con la que la concibe en tanto estructura simbólica (ESCOBAR, 2014). De acuerdo con la primera, se entiende que más allá de la perspectiva de un mundo que lo contiene todo, hay otra que propone, por el contrario, que éste está conformado por muchos mundos. O sea, por diversas maneras de definir lo que existe y lo que no, además de formas relacionales que problematizan las separaciones como forma de comprender.

Es decir, a partir de lo relacional desde una manera de entender modos de vida para los que no es tan clara la separación entre ocio y trabajo, y donde además lo central es lo comunitario, la comunalidad (MARTINEZ, 2012) y comunitariedad, que de acuerdo con el documento del Plan de vida regional de los pueblos indígenas del Cauca-Colombia (2016), se define como: “Sentirse parte orgánica de la comunidad” (p. 24), más allá del individuo, como se ha hecho predominantemente. Muy importante ante esta situación manifestar que lo que se busca es el reconocimiento de varias matrices en tensión.

En la actualidad, como consecuencia del debilitamiento del modelo hegemónico de las sociedades contemporáneas, surgen diferentes miradas que ponen en cuestión su pertinencia y por tanto su viabilidad presente. Movimientos de resistencia que emergieron desde el momento mismo de la colonización, que han llegado hasta nuestros días, con procesos de lucha por el derecho a una existencia propia. Formas que fungen como actuales y pertinentes para enfrentar la crisis de un proyecto que, entrado en crisis, amenaza la posibilidad de la vida.

Con la invención del desarrollo en la década del 50’ del siglo pasado, se inicia en América Latina, con la Alianza para el Progreso, un dispositivo que en lo temporal debería llevar a las naciones de la región del atraso al progreso, y desde lo espacial, de la periferia del sistema hacia su centro. Bajo esta doctrina (del desarrollo) como fue llamada, se da inició a un modo en el que las formas autóctonas de vida de los pueblos de la zona deberían ser abandonadas, y adoptar las propias del modelo occidental, es decir, las de los estados desarrollados.

Al respecto, la referencia de Escoba (2007) a la posición de la ONU, es ilustrativa:

Hay un sentido en el que el progreso económico acelerado es imposible sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico. (UNITED NATIONS, 1951: I p. 20)

En este proceso, la divergencia se asumió como carencia y el modelo implantado, a manera de tabula rasa, es decir desde cero, puso en funcionamiento un proyecto que hasta el día de hoy no ha logrado establecerse, o más bien, sí se implantó, pero para generar y reproducir desigualdad, exclusión y marginación de importantes sectores de la población en nuestros países. Invisibles desde la maquinaria de la subalternización propia del formato, emergen hoy bajo proyectos que revindican el derecho a la divergencia y la autodeterminación de las formas de vida y sus cosmovisiones (léase ontologías). Sustrato de los movimientos adelantados sobre todo a finales del siglo XX y lo corrido del XXI en la región.

Paralelamente, los movimientos sociales y grupos de la sociedad civil del sur global y de intelectuales, a través de iniciativas como modernidad/colonialidad, decolonialidad, epistemologías del sur, Buen Vivir de los pueblos originarios y movimiento contra el extractivismo, entre otros, representan opciones a palabras como el progreso y el desarrollo, que implican miradas de la mayor importancia en la actual crisis ecológica mundial. Es decir, nos encontramos en un cambio de era, que avanza hacia nuevas formas de comprensión.

En esta línea, maneras de existir en común deben ser implementadas. Poner en cuestión la mirada antropocéntrica en favor de una biocéntrica, en tanto alternativa que pone la vida en el centro. De acuerdo con Escobar (2016), una nueva era que requiere de prácticas que trasciendan las formas propias del progreso y desarrollo. Un nuevo referente como el Buen Vivir, que emerge a partir de los modos propios de los pueblos originarios de América Latina, es decir, del subsuelo político (TAPIA, 2008), en cuanto opción a lo economicocéntrico y antropocéntrico, para ubicar a modo de eje las preocupaciones por lo biocéntrico. Una forma diferente a la de las dualidades como modalidad de concebir del modelo hegemónico, mediante ontologías relacionales más acordes con la complejidad del mundo y los muchos tipos de existencia.

