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História da Educação

versión impresa ISSN 1414-3518versión On-line ISSN 2236-3459

Hist. Educ. vol.26  Santa Maria  2022  Epub 30-Nov-2022

https://doi.org/10.1590/2236-3459/120295 

Artigo

LA EDUCACIÓN POLÍTICA DE LA INFANCIA EN EL CONTEXTO DE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA EN MÉXICO (1938-1940)

A EDUCAÇÃO POLÍTICA DAS CRIANÇAS NO CONTEXTO DA EXPROPRIAÇÃO DE PETRÓLEO NO MÉXICO (1938-1940).

THE POLITICAL EDUCATION OF CHILDREN IN THE CONTEXT OF THE OIL EXPROPRIATION IN MEXICO (1938-1940)

L'ÉDUCATION POLITIQUE DES ENFANTS DANS LE CONTEXTE DE L'EXPROPRIATION PÉTROLIÈRE AU MEXIQUE (1938-1940)

* Instituto de Investigaciones Históricas (UNAM), Ciudad de México, México.


Resumen

En este artículo analizo la educación política que el estado cardenista fomentó entre la infancia escolarizada alrededor de la expropiación petrolera ocurrida en 1938 en México. El estado cardenista, a través de los programas escolares configurados en torno a la expropiación petrolera, no sólo llevó los eventos políticos al aula partiendo del supuesto de que niños y niñas tenían toda la capacidad de comprender el conflicto petrolero y que incluso era su obligación estar al tanto de lo que implicaba, sino que invitó a los escolares a tomar un papel protagónico y activo en las discusiones políticas nacionales, los incitó a emitir sus opiniones y convertirse en activistas políticos. Esto da cuenta de que la participación infantil lejos de ser una característica inherente a las infancias es una acción ideológica, histórica y culturalmente situada.

Palabras clave: educación política; educación económica; participación infantil; cardenismo; expropiación petrolera

RESUMO

Neste artigo, analiso a educação política que o Estado Cardenista promoveu entre as crianças em idade escolar em torno da expropriação de petróleo no México em 1938. O Estado Cardenista, através dos programas escolares concebidos em torno da expropriação de petróleo, não só trouxe eventos políticos para dentro da sala de aula com base no pressuposto de que as crianças tinham a capacidade de entender o conflito petrolífero e que era sua obrigação estar ciente do que isso implicava, mas também convidou as crianças a assumir um papel de liderança e ativo nas discussões políticas nacionais, encorajando-as a expressar suas opiniões e a se tornarem ativistas políticos. Isto mostra que a participação infantil, longe de ser uma característica inerente à infância, é uma ação ideológica, histórica e culturalmente situada.

Palavras-chave: educação política; educação econômica; participação infantil; cardenismo; expropriação de petróleo

Abstract

In this article I analyze the political education that Cardenist state promoted among school children around the oil expropriation that took place in 1938 in Mexico. The Cardenist government, through school programs configured around the oil expropriation, not only brought political events to the classroom based on the assumption that children had all the ability to understand the oil conflict and that it was their obligation to be aware of what it implied, but also invited children to take a leading and active role in national political discussions, encouraging them to express their opinions and become political activists. This shows that child participation, far from being an inherent characteristic of childhood, is an ideological, historical, and culturally situated action.

Keywords: political education; economic education; child participation; cardenismo; oil expropriation

Résumé

Dans cet article, j'analyse l'éducation politique que l'État cardéniste a promue auprès des écoliers autour de l'expropriation pétrolière de 1938 au Mexique. L'État cardéniste, par le biais des programmes scolaires conçus autour de l'expropriation pétrolière, a non seulement fait entrer les événements politiques dans la salle de classe en partant du principe que les enfants étaient capables de comprendre le conflit pétrolier et qu'il était de leur devoir d'être conscients de ce qu'il impliquait, mais il a également invité les enfants à jouer un rôle prépondérant et actif dans les discussions politiques nationales, les encourageant à exprimer leurs opinions et à devenir des militants politiques. Cela montre que la participation des enfants, loin d'être une caractéristique inhérente à l'enfance, est une action idéologique, historique et culturellement située.

Mots-clés : éducation politique; éducation économique; participation des enfants; cardenismo; expropriation pétrolière

INTRODUCCIÓN1

“Que nuestras vocecitas sean el más fuerte apoyo este día,” escribió la niña María Antúnez (AGN/FLC/SCO, 1938, c.416, l.3, f.5314) en un texto que formó parte de un amplio conjunto de iniciativas para apoyar y celebrar la expropiación petrolera en México declarada el 18 de marzo de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940). Ese mes los escolares se desbordaron en expresiones de sentimiento nacionalista, admiración al presidente, rechazo al imperialismo y lo que parecía el embrión de cierta conciencia de clase, emociones e ideas enmarcadas en la retórica y el proyecto de educación socialista iniciado en 1934.

El cardenismo fue, en palabras de Alan Knight (1993), “un periodo crucial en el desarrollo del siglo XX en México”, constituyó un movimiento radical con una inédita política de masas que colocó a los grupos populares en el centro de las preocupaciones nacionales. Durante el cardenismo se consolidó la reforma agraria lograda en 1917, se expropiaron y repartieron extensas propiedades de tierra; la reforma laboral fue rápida e innovadora; el régimen se caracterizó por su nacionalismo económico, una política extranjera que dio asilo a los refugiados de la guerra civil española, y una expropiación petrolera que no tenía precedentes en la historia nacional, como lo fue también la reforma educativa socialista. Sin embargo, en aquella nueva forma de relación entre masas y Estado se fortaleció el clientelismo político, se cooptó a buena parte de los movimientos sociales y se buscó subordinar al Estado a través del corporativismo. El cardenismo amplió la concepción de ciudadanía y no esperó a que la comunidad política estuviera compuesta solo por quienes tenían la edad suficiente para ejercer la ciudadanía política sino por todos aquellos que pudieran ser incorporados como bases de apoyo al gobierno: mujeres, jóvenes, adolescentes, niñas y niños.

El programa socialista del gobierno cardenista además de subrayar nuevas e inclusivas nociones de ciudadanía enfatizó la necesidad de redistribuir la riqueza (VAUGHAN, 2000, p. 83-84), fomentó la socialización política de la infancia, impulsó la idea del trabajo infantil como una forma virtuosa y honrada de vida, fomentó que los niños y las niñas se convirtieran en ahorradores en las escuelas, en miembros de cooperativas y de sindicatos, así como en agentes políticos capaces de transmitir las ideas gubernamentales a las familias mexicanas y aprender a subordinar los intereses personales a los colectivos.

La política educativa del cardenismo posicionó a niños y niñas como agentes políticos capaces “de asumir plenamente la responsabilidad económica, cívica y social de un nuevo orden de cosas” (GUZIK GLANTZ, 2002, p. 50). La Secretaría de Educación Pública (SEP) sostenía:

[…] es muy fácil que la niñez y la adolescencia mexicanas comprendan cuál es la índole de la lucha sostenida hoy dentro de nuestra sociedad para integrarse nacionalmente; cuál es el lugar que ocupan las masas populares en esa lucha: qué lugar deben ocupar en ella los niños y los adolescentes, y los medios de que hay que echar mano para llevar adelante la lucha por destruir un estado de cosas en que impera la injusticia (SEP, 1938b, p. 14).

Para el general Cárdenas los niños no pertenecían sólo a sus familias sino también a la colectividad nacional; por tanto, debían vincularse con el proyecto de nación e integrarse a la lucha por transformar a un México que requería mayor equidad entre las clases y mejores condiciones económicas (GUZIK GLANTZ, 2002, p. 50). No es fortuito que el concepto de “niño proletario” alentado por los educadores mexicanos de esos años, colocara a la infancia en un lugar relevante en términos de participación política. En las escuelas se organizaron sociedades y comités de alumnos, los niños protagonizaron protestas políticas, marchas y mítines e incluso fueron la vanguardia de ciertas manifestaciones (ALBARRÁN, 2015). Se consideraba que, si los niños pertenecían a la sociedad y al Estado, cuanto más compromiso y conocimiento político y económico adquirieran, más informada sería su comprensión de la sociedad y su posibilidad de participación.

En este texto me interesa analizar cómo se estructuró la educación política de la infancia en las escuelas mexicanas en la coyuntura de la expropiación petrolera de 1938. El estado cardenista, a través de los programas escolares configurados en torno a la expropiación petrolera llevó los eventos políticos al aula partiendo del supuesto de que niños y niñas no sólo tenían toda la capacidad de comprender el conflicto petrolero, sino que incluso era su obligación estar al tanto de lo que implicaba en términos sociales, políticos y económicos. Además, les invitó a emitir sus opiniones, tomar un papel protagónico y activo en las discusiones políticas nacionales y convertirse en activistas políticos.

En esa coyuntura la educación política-económica y la participación infantil en las escuelas mexicanas deben leerse en varias claves: en primer lugar, como un uso político de la infancia enmarcado en un aparato propagandístico de gran envergadura. En segundo lugar, como una forma de construir “comunidad nacional” y patriotismo desde temprana edad, en el entendido de que la identificación nacional era algo que podía enseñarse y que los pequeños nacidos “bajo la bandera de la revolución” serían formados en la idea de ser los obreros del mañana, con valores de sacrificio, solidaridad, conciencia de clase y lealtad a la patria. Por último, como un reconocimiento a los niños como sujetos políticos, políticamente educables, capaces de entender cuestiones económicas y construir nociones de acción social. La educación política decantó en el impulso de la participación infantil.

Si la exclusión política ha sido una característica de la construcción de la infancia moderna occidental (WYNESS, HARRISON, BUCHANAN, 2004, p. 81-82), el cardenismo se convierte en un periodo excepcional, donde se dio, como sucedió después en el peronismo argentino, “una nueva ubicación de la niñez en la escena política”, una convocatoria a la participación de la infancia y “una interpelación política a la niñez como sujeto político de una nueva sociedad” (CARLI, 1999, p. 103). En ambos regímenes se combinó una idea democrática de participación con otra que lindó con el adoctrinamiento Si el presiente mexicano Plutarco Elías Calles (1924-1928) en el Grito de Guadalajara de 1934, ya había apelado a apoderarse de las conciencias infantiles, el cardenismo hizo lo posible para que esas mentes entraran en un proceso particular de identificación política con la ideología socialista del régimen. Cárdenas se adelantó a lo que haría el general Perón años después como presidente de Argentina, construir un vínculo político directo entre el Estado y la población infantil (CARLI, 1999, p. 106).

La voz de los niños y las niñas en la historia de la educación mexicana ha sido con frecuencia desplazada del análisis historiográfico. En este texto propongo articular la historia de la educación y la historia de la infancia y colocar a los alumnos y alumnas de las escuelas primarias en el centro del análisis educativo del cardenismo. Para ello nutro este artículo de fuentes primarias diversas, compuestas por publicaciones infantiles, historietas, revistas, obras de teatro, materiales didácticos, poemas, libros de texto, cartas, telegramas y periódicos; fuentes que permiten rastrear opiniones e interpretaciones de niños y niñas y su importancia histórica, ya demostrada por varios trabajos (ver por ejemplo ALBARRÁN, 2014; RAMOS, 2012; SOSENSKI, 2010) así como concepciones que circularon sobre la infancia mexicana en un momento particular de la educación socialista.

LAS ESCUELAS COMO ESPACIO DE EDUCACIÓN POLÍTICA

La llegada de Cárdenas a la presidencia supuso el inicio de un proceso inédito en la historia de México signado por la extensión de la intervención estatal en el campo, la industria, los recursos naturales, los sindicatos y la educación. En 1934 se había aprobado la reforma del artículo tercero constitucional, que supuso una reforma educativa inédita. La nueva disposición decía:

La educación que imparta el Estado será socialista, y además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará enseñanzas y actividades en forma que permitan crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social (DOF, 13/12/1934).

Entre otras acciones que se propusieron en el plan de gobierno se encontraba la nacionalización y estatización de los recursos naturales para consolidar la soberanía económica del país (RIVERA CASTRO, 2008, p. 3). En 1937 “las empresas extranjeras controlaban más del 95% de las propiedades de la industria petrolera” y se oponían “de manera permanente al cumplimiento de sus obligaciones fiscales” (RIVERA CASTRO, 2008, p. 3). Ante el estallido de una huelga de las centrales obreras y el juicio de amparo obtenido por las compañías petroleras la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje falló en favor de los obreros declarando a las empresas en rebeldía. El presidente Cárdenas decretó su expropiación el 18 de marzo 1938 asegurando la correspondiente indemnización.

La inédita y radical decisión presidencial fue aplaudida a lo largo y ancho del país con movilizaciones populares en defensa de la soberanía nacional mayormente alentadas por el gobierno a través de un magno ejercicio propagandístico (VAUGHAN, 2000, p. 136). A través de mensajes radiofónicos, carteles e impresos arrojados desde aviones se instó a la población a sumarse a la gran cruzada nacional contra el imperialismo extractivista extranjero (GONZÁLEZ SALINAS, 2016, p. 92-94). Además, se organizaron exposiciones en museos, se engalanaron edificios oficiales con festones, flores y banderas, hubo certámenes y concursos literarios de canto y poesía, reuniones y pláticas en las que participaban diversos sindicatos, así como marchas y manifestaciones. Para Alan Knight este “fue un caso que puso a prueba no sólo la política económica nacionalista, sino también la movilización oficial de las masas, sobre todo a través de la escuela” (2014, p. 286). Miles de maestros distribuyeron decretos, leyes, estudios y mensajes gubernamentales y de los sindicatos de trabajadores (EL NACIONAL, 21/03/1938, p. 1,6).

Ese año la SEP dispuso que todos los planteles escolares organizaran actividades referentes al tema petrolero. Un año después se consideraba que era deber de todo mexicano celebrar el primer aniversario de la nacionalización. En lo que restó del sexenio se instruyó a los inspectores escolares a vigilar que las actividades se llevaran a cabo en las escuelas con la inclusión de “comunidades, niños y familias” (VAUGHAN, 2000, p. 83-84). Obreros, campesinos, maestros, niños y niñas fueron invitados a posicionarse como sujetos protagónicos en la lucha que libraba el gobierno mexicano. Si las escuelas ya eran campo de batalla contra el analfabetismo, el alcoholismo, las enfermedades y los malos hábitos higiénicos, el contexto de la nacionalización del petróleo las convirtió además en arena de lucha contra el imperialismo y la defensa del nacionalismo, “la célebre nacionalización del petróleo de marzo de 1938 brindó una espléndida oportunidad pedagógica” (KNIGHT, 2014, p. 301). Las maestras y los maestros hicieron de ese contexto un momento clave para articular los procesos de identificación hacia la nación en torno a la defensa de los recursos naturales con la educación (VAUGHAN, 2000, p. 83-84, 136-137).

Los docentes, particularmente los maestros rurales, fueron el corazón de la reforma educativa socialista de 1934 (RABY, 1974). Pero, si la educación socialista “generó niveles de intervención sin precedente por parte de los aparatos políticos”, como señalan Quintanilla y Vaughan, “la resistencia en su contra también alcanzó altos grados de politización” (2001, p. 24). Eso significaba que las formas en que fue aceptada o rechazada esta reforma variaron localmente y fueron complejas. Las estudiosas coinciden en que la respuesta magisterial al proyecto de educación socialista se caracterizó por su heterogeneidad y no dejó de provocar divisiones internas en los grupos organizados de docentes que se encontraron en continua negociación con el Estado y sus comunidades (QUINTANILLA Y VAUGHAN, 2001).

La SEP pidió a los profesores tener “pláticas [con] los alumnos de las escuelas diurnas y nocturnas, explicándoles el porqué del conflicto petrolero y el curso que ha tomado hasta el momento”. Se los exhortó a organizar actos masivos para explicar “en lenguaje sencillo el problema y el deber que todos los mexicanos tenemos de prestar al Gobierno de la República, nuestra colaboración.” Además, los docentes debían contrarrestar las noticias falsas emanadas de los “enemigos de la Revolución” que señalaban que si las compañías petroleras abandonaban el país se paralizaría la producción de petróleo. Había pues que “elevar moral y económicamente” a los habitantes y eso sólo podría hacerse con la reducción de la desigualdad (VÁZQUEZ VELA, 1938, p. 1).

Estas pretensiones oficiales, como señaló Elsie Rockwell refiriéndose a las reformas educativas nacionales, no siempre llegaban a las escuelas como “programas completos y coherentes” sino como “conjuntos abigarrados y fragmentados de textos y de acciones, que se asimilan necesariamente desde el conocimiento local y la lógica política de la entidad” (2007, p. 167). La visión optimista del periódico oficial El Nacional hablaba de la gran aceptación a las propuestas educativas sobre el tema del petróleo, sin embargo harían falta más investigaciones para advertir el matiz local con el que fueron aceptadas entre profesores y alumnos. El periódico hablaba de que los maestros habían organizado mítines, visitado fábricas para que los niños atestiguaran las relaciones económicas y sociales entre trabajadores y patrones, realizado concursos de periódicos murales y carteles alusivos al conflicto del petróleo, organizado ciclos de conferencias en las escuelas y fomentado el intercambio epistolar entre escolares de México y otros países para explicar el tema “y pedir ayuda moral para los trabajadores mexicanos” (EL NACIONAL, 18/08/1938, p. 3).

En las escuelas los niños debían hacer dibujos y poemas sobre la expropiación, conversar sobre el chapopote, identificar las máquinas aplanadoras, los zapapicos y las carretillas, dialogar sobre la huelga petrolera de México y los salarios caídos. Para aprender operaciones de suma y resta tuvieron que resolver “problemas sencillos con el kilo y medio kilo en la compra de chapopote” así como “con litros, medios litros y cuatros de litros de gasolina.” Hicieron trampas con gasolina para matar insectos, organizaron comités de estudiantes y redactaron cuentos “para hacer resaltar la explotación de las empresas petroleras”. Este amplio programa incluyó el fomento de actividades para exponer la “división del trabajo en la explotación del petróleo” y las “luchas del trabajador explotado por las empresas petroleras”. En estas actividades los escolares debían emplear términos como “petróleo, petrolizar, petrolizado.” En el área de ciencias naturales se estudiaría “la gasolina y fenómenos físicos que se observan al ponerse en movimiento los motores de los camiones”, se harían periódicos murales para representar cómo los obreros petroleros luchaban por su mejoramiento económico y se redactarían cartas a las autoridades pidiendo estadísticas nacionales o folletos sobre la industria del petróleo (EL NACIONAL, 19/03/1938, p. 4). Se programó también que los escolares enviaran telegramas de respaldo y felicitación al presidente de la República (EL UNIVERSAL, 15/03/1938, p. 5-6).

LA SEMANA NACIONAL DEL PETRÓLEO

Las actividades escolares se enmarcaron en lo que se conoció como “La Semana Nacional del Petróleo”, estrategia didáctica presentada el 12 de marzo de 1938, días antes de que el presidente expidiera el decreto de expropiación. El profesor Luis Chávez Orozco, subsecretario de Educación Pública, ese día, en el Palacio de Bellas Artes señaló que la juventud quedaría

[…] enterada hasta el último detalle de la historia del petróleo en México, del desarrollo de esa industria: del imperialismo, crisis del capitalismo, política anti obrera, de la economía nacional y del petróleo mexicano a través de este ciclo. Al finalizar los jóvenes estarán solidarizados con los trabajadores” (EL UNIVERSAL, 15/03/1938, p. 5-6).

El subsecretario llamó a los adolescentes a valorar su privilegiada circunstancia, porque a diferencia de la generación anterior, que había asistido a una escuela parecida a un “campo de ficción” represora de los impulsos, en la que las opiniones de los alumnos eran reprimidas, y se había convertido en un instrumento para ocultar la realidad social y desnaturalizarla, los alumnos de 1938 tenían la posibilidad de estudiar un asunto que como mexicanos a todos interesaba [y les permitía] convertirse en agentes transformadores de la sociedad “para hacerla más justa, más digna, más hermosa” (EL NACIONAL, 12/03/1938, p. 1-5).

En este mismo acto se invitó a que los maestros hicieran llegar hasta la conciencia de cada ciudadano la comprensión de “la obra del Gobierno” (EL UNIVERSAL, 15/03/1938, p. 5-6). Los periodistas aseguraron que el público juvenil había ovacionado la claridad conceptual de los diversos oradores.

El programa pedagógico para aquella Semana del petróleo, propuesta por la Secretaría de Acción Educativa y Juvenil del Sindicato de Trabajadores de la Educación de la República Mexicana (STERM), se materializó en un instructivo que indicaba a los docentes cómo trabajar con sus comunidades el apoyo a la política revolucionaria del presidente Cárdenas y los contenidos que debían abordarse diariamente. Así, debía estudiarse la etimología del petróleo, la localización de yacimientos, pozos y refinerías; crear un Museo escolar en el que se exploraran los términos relacionados con el petróleo y sus diferentes usos (chapopote, petróleo, parafina, gasolina, tractolina, vaselina), y analizar el “pillaje y rapiña en la adquisición de los terrenos petroleros”, las “leyendas de despojos y crímenes”, los bajos salarios y las condiciones laborales en los campos petroleros, “las grandes utilidades de las empresas”, la creación de “guardias blancas” por las empresas extranjeras, la miseria como consecuencia de la desproporción entre salarios y costo de vida en los campos petroleros, el agotamiento de los obreros por las pésimas habitaciones, su alimentación deficiente, sus malas condiciones de salubridad, el clima inclemente, la restricción y sabotaje para la cultura de los trabajadores y de sus hijos, las leyes creadas por gobiernos anteriores, la formación de la Central de Trabajadores, la huelga petrolera de mayo de 1937, el Fallo del Tribunal del Trabajo en favor de los obreros y el respaldo del pueblo al Sindicato de Petroleros y al presidente Cárdenas (EL NACIONAL, 18/03/1938, p. 2).

Todos los maestros debían informar puntualmente a la SEP las actividades realizadas en este sentido (EL UNIVERSAL, 15/03/1938, p. 5-6). Los inspectores de educación debían elaborar sus propuestas de programa y para quienes no contaran con un plan detallado, podrían usar los varios folletos publicados por la SEP para incentivar la discusión.

El esquema de actividades académicas relacionadas con el tema petrolero estaba pensado para todas las áreas, lengua nacional, aritmética, geometría, ciencias físico-naturales y ciencias sociales. Los salones se decorarían con símbolos del petróleo, se leerían las noticias sobre el petróleo publicadas en los periódicos, se presentarían películas alusivas al tema, los alumnos elaborarían historietas con trabajadores petroleros como protagonistas. En la Escuela Francisco I. Madero, ubicada un barrio popular de la ciudad de México, conocida por ser un experimento de “autogobierno” infantil, ya que los alumnos se organizaban en sindicatos y funcionaban con asambleas de padres y maestros, los niños presentaron obras de teatro, los miembros del consejo de administración de Petroleros Mexicanos dieron conferencias y hubo competencias de frontón, voleibol y futbol, además de jornadas socialistas y concursos de carteles (SEP, 1939).

En el Palacio de Bellas Artes se exhibió

un gran número de trabajos que por su ideología, por su técnica, por su emotividad y por su colorido, merecieron elogio unánime y caluroso del público y, además, sirvieron para afianzar en todos los alumnos, concursantes y no concursantes, la conciencia nacionalista y el pensamiento de que la vinculación de la ciencia y la nueva ética sostenida por la educación socialista, elaborarán nuevas formas de cultura que ayudarán a la transformación del régimen social, conduzcan a la humanidad por senderos de paz y definitivos (SEP, 1938b, p. 130-131).

Al año siguiente, en 1939, en el estadio nacional se reunieron 5000 niños de coros escolares que cantaron corridos sobre el petróleo, hicieron tablas gimnásticas, bailaron el jarabe tapatío y marcharon por el estadio. En un jardín público de la capital mexicana, 500 niños de las escuelas de la zona entonaron el “himno del ejército infantil” (EL NACIONAL, 18/03/1939, p. 1). Quizá pocas escuelas se salvaron del festejo en las semanas del petróleo que se celebraron anualmente durante el resto del cardenismo (SEP, 1940, p. 16).

MÍTINES DE ESCOLARES

Los planes de trabajo en las escuelas, desarrollados particularmente durante las Semanas del Petróleo, también promovieron la participación de los escolares dentro de las manifestaciones públicas emprendidas por grupos de trabajadores organizados para apoyar al gobierno. El 19 de marzo de 1938, la Federación Estudiantil Nacional de Escuelas Secundarias celebró una sesión plenaria en la que discutió el conflicto petrolero y declaró “su más amplio apoyo a los trabajadores” (EL UNIVERSAL, 19/03/1938, p. 9). Los adolescentes decidieron abandonar sus escuelas el miércoles 23 de marzo antes de las 10 de la mañana para incorporarse a la manifestación obrera organizada por la CTM. Se calculaba que a este acto asistieron alrededor de 250 mil personas, entre los que estaban numerosos niños de varias escuelas entre los que se aseguraba había un ambiente “intensamente animado en el sentido del patriotismo” (EXCÉLSIOR, 24/03/1938, p.1).

Roberto Guzmán, un niño de doce años, alumno de sexto grado y también aprendiz en un taller de fotograbado, escribió lo que sintió participando como espectador de estas manifestaciones.

Asistí a la manifestación que organizaron los obreros para conmemorar el primer aniversario de la expropiación de la industria petrolera; concurrí a ella porque me gusta ver las grandes cantidades de trabajadores que desfilan llenos de entusiasmo para defender las riquezas de México, porque me gusta leer los carteles y escuchar sus gritos y sus cantos.

Yo hubiera querido desfilar, pero todavía no pertenezco a ningún sindicato y tuve que conformarme con ser uno de los muchos espectadores que fueron a ver el desfile.

Algunas veces leo los periódicos y por las noticias que se han publicado, así como por diferentes opiniones que he podido escuchar, creo que el Gobierno ha hecho bien (GUZMÁN, 1938, p. 21)

Si bien la capital mexicana aglutinó al mayor número de manifestantes, los maestros debieron organizar marchas y mítines como parte de su didáctica y su demostración de adhesión al gobierno en varias partes de la república. El secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Enseñanza de Socavón, Durango, recibía informes de los maestros que aseguraban haber “dado cumplimiento” a las órdenes de efectuar mítines escolares, haber explicado a los alumnos el tema de la expropiación y alentarlos a lanzar vivas al Presidente y manifestar su solidaridad (AGN/FLC/SCO, 1938, c.412, l. 5, f. 4268) En otra población duranguense el mítn fue encabezado por niñas que “en representación del obrero protestan contra el imperialismo extranjero;” los niños sostenían un cartel que decía: “los niños de hoy, obreros del mañana están y estarán con el C. Presidente de la República porque ampara y da justicia a todos los obreros y campesinos” (véase Ilustración 1)

Fonte: AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l. 8, f. 5291

Ilustración 1 Manifestación de apoyo al Presidente Lázaro Cárdenas, Vicente Guerrero, Durango, marzo 23 de 1938 

En el pequeño pueblo de San Luis de la Loma, en el estado de Guerrero se informó que los niños campesinos escolares también habían hecho una “animada manifestación” (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l.5, f.4268). En San Luis Potosí, el Comité de Acción Cívica, “Niñez escolar” aseguró haber reunido la dudosa cantidad de 10.000 niños (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l.7, f. 4937). En Pustunich, localidad en Ticul, Yucatán, el 24 de marzo de 1938, luego de que un avión dejó caer varios ejemplares del mensaje de Lázaro Cárdenas a la Nación sobre el problema petrolero, las autoridades de la escuela Rural “inmediatamente” organizaron una

[…] sencilla fiestecita, que dio comienzo con la lectura y explicación de dicho mensaje, hecha por los profesores. Los alumnos después de entender claramente lanzaron vivas al presidente de la República por su doble labor en bien de los trabajadores y defensa de los productos que constituyen las riquezas de la nación.” (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l.7, f.4722).

Alan Knight demostró cómo los empleados públicos debían asistir a las manifestaciones para evitar sanciones. La contribución de la población al pago de la indemnización muchas veces no dependió de la buena voluntad. La movilización popular podía ser tan genuina como manipulada, pero en todo caso, era muestra de la nueva política de masas del gobierno (KNIGHT, 2014, p. 404-407). En este contexto, los actos infantiles no pueden leerse como actos espontáneos o autónomos, mucho menos si se enmarcaban en una campaña propagandística de gran calibre y una política obligatoria para los planteles escolares y los docentes, particularmente durante las llamadas “Semanas del Petróleo”. Pero en aquella cruzada nacional en defensa de la expropiación petrolera, el régimen cardenista estaba incluyendo a las infancias tradicionalmente invisibilizadas y marginadas de la acción política. Si había un uso político de la infancia este se conjuntaba con la convicción de la importancia de la formación política y económica de la niñez, no en tanto su potencialidad de futura ciudadanía (adulta) sino de una ciudadanía (infantil) en el presente.

MATERIALES DIDÁCTICOS SOBRE LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

El programa propagandístico que articuló el gobierno cardenista alrededor de la expropiación se llevó a cabo a través de la prensa, la radio y el cine, así como de materiales impresos y libros de texto (VÁZQUEZ MANTECÓN, 2012; PILATOWSKY, 2014; LOYO, 1984). Dentro de esta producción se encuentra una cantidad significativa de materiales didácticos dirigidos a la niñez.

El 15 de junio de 1938 la redacción de La Palomilla, revista editada por la SEP, manifestó que era necesario que todos los niños mexicanos conocieran “el progreso de la Industria Petrolera” por lo que inaugurarían una “Historia Gráfica Mundial y Nacional del Petróleo”. Este recurso se presentó en un formato ya conocido por su atractivo para la infancia: la historieta. En dibujos en blanco y negro se explicaba la historia del petróleo y su uso en diversas culturas y épocas (ver Ilustración 2).

Fonte: PALOMILLA, 1938, n.15.

Ilustración 2 - Historia gráfica del petróleo  

La Palomilla publicó otra historieta titulada “Efemérides del petróleo en México” elaborada por el dibujante M. Carrión en la que se hacía un recuento del conflicto petrolero mexicano desde 1933. La primera viñeta presentaba a un pistolero con antifaz apuñalando por la espalda a un dirigente obrero. Luego se mostraba la corrupción de los “sindicatos blancos” recibiendo dinero de las compañías petroleras, la organización sindical de 1936 y la huelga de 1937, las manifestaciones masivas en apoyo a la expropiación al decreto presidencial, la participación de pobres, ricos, mujeres y hombres para el pago de la deuda y a dos niños rompiendo su alcancía. “Hasta los niños rompiendo sus alcancías dan su pequeño óbolo que contribuye a reintegrar a México una de las fuentes más ricas de producción” rezaba el texto que acompañaba a la imagen (Ilustraciones 3 y 4)

Fonte: PALOMILLA, 1938, n.21, p. 24

Ilustración 3 - Efemérides del petróleo en México 

Fonte: PALOMILLA, 1938, n.21, p. 25

Ilustración 4 - Efemérides del petróleo en México 

Esta revista publicó también ejercicios matemáticos en una sección titulada “El petróleo en cifras” donde los alumnos debían completar hileras de barriles, escribir con número la cifra de cincuenta centavos, correspondiente a “los primeros salarios que se pagaron a los trabajadores petroleros;” resolver cuánto había aumentado el litro de petróleo y calcular el promedio de ganancia de las utilidades obtenidas por las compañías extranjeras (PALOMILLA, n. 16; PALOMILLA, 15, p. 15). Los ejercicios matemáticos cumplían varias funciones: desarrollar habilidades para resolver problemas aritméticos, comprender conceptos como justicia social, analizar el contexto histórico y el presente, generar identificación con la expropiación, sentimientos nacionalistas y antiimperialistas.

Ese año el poeta Germán List Arzubide publicó en la revista El Maestro Rural una obra para teatro guiñol conocida como “Petróleo para las lámparas de México” (LIST ARZUBIDE, 1938). Protagonizada por el famoso títere Comino, entrañable para entonces entre niños y adultos, esta fábula trataba de un grupo de niños que debían cruzar un bosque, arriesgándose a ser atacados por un grupo de animales salvajes. Un gendarme tenía una linterna, que alumbraba gracias al petróleo. Los animales se aliaban con el hombre que tenía la llave del petróleo para que suspendiera el suministro al gendarme y así todos poder comerse a los niños. Así, cuando el gendarme pedía petróleo el petrolero contestaba que los pozos estaban cerrados. “Pero si el petróleo no es tuyo, es de México, de los niños mexicanos, ¿por qué no me das un poquito para salvarlos?”, clamaba el gendarme. Los niños pedían la llave del petróleo y prometían pagarla con sus centavos. Esta metáfora reforzaba el discurso del gobierno y el compromiso que se esperaba de los niños de México para ayudar a reunir el dinero para la indemnización.

Muchos otros materiales didácticos fueron en el mismo sentido. La profesora Carmen G. Basurto en su libro para segundo año de primaria escribió el siguiente poema:

El petróleo mexicano

es riqueza colosal,

abundante y raudo brota

del subsuelo Nacional.

El petróleo significa

un inmenso poderío,

sale y corre por el suelo,

De riquezas es un río.

¡Celebremos ciudadanos

el poder de la Nación!

¡Viva!¡Viva, mexicanos

Nuestra Ley de Expropiación

(BASURTO, 1942, p. 47)

Los libros de texto hablaron también de la importancia de recordar a los mártires de Chicago el primero de mayo, de entender qué era un contrato de trabajo y la organización obrera, el funcionamiento de las huelgas, lo que era la clase explotada y la clase explotadora, temas como el sindicalismo y las indemnizaciones (GAMBOA BERZUNZA, 1937).

LA RETÓRICA POLÍTICA INFANTIL

Dentro de la gran diversidad de actividades escolares se organizaron concursos en los que los niños debían expresar sus opiniones sobre la expropiación, en formato de cartas y pensamientos dirigidos al presidente. Durante la posrevolución (1920-1940) y particularmente durante el cardenismo, los niños fueron convertidos en portavoces de la reforma revolucionaria y sus contribuciones fueron validadas por maestros y medios de comunicación especialmente, si los discursos infantiles repetían el sentido nacionalismo y la admiración hacia la figura presidencial (ALBARRÁN, 2014, p. 219-220).

Cárdenas apareció por muchos años como un personaje heroico, sostenido en rituales conmemorativos como el 18 de marzo.

Se le presenta como un héroe que lucha contra el mal: es fuerte, poderoso, bueno, omnipotente, pero con rasgos humanos que provienen de la cultura patriarcal: sus actos son viriles, le gustan las mujeres, el baile, la comida, "tiene muchos güevos [sic]". Se le atribuyen rasgos arquetípicos como padre (Tata), juez, protector o jefe (VÁZQUEZ MANTECÓN, 2009, p. 185).

La representación de Cárdenas como un hombre valiente, viril y audaz que merecía admiración y glorificación comenzó en 1938. Ese año circularon centenares de cartas de profesores y alumnos que felicitaban “cariñosamente” a Cárdenas por su “actitud viril y patriótica” y manifestaban su “decisión de respaldarlo en cualquier terreno” (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 411, l. 2, Telegrama). Los epítetos de los niños hacia Cárdenas subrayaban su heroísmo, afectuosidad, sacrificio, autoridad, honradez, y valor (EL NACIONAL, 26/03/1938, p. 2).

Cárdenas se personificaba como el líder de la patria, quien llevaba las riendas del devenir nacional, sin ningún interés personal más que el colectivo. Era el máximo ejemplo de la subordinación del individuo a la comunidad nacional. Aparecía como un presidente movido por el interés de la nación, honesto y sacrificado por México. Decenas de cartas infantiles se expresaron en ese sentido, felicitando al presidente por su actitud, declarando el orgullo de tener un presidente como Cárdenas, lanzando vivas por él y por la independencia económica de México. El periódico oficialista El Nacional fue uno de los diarios que se encargó de difundir este tipo de opiniones infantiles:

[…] en esta República no habíamos tenido presidentes que pudieran resolver casos tan serios. El señor Presidente Cárdenas todo lo hace con esfuerzo y tal vez a costa de privaciones. (Carlos Vega Morraz) (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2)

México necesita hombres como Cárdenas. Todo el pueblo mexicano está con él. Lo admira y lo respalda (Aurora Sota).

El señor Presidente de la República Mexicana es un gran hombre, que pasa a la historia como una gran figura, porque ha logrado la independencia económica de nuestro país (Luz Aurora Díaz). (EL NACIONAL, 26/3/1938/ p.2).

La amplia acción organizada de propaganda del régimen cardenista reforzó el uso de determinados vocablos y expresiones (PILATOWSKY, 2014, p. 53): la explotación, la lucha de clases, el combate al imperialismo. Los niños repetían fórmulas que conocían de los discursos adultos y la retórica política infantil se expresó a través de la admiración a una imagen fuertemente personalizada. La lealtad pública hacia el presidente denotaba un alto involucramiento emocional, un claro sentido de orgullo nacional y el entusiasmo por formar parte de la aquella comunidad política pro cardenista.

“La unión da valor” firmaban en una carta los pequeños niños de la a la Sociedad Infantil “Miguel Hidalgo” de una escuela rural en Coahuila. Se reconocían como chicos y humildes e indicaban que luego de haber recibido pláticas de sus maestros habían decidido hacer una reunión y levantar un acta “para decirle a nuestro querido Presidente que estamos con él, que viva la Revolución, que viva la patria” (AGN/FLC/SCO, c. 412, l. 7, f. 4761).

Los hijos de republicanos españoles, recibidos por el gobierno mexicano apenas unos meses antes, que ahora estaban en la escuela España-México ubicada en Morelia, subrayaban también su pertenencia emocional a la nación mexicana afirmando estar “dispuestos no de palabra sino de hecho a ir con usted en cumplimiento Revolución Mexicana hasta donde sea necesario” (AGN/FLC/SCO, c. 411, l. 2, f. 2173). La profesora María Gutiérrez, de esa misma escuela señalaba que no importando cualquier sacrificio contaba Cárdenas con el “humildísimo contingente” de sus alumnos (AGN/FLC/SCO, c. 411, l.2, f. 2293).

La publicación de los discursos infantiles fue parte de la efervescencia nacionalista, obrerista y patriótica que se vivió en el cardenismo, especialmente a partir de 1938. Nunca un gobierno había puesto tanto esfuerzo en integrar a niños y niñas al sentimiento de pertenencia a la comunidad nacional y vida política colectiva, ambiente que el niño Pedro Tlacuilo calificaba de “regocijo general” (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2).

Los escolares debieron imitar el formato corporativo de las organizaciones obreras del cardenismo. El “Centro Escolar Socialista Justo Sierra”, en Pachuca, contaba con en un sindicato infantil, cuyas secciones llevaban por nombre el de “un comunista, un socialista o un demócrata o el de un hombre o mujer que se haya distinguido en la lucha de clases en favor de los trabajadores.” Este sindicato escribió un manifiesto llamando a la formación de una organización sindical de la infancia mexicana, que El Nacional reprodujo “por tener un alto valor ideológico, ya que precisa el criterio de la niñez mexicana con respecto a los problemas que tiene ante sí la humanidad en estos momentos”. En esa declaración los firmantes apelaron a sus camaradas escolares, indicando que correrían la misma suerte que la clase social a la que pertenecían, “ingresando desde temprana edad al grupo de los explotados” y por eso era perentorio unificarse en la defensa de sus derechos. “No es justo y mucho menos digno que permanezcamos indiferentes” decían, “debemos tomar cuanto antes nuestro lugar en la lucha.” Llamaban a hacer de la ciudad de Pachuca el epicentro del Segundo congreso nacional de niños obreros y campesinos de las escuelas primarias de la República. “En ningún lugar del mundo ha habido un movimiento serio de escolares y nosotros debemos iniciarlo” (EL NACIONAL, 29/3/1938, p. 2).

La idea de crear organizaciones infantiles no era nueva. Elena Jackson Albarrán analizó con profundidad cómo desde los tempranos años treinta la SEP había promovido organizaciones y Congresos de niños proletarios que tuvieran como finalidad que los niños desarrollaran hábitos de ciudadanía y participaran en la vida cívica e incluso estas organizaciones replicaban el burocratismo y las jerarquías de las organizaciones de adultos (ALBARRÁN, 2014, p. 213-265). Albarrán mostró también cómo durante el cardenismo los niños no fueron solo un mero producto de las ideologías dominantes, sino interlocutores con un importante grado de conciencia política, (2014, p.17-27).

Una carta escrita por la Sociedad de Alumnos de una escuela rural del estado de Guerrero estaba firmada por el presidente de alumnos, Francisco Pimentel; el secretario, Juan Miranda Bello; la secretaria de Economía, Hortensia Garduño; y todos ellos en “representación de nuestros camaradas,” felicitaban sinceramente al presidente por la forma en que procedió: “somos muy pequeños de edad, pero arde en nuestro pecho el amor a la Patria y al hombre que la defiende. Estamos dispuestos a sacrificar si fuera necesario nuestra existencia por respaldar su actitud” (Ilustración 5). El posicionamiento de los niños mostraba por un lado la interiorización de los discursos que asociaban a la infancia con la minoridad, entendida como la incapacidad para ejercer acciones políticas transformadoras, a la vez que manifestaban la comprensión plena de la entrega total que exigía el régimen a sus ciudadanos sin distinción etaria para en el reforzamiento del nacionalismo encarnado en la figura de Cárdenas.

Fonte:AGN/FLC/SCO, 1938, c. 414, l. 12, f. 9085

Ilustración 5 - Carta de niños y niñas dirigida a Lázaro Cárdenas  

Los discursos infantiles alrededor de la expropiación petrolera no sólo se concentraron en alabar la figura de Cárdenas o su decisión, sino también expresaron ideas en torno al imperialismo extranjero sobre México. ¿Cómo interpretaron los niños y las niñas el discurso antiimperialista emitido por el gobierno? ¿Lograron diferenciarlo o separarlo de una potencial expresión xenofóbica? Los materiales didácticos no eran muy claros en esta distinción. Un ejercicio matemático publicado en la revista Palomilla decía, por ejemplo:

De las 300 familias que vivían en un campo petrolero, 275 eran mexicanas y el resto extranjeras. Las primeras vivían en malas viviendas, con sueldos reducidos y pésimas condiciones de higiene, mientras las segundas habitaban casas modernas con todos los medios de defensa necesarios en las zonas tropicales llenas de mosquitos y otros animales dañinos. Di qué porcentaje de familias en este campo vivían en malas condiciones (PALOMILLA, n. 15, p. 15).

Algunas alocuciones infantiles dan cuenta de que la frontera entre el antiimperialismo y la xenofobia era un tanto confusa para los pequeños escritores. Jorge Núñez, de la escuela “Lucio Tapia” en la capital mexicana, parecía tener noción de que sus enemigos eran no los extranjeros en general sino los que fueran capitalistas: “el porvenir de México está asegurado gracias a la actitud revolucionaria del señor Presidente al expropiar los pozos petroleros a los capitalistas extranjeros” (EL NACIONAL, 24/3/1938, p. 2). Esto mismo expresó otro niño: “tal vez los sueldos se mejoren para ellos y su vida sea menos agitada que siendo capitaneados por los avaros capitalistas extranjeros” (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2). Gustavo Arrieta y Ramón Arroyo fueron claros en su discurso y en su comprensión de las nociones de justicia social. Su animadversión se dirigía a los capitalistas:

El gobierno se ha ido reformando notablemente con la actitud del señor Presidente Lábaro[sic] Cárdenas con referencia a los campos petroleros y otras cosas que desde que asumió el poder ha ido mejorando sin temor a los capitalistas y sin interés al dinero. Los capitalistas estaban seguros de ganar la huelga en el sentido de que, cuando se agotara la gasolina, tenían que ceder los trabajadores en vista de la interrupción de los medios de transporte, obrando el señor Cárdenas de esa manera, cumplió un deber absolutamente nacional. Por su entereza, envío mi respetuosa admiración al valiente y desinteresado sr. Gral. Lázaro Cárdenas (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2).

Otros alumnos, hijos de militares, escribían:

Los distintos gobiernos que han ido pasando han demostrado preocupació[sic] por sus obreros, pero ninguno se había distinguido, resolviéndose a suprimir tanto abuso de los capitalistas, como lo ha hecho el actual Presidente de la República, repartiendo terrenos entre los trabajadores, para que así puedan bastarse y dirigirse solos. Como esto, el señor Presidente Cárdenas ha demostrado una vez más lo que se preocupa por nuestros suelo mexicano y bienestar de verdadera emancipación al proletariado. El fallo que acaba de dictar expropiando las Cías. Petroleras, ha sido inesperadamente soberbio. ¡Así se hace! (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2).

Sin embargo, en estos discursos el extranjero aparecía como capitalista, y el capitalista como extranjero y esta asociación resultaba en una idea de la extranjería como condición negativa: “ahora sí se podrá decir que México va siendo efectivamente para los mexicanos”, decía un niño (EL NACIONAL, 26/3/1938, p. 2); “primero muertos que los pozos petroleros estén en manos de extranjeros” firmaban los alumnos de una escuela (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 414, l.13, f. 5230). “La actitud asumida por nuestro Presidente Lázaro Cárdenas es digna de admiración, pues redime a nuestro pueblo de la explotación de sus riquezas por elementos extraños” escribió la niña Esperanza López Garduño. Saber si la propaganda y la educación cardenista desarrolló un pensamiento antiimperialista o, por el contrario, uno más cercano a la xenofobia requeriría no solo de otro tipo de fuentes sino también otro tipo de estudio.

COLABORACIÓN ECONÓMICA DE LA NIÑEZ

En 1938 se organizaron todo tipo de colectas para contribuir a la indemnización de las compañías petroleras, tarea que fue “promovida desde una maquinaria propagandística que entre sus características tuvo el presentar la aportación económica como una forma en que los ciudadanos podían demostrar su patriotismo” (GONZÁLEZ SALINAS, 2016, p. 95). Cárdenas sugirió a su esposa hacer un llamado a las mujeres y a sus familias, hizo que su pequeño hijo rompiera su alcancía frente a las cámaras de los fotorreporteros para mostrar que, desde los más chicos hasta los más grandes, desde los más ricos hasta los más pobres, debían colaborar en este sacrificio económico por la nación.

La idea del sacrificio por la patria que inundó los discursos adultos se expresó también en los discursos infantiles con una retórica que iba desde el sacrificio físico (la muerte, si era necesaria), hasta el económico. Así, campesinos, obreros, amas de casa, profesoras y empleados, salieron en masa a colaborar económicamente. Se colocaron ánforas fuera de las salas de espectáculos, se organizaron kermeses en las escuelas, se propuso que hubiera timbres postales hechos por la Caja de Ahorros; brigadas patrióticas de estudiantes normalistas visitaban los cines para hacer propaganda de esta causa nacional y los periódicos aseguraban que estas eran “recibidos con aplausos por el público durante los intermedios” (EL NACIONAL, 28/3/1938, p. 6).

En la mayor parte de los establecimientos educativos de la capital mexicana se acordó que los niños que pudieran aportaran diez centavos mensuales para la causa nacional y los maestros solicitaron al gobierno emitir bonos que pudieran comprar los alumnos con “esas cantidades que sus padres les dan semanariamente para chucherías” (EXCÉLSIOR, 30/3/1938, p. 11). Las Sociedades de alumnos debían reunirse en asambleas generales para organizar brigadas y colocar los bonos. El consejo de alumnos de la escuela primaria Benito Juárez, de Coatepec, Veracruz, prometió donar diez pesos (EXCÉLSIOR, 27/3/1938, p.14), la Sociedad de Alumnos de una escuela secundaria entregó un cheque de 100 pesos para los fondos de la deuda (EL NACIONAL, 28/3/1938, p. 1,6). Carmen Guerrero, estudiante de quinto grado, dirigió una carta a Cárdenas para felicitarlo “por haber hecho un bien a la nación. Yo como niña siento un cariño sincero a mi Patria y pronto mandaré mis ahorros que para algo le han de servir y deseo que pronto se cubra esa deuda y nuestra patria se halle libre” (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l. 10, f.6465).

Participaron de este fervor patriótico niños de todas las clases sociales, tanto de forma colectiva, a través de las organizaciones escolares, como de forma individual. Había niños que podían contribuir con varios pesos porque pertenecían a los sectores medios o altos, como Heriberto Lara Villalobos, que envió cinco pesos y escribió a Cárdenas:

No obstante mi corta edad, pues solo cuento con 14 años; pero por pláticas que he tenido con mi padre, el señor ingeniero J. Refugio Lara, sobre civismo y con relación a su atinadísima disposición al dictar su resolución de expropiación de la industria petrolera, y como con trabajos de mi padre hemos estado mucho tiempo en la región petrolera, yo como mi señor padre estamos seguros que usted triunfará, y para ello yo creo que con la buena voluntad de todos los buenos mexicanos tenemos la obligación de cooperar a salvar a nuestra querida patria, no con palabras sino con hechos, yo estoy dispuesto a sacrificar por lo pronto de mis pequeños ahorros que tengo de mis domingos y por lo pronto tengo $5.00 que muy atentamente suplico a usted se me admita este pequeño óbolo (EL NACIONAL, 24/3/1938, p. 2).

Sin embargo, la mayor parte de los escritos infantiles dan cuenta de la pobreza en que se encontraban los niños y sus familias y sus dificultades para contribuir con la indemnización.

Yo se muy bien que es muy poco con lo que coopero para pagar la deuda petrolera. Como mis padres son muy pobres me dieron 15 centavos para comprar unos cuadernos, pero me acordé de que teníamos que ayudar para defender nuestra patria. Carmen Arias, 13 años

Envío este humilde óbolo para la deuda de la indemnización de las compañías petroleras yo no puedo mandar más que 10 cts. porque nos encontramos muy pobres. Clemente Carmona, 13 años.

Hermanos mexicanos. Ayudemos al C. Presidente a pagar la Indemnización petrolera con lo que podamos. Dejemos de comer pan un día para que lo tengan nuestros hijos del mañana. Ignacio Jiménez, 15 años (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 412, l. 7, f. 4268).

Los discursos infantiles aludían a la conciencia de niños y niñas respecto a la necesidad de pagar la deuda y la comprensión de que ese era un mal menor si se veía a futuro lo que la nacionalización del petróleo traería en términos económicos y políticos. “La patria mexicana tendrá mucho dinero desde ahora, porque el petróleo es ya del pueblo,” aseguraba la alumna Josefina Morales Jiménez. El niño Felipe Galicia, de una escuela ejidal en Tláhuac, mostraba el desarrollo de nociones económicas, ciudadanas y de justicia social al proponer devolver a los niños las ganancias que se obtendrían con la nacionalización del petróleo: “Mi pueblo espera que los terrenos petroleros produzcan las cantidades necesarias para levantar escuelas en donde no haya todavía” (EL NACIONAL, 24/3/1938, p.2). Si los niños estaban contribuyendo económicamente, querían ver materializada esa contribución en sus propios espacios, como cualquier otro ciudadano.

CONCLUSIONES

Los discursos infantiles, e incluso el activismo infantil promovido por el régimen cardenista, hablan más del interés y las acciones del estado por incluir a niños y niñas como protagonistas de la transformación nacionalista que vivía la sociedad mexicana en esos años que de las formas en que los niños se organizaron. Calificar esas acciones para integrar a la niñez como actor político como una “manipulación de las conciencias”, un uso político de la infancia o un mero ejercicio de propaganda de Estado es sólo uno de los planos del abordaje historiográfico. Otro plano mostraría que el Estado cardenista consideró importante informar a los niños y las niñas de una decisión fundamental para el futuro energético y económico del país y hacerlos parte de esa decisión incitándolos a participar y a tomar una posición de apoyo a la acción gubernamental (EXCÉLSIOR, 12/3/1938, p. 1,9). Esto encierra una idea niño-ciudadano como sujeto capaz de comprender la situación política en la que vive y con un derecho cívico a participar en los asuntos nacionales. Los discursos que dirigió el régimen a la niñez mexicana nunca fueron presentados de manera superficial.

La expropiación petrolera adquirió una dimensión simbólica que la posicionó como un elemento clave en la formación de la identidad nacional mexicana (GONZÁLEZ SALINAS, 2016, p. 89). Teresita Basil y Cardoso, entonces de siete años, aseguraba en una carta a Cárdenas, que ella y su hermanita cuando fueran grandes lo recordarían para ejemplo de los demás (AGN/FLC/SCO, 1938, c. 413, l. 10, f. 6961); los niños de una escuela de Hidalgo sostenían que crecerían unidos, y que “unidos llegaremos a la mayor edad y siguiendo el ejemplo del GRAN CÁRDENAS, unidos lucharemos en la defensa de nuestros derechos” (EL NACIONAL, 29/3/1938, p. 2, 4); y la pequeña Ramira Sánchez, de la Escuela “Confederación de los Trabajadores de México”, prometía que su conciencia revolucionaria permanecería con ella hasta la adultez porque: “nosotros continuaremos cuando seamos ciudadanos la nacionalización de las riquezas que tienen en su poder los extranjeros” (EL NACIONAL, 24/3/1938, p. 2). Estas declaraciones provocan nuevas preguntas, ¿cómo esas sensibilidades nacionalistas, ese cúmulo de emociones impulsadas por la escuela cardenista, en efecto configuraron las experiencias adultas y procesos de identificación nacional? (ver STEPHENS, 1997, p. 9). La respuesta permitiría advertir los efectos, el éxito y las posibilidades de conciencia que a futuro logran los sistemas nacionales educativos y sus ideas en torno a la ciudadanía y la participación infantil, teniendo en cuenta que los niños interpretan la comunidad nacional no sólo a través del currículo escolar sino también de las ideas familiares, los programas de bienestar, y las distintas formas de transmisión de tradiciones y cultura (STEPHENS, 1997, p. 11).

En el presente se construyen pocos espacios para la socialización política de los niños y las niñas, se les da poca oportunidad de participar o de hacer oír sus opiniones políticas y si se les escucha, pocas veces pueden ver materializadas las respuestas a sus preocupaciones sobre lo social. Esa pretendida “naturaleza” apolítica de la infancia repercute en su exclusión de la participación en la esfera pública y se sostiene en un discurso que predica y legitima la noción de incompetencia infantil y coloca a los adultos como los únicos capaces de hablar en favor de los niños, los únicos realmente competentes, los únicos que califican y que están legitimados para hacerlo por su estatus de adultos (WYNESS, HARRISON, BUCHANAN, 2004, p. 83-85). No se puede naturalizar la participación infantil, como si esta fuera una cualidad dada, que sólo necesita un espacio posible para poder aparecer. La participación infantil es una construcción histórica que encierra múltiples intereses de los adultos que la impulsan, diversas concepciones de infancia, contextos históricos determinados y variadas experiencias. En el cardenismo encontramos que la educación económica y la educación política de la infancia se consideraron fundamentales para la formación de una ciudadanía que se esperaba que actuara en el presente, sin importar su edad.

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1Agradezco a Diana Correa y a Daniel Mares por su ayuda para conseguir algunos de los documentos aquí citados. De igual forma, agradezco a Elena Jackson Albarrán su generosidad al compartir conmigo las referencias de Pulgarcito y Palomilla citadas en este artículo.

Recibido: 25 de Noviembre de 2021; Aprobado: 08 de Agosto de 2022

E-mail: sosenski@gmail.com

SUSANA SOSENSKI es doctora en historia. Investigadora titular en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, México. Especialista en historia de la infancia e historia de los medios de comunicación.

Editora responsável:

Terciane Angela Luchese

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