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Revista Brasileira de História da Educação

versión impresa ISSN 1519-5902versión On-line ISSN 2238-0094

Rev. Bras. Hist. Educ vol.23  Maringá  2023  Epub 26-Ene-2023

https://doi.org/10.4025/rbhe.v23.2023.e252 

Artigo Original

Ni obreros, ni peronistas: técnicos. Características, identidades políticas y reivindicaciones del estudiantado de la Universidad Obrera Nacional en Argentina (1953-1959)

Nem trabalhadores nem peronistas: técnicos. Características, identidades políticas e reivindicações do corpo discente da Universidad Obrera Nacional na Argentina (1953-1959)

Neither workers nor Peronists: technicians. Characteristics, political identities and claims of the student body of the Universidad Obrera Nacional in Argentina (1953-1959)

Álvaro Sebastián Koc Muñoz1 
http://orcid.org/0000-0003-1021-9885

1Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina.


Resumen:

El presente trabajo buscará dar cuenta de las características, identidades políticas y reivindicaciones del estudiantado de la Universidad Obrera Nacional (UON) en el periodo fundacional de esta casa de estudios, que se extiende desde su apertura en marzo de 1953 hasta la sanción de la ley 14.885 (1959), normativa mediante la que se oficializa la denominación ‘Universidad Tecnológica Nacional’ (UTN) y su inclusión dentro del régimen de autarquía universitaria. A diferencia de los anteriores estudios realizados sobre la UON y sobre su movimiento estudiantil, el presente artículo busca sistematizar una mirada integral, incluyendo diversas fuentes de las facultades regionales que formaron parte de la UON durante su periodo fundacional (1953-1959).

Palabras clave: educación; tecnológica; peronismo; estudiantes

Resumo:

O presente trabalho buscará dar conta das características, identidades políticas e reivindicações do corpo discente da Universidad Obrera Nacional (UON) no período de fundação desta casa de estudos, que se estende desde sua abertura em março de 1953 até a sanção da lei 14.885 (1959), regulamento que oficializa a denominação ‘Universidad Tecnológica Nacional’ (UTN) e sua inclusão no regime de autarquia universitária. Diferentemente dos estudos anteriores realizados sobre a UON e seu movimento estudantil, este artigo busca sistematizar uma visão abrangente, incluindo diversas fontes das faculdades regionais que fizeram parte da UON em seu período de fundação (1953-1959).

Palavras-chave: educação; tecnológica; peronismo; estudantes

Abstract:

The present work will seek to account for the characteristics, political identities and claims of the student body of the Universidad Obrera Nacional (UON) in the founding period of this house of studies, which extends from its opening in March 1953 until the sanction of the law 14.885 (1959), regulations by which the denomination ‘Universidad Tecnológica Nacional’ (UTN) is made official and its inclusion within the university autarchy regime. Unlike the previous studies carried out on the UON and its student movement, this article seeks to systematize a comprehensive view, including various sources from the regional faculties that were part of the UON during its founding period (1953-1959).

Keywords: education; technological; peronism; students

Introducción

Las transformaciones sucedidas en Argentina durante el primer peronismo (1946-1955) han sido y son, hasta hoy en día, objeto de una innumerable cantidad de estudios realizados por autores tanto nacionales como extranjeros. El campo de estudios sobre el peronismo abarca desde aquellos que se centran en analizar la figura política de Juan Domingo Perón (Page, 1984; Galasso, 2005) y Eva Perón (Navarro, 1997; Zanatta, 2011) hasta aquellos trabajos que se centraron en el estudio de las ‘segundas líneas’ de liderazgo peronista (Rein & Panella, 2013, 2017), como así también aquellos trabajos que se focalizaron en analizar la relación entre este presidente y el sindicalismo argentino (Doyon, 2006; Torre, 2006; Murmis & Portantiero, 2011; Del Campo, 2012; James, 2013), con la Iglesia Católica argentina (Bianchi, 2001; Caimari, 2010; Zanatta, 2013) y con el Ejército argentino (Potash, 1980; Rouquié, 1986), entre otros estudios.

La UON fue la única institución universitaria fundada durante el primer peronismo (1946-1955). Si bien existe un importante caudal de trabajos sobre esta institución, este campo de estudios presenta un alto grado de discontinuidad en el tiempo y de fragmentación relacionada con la falta de diálogo entre los autores. En este sentido, la mayoría de los estudios abordan a la UON de manera tangencial, en el marco de trabajos más generales en torno a la educación técnica durante el primer peronismo (Tedesco, 1980; Plotkin, 1993; Dussel & Pineau, 1995), en el marco de trabajos institucionales de carácter descriptivo (Álvarez de Tomassone, 2000; Nápoli, 2003; Malatesta, 2010), o centrados en analizar al movimiento estudiantil de facultades regionales específicas, tales como el trabajo de Novelli (1986), quien se centró en el estudio del movimiento estudiantil de la regional de Rosario, los trabajos de Dussel (1990) y Mollis (1991), centrados en la regional de Buenos Aires, el estudio de Facio (2014) que analiza el movimiento estudiantil de Avellaneda y el de Rodríguez (2020), que estudia al de la regional de La Plata.

Por otra parte, cabe destacar que la UON fue una universidad creada con la finalidad de formar profesionales de ‘origen obrero’ destinados a satisfacer las necesidades de la industria nacional, capaces de asesorar en la organización, dirección y fomento de la industria, con especial consideración de los ‘intereses nacionales’ y promover y facilitar las investigaciones y experiencias necesarias para el mejoramiento e incremento de la industria nacional (Ley 13.229, 1948). Esta nueva casa de estudios superiores contaba con varias características que la distinguía de sus contemporáneas: constituía el tercer ciclo de un circuito diferencia del educación técnica dirigido por la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional (CNAOP) -es decir que funcionaba bajo un régimen jurídico distinto al de las demás universidades nacionales-, la ley mediante la cual se fundó la UON daba prioridad a los egresados del segundo ciclo de las escuelas dependientes de la CNAOP por sobre los egresados de las escuelas industriales de la Nación, quienes también tenían permitido el ingreso a esta universidad y tanto éstos como aquellos, debían acreditar el título de ‘técnico’ para poder ingresar a esta novel casa de estudios (Ley 13.229, 1948).

Además, poseía una estructura universitaria constituida por distintas facultades regionales a lo largo del país, estructura de funcionamiento que tampoco poseía ninguna de las universidades nacionales del periodo, siendo que a lo largo del periodo analizado se inauguraron nueve facultades obreras regionales que funcionarían en distintas zonas del país: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Rosario y Mendoza, Eva Perón, Tucumán y Bahía Blanca y Avellaneda. Las ciudades elegidas para el funcionamiento de las regionales fueron seleccionadas en base a dos criterios: el primero la alta densidad de población obrera; el segundo, la necesidad de capacitación profesional y técnica de los trabajadores de esas regiones del país (Pezzano, 1953).

Otra particularidad de esta novel institución era que contaba con un sistema de enseñanza particular que combinaba la asistencia obligatoria a clases -las cuales eran dictadas en horario vespertino, permitiendo así la integración al sistema universitario de aquellos trabajadores que realizaban sus tareas laborales durante el día- con la experimentación y la obligación impuesta a los estudiantes de tener que trabajar en la misma rama industrial en la cual cursaban sus estudios. El desarrollo de los cursos se realizaba bajo una modalidad didáctica denominada ‘clase activa’, definida como una clase de ‘tipo seminario’ y ‘no conferencial’, en las que se buscaba que el profesor trabaje junto a los estudiantes, y estaban diagramadas en función a la formación de los educandos en el marco de la actividad áulica: el objetivo perseguido era que el alumno aprovechara al máximo el tiempo de las cursadas y estudiara en clase, ya que fuera del horario de las mismas no disponía del tiempo necesario para poder hacerlo. La experimentación en laboratorios y gabinetes, anteriormente aludida se realizaba los días sábados en el horario de 14:30 a 17:30 hs., posterior a las jornadas laborales de los días sábados. A lo largo de este periodo, la universidad ofreció un total de 16 especialidades técnicas y el título que eventualmente expediría a sus egresados sería el de ‘Ingeniero de Fábrica’ en la especialización cursada (Koc Muñoz, 2021).

Al comenzar el ciclo lectivo correspondiente al año 1953 (primer año de funcionamiento de la institución), los directivos autorizaron la organización de la única federación estudiantil que sería reconocida por el rectorado: la Federación Argentina de Estudiantes de la Universidad Obrera (FADEUO). Esta organización estudiantil declaraba abiertamente -entre sus principios- nacer plenamente identificada con los principios de la Doctrina Nacional Peronista y con la obra de Juan Perón (Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional, 1953). Una vez declarados éstos, y considerando su identificación política con las directivas del presidente de la Nación Juan Domingo Perón, el rector de la universidad certificó a la FADEUO como la única organización representativa del estudiantado de la UON en todo el país. Esta resolución instaba a los decanos de las distintas facultades regionales a atender y reconocer solamente “[…] los problemas y aspiraciones estudiantiles emanadas de esta organización” (Resolución de la UON nº 55, p. 1).

En efecto, a través del presente artículo buscaremos dar cuenta de las características, identidades políticas y reivindicaciones del estudiantado de la Universidad Obrera Nacional (UON) en el periodo fundacional de esta casa de estudios, que se extiende desde su apertura en marzo de 1953, hasta la sanción de la ley a través de la cual se oficializa la denominación institucional utilizada por los estudiantes luego del golpe de Estado a Perón en 1955 (Universidad Tecnológica Nacional) y se le confiere autarquía a esta institución, en 1959. Asimismo, presentaremos las características generales del estudiantado de esta universidad y sus reivindicaciones, en el contexto de lo que han denominado como ‘la lucha por la autonomia y jerarquización de la UTN’, iniciada con el aludido golpe de Estado y finalizada en octubre de 1959, con la sanción de la ley mediante la cual quedan consagradas todas sus reivindicaciones.

Metodología

Debido a la naturaleza del objeto de estudio del presente artículo, se ha optado por una estrategia metodológica cualitativa basada en la triangulación de dos técnicas para la obtención de la información: la investigación documental o ‘documentación’ con el propósito de acometer una reconstrucción histórica (Valles, 1999) y la historia oral, entendida como una ‘técnica de búsqueda de información utilizada con un objetivo específico’ cuya principal herramienta es la entrevista en profundidad, realizada a fin de buscar aquello que no aparece en los documentos escritos y recuperar el pasado desde el presente (Folguera, 1994). En este sentido, a lo largo del presente estudio fueron relevadas diferentes fuentes documentales escritas editas e inéditas, entre las que se destacan documentos oficiales e institucionales y la prensa de la época. Por otra parte, cabe señalar que la selección de los entrevistados estuvo orientada bajo el criterio de haber participado directamente del proceso objeto de este trabajo, es decir haber pertenecido a la UON en el periodo 1953-1959.

Características y experiencia estudiantil en la UON durante el peronismo

A pesar de que la UON fue una institución planificada como ciclo universitario del entramado educativo dirigido por la CNAOP, el ochenta por ciento de sus estudiantes provenía de las escuelas industriales de la Nación (CNAOP II, 1956) siendo que, una porción significativa de los mismos había abandonado sus estudios durante algunos años, y los retomaron con la apertura de esta casa de estudios (UON, 1953). En este sentido, el ex estudiante de la Facultad Regional Avellaneda (FRA) Juan Leis, recordaba que muchos de sus compañeros eran estudiantes que ya habían tenido alguna experiencia previa en otras universidades y que, al igual que él, ‘habían fracasado’ (Leis, 2017). Asimismo, también manifestaba que había transitado tanto por las facultades de ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) como por la de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En relación a la primera, recuerda que el principal problema era la dispersión horaria entre las clases prácticas y las teóricas, lo cual hacía prácticamente imposible estudiar a una persona que trabajaba ocho horas. En relación a la UBA, el entrevistado destaca el alto hacinamiento áulico que existía en las cursadas como un factor que también dificultaba su desempeño como estudiante. Concomitantemente, añadía que la UON ofrecía condiciones más confortables en relación a las dos casas de estudios anteriormente mencionadas: las clases eran menos numerosas y, por lo tanto, el trato con el docente era más directo y cercano. También manifestaba que la universidad ‘clásica’ no permitía una compatibilidad entre los horarios de estudio y los de trabajo. Al referirse a este tema Israel Mahaler, ex alumno de la misma regional, destacaba la diversidad del origen de los estudiantes en cuanto a sus especialidades, y el hecho de que todos trabajaban. También expresaba que ‘no eran jóvenes recién salidos de la adolescencia’, sino que eran estudiantes que ya tenían responsabilidades ‘de tipo familiar’ (Mahaler, 2016). Por su parte, otro egresado de la FRA, José López, resaltaba que cuando estudió en la UBA tenía un serio problema de incompatibilidad en torno a los horarios de cursada debido a su condición de trabajador, ante lo cual desistió de seguir estudiando hasta la apertura de la UON. Por último, destacaba que el promedio de edad de los estudiantes de esta regional -en 1955- era de 30 años, y que sus compañeros eran alumnos que ‘ya tenían familia, chicos, que ya tenían que trabajar’. También destacaba que no era necesariamente ‘obrera’ debido a que había ‘algún empresario’, en la especialidad mecánica (López, 2016).

En relación al origen social de los estudiantes de la Facultad Regional Buenos Aires (FRBA), el ex estudiante y secretario general de la FADEUO Gregorio Esmelián, destacaba que “[…] los obreros eran pocos […]” y que los ‘obreros’ eran aquellos educandos que egresaban de las escuelas de la CNAOP. Luego resaltaba que, “[…] en ese momento el estudiante era un trabajador […]”, “[…] en su mayoría eran laburantes […]” y que había ‘laburantes’ incluso, con sus ‘mini empresas’ (Esmelián, 2016). Otro ex estudiante de la FRBA, Bernardo Barg, manifestaba que “[…] no había ningún obrero, no existía ni un obrero […]”, porque para poder ingresar había que presentar certificado de trabajo y estar trabajando como ‘técnico en algo’, luego añadía que “[…] de obrera la universidad no tenía nada, éramos todos técnicos […]” y que “[…] eso de haberla llamado ‘universidad obrera’, fue una ‘triquiñuela’, una de las cosas de la época” (Barg, 2014). Para Barg, el concepto de ‘obrero’ era excluyente al de ‘técnico’: no se podía ser ‘técnico’ y ser ‘obrero’ al mismo tiempo. Por último, el ex alumno -también de la FRBA- Harry Ingham, expresaba que había ‘gente modesta’ y que “[…]no es justo decir que eran obreros, porque si ya habían recibido el título de la escuela industrial se entendía que eran capataces, otro nivel, por ser técnicos egresados”. Luego, agregaba que ‘había de todo’, pero que no existía dentro de la UON “[…] muchos representantes de la clase media alta” (Ingham, 2016). En efecto, al igual que en los relatos anteriores, se destaca una clara disociación entre ser obrero y ser técnico. Según este entrevistado, había también entre los alumnos de la UON, “[…] estudiantes que tenían sus propias fábricas […]” como era el caso de Benjamín Ridner o que, incluso, eran empresarios, como era el caso de los hermanos León y Mauricio Abravanel. Por último, resaltaba que los estudiantes de Ingeniería de la UBA, a diferencia de los de la UON, “[…] tenían un nivel socioeconómico más alto en promedio […]”, debido a que la diferencia socioeconómica “[…] que uno veía entre la Escuela Industrial y las demás escuelas en la secundaria se traslada también a nivel universitario […]”, especialmente en las escuelas de la CNAOP que “[…] decididamente eran de gente de ingreso socioeconómico bajo” (Ingham, 2016). En suma, Ingham identifica a los egresados de las escuelas de la CNAOP como integrantes del estrato más bajo que asistía a la UON, al que Esmelián identificaba como ‘obreros’.

Por último, en relación al origen social de los estudiantes, durante la tercera reunión de decanos y secretario técnicos, el rector de la UON destacaba que “[…] para nosotros el patrón que trabaja es un trabajador más; nosotros tenemos alumnos aquí que poseen talleres propios” (UON, 1953, p. 112). Por lo tanto, no constituía una condición excluyente de la universidad el hecho de que los estudiantes no sean obreros asalariados.

El estudiantado de la UON durante la ‘revolución libertadora’

El golpe de Estado que derrocó a Perón, autodenominado ‘Revolución Libertadora’ comenzó sus acciones militares el 16 de septiembre de 1955 y culminó con la asunción del general Eduardo Lonardi como ‘presidente provisional’ de la República Argentina, el 23 de septiembre de 1955. Cuatro días después, el 27 de septiembre los estudiantes de la UON volvieron a la casa de estudios y, en este nuevo contexto político, se organizaron con la finalidad de luchar para que esta institución no sea clausurada, debido a que era una casa de estudios creada por el peronismo. Una de las primeras medidas llevadas adelante fue desplazar de la conducción política del estudiantado a la FADEUO, agrupación que adhería manifiestamente al peronismo y reemplazarla por la Junta Provisional de Estudiantes de la Facultad Regional Buenos Aires (JPE) (Aristeguieta, 1999). Esta nueva organización dirigió un comunicado al diario La Nación manifestando que retiraban el título de ‘Primer Profesor Honorario’ a Perón, haciéndolo extensivo también al ex gobernador Carlos Aloé. Asimismo, también desconocieron la validez de las libretas universitarias por la “[…] propaganda peronista contenida en las mismas” (En la Universidad Obrera Nacional, 1955). La junta estudiantil de Buenos Aires ejerció el gobierno de la universidad entre el 28 de septiembre y el 17 de octubre de 1955, día en el que fueron nombradas las autoridades interventoras. En este lapso de gobierno, llevó adelante una de las medidas más trascendentes en la historia de esta institución: la modificación del nombre de ‘Universidad Obrera Nacional’ por el de ‘Universidad Tecnológica Nacional’. Al respecto, el Ing. Alberto Persichini, egresado de la Facultad Regional Bahía Blanca (FRBB), manifestaba que luego del golpe de Estado a Perón “[…] todo lo que tenía ‘olor a obrero’ era ‘maldito’, y la nuestra era una ‘universidad obrera’, la tendencia era hacerla desaparecer” (Persichini, 2014, énfasis nuestro).

Al ser consultados por el cambio de nombre, los entrevistados manifestaban -de manera unánime- haber estado de acuerdo. En este sentido, el Ing. Roberto Guillán -ex estudiante de la FRBA- destaca que era ‘denigrante’ llamarle ‘obrera’ porque los estudiantes eran todos ‘técnicos’, señalando que “[…] era una ‘universidad del trabajo’, era una ‘universidad tecnológica’, pero no era una ‘universidad obrera’” (Guillán, 2016, énfasis nuestro). También destacaba que querían eliminar el nombre ‘obrera’ porque los desprestigiaba, los ‘disminuía’ y que deseaban ser ingenieros como aquellos egresados de la UBA. Por último, también manifestaba que en las asambleas, todos los estudiantes estaban de acuerdo con el cambio de nombre de la universidad debido a que no eran ‘obreros’, sino ‘técnicos’ (Guillán, 2016). Asimismo, Barg señala que el cambio de nombre se debía a que no había “[…] ni un obrero en la universidad, ya que para poder ingresar había que presentar certificado de trabajo y estar trabajando como técnico” (Barg, 2014).

En este sentido, el ex dirigente peronista de la FADEUO, Gregorio Esmelián, destacaba que él -a pesar de su condición de dirigente estudiantil peronista- también estuvo a favor del cambio de nombre y que, en el congreso de constitución de la mencionada federación uno de los mandatos aprobados fue el de cambiar el nombre, siendo que él fue uno de los propulsores de tal idea. Manifestaba además que era necesario abandonar esta denominación debido a la consideración que los alumnos recibían: “[…] al decir que éramos estudiantes de la universidad obrera no éramos mal vistos, pero nos fruncían el ceño”. Por último, señalaba que después de la ‘Revolución Libertadora’ se incentivó eliminar el nombre de ‘obrera’, porque “[…] lo que menos tenía eran obreros” (Esmelián, 2016).

Por otra parte, el ex estudiante de la FRA Alfonso Silva, aseguraba que no eran ‘obreros’, porque para poder estudiar en esta institución “[…] tenías que ser técnico” (Silva, 2016). Según Juan Leis (2017, énfasis nuestro), “[…] había que cambiar el nombre porque no era universidad obrera […]” y destacaba que “[…] la condición de obrero era un recurso ‘demagógico’ porque en realidad el hecho de ser obrero no habilitaba ingresar a la universidad”. Por último, al ser consultado por este tema el ex estudiante José López sostuvo que hubo que modificar la denominación de la institución porque “[…] el nombre tenía ‘mucha contra’, el nombre era una ‘contra’ enorme […] ” y “[…] sabíamos, ante un gobierno de fuerza, que lográbamos más, diciendo ‘universidad tecnológica’ que diciendo ‘universidad obrera’, esa, en el fondo, era la cuestión” (López, 2016, énfasis nuestro).

Una vez renombrada la universidad por los estudiantes, el 3 de febrero de 1956 las diferentes juntas y centros estudiantiles constituidos en las diversas facultades regionales instituyeron una organización a nivel nacional capaz de centralizar todas las acciones y demandas estudiantiles: la Junta General Provisional de Estudiantes de la ‘UTN’ (JGPE). Asimismo, en esta reunión dejaron asentadas sus reivindicaciones ante el rector interventor de la UON: le eliminación del agregado ‘de Fábrica’ de los futuros títulos universitarios y la jerarquización de los planes y programas de estudios, para que la preparación “[…] científico-técnica sea de primera categoría” (CNAOP II, 1956, p. 51).

Este movimiento estudiantil tenía la particularidad de ser políticamente muy heterogéneo considerado en su conjunto. En este sentido, Leis manifestaba que entre los integrantes del movimiento estudiantil “[…] se hablaba poco de política […]”, y que justamente “[…] allí radicaba la fortaleza del movimiento […]”, debido a que existía un acuerdo tácito de concentrarse solamente en el objetivo de ‘la universidad’. También destacaba que “[…] entre el estudiantado había peronistas, no peronistas y comunistas […]”, especialmente en la FRBA (Leis, 2017). Sobre esta regional, Barg destacaba que “[…] el grupo que ‘manejaba la cosa’, eran todos sino comunistas, anarquistas […]”, y que del total del alumnado era “[…] más o menos un sesenta por ciento ‘zurdos’, comunistas, anarquistas, un sesenta por ciento, fácil […]” y que “[…] del cuarenta que queda, un treinta y nueve por ciento éramos no peronistas de otra clase, de otro partido, y a lo mejor habría uno o dos por ciento de peronistas” (Barg, 2014, énfasis nuestro). Al igual que Leis, resalta una fuerte presencia de militantes comunistas y anarquistas, en detrimento de otras tendencias, incluidas el peronismo.

Al ser consultado sobre la existencia de militantes de partidos políticos al interior del estudiantado de la FRBA, Ingham (2016, énfasis nuestro) expresa que “[…] había muchos, pero no actuaban en función de eso […]” y que el que “[…] jugaba por ese lado, quedaba afuera de la Junta Provisional”. También resaltaba que “[…] veníamos con todo tipo de colores políticos: radicales, comunistas, socialistas, etc. La única condición que estaba fijada era que en la Junta el objetivo era ‘la universidad’, no la política”. En este sentido, recordaba que “[…] habiendo estado en un momento dos comunistas tuvimos que terminar de expulsar de la Junta a uno de ellos porque ponían al Partido delante de la universidad y a ciertos ‘elitismos’, entonces los expulsamos sin ningún inconveniente” (Ingham, 2016, énfasis nuestro). Asimismo, señalaba que cuando había un tema puntual sobre el cual el estudiantado debía tomar algún tipo de decisión se llamaba a la Junta, “[…] se subía al estrado y desde ahí arriba se planteaba una situación y se hacía votación: si hacemos esto o no lo hacemos, esa acción de publicidad o una huelga, era también motivo de una asamblea, era muy, muy democrático y representativo […] ” y destaca que “[…] no había divisiones internas […]” y que “[…] eso le daba un color muy lindo a la Junta, porque podíamos trabajar muy bien, porque había ideas de todo tipo para el desarrollo de la universidad” (Ingham, 2016). Por último, destacaba que uno de los referentes más importantes de la lucha llevada adelante por los estudiantes de la ‘tecnológica’ fue Francisco Aristeguieta, un dirigente de “[…] ideología anarquista, aunque no de esos ‘tirabombas’, profundamente anti franquista, hijo de un ministro del gobierno español y que había participado en la Guerra Civil” (Ingham, 2016, énfasis nuestro).

En relación a las filiaciones políticas de los estudiantes, José López sostiene que “[…] no las conocíamos. No se sabía. Es más, cuando se establece y se decide la toma de la universidad acá no había ‘banderías’, éramos todos detrás de un objetivo común. Era todo salvar a la universidad, seguir estudiando” (López, 2016, énfasis nuestro). Por su parte, Roberto Caputi, ex estudiante de la Facultad Regional Rosario (FRR), manifestaba que “[…] se dio la unidad de todos los alumnos sin distinción ideológica ni política, el espíritu y las ganas de trabajar para afianzar nuestra posición” (Novelli, 1986, p. 10). El ex estudiante Roberto Carreras -también de la FRR- destacaba que “[…] se formó un Centro de Estudiantes con la participación de una pluralidad ideológica, hasta decir que sus miembros pertenecían al peronismo, ramas del radicalismo (balbinismo o intransigencia), democracia progresista, acción católica y comunismo” (Novelli, 1986, p. 11). En efecto, la Regional Rosario también presentaba una fuerte heterogeneidad política de su movimiento estudiantil.

Por último, en relación a las características políticas de este colectivo estudiantil, el ex estudiante de la Facultad Regional Córdoba (FRC), Victor Vilella aseveraba que luego del golpe de Estado “[…] nuestra universidad vio llegar, por imperio de la necesidad, nuevos dirigentes que a poco de empezar los primeros movimientos demostraron que estábamos en presencia de un equipo inteligente, hábil, decidido y fuerte, pero sobre todo coherente y equilibrado” (Vilella, 2015, p. 176). En efecto, el gobierno castrense desplazó a los estudiantes peronistas de la dirigencia política del movimiento estudiantil universitario, lo cual permitió -apremiados por la necesidad de supervivencia de la institución frente a una dictadura militar que buscaba erradicar al peronismo de la vida política argentina- la emergencia de una nueva dirigencia estudiantil no peronista.

Las reivindicaciones estudiantiles, la posición de la CNAOP y la ley de autarquía de la ‘UTN’

Una vez constituida la JGPE, las acciones estudiantiles se centralizaron como así también las demandas. Estas últimas quedaron delineadas en la declaración de huelga al ministro de Educación Carlos Adrogué, el 31 de julio de 1956. En este documento el estudiantado tecnológico solicitaba la modificación oficial de la denominación de la institución, la eliminación de las palabras ‘de origen obrera’ y las palabras ‘de Fábrica’ contenidas en la ley de creación de la UON y de la discriminación entre egresados de las escuelas de la CNAOP y de las demás escuelas industriales (SEN, 1956).

Asimismo, el estudiantado solicitaba la autonomía de la institución respecto a la CNAOP para funcionar bajo el régimen jurídico de autarquía, al igual que las demás universidades nacionales; que se establezca el alcance, incumbencias y jerarquía del título que recibirían una vez que concluyan sus estudios y, por último, el mantenimiento de las características pedagógicas que originales de la UON. El conjunto de estas demandas era sintetizado por los estudiantes como “[…] la lucha por la autonomía y jerarquización de la UTN” (Aristeguieta, 1999, p. 56).

Frente a esta situación, la CNAOP apoyó el pedido de los estudiantes. El 12 de octubre de 1956, este organismo estatal publicó un documento denominado La Universidad Tecnológica Nacional. Una institución al servicio del progreso industrial de la Nación, a través del cual dejó documentada su posición en torno al problema de la UON. En el mismo, detalla que utiliza aquella denominación y no ésta última por entender que ha logrado mucha mayor difusión, a lo que había contribuido, la amplia campaña publicitaria realizada en todo el país por los alumnos de la institución y los artículos que al respecto habían aparecido en diarios y revistas, como consecuencia de lo cual la sigla ‘UTN’, había adquirido ya ‘una personalidad’ (CNAOP II, 1956). Asimismo, destaca que el término ‘obrera’ era una denominación impuesta por razones demagógicas y que, debido a las condiciones que la propia ley de creación de la UON y a lo que sus reglamentaciones posteriores fijan, no era posible la inscripción de la inmensa mayoría de los obreros.

En este sentido, esta dependencia estatal señala que era más apropiada la designación específica de ‘técnico’ que la generalizada de ‘obrero’. También subraya que “[…] el posible origen obrero de los alumnos no constituye una característica específica de esta casa […]”, ya que en “[…] nuestro país puede encontrarse en cualquiera de sus institutos educacionales en los que nunca se han hecho cuestiones de clases o de castas para la admisión de los estudiantes” (CNAOP II, 1956, p. 18). En relación al efectivo funcionamiento de la institución, afirma que el régimen de estudios y de clases son los más adecuados para superar las dificultades de quienes trabajan y estudian a la vez: al estudiante que trabaja, o al empleado que estudia se le presenta el grave problema de su permanente vinculación con la facultad, dentro del régimen universitario común. La asistencia libre, los trabajos prácticos realizados por grupos de alumnos, cursos numerosos y el sistema de exámenes mensuales propios de las universidades nacionales, desvinculaba a los alumnos de los profesores por cuando aquellos tenían horarios de seis, siete u ocho horas que cumplir fuera de la facultad (CNAOP II, 1956). En efecto, las características pedagógicas de la UON constituían la mejor alternativa para aquellos estudiantes que debían desarrollar actividades laborales.

Acerca del carácter y objetivo de esta institución, la CNAOP consideraba que la UON debía permitir el ingreso a aquellos alumnos que hubieran terminado su ciclo secundario de estudios en otros establecimientos diferentes de los industriales, pero que “[…] acrediten en forma fehaciente su inclinación por los estudios técnicos superiores especializados”. Tal novedad se fundamentaba en la consideración de que “[…] un adolescente de 12, 13 ó 14 años, cuando elige el instituto secundario en el que ha de continuar sus estudios, puede todavía no tener perfectamente definida su futura vocación” (CNAOP II, 1956, p. 20).

En relación al título que eventualmente expediría la universidad, el documento resalta que “[…] es opinión generalizada en el alumnado, opinión compartida por el rectorado y por el cuerpo de profesores de la casa […]”, que dicho título no debería mantenerse debido a que el calificativo ‘fabril’ que él encierra no se adapta en todos los casos al tipo de especialidad al cual debiera corresponder, resultando que en algunas el título profesional expedido tendría “[…] un significado vago e impreciso […]”, como en el caso de los “Ingenieros de Fábrica en Construcciones de Obras, Ingenieros de Fábrica en Construcciones Electromecánicas, etc.” (CNAOP II, 1956, p. 20).

A pesar del apoyo de la CNAOP al estudiantado de la UON, el gobierno militar de la ‘Revolución Libertadora’ no tomó ninguna decisión trascendental sobre esta casa de estudios: no sancionó ninguna resolución que confiera autonomía a la ‘UTN’ oficializando su nombre y jerarquizando sus estudios, pero tampoco cerró la universidad, heredándole este problema al siguiente gobierno constitucional.

El 1 de mayo de 1958, asumió la presidencia Arturo Frondizi quien, durante su campaña presidencial en la provincia de Córdoba, había prometido apoyar las demandas de los estudiantes de la ‘UTN’, debido a que esta institución constituía una pieza fundamental para el desarrollo industrial como base del desarrollo del país, dejando en claro la importancia que tenía para su programa de gobierno contar con la ‘UTN’. Asimismo, aseguró que sería la institución que reuniría las condiciones para otorgar títulos de ‘Doctor en Ingeniería’ (Vilella, 2017).

Finalmente, mediante la le ley 14.855 (1959) quedaron consagradas todas las aspiraciones de la comunidad académica de la ‘UTN’. Esta normativa establecía que la UON, quedaba separada de la CNAOP y funcionaría dentro del régimen jurídico de autarquía, con el nombre de Universidad Tecnológica Nacional, oficializándose así el nombre otorgado a la institución inmediatamente después del triunfo del golpe de Estado a Perón. Asimismo, la nueva legislación también contemplaba la creación del provisional ‘Consejo de la Universidad Tecnológica Nacional’, conformado por las autoridades de la UON: rector, vicerrector y los decanos; y, por tres delegados de los profesores; tres delegados de los estudiantes y tres delegados de los graduados, que estaría a cargo de preparar el proyecto de Estatuto, que constituiría el ordenamiento legal de la universidad, teniendo en cuenta las modalidades propias de la institución y las conveniencias del ámbito local correspondiente a cada una de sus facultades regionales. Según quedó establecido en la mencionada ley, este proyecto de Estatuto debía contemplar la necesidad de adecuar su funcionamiento, planes de estudio y sistema de promociones para quienes deseen formarse en las disciplinas superiores que implican las finalidades principales, después de haber cursado en forma completa estudios técnicos secundarios o que, habiendo aprobado otros ciclos completos de segunda enseñanza, acrediten ‘decidida inclinación hacia los estudios técnicos y la preparación básica indispensable’. Por último, el Estatuto debía indicar que los títulos profesionales otorgados por la universidad expresarían con claridad la especialidad cursada y la nueva designación de la universidad, desapareciendo, de este modo, el añadido ‘de Fábrica’, contemplado en la ley de creación de la Universidad Obrera Nacional de 1948.

Consideraciones finales

La UON fue una institución que contó con un estudiantado con características muy distintas al resto de las universidades nacionales argentinas. En principio, sus educandos debían ser trabajadores, estableciéndose la obligatoriedad de tener que laborar en una actividad cuya especialidad estuviera relacionada con la carrera cursada en la universidad. Según el relevamiento realizado en el presente estudio, el cien por ciento de los entrevistados cumplía con esta condición. Asimismo, muchos de estos trabajadores-estudiantes habían realizado intentos fallidos de estudiar carreras universitarias dentro de las universidades clásicas, y se encontraron con el hecho de tener que abandonarlas debido a complicaciones relacionadas con su misma condición de trabajadores. Es por ello que, muchos de los educandos de la UON, tenían un promedio de edad superior al resto de las universidades y, debido a sus características pedagógicas, esta institución se presentaba como la mejor alternativa para los estudiantes que trabajaban, permitiendo así el acceso a estudios técnicos superiores a trabajadores que habían quedado por fuera del sistema universitario argentino.

Los estudiantes eran ‘trabajadores’ en un sentido amplio. Es decir que, para poder ingresar a la UON era necesario que los alumnos acreditaran que trabajaban en una actividad laboral relacionada a la carrera que estudiaban, pero nada decía acerca del lugar que ocupan en dicha actividad: si eran obreros asalariados, cuentapropistas o empresarios. En este sentido, tanto los entrevistados como el rector de la universidad daban cuenta del hecho de que no todos eran obreros asalariados y que entre el estudiantado existía quienes eran propietarios de sus propios talleres e, incluso, algunos empresarios. Por tanto, consideramos que la UON fue una institución de carácter ‘policlasista’ o ‘multiclasista’, más que una universidad propiamente obrera.

Otra característica del estudiantado es que sus integrantes no se reconocían a sí mismos como ‘obreros’, sino como ‘técnicos’. En este sentido, algunos ex alumnos marcaban de manera categórica la diferencia entre ser ‘obrero’ y ser ‘técnico’, distinción que estaría signada no por el hecho de ser asalariado, sino por el de detentar tal título. Según esta interpretación no había ningún obrero, debido a que todos los alumnos debían ser técnicos. Algunos estudiantes, incluso, identificaban como ‘obreros’ a los egresados de las escuelas de la CNAOP. Ninguno de los entrevistados se identificaba a sí mismo como ‘obrero’, siendo que algunos hasta lo consideraban como algo ‘denigrante’. La no identificación con el significante ‘obrero’ trascendía, incluso, a la identificación de este vocablo con el peronismo, debido a que la demanda estudiantil de eliminar esta palabra del nombre de la universidad es anterior al golpe de Estado de 1955 y encuentra su origen en el mismo movimiento estudiantil peronista.

Con la llegada de la ‘Revolución Libertadora’, los estudiantes de la UON se organizaron con la finalidad de defender su casa de estudios de un posible cierre de la institución. En este proceso, desplazaron al movimiento estudiantil peronista nucleado en la FADEUO y constituyeron una nueva organización que, entre otras medidas, modificó el nombre de la institución por el de ‘Universidad Tecnológica Nacional’. Creemos, que con la irrupción de esta nueva dictadura militar, los estudiantes de la UON vieron la oportunidad de finalmente modificar el nombre de la institución.

El movimiento estudiantil tecnológico se enfrentaba a un nuevo contexto político en el cual buscaría llevar adelante una serie de reivindicaciones que incluían, además de la oficialización del cambio de nombre de la universidad: la autonomía universitaria, la jerarquización de los estudios realizados, la eliminación del aditamento ‘de Fábrica’ del título universitario que eventualmente recibirían y la eliminación de la prioridad establecida a los egresados de las escuelas de la CNAOP por sobre los demás egresados de escuelas industriales. Asimismo, el movimiento conformado después del golpe de Estado tenía como característica principal la combinación de dos fuerzas contrapuestas: una centrifuga y una centrípeta. La primera estaba dada por la heterogeneidad política de un movimiento en el cual convivían distintas tendencias que iban desde la acción católica hasta el anarquismo, pasando por el radicalismo, el peronismo y el comunismo. La segunda estaba determinada por la fuerte cohesión generada en torno a la lucha por la concreción de sus demandas, la lucha por la ‘universidad’.

Las reivindicaciones estudiantiles encontraron eco en las autoridades interventoras de la CNAOP pero, a pesar de ello, la ‘Revolución Libertadora’ no tomó ninguna resolución trascendente respecto al futuro de casa de altos estudios. Sin embrago, un vez asentado el nuevo gobierno constitucional en 1958 -presidido por Frondizi- la lucha estudiantil adquirió un nuevo rumbo. El electo presidente había prometido en su campaña presidencial jerarquizar convenientemente esta casa de estudios en el marco de una acción de gobierno más general que pondría un fuerte énfasis en la formación de mano de obra calificada. Finalmