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Conjectura: Filosofia e Educação

versão impressa ISSN 0103-1457versão On-line ISSN 2178-4612

Conjectura: filos. e Educ. vol.25  Caxias do Sul  2020

https://doi.org/10.18226/21784612.v25.e020024 

ENTREVISTAS

Pedagogia radical e inclusiva: possíveis horizontes em tempos de covid-19 e de pós-pandemia

Carlos Roberto Sabbi* 

Geraldo Antônio da Rosa** 

*Gerente-geral da Caixa Econômica Federal aposentado. Ex-professor da Universidade de Caxias do Sul UCS). Mestre em Educação pela UCS. Doutor em Educação pela UCS e UAM. E-mail: crsabbi@gmail.com

**Doutor em Teologia. Líder do Grupo de Estudos e Pesquisas em Educação Básica (Gepeb). Pesquisador e coordenador do Grupo de Pesquisa Formação Cultural, Hermenêutica e Educação (Gpforma). Trabalha como docente/pesquisador no Programa de Pós-Graduação em Educação da UCS. E-mail: geraldorosa06@gmail.com


Entrevista com o Professor-Doutor Agustín de la Herrán Gascón

Uma entrevista se caracteriza como um diálogo entre duas ou mais pessoas, envolvendo o(s) entrevistador(es) e o(s) entrevistado(s). O sentido dessa atividade é extrair pontos de vista, opiniões e informações sobre o objeto da atividade. Desse modo, sempre será uma oportunidade para se explorar o pensamento, expondo-o para o público, de forma que as articulações e as respostas possam representar significados a serem compartilhados.

Com esses sentidos apresentados, aproveitando a estada em Caxias do Sul do Professor-Doutor Agustín de la Herrán Gascón, que proferiu diversas palestras e presidiu uma banca de defesa do primeiro doutoramento em cotutela da Universidade de Caxias do Sul, o qual foi conveniado com a Universidade Autônoma de Madri (UAM) – Espanha.

O Professor-Doutor Agustín de la Herrán Gascón, que é professor titular na UAM, orientou 48 teses de doutoramento, constando no Google Acadêmico com mais de 300 artigos publicados em revistas científicas e com quase 3.600 citações. Além disso, concedeu palestras em diversos países, elaborou mais de 100 livros ou capítulos de livros e recebeu muitas premiações por trabalhos desenvolvidos como escritor e pedagogo. Ele desenvolve um trabalho há 30 anos denominado de “Pedagogia Radical e Inclusiva”, o qual se constitui em uma verdadeira revolução no papel da educação e que deve se tornar um novo paradigma para todo o mundo.

Portanto, o significado deste colóquio com Herrán Gascón se reveste de uma importância histórica para a Universidade de Caxias do Sul, a partir de sua presença em nosso círculo, pois é mais um meio de se entender esse que pode ser um trabalho que deverá transformar e elevar a educação a um patamar superior em todo o Planeta.

Para que isso se tornasse possível, esta entrevista foi realizada em conjunto pelo professor da Universidade de Caxias do Sul, Dr. Geraldo Antônio da Rosa e pelo ex-professor na Universidade de Caxias do Sul, o Dr. Carlos Roberto Sabbi que, durante seu doutoramento, teve a orientação do Prof. Geraldo pela UCS e do Prof. Herrán Gascón3 pela UAM.

Profesor Dr. Carlos: ¿Cuál su análisis del escenario educacional, donde de alguna manera todavía, el paradigma de una educación tradicional es practicado en las escuelas y universidades en este fin de la segunda década del siglo XXI?

Prof. Dr. Herrán Gascón: En escuelas y universidades, la educación superior es excepcional. La educación superior no es la universitaria. Esa sólo es la educación posterior. La verdadera educación superior no tiene que ver con el nivel de su enseñanza. La educación superior puede ser prenatal, de bebés, infantil, primaria, secundaria, puede darse en bachillerato, en universidad, en formación profesional… Es aquella que promueve un maestro/a consciente, para darse más cuenta de lo que se enseña, en el contexto de la vida.

Casi todo en nuestros escenarios es necesario, pero es del todo insuficiente. Cebes, un discípulo cercano de Sócrates, tenía razón: lo que se llama educación es, en realidad, pseudoeducación. Pero ni siquiera en su ‘tabla’ da las claves de la educación de primera división. ¿Por qué? Porque, al seguir, como hacemos nosotros, la estela de Sócrates, estaba simultáneamente orientado y condicionado por su formación.

Profesor Dr. Carlos: ¿Por qué usted cree que la pedagogía adoptada de modo especial en la contemporaneidad es superficial, sin profundidad y que no sirve para el despertar del ser humano?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Es algo observable por cualquiera, desde el enfoque radical e inclusivo, y que, desde la Pedagogía normal, no se vería. Lo que se aprecia es que la Pedagogía estudia la educación sin entenderla, y sin ser consciente de que no la entiende. Es preconfuciana o presocrática, en este sentido, puesto que no sabe que no sabe. Este es uno de los problemas desapercibidos más graves de nuestra sociedad, de la educación y de la Pedagogía, que la estudia: que no la ha interpretado todavía, en toda su amplitud y profundidad, y que ni siquiera es consciente de esto la ciencia que la estudia. A todas las ciencias les ocurre y, por eso, avanzan. Por ejemplo, hoy la Medicina reconoce sus límites, porque apenas ha conseguido erradicar del planeta Tierra un par de enfermedades. Pero la Pedagogía no practica una autocrítica y rectificación basadas en la conciencia, como tampoco lo hacen la Filosofía o la Religión. Ninguna reconoce sus limitaciones. Sería muy útil que lo hicieran, para dejar de estafar. No lo hacen, porque son disciplinas inmaduras atendidas por personas con déficits formativos radicales.

Parecen sonámbulas satisfechas, y es porque no han puesto el binomio ego-conciencia como centro de su discurso. El centro de la educación normal es el aprendizaje. O sea, la adquisición de conocimientos, una clase de los cuales son las competencias. A través de la adquisición de lo que sea, no se puede profundizar verdaderamente en nada. Lo más que se puede hacer es hablar de ello, convencerse, como podría ocurrir en esta entrevista. Puede vivirse en la periferia y acabar convencidos de ser el centro o de que la profundidad es la superficie. Pero el resultado se parecerá a un reflejo en el agua. Nuestra educación se apoya solo en el conocimiento y en el saber. Esta es la causa molecular por la que nuestra educación no sirve para despertar. Con ellos, sobre ellos, el autoconocimiento no es posible. Por eso, Sócrates no pudo alcanzar más que el exterior de su interior. Y su legado maravilloso y nefasto para Occidente fue éste: no hay reto educativo mayor que el autoconocimiento, que no es alcanzable. Esto lo reconoce Kant en una nota al comienzo de su “Crítica de la razón pura”. Esta es la causa histórica.

La razón de sentido es que entre los fines de la educación no figura la posibilidad de despertar. En consecuencia, vivimos dormidos e inconscientes y normalmente fallecemos dormidos e inconscientes. Mientras tanto, no paramos de hacer cosas, de aprender, de pensar, de sentir, de emocionarnos, de reflexionar, de olvidar, de luchar… La clave no está en nada de eso, y nadie nos lo ha dicho nunca, ni desde la ciencia, ni desde la escuela.

Profesor Dr. Carlos: ¿En lo que se constituye su profundo trabajo teórico-investigativo titulado de Pedagogía Radical e Inclusiva?

Prof. Dr. Herrán Gascón: La Pedagogía radical e inclusiva es una aplicación del enfoque radical e inclusivo a la Pedagogía y a la educación. A su vez, este enfoque es una consecuencia de un posible salto de complejidad-conciencia. Entiendo por ‘salto de complejidad-conciencia’ un posible avance comprensivo. Otros lo denominarían ‘nuevo paradigma’. Podría ser. Podemos decir que, como Einstein respecto a Newton o como el producto respecto a la adición, no se enfrenta a lo que hay, aunque lo critique, no se opone a ello, sino que lo engloba. Por eso es objetivamente más complejo y más completo. A la vez, expresa insuficiencias explicativas de la ciencia normal (Pedagogía), que propone complementar y reorientar. Por otro lado, tiene un amplio alcance, porque, al referirse a la educación y a todo lo relacionado con ella, puede traducirse en cambio general posiblemente evolutivo, en la medida en que la educación es inseparable de la vida personal y social.

El centro de la Pedagogía radical e inclusiva es una metáfora de la vida y de la educación: un árbol con raíces. Observa que lo habitual es pensar que el árbol es sólo lo que se ve, o sea, lo que emerge sobre el suelo. Pero ni vida, ni educación se comprenderán, si no se incluyen sus raíces, su ecosistema, su clima, etc., en la realidad “árbol”. La Pedagogía y la educación habituales son recurrentes y superficiales, apenas están centradas en las flores o en los frutos del árbol; omiten las raíces, no tanto porque se releguen o excluyan, sino porque no han sido conscientes de su relevancia formativa. Análogamente, en la educación de hace medio siglo no se incluían el medio ambiente, la salud, la paz, el consumo, etc., como ámbitos formativos, y hoy la educación no se puede concebir sin ellos. El enfoque convencional, sólo externo, es insuficiente y erróneo, y esto, al parecer, todavía no se ve con claridad. El corolario es que, por su miopía y parcialidad, casi todo lo que se hace en la educación está mal, aunque aparentemente no lo parezca.

Profesor Dr. Carlos: ¿Cuáles son los elementos del plan epistemológico y pedagógico de esta propuesta?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Algunos elementos son:

  1. Nuestro contexto social no es la sociedad del conocimiento. Es el la sociedad de la ignorancia, de la inconsciencia, del egocentrismo, del condicionamiento, del clasismo sistémico, de la rentabilidad, de la injusticia, de la desigualdad, de la acumulación, de la inmadurez generalizada, de la necedad… Sobre esos humos, se desarrollan avances científicos y tecnológicos interesantes, cuyo sentido es incierto, y que desarrollan como el moho en un alimento en mal estado. Desde la Pedagogía radical e inclusiva, se propone que este contexto se considere expresamente al contextualizar cualquier proyecto educativo.

  2. El sentido más importante de la educación personal y colectiva coinciden con el sentido de la propia sociedad. Consiste en un cambio radical: de vivir desde y para el ego (personal y colectivo) a hacerlo desde y para la conciencia, o sea, para darnos cada vez más cuenta de la realidad, exterior e interior. No solo se trata de vivir, de aprender, de ser felices, de ser libres, etc. Tampoco consiste sólo en desarrollo, en progreso, en pretender mejorar la sociedad del bienestar. Se trata, sobre todo, de ser más para ser mejores. Esto requiere ser cada vez menos inmaduros y egocéntricos e interiorizarse, meditar, crecer y evolucionar personal y colectivamente.

    Desde esta perspectiva, no tiene mucho sentido “educar para la vida”, porque la vida es, en general, un desastre, tanto en los planos personal como social. No se trata de educar para eso, sino de educar para cambiar la vida y hacerlo radicalmente, incluyendo la conciencia de muerte y de finitud. De lo anterior se desprende que un fin de la educación radical e inclusiva es educar para una vida personal y social más conscientes y, por ende, más útiles para la humanidad y para la naturaleza en evolución.

  3. Hay un desequilibrio entre las dimensiones existencial y esencial del ser humano, a la que la educación contribuye, y no corrige. Esto hace que nuestro centro de gravedad vital esté muy alto, lo que nos hace seres inestables. Se vive en lo existencial y se ignora lo esencial, cuando lo deseable sería “jugar con la existencial – y ganar, incluso –, pero vivir en la esencial” (Gascón).

  4. Nuestra tradición educativa viene de Sócrates y la Filosofía. Ambas están centradas en el conocimiento, el saber y el aprender. Esto es inicialmente maravilloso y limitante, a la vez. La Filosofía no conduce al despertar, sino a seguir preguntándose para entender mejor la vida existencialmente. Esta tradición es altamente complementaria con la Pedagogía subyacente en los Upanishads, o con la de maestros pedagogos como los taoístas clásicos (Lao zi, Zhuang zi, Lie zi), Siddhartha Gautama, la tradición chan (o zen), y, modernamente, con otros pedagogos esenciales, como Maharshi, Krishnamurti, Blay, Osho, etc., apoyadas en el aprendizaje basado en la conciencia, en el no saber, en el descondicionamiento, en la desidentificación, en la pérdida (de conocimientos sesgados) y el autoconocimiento. Su síntesis podría fundamentar y orientar la educación plena (HERRÁN, 2008).

  5. Un corolario de lo anterior es que no se entiende cabalmente qué es la educación, porque se interpreta desde la herencia socrática. Sin embargo, la conciencia del legado es presocrática, porque ni siquiera se admite y se comprende esta ignorancia pedagógica. A través de una “hermenéutica reconstructiva” radical, se concluye con que lo que desde la Pedagogía normal se dice que es la educación, desde luego, lo es. Pero la educación (plena) no es sólo eso. La educación real es lo que hemos hecho de nosotros mismos con nuestras posibilidades y límites, de modo que todo es causa y resultado de nuestra educación. La sociedad y nuestra razón son resultados inseparables de nuestra educación, forman parte de ella. La educación posible conduce al despertar de la conciencia, vía complejidad.

  6. Cuando se piensa en educación o formación, se consideran los hijos, los alumnos, las familias, los profesores, las escuelas, el sistema educativo, el desarrollo social, las profesiones futuras, el aprendizaje y la educación durante toda la vida, etc. La Pedagogía radical e inclusiva participa de ello, pero busca su raíz última. ¿Cuál es esta raíz? Somos nosotros: usted y yo. No es el pensamiento, sino la conciencia subyacente a quien piensa. No es este proponiendo un enfoque solipsista de la vida, sino un abordaje más profundo, descriptivo, fenoménico, lógico. Se trata de iniciar la educación en nosotros, en formarnos nosotros, antes de pensar en los demás. Si la educación no es radical, en este sentido, será radicalmente incoherente. Pues bien, la educación normal es incoherente, porque se dirige al niño, al hijo, al universitario, sin apenas detenerse en los educadores, sean estos naturales o profesionales.

  7. De ello se deduce, en contra de lo que se propone desde la Pedagogía y la educación normales, que el alumno o el hijo no son el centro de la educación, y que la práctica, la metodología o los recursos, incluidas las TICs, no son el centro de la acción educativa. En efecto, por un lado, tener al alumno o al hijo como “centros de la educación”, asegura el fracaso educativo radical – quizá no el aparente –. Es muy importante ser conscientes de que todos (personas y sistemas sociales) somos ‘centros de la educación’, en sentido estricto, y que la acción educativa comienza en nuestra conciencia y formación, luego en nuestra acción, luego en nuestra palabra y luego, en la posible acción de los demás, por ejemplo, hijos, estudiantes, etc. De otro modo, la educación, bien tendrá un bajo nivel, bien será un sinsentido. Por otro lado, la práctica, la metodología o los recursos no son las raíces de la acción educativa. Son efectos, como son efectos el pensamiento, la reflexión o la libertad de expresión. Su causa es la formación de quien piensa, reflexiona, actúa desde y para la libertad o enseña, o sea, el ego, la conciencia y el autoconocimiento del educador. Precisamente por ello, centrarse en los efectos es un proceder absurdo; ningún punto de una circunferencia será jamás su centro, aunque le tengamos considerado así o estemos rodeados de millones de personas que así lo consideran.

  8. Un corolario de lo anterior es lo absurdo o contradictorio que resulta calificar a un sistema social como “sistema educativo”. Hacerlo significa que es el responsable de educar a alumnos o a estudiantes, y que otros sistemas sociales no lo son. Si aplicamos el enfoque radical e inclusivo a esta cuestión, se coligen tres observaciones: Que esa educación debería comenzar por sí mismo (políticos, técnicos, investigadores, educadores, gestores…). Que todo sistema social (familias, políticos, medios de comunicación, religiones, etc.), si fuera consciente, se ocuparía de su propia educación, con independencia de su campo de acción, hasta transformarse en un “sistema educativo”. Y que, en la medida en que toda persona es un sistema, puede educarse y constituirse en ‘sistema educativo’ autoconsciente, en sentido estricto. Globalmente, podría hablarse de paideia del siglo XXI y de sociedad educadora, pero generada molecularmente, desde dentro.

  9. Junto a este corolario, se deduce otro, sobre la idea de “reforma educativa”. Habitualmente, el constructo “reforma educativa” se aplica al sistema educativo formal. Parece más coherente que esta reforma afecte a todos los sistemas sociales, antes que al educativo. Desde una perspectiva radical e inclusiva, esta reforma debería afectar, sobre todo, a la reforma de la educación, ampliamente aplicada y comprendida. Es un enfoque contrario al habitual, según el cual la educación no se reforma, apenas se remoza, y la palanca suele ser más política que pedagógica, con lo que la reforma de la educación queda pendiente.

  10. Desde este, se deduce otro, no menos importante: desde los actuales sistemas educativos, es imposible educar, porque son y pertenecen a sistemas egocéntricos que, inevitablemente, adoctrinan (nacionalmente, religiosamente, ideológicamente, sexistamente, clasistamente, etc.), mientras educan. Y no hay nada más alejado de la educación que el adoctrinamiento.

  11. En la sociedad del conocimiento o de la educación – en las que no nos encontramos todavía –, todas las conciencias son educadoras y educandas a la vez. El bebé y el ladrón pueden ser maestros (Confucio), eso dependerá de los educadores profesionales y de los padres. El sabio más genuino puede ser un gran ignorante, y el maestro más consciente, si lo es, será un discípulo de la vida. Por ello, tanto educador como el educando serán mejores, porque serán más conscientes.

  12. Nuestra educación se apoya en que, cuanto antes se eduque al niño, mejor. Los sistemas más avanzados han sustituido las guarderías por escuelas infantiles, y han incluido la etapa preescolar en la educación escolar. Sin embargo, se puede educar desde antes de que exista el ‘niño’, esto es, desde el momento de la concepción, o aun antes. La Pedagogía prenatal es una disciplina emergente, con un excelente futuro y relevancia social, de cara a la inclusión de la educación prenatal en los actuales sistemas educativos formales.

  13. Nuestra educación se apoya en la idea de “diversidad”. Pero la diversidad hace referencia sólo a una faceta del ser humano: además de “diverso”, el ser humano es “idéntico”, luego es “semejante”, aunque sobre todo es “único”. Una educación basada en todas estas facetas, y no sólo en la diversidad, se ajustaría más y mejor al fenómeno humano, desde el punto de vista de su autoconciencia total, en unidad con la naturaleza.

  14. Nuestra educación valora y pretende la creatividad. Pero, como ocurre con la educación, sólo la entiende parcialmente. La asocia a la creatividad del arte, de la ingeniería, de la cocina, de la vida cotidiana, de la ciencia..., o sea, aplicada a objetos, problemas, acciones, proyectos, productos... Pero hay una segunda clase de creatividad, con la que ésta podría combinarse, hasta generar lo que denominamos “creatividad total”. Esta otra clase es la creatividad del crearse, es la del construirse, la de hacerse más y más consciente... es interna y no responde a los indicadores de la evaluación de la creatividad clásicos. Sin esta creatividad profunda, la creatividad objetual queda disminuida o incluso puede ser peligrosa. Por eso, propusimos que, más que de ‘formación para la creatividad’ (Marín), desde la Pedagogía se trata de promover la “creatividad para la formación”, incluida la evolución del ego a la conciencia y al autoconocimiento.

  15. Nuestra educación se orienta casi exclusivamente a dar respuestas a demandas sociales. Pero hay necesidades educativas que no se demandan. De entre ellas, las hay superficiales y las hay profundas. Las externas tienen muchas más posibilidades de ser asimiladas a lo que ya se hace que las profundas, sobre todo si están en la órbita de la solución de problemas. Las profundas pueden ser las más propiamente educativas. Pueden ser de dos clases: indeseables y deseables. Las dos son necesarias. Formarían parte de la dimensión radical del currículo y de la educación.

  16. Desde un punto de vista metodológico, la propuesta se nutre de cualquier enfoque, diseño y técnica de investigación científica para generar conocimiento y duda, y para reconstruir y destruir conocimiento, si es conveniente: empírica (cuantitativa, cualitativa, complementariedad metodológica, complementariedad paradigmática (Hashimoto)), no empírica (ensayo científico, filosófico, etc.) La metodología de la que se vale el enfoque para su propio desarrollo se apoya en constructos como la conciencia, la complejidad, la destrucción, la complementariedad, la hermenéutica reconstructiva, etc.

Profesor Dr. Carlos: ¿Lo qué es preciso para que su propuesta de la Pedagogía Radical e Inclusiva sea aplicada en las escuelas?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Un inciso: Estoy entendiendo en la entrevista que una “escuela” es un entorno organizado para la formación y que la universidad forma parte de la escuela.

Lo que se precisa es alguna conciencia favorable. ¿Qué significa “conciencia favorable” en este contexto? Denota que comprende y que está dispuesta a emprender el camino. Esto podría ser equivalente a que los agentes educativos con mayor responsabilidad en las escuelas (padres, equipo directivo, docentes, otro personal) se lo apliquen a sí mismos, porque el camino más importante, el esencial es interior.

Para su adaptación efectiva, se requiere lo mismo que para cualquier formación radical propuesta por la Pedagogía radical e inclusiva: visión, duda, humildad, vaciamiento, receptividad, descondicionamiento, voluntad, querer-querer, formación, comprender que la educación es un proceso evolutivo que transcurre del ego a la conciencia, comenzando en uno mismo, observación incondicionada (meditación). La aplicación a los alumnos, con independencia de su edad, será una consecuencia espontánea, automática.

Lo ideal para que la Pedagogía radical e inclusiva se cultive y desarrolle en las escuelas, es que esté avalada. Por su naturaleza y alcance, el organismo adecuado para su aval y promoción sería la Unesco, así como otros organismos supranacionales de educación (OEI, Alecso, Unión Europea, Unicef, etc.). Hoy día esto es difícil, entre otras cosas porque desde ella se colige que la estrategia y concepción de la educación de todos ellos son incompletas o están radicalmente equivocadas. También sería idóneo que estuviera avalada por la Pedagogía normal, pero ocurre algo parecido: es fundamental criticarla, porque la educación que promueve está mutilada. Los medios también podrían jugar un papel avalador y difusor eficaz, pero si algo falta a los medios es basar su trabajo en la conciencia, desde la formación pedagógica radical de los periodistas y de otros profesionales. Las administraciones educativas nacionales o locales son avales parciales, caducos y frecuentemente sesgados, con lo que su concurso puede ser limitadamente útil.

Profesor Dr. Geraldo: La Pedagogía Radical e Inclusiva es constituida, como usted explicó, de temas radicales. ¿Hay criterios para establecer eses temas?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Desde la Pedagogía radical e inclusiva se propone una educación y un currículo 3D, en el que se diferencian tres dimensiones formativas: disciplinares, transversales y radicales. Las dos primeras responden a necesidades sociales demandadas y definen los currículos vigentes. La gran mayoría de sistemas educativos y currículos les añaden una materia ‘curricular’ (condicionamientos, adoctrinamientos, ideologías, religiones, prejuicios, predisposiciones, creencias…), que es calificada como “educación”, sin serlo. Es lo que hemos denominado “currículo descarado”. La tercera dimensión educativa y curricular es la radical.

Algunas características que distinguen a los temas radicales de los temas y retos disciplinares o transversales son:

Han podido ser propuestos o incluso desarrollados en el pasado por algunos pedagogos y maestros. Pero, en el momento actual, no se demandan, en primera instancia.

Son claves para la formación. La educación no es posible sin su presencia. Sin su conciencia y acción, no es posible educar plenamente. Sin ellos, la educación puede llegar a ser su contrario: adoctrinamiento, condicionamiento.

Son fundamentos de la educación. Sin ellos, la educación no se sostiene, pasa a ser periférica, a escorarse e incluso a caer, parcial o totalmente. En ese estado, la llamada “educación” debería llamarse de otro modo: información, instrucción, preparación, entrenamiento, capacitación, pseudoeducación, condicionamiento, adoctrinamiento… pero no “educación”.

Son universales o comunes a todos los contextos y culturas.

Son perennes o independientes de tiempos, de épocas.

Bien convergen entre sí, bien se contienen a sí mismos, porque desde cualquiera se accede a los demás. Todos son transdisciplinares, algunos metadisciplinares y otros, esenciales o potencialmente “totales”.

Causan lo que ocurre en la superficie de la vida, de las profesiones, de la familia, de la educación, de la sociedad.

No están en el discurso de los organismos internacionales de educación, ni de los sistemas educativos globalizados, ni de las leyes orgánicas de educación, ni en sus currículos, ni en las escuelas, de un modo expreso y planificado.

No forman parte de la normalidad pedagógica (investigativa o docente).

Son familiares a los maestros/as más conscientes, con independencia de su etapa educativa o de que su enseñanza se desarrolle en el sistema formal o fuera de él.

Profesor Dr. Geraldo: ¿Podría dar algunos ejemplos de estos temas radicales y explicarlos?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Los temas o retos educativos radicales son de dos clases: indeseables y deseables. Las dos son necesarias, y conforman los dos sentidos de la dimensión radical:

Algunos retos “positivos” o temas-energía, con cuya adquisición se gana, son: la conciencia, la muerte y la finitud, el amor, la ternura, la compasión, la humanidad-universalidad, la evolución humana (interior, educativa), el lenguaje universal, la educación prenatal, la madurez personal y social, la duda, la humildad, el sentido del humor, las enseñanzas de maestros/as despiertos, el autoconocimiento (esencial), la meditación, etc.

Algunos retos “negativos” o temas-lastre, con cuya pérdida se gana, son: la ignorancia, el egocentrismo, la necedad, la inmadurez, la inconsciencia generalizada, el clasismo, el prejuicio, el fanatismo, el odio, el sufrimiento, la estulticia, la barbarie, la insensibilidad, la psicopatía, la discapacidad, intelectual generalizada, etc.

Para adentrarse en algunos de ellos pueden consultarse estas páginas: www.pedagogiaprenatal.es, www.pedagogiadelamuerte.com, www.radicaleinclusiva.com.

Profesor Dr. Geraldo: Usted se utiliza de los pensadores tradicionales que la Educación se fundamenta, pero agregó grandes pensadores orientales, concluyendo un paradigma en la Educación. ¿Lo qué llevó usted a adoptar esa profundización, rompiendo, entonces, con la barrera que los demás pedagogos obedecen?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Cuando era joven, apenas 23 o 24 años, me ocurrieron cosas que me ayudaron a ver diferente. Por ejemplo, practiqué varios años arte marcial (como meditación en movimiento), leí por casualidad El Kybalion, el Tao te ching, a Cayetano Arroyo, etc. Tuve siempre cerca a dos maestros de conciencia: a manu Gascón, mi abuelo, y a Sergio García-Bermejo Pizarro. Mi abuela, Luisa Juste Valdés, hizo posible que viviera con tranquilidad. Leí a Sócrates (Platón), a Confucio, a Teilhard de Chardin, a Hegel, conocí y leí sobre zen, lo transpersonal, a Anthony de Mello, Blay, Maharshi, Krishnamurti, Bhagwan Shree Rajneess… Tuve otro maestro en mi formación en Didáctica, Félix E. González Jiménez. Cuando estudié la licenciatura y el doctorado en Ciencias de la Educación, me daba cuenta de que mis conocimientos básicos no eran los habituales y opté por buscar la síntesis, desde el sistema de pensamiento dialéctico (uno-trino) que me enseñó el Profesor Sergio. Eso me permitió contrastarlos, cuestionarlos y complementarlos, durante casi toda mi formación inicial. Con el tiempo, me he dado cuenta de que mucho de lo que falta a la Pedagogía y la Didáctica o a la educación y formación, lo aporta el Oriente clásico y sus herederos o la mística universal. Y que, por no sintetizarla con la parcialidad cultural que nos ha tocado (occidentalismo), no estamos perdiendo tiempo: estamos perdiendo siglos de complejidad-conciencia o de evolución interior potencial.

Profesor Dr. Geraldo: ¿En la España su trabajo ya conquistó algunos espacios importantes con la Pedagogía Radical e Inclusiva?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Mi trabajo se realiza en el Departamento de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Madrid y en España, por casualidad. No hemos conquistado espacios socialmente relevantes, pero quizá hemos logrado realizar un trabajo digno, que podría ser útil.

Hemos desarrollado trabajos pioneros en varios campos, dentro de la Pedagogía y la Didáctica. Los han retomado algunos excelentes ex alumnos – que hoy son algunos de mis maestros – para sus tesis doctorales e investigaciones. También hemos formado un grupo de investigación, que en momento actual desarrolla una investigación I+D+i “Innovación e inclusión de la muerte en la educación”, Retos de la Sociedad (2017), financiada por el del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y cofinanciada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder). En el momento actual estamos a punto de desarrollar dos congresos sobres temáticos radicales, uno sobre Pedagogía prenatal y otro sobre Pedagogía de la muerte, para promover estas disciplinas científicas emergentes. Por lo demás, son las personas las importantes, las que nos hacen sentirnos agradecidos a ellas y a la vida.

Profesor Dr. Geraldo: ¿Se esa Pedagogía Radical e Inclusiva fuese adoptada, cuáles resultados sociales podrían atingir?

Prof. Dr. Herrán Gascón:Con un buen enfoque formativo y dedicando mucho tiempo, puede que no parezca que haya cambios existenciales. Pero sí podría haber mejoras esenciales, porque se potenciará la formación de las personas y, desde ellas, las de las sociedades, grupos, ismos, instituciones, etc.

Con un interior mejor atendido y consciente, el exterior mejora, por su proceso de ‘radicación’ (educación), porque se realice con menor egocentrismo y más conciencia, o sea, porque se pueda vivir en un estado más lúcido, humilde y sereno.

Al atender la raíz común a todo lo que es resultado de la educación humana, automáticamente, la ignorancia, el ego, la inconsciencia, la inmadurez… tenderán a identificarse, a saltar al primer plano de la investigación científica pedagógica y a corregirse. Es posible que temas como el sexismo, el racismo, la barbarie, la injusticia, la desigualdad, etc., permitan otras lecturas radicales y posibiliten otras comprensiones y escrituras.

Así mismo, los temas radicales deseables posiblemente vayan ocupando su lugar en la conciencia ordinaria y normalizándose, junto a los negativos o temas-lastre, con lo que todos ellos podrían pasar, de sólo radicales, a radicales y transversales a la vez y a articularse con los disciplinares. Por ejemplo, se podrá constatar o investigar que los sistemas educativos actuales podrían ganar mucho, si la primera etapa de la educación formal fuese la educación prenatal, fundamentada en la emergente Pedagogía prenatal, además de en Ciencias de la Salud. Por ejemplo, se constatará el enorme beneficio formativo de la meditación en la formación de gestores, docentes, investigadores y padres y madres, entre otros.

Profesor Dr. Carlos: ¿En tiempos de pandemia los temas radicales son considerados urgentes para estar presentes en el universo educacional?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Los problemas radicales son el origen último de esta pandemia, que a su vez proviene de otras “pandemias” educativas, como la ignorancia de la ignorancia, la inconsciencia, la insensibilidad, la creciente psicopatía social o el egocentrismo humano (adulto), en general. Decía Saramago, en “Ensayo sobre la ceguera”, que estaba por nacer el ser humano cuya segunda piel no fuese el egoísmo. Como parece que esto es así, como ya advirtió el primer Buda, todo somos personas “de riesgo” en estas pandemias o enfermedades educativas propias de la humanidad.

La cuestión no es si es demasiado pronto para una Pedagogía y educación radical e inclusiva, sino si no es demasiado tarde. A la vista de lo que estamos construyendo (en nosotros y fuera de nosotros), que, a la postre, son los resultados de nuestra educación – más allá y más acá de evaluaciones externas tipo Pisa, que no miden la educación, en absoluto –, la cuestión ahora podría ser: ¿nos levantamos de la cama, o preferimos seguir, como hasta ahora y desde nuestra “libertad”, apagando los despertadores, para seguir navegando más y más rápido, como hizo el Titanic?

Profesor Dr. Geraldo: ¿Profesor Agustín, a partir del referencial teórico de la Pedagogía Radical e Inclusiva, como analiza el escenario de la pandemia planetaria y en especial en la España?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Desde el enfoque o paradigma radical e inclusivo, entiendo que la situación es triste y dolorosa, también en España. La pandemia nos ha hecho un poco más conscientes de nuestra fragilidad, de nuestra necesidad de unidad, de la importancia de los seres queridos para sentirnos bien, de la necesidad de cuidarnos, de la cercanía de la muerte, del alcance de la estupidez o necedad humanas, del valor de las pequeñas y grandes cosas, de lo fundamental y lo superfluo, etc.

La coyuntura podría aprovecharse para darnos cuenta, también, de que, de la educación y la formación (personal, profesional, colectiva…), depende todo. También puede servir para ver mejor que esa educación tiene raíces u orígenes que llevan siglos desatendidos: la formación radical de nuestros dirigentes – practicada desde la primera Pedagogía de la historia, en época de Lao Tse o de Confucio –, la formación o en profundidad de las familias, de los educadores profesionales, la nuestra…

En este y en todos los contextos, lo que se cosecha tiene que bastante que ver con lo que se siembra. La positividad puede ser un apoyo para existir, y la negatividad aparente, puede mutar en positividad evolutiva. Para esto, una educación con base en la complejidad-conciencia podría ser útil.

Profesor Dr. Carlos: ¿Qué posibles horizontes a partir de la Pedagogía Radical e Inclusiva, señala para se pensar la Educación después del Coronavirus?

Prof. Dr. Herrán Gascón: Los horizontes son los mismos. Por tanto, lo mismo que ya hemos dicho puede expresarse ahora: sin profundidad, no hay horizonte. Los horizontes sin profundidad son espejismos. Los horizontes sí cuentan en educación. Cualquier acción educativa debe estar impregnada de lejanía, pero no de cualquier distancia que llamemos “horizonte”.

La Pedagogía radical e inclusiva puede ser un horizonte para la Pedagogía y la educación y, específicamente, para las conciencias que admitan este reto. Esta posibilidad, como ocurre con cualquier recurso, se puede aprovechar ahora, o no. También se podrá aprovecharse más adelante, o puede que lo mejor sea que perezca. Pero, en un universo evolutivo, todo trasciende, nada se pierde del todo.

3Doutor e Professor Titular na Universidade de Didática e Organização Escolar da Universidade Autônoma de Madri (UAM) – Espanha. Professor-Visitante de 40 universidades. Dois sexênios de investigação CNEAI. Foi coordenador do Programa de Doutorado “Inovação e Formação de Professores”, coordenador do Programa de Pós-Graduação em Educação da UAM. Ministrou mais de 275 cursos, pesquisador, conferencista e autor único ou em colaboração de cerca de 120 livros e 120 artigos indexados. E-mail:agustin.delaherran@uam.es

Recebido: 28 de Abril de 2020; Aceito: 19 de Maio de 2020

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