Lo que se propone es una puesta en cuestión de las dualidades como sustrato de una operación que niega y/o define qué existe y qué no, independientemente de que en los territorios sean configuradas cotidianamente a partir de prácticas concretas que no se corresponden con sus lógicas, y que enactúan las realidades de grandes grupos humanos en nuestros contextos. Son ellas las que deberían ser tenidas en cuenta para la construcción de alternativas que de verdad contribuyan a mejores vidas, más dignas.

Para esto, se propone una lectura desde perspectivas que la reivindican como las de Escobar (2016), Blaser, (s/f); Rivera (2010) y Tapia, (2002), como la posibilidad de un mundo con muchos mundos, o lo que es lo mismo, la probabilidad de hacer visible la multiplicidad en el campo del ocio. Ocio serio y casual (STEBBINS, 2000), ocio creativo (DE MASSI, 2000), ocio valioso (CUENCA, 2014), Ocio justo (HENDERSON, 2013) Mercolazer-lazeranía (MASCARENHAS, 2004) y Ocio Crítico (DUQUE; FRANCO; ESCOBAR, 2008), por solo nombrar algunas de las propuestas existentes en el campo de estudios. En esta misma línea, se propone una alternativa, una más, cuya adjetivación busca mostrar la complejidad del mundo y su correspondencia con el ocio como objeto que es influenciado por ello, esto es, el ocio abigarrado.

ALGUNOS ACERCAMIENTOS A LA COMPRENSIÓN DEL OCIO

Las prácticas lúdicas populares y tradicionales (en adelante PLPT), no como una modalidad más dentro de otras en una clasificación de un objeto dado, sino como otro mundo que existe a la par de lo que llamaremos ocio, con una forma que en ella misma representa lo multisocietal y lo ch’ixi, es decir, lo propio y característico de nuestra América Latina.

En este propósito, emerge la necesidad de una noción que propicie la lectura partiendo de los discursos y las prácticas en los contextos de nuestros territorios, articulado con el derecho a la ciudad, pues es también desde allí de donde se construye. Él representa la mirada de la urbe y el espacio público, pero sobre todo la visibilidad del derecho a él.

Un ejercicio en tal dirección, requerirá de referentes que hagan factible la viabilidad del esfuerzo. En consonancia con los rasgos de las PLPT, se retoma el concepto de ecología de las prácticas (STENGERS, 2014, p. 20) a manera de noción opuesta a la del diseño global. Sobre esto podríamos decir que las variadas formas del ocio corresponden a los modos propios de comprender la vida y no sería posible mostrarlas sin su relación con contextos de dignidad. O lo que es lo mismo, con las modalidades actuales de producción de conocimiento y gestión no es viable mostrar la variedad. Por ejemplo, la existencia de colectivos emplazados en nuestros territorios que no tienen la distinción entre ocio y trabajo, porque los entienden de forma relacional y no dual como el diseño predominante propone.

En este sentido, conceptos como ontologías relacionales y ecología de las prácticas, contribuyen con su des-jerarquización al hacer posible un cuestionamiento de las miradas que subalternizan unas expresiones en beneficio de otras, que se registran como las referenciales. La apuesta es que el objetivo de esta mirada sea la contribución a la vida, es decir, al bienestar de los grupos humanos, en contraposición con la lógica de la muerte (BREILH, 2013), bajo la cosificación y mercantilización de los modos predominantes del ocio. El ocio abigarrado pues, representa una opción que busca aportar a una propuesta desde la divergencia en América Latina.

La opción por el reconocimiento de lo diverso como sustrato central de la vida, demanda de modos concretos para su tratamiento, a contrapelo de las tradicionales miradas universalizantes, que convierten la diferencia en atraso y barrera para la implementación de modelos que no reconocen la presencia de otras opciones con sus propios elementos constitutivos de entender la vida, el trabajo, la naturaleza, el tiempo, la política, y claro, el ocio. De esta forma, el interés del texto es presentar algunos conceptos y perspectivas hacia lecturas alternativas.

Al respecto, un interrogante que quisiera proponer en este sentido, es sobre la pertinencia de estos marcos construidos en contextos donde supuestamente los grados de implantación de los estados y la homogenización de la ciudadanía son significativos. La pregunta sería sobre su aplicabilidad para una adecuada lectura en sociedades como las latinoamericanas, con diferentes formas y niveles de desarrollo del estado.

Es precisamente esta circunstancia la que abordo para intentar bosquejar una propuesta que contribuya a la discusión y el debate sobre la situación de producción de conocimiento y las formas como se comprende y se gestiona el campo en la nuestra región. El primero es el relacionado con la complejidad de las sociedades latinoamericanas -en diferentes grados- que condicionan los procesos de estudio.

Es decir, no somos homogéneos, la composición de nuestras sociedades no se corresponde con una realidad que abarca a la totalidad de la población. Esto es dado por la precariedad de la implementación de un verdadero proyecto, que más allá del reconocimiento de la plurietnicidad, contribuya a la generación de condiciones de dignidad de todas las personas, atendiendo a sus peculiaridades. O sea, que las políticas públicas del sector tengan en cuenta esta condición.

Por ejemplo, para el caso de un país como Bolivia, afirma Zavaleta, (2009):

Si se dice que Bolivia es una formación abigarrada es porque en ella se han superpuesto las épocas económicas (las del uso taxonómico común) sin combinarse demasiado, como si el feudalismo perteneciera a una cultura y el capitalismo a otra, y ocurrieran sin embargo en el mismo escenario; o como si hubiera un país en el feudalismo y otro en el capitalismo, superpuestos y no combinados. Tenemos, por ejemplo, un estrato, el neurálgico, que proviene de la construcción de la agricultura andina, o sea de la formación del espacio; tenemos por otra parte (aun si dejamos de lado la forma mitimae), el que resulta del epicentro potosino, que es el mayor caso de descampesinización colonial; verdaderas densidades temporales mezcladas, no obstante, no sólo entre sí del modo más variado, sino también con el particularismo de cada región, porque aquí cada valle es una patria, en un compuesto en el que cada pueblo viste, canta, come y produce de un modo particular y todos hablan lenguas y acentos diferentes sin que unos ni otros puedan llamarse por un instante la lengua universal de todos. En medio de tal cosa, ¿quién podría atreverse a sostener que esa agregación tan heterogénea pudiera concluir en el ejercicio de una cuantificación uniforme del poder? De tal manera que no hay duda de que no es sólo la escasez de estadísticas confiables lo que dificulta el análisis empírico en Bolivia, sino la propia falta de unidad convencional del objeto que se quiere estudiar. (p. 214)

Así pues, se deberían cuestionar las formas tanto de investigación como de gestión, que en general parten de la universalidad. Es decir, si bien estas nociones deben ser tenidas en cuenta para el análisis del ámbito de interés, no es adecuado tomarlos en tanto referente único, ya que hacerlo puede arrojarnos hacia perspectivas que impiden una lectura real de los contextos locales, complejos y heterogéneos, en donde se edifica la vida de las personas.

¿Cómo entonces abordar el conocimiento y la gestión del campo del ocio, la recreación y el tiempo libre en nuestra región? ¿Cuál sería la forma más pertinente de trabajar la multiplicidad, qué marcos de análisis promover y que formas de lo político asumir para su estudio?

En esta línea, es posible afirmar una cierta dependencia epistemológica, materializada en la utilización de ópticas que puestas sobre las realidades de nuestras sociedades, terminan por ocultarlas o en el mejor de los casos tratadas como casos especiales. Por tanto, la forma primordial, de acuerdo con Zabaleta (2009), es decir, la historia local con todas las particularidades que inciden en los modos concretos en los que se conforman estas naciones, puede aportar a las reflexiones.

De esta manera, un aspecto central a tratar es la conformación de los países en nuestra región. Para ello se hará necesario tener en cuenta que al contrario de los lugares donde se construyen mayoritariamente los marcos de referencia con mayor repercusión, las nuestras no son homogéneas sino heterogéneas, diversas, multiculturales y multisocietales. Así entonces, en las sociedades abigarradas coexisten formas de producción, de estructuras de poder, de creencias y de cosmovisiones que conforman colectividades con modos de existencia tan actuales como cualquier otra (multitemporalidad).

Esto debe alertarnos sobre la necesidad avanzar más allá de las narrativas usadas en el estudio del campo de interés, en los contextos de nuestras sociedades y comunidades, sin desconocerlos, pero si para trascenderlos. Los modos del trabajo, del juego, de la sociabilidad y de la comunalidad, es decir, de las prácticas y discursos que atraviesan en lo concreto las formas como en cada contexto se materializan.

Un ejercicio entonces que reconoce la necesidad de apuestas que respondan a la situación real de nuestros entornos, que en el caso del ocio trascienda las formas normales con las que hasta ahora se ha gestionado la política pública en los distintos países de la región. Más allá de las encuestas de consumo cultural, del porcentaje de usuarios atendidos, del número de recursos invertidos, del número de eventos y de los espacios construidos. Una propuesta que se acerque a las realidades de tantas personas que pueden no responder a los estándares propuestos o impuestos por las instancias responsables de generar las condiciones y para su garantía.

Para esto se propone un primer acercamiento desde lo que proponemos llamar la monocultura en los estudios latinoamericanos de ocio, o sea, la predominancia de una óptica a partir de la cual se decide lo que existe y lo que no, suscitando la idea de que hasta tanto no se configuren unas ciertas circunstancias, las de los países centrales, en los territorios del sur global no es posible hablar del ocio. Es decir, que mientras nos ocupamos en definir el ocio bajo la premisa de la necesidad de condiciones previas necesarias, sin las cuales no es posible hablar de él, los habitantes de nuestros barrios juegan en los espacios más insospechados y en las situaciones más extremas.

Buscando la puesta en cuestión de las formas desde las cuales se ha tratado el ocio, en consonancia con las perspectivas trabajadas, se busca una reflexión a partir de la cual sea viable encontrar encuadres que aporten algunos esbozos para el diseño de marcos que acojan la disparidad en tanto posibilidad. En esta dirección se propone entonces realizar un análisis que pretende, partiendo de la lógica de las PLPT, evidenciar la pertinencia de los conceptos de abigarramiento de Zabaleta, (2009), multisocietalidad de Tapia (2002), ch’ixi de Rivera (2010) y ontología política de Escobar, (2016), en el entendido de su relación con la propuesta de las ecologías trabajada por Santos (2012), como una herramienta que contribuye a superar la subalternización e invisibilización de las prácticas y modos de conocimiento propios del sur global.

En esta línea, se retoman los conceptos de juego separado (VALLEJO, 1995) y ecología de las prácticas de Stengers (2014) en su mirada de lo relacional, a partir de las PLPT. Y el ocio abigarrado como aquel que hace posible la existencia de varias matrices en tensión sin la pretensión de ser subsumidas las unas a las otras, sino en una situación de tirantez permanente.

APORTES PARA UN OCIO ABIGARRADO

Para tratar con esta condición, se propone el ocio abigarrado como referente que amplía la mirada y permite hacer visible la tensión entre varias lógicas, desde lo que en el transcurso del texto se ha trabajado a partir de las PLPT en la perspectiva de la ecología de las prácticas.

La dualidad implementa las separaciones como herramienta, entre trabajo y tiempo libre e individuo y colectivo, con una supremacía del primero. En contraste con formas colectivas propias de muchos grupos humanos de la región, además de la discriminación entre avanzados y subdesarrollados (incluso con unas etapas claramente definidas para lograr llegar al grupo de los desarrollados, que sí tienen ocio), por solo nombrar algunas de ellas.

En nuestro específico, la separación entre trabajo y tiempo libre ha sido fundamental, pues hay una dependencia directa entre los dos, en el sentido de que sin este primero no es posible hablar del segundo. Asumir esta posición, es dejar por fuera a la mayoría de las gentes y sus prácticas en los contextos de la región, donde una significativa cantidad de trabajadores está en condiciones de informalidad. De acuerdo con las cifras de la OIT (2018) 140 millones de personas están en dicha condición en América Latina y el Caribe, además de casi un 8% de desempleados. Pero asimismo la presencia de lo afro descendiente, de los pueblos indígenas, de los ROM (gitanos) y los raizales, que portan sus propias formas de la vida, la labor, lo temporal, la naturaleza y el ocio desde concepciones relacionales, más allá de las clásicas separaciones.

Desde los mismos territorios de la monocultura se han levantado voces que problematizan las dualidades en el ámbito de los estudios de ocio, especialmente en lo que se refiere a falsas separaciones entre este y el trabajo. Al respecto se encuentran posiciones como la de Beatty y Torbert (2003), quienes manifiestan que esta separación lleva a mirarlos en tanto opuestos y excluyentes entre sí. Sobre esto, afirman que esta es una falsa dualidad.

En esta misma dirección, se encuentra la posición de Stebbins (2014), quien, desde su concepto de ocio serio propone, a partir de lo que él denomina la devoción profesional, en referencia a trabajos tan atractivos que terminan siendo ocio para quienes lo realizan. Para ellos, la única diferencia significativa entre su trabajo y su ocio sério es que los devotee workers son pagos por su empeño. Evidentemente, esta línea que dejó de existir es solamente una de las interfaces entre el trabajo y el ocio, entretanto esta es de hecho una interface antigua.

Una última referencia es sobre Dumazedier (1968), con una gran incidencia en la región Latinoamérica, para quien el ocio se define como:

…un conjunto de ocupaciones a las cuales el individuo puede entregarse libremente, sea para descansar, para divertirse o para desarrollar su información o formación desinteresada, su participación social voluntaria o su libre capacidad creadora, después de haber cumplido sus obligaciones profesionales, familiares y sociales. (p. 93)

Sin embargo, es pertinente reconocer algunas propuestas que presentan reflexiones buscando ampliar las miradas sobre el objeto en tratamiento. Por ejemplo, la proposición del ocio valioso de Cuenca (2014) que lo define de la siguiente manera:

Ocio valioso es la afirmación de un ocio con valores positivos para las personas y las comunidades, un ocio basado en el reconocimiento de la importancia de las experiencias satisfactorias y su potencial de desarrollo social. El adjetivo "valioso" enfatiza aquí el valor social beneficioso que se reconoce en la práctica de determinados ocios, así como su potencial de desarrollo humano, lo que no excluye otros tipos de desarrollo, como pudiera ser el económico. (p. 26)

Un segundo concepto es el de Lazerania, presentado por Mascarenhas (2004), desde el que se propone, por un lado, la apropiación del tiempo y espacio para la práctica de la libertad en el marco de la ciudadanía, y por el otro, un contexto en donde su reconocimiento como derecho requiere de criterios claros de planificación, participación y cambio entre otros, de tal manera que favorezca la transformación hacia contextos democratizados que conduzcan a la desconcentración del poder.

Un último concepto que quiero presentar, es el ocio creativo propuesto por De massi (2000), en donde lo creativo corresponde a una situación en la que confluyen la labor, el estudio y el juego. Una noción que pone en cuestión las tradicionales dualidades entre trabajo y ocio y que contribuye, al igual que los anteriores, a poner en duda la capacidad de cualquier definición de contener, ella, la multiplicidad de las formas de vida en las que él se materializa.

En general, en este apartado puede plantearse la concepción, que retomando a Vallejo (1995) y su concepto de juego separado, permite argumentar una forma de comprender las separaciones propias de la modernidad. Al respecto afirma él:

En la realidad, en la práctica social, la sociedad capitalista -la sociedad moderna- escinde y atomiza las prácticas, y la lúdica no es una excepción. En la llamada sociedad industrial, se define, en este sentido, la tendencia hacia una marcada separación entre el tiempo de trabajo y el tiempo libre. (p. 32)

Este hecho nos pone de frente con las lógicas del diseño global, que soporta lo que podríamos llamar un ocio separado, que, por su misma dependencia de marcos de análisis propios del encuadre, terminan por proponer referentes en los cuales lo propio es subalternizado e invisibilizado. Es decir, que ante contextos pluriversos e interconectados, se hace necesario ampliar la mirada a otras nociones, estas sí, que reconozcan la existencia de un mundo con muchos mundos, o lo que es lo mismo, que más allá de formas como la interculturalidad, que según hemos visto con Escobar (2014) corresponden a la concepción de la cultura a partir de la estructura simbólica en el sentido de un solo mundo, para pasar a comprenderla desde la cultura en tanto diferencia radical, que reconoce la constitución múltiple en la que coexisten varios orbes.

Mundos en los que, por ejemplo, las separaciones entre trabajo y ocio no son tan claras y en donde además el individuo no es el referente central, pues acá, la centralidad está en la comunidad. Sobre esto, muy ilustrativo lo que plantea Hurtado (2015):

Dentro de los principales resultados se destaca el hecho de que el proceso investigativo accionó una problematización entre las formas de asumir el juego desde la visión occidental y desde la cosmovisión indígena, así para los NASA el Wêt Wêt Fxi´zenxi (armonía), representa un tejido de rituales, defensa de la Madre Tierra, políticas propias, salud y prácticas culturales que se trenzan en un equilibrio armónico en la cotidianidad territorial del NASA. (p. 47)

En la misma línea, Molina, (2012) da cuenta de prácticas propias de los pueblos indígenas, más allá de las lógicas imperantes. Para ello describe una práctica del pueblo NASA, la minga. Sobre ella comenta:

…la minga es donde se trabaja, donde se reúne la comunidad, donde el uno está con el machete, con la pala, con el azadón, donde se golpea la tierra, no con el fin de (…) sacarle… no, es donde, después de una armonización con la naturaleza, ésta autoriza que se trabaje en ella, se empieza a labrar con el fin de cultivar para luego tener cosecha y, poder sostener a la familia. Dentro de la minga están las mujeres, están los niños, están los mayores, están los jóvenes […] es la mezcla, la reunión de toda una cantidad de saberes. En la medida en que se avanza en el trabajo se empieza a hacer un diálogo desde el saludo, y no empieza simplemente desde lo laboral […] donde se habla desde la formación, donde se cuentan historias, donde se cuentan cuentos, donde se habla de cómo fueron las luchas, de qué es lo que se quiere, de ahí surgen ideas de trabajos comunitarios […]. (p. 78)

Es decir, formas otras de concebir la vida, el trabajo, el juego, lo intergeneracional, lo productivo y, sobre todo, las maneras comunitarias como eje de los tipos de organización social. O sea, de maneras relacionales. Modos que, yendo más allá del mercado y el individuo, bosquejan rutas posibles de comprensión, principalmente en nuestros territorios donde el referente imperante ha llevado a la exclusión de grandes cantidades de seres humanos, de las condiciones dignas para su existencia. Lugares en donde partiendo de sus propios contextos actualizan y crean ambientes para las prácticas de ocio, que por no corresponder con las del modelo de referencia, no son atendidas por el garante del derecho.

Sobre esto mismo, en referencia a la concepción del tiempo, Hurtado y Molina, (2013) hacen mención a la forma en que es comprendido por la comunidad NASA, como tiempo total en contraste con el fragmentado de la matriz eurocéntrica. De acuerdo con los autores: “Es un tiempo donde el trabajo es juego y el juego puede ser trabajo, pues lo que define la actuación es la libre determinación de la persona en ese momento pasajero” (p. 19).

Un último referente en esta mirada de formas otras de comprender el campo, es el presentado por Martínez (2010), como comunalidad. A partir de este concepto se problematiza el individualismo, uno de los ejes fundamentales en la forma de comprensión de occidente. En cambio, lo que el autor propone con esta noción es ubicarnos en otro punto, que, por el contrario, lo que expone es la comunalidad como el sustrato de la vida y de la construcción de los seres humanos. Al respecto afirma Martínez (2012):

Comunalidad es la vivencia concreta de los seres vivos que habitamos el planeta. Es una concreción existencial. El planeta es una totalidad integrada por elementos que reproducen su existencia de manera interdependiente. Ningún ser puede explicarse fuera de su relación con los otros. Sin embargo, todo ser, en su movimiento, espacio y tiempo, expone un resultado específico, que revela la diversidad de modelos de habitar este universo planetario (p. 1).

En este mismo sentido, afirma que la individualidad es abstracción, en tanto la comunalidad es concreción. Para explicar esto recurre a la distinción entre deporte y recreación. Al primero lo asocia con el individuo, la competencia y el poder, mientras la segunda es relacionada con la compartencia. Es decir, que de acuerdo con el autor:

El deporte compite, la re-creación comparte. El deporte cree en el individuo como centro del universo, la recreación, ve al deporte y a los seres que lo realizan, como compartencia vivencial. Mientras el deporte edifica la individualidad, la Re-creación edifica Comunalidad. Mientras el deporte celebra la competencia, la re-creación celebra la compartencia. (MARTÍNEZ, 2012)

En contraposición con el antropocentrismo de la versión hegemónica, tan central en el ámbito de los estudios de ocio y de las dicotomías y las separaciones, una propuesta como la comunalidad cumple el papel de reivindicar modos relacionales. Es decir, formas más favorables con la pluriversidad y el abigarramiento.

En esta dirección es posible afirmar que el ocio abigarrado centra su reflexión en la puesta en cuestión de las tradicionales dicotomías entre trabajo y descanso de un lado, e individuo y colectivo del otro. Desde acá entonces se considera, que si bien es necesario reconocer la multiplicidad, también lo es no caer en la trampa de la negación de lo alterno. Recordemos que el ocio abigarrado corresponde a la figura de un mundo con muchos mundos en permanente tensión, en la que ninguno se incorpora a otros.

Entendiendo que la ecología de las prácticas (STENGERS, 2014) da cuenta de la multiplicidad, se presenta como otra ruta posible en lecturas que amplíen la mirada del ámbito de interés. De esta manera y más allá del mundo existente en el campo de estudios, con una significativa predominancia de separaciones que impiden otras ópticas, porque sus formas de comprensión sobre lo que existe y lo que no, o sea, de lo que no funciona en su lógica, no se registra. También es propio del ocio abigarrado el reconocimiento de diferentes cosmovisiones que no separan, sino que comprenden el cosmos en clave de interconexión, es decir, relacional.

Como se ha planteado, las PLPT portan la posibilidad de lo relacional y lo comunitario, elementos centrales de una propuesta en la que se reconozcan, en igualdad de condiciones, las prácticas de mundos existentes y los modos de vivir que los hacen posible. Es decir, enfoque que es capaz de tratar con la multiplicidad, o lo que es lo mismo, con la condición de grandes grupos humanos, que, en esta paradójica forma de comprender, no son visibles ni audibles, pues las formas mismas de la gestión de la política pública están separadas por las dualidades propias del modelo.

En los modos otros de comprensión de los excluidos es posible encontrar alternativas con las cuales resolver sus problemas fundamentales. De igual manera, muchas de las formas del futuro están siendo en los contextos. Por ejemplo, en nuestro ámbito de interés, muchas prácticas ya existen en los territorios, y, a falta de una mirada descentrada, siguen invisibles

Respecto a esto, muy importante lo que plantea Escobar (2016) sobre a la condición de la producción de conocimiento en los tiempos actuales, que no necesariamente se dan en universidades y centros de pesquisa, a partir del trabajo de grupos de investigación y académicos, sino en otros espacios como los movimientos sociales y liderazgos comunitarios, donde partiendo de prácticas específicas sobre una situación dada, enactúan formas otras para la solución de los problemas reales que se viven en el día a día.

Iniciativas que permanecen veladas para las formas tradicionales de la producción de conocimientos. En el caso de los estudios de ocio, una mirada desde las PLPT amplifica la óptica, al poner en cuestión la racionalidad instrumental que separa, y en cambio promover la ecología, que reconoce la multiplicidad e interdependencia entre las prácticas. Es decir, el ocio abigarrado.

A MANERA DE CONCLUSIÓN (PROVISORIA)

Una vez descentrados, las prácticas y los procesos en defensa de las formas propias de vida en los contextos, abren la posibilidad de que emerjan potenciales epistemológicos que pueden aportar en las iniciativas que buscan salvaguardar los territorios y los modos de existencia.

Así entonces, lo que se pretende es aportar desde el campo de ocio, la recreación y el tiempo libre entendidos a partir de lo múltiple. Las PLPT, parecen tener un significativo potencial para comprender los contextos abigarrados, multisocietales, ch’ixi y pluriversos. Su configuración como escenarios de la relacionalidad, intergeneracionalidad y compartencia, y de la urgente necesidad de avanzar hacia formas otras que no requieren de infraestructura especializada, ni artefactos sofisticados, ni implementación específica.

Las PLPT, entendidas desde la ecología de las prácticas, representan una valiosa opción para aportar al ámbito los estudios latinoamericanos de ocio, no como otra hegemonía, sino en tanto posibilidad de contribuir a miradas y expresiones que hagan viable comprender, que existe un orbe que se compone de mundos y que la presunción de unimundismo, es decir, un mundo compuesto por un solo mundo, no es posible.

Por eso, el ocio abigarrado en su apuesta por el reconocimiento de la multiplicidad y la relacionalidad, encuentra en la lógica de las PLPT una noción pertinente que puede contribuir a los estudios latinoamericanos de ocio, como opción que reivindica la posibilidad de América Latina en cuanto horizonte epistemológico y ontológico. Es decir, un modo de comprender para el cual la pluralidad es una forma que nos permite abordar nuestras sociedades Ch’ixi.

REFERÊNCIAS

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AGRADECIMENTOS Mi agradecimento fraterno a la Universidad de Antioquia por el tiempo y las condiciones para adelantar el posdoctorado, del cual surge el texto presentado y a la Universidad de Rio de Janeiro. Um saludo de gratitud especial a mi assessora la Prof. Profª Drª Heloisa Toller Gomes por su generosidade y acompañamiento y a la Prof Profª. Drª. Ilana Strozenberg, siempre presta todas las dudas e inquietudes y solicitudes, Tanbión mis sgradecimientos ella

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PUBLISHER Universidade Federal de Santa Catarina. Programa de Pós-Graduação em Educação Física. LaboMídia - Laboratório e Observatório da Mídia Esportiva. Publicado no Portal de Periódicos UFSC. As ideias expressadas neste artigo são de responsabilidade de seus autores, não representando, necessariamente, a opinião dos editores ou da universidade

EDITORES Mauricio Roberto da Silva, Giovani De Lorenzi Pires, Rogério Santos Pereira

Recibido: 23 de Marzo de 2020; Aprobado: 31 de Mayo de 2020

josef.tabares@udea.edu.co

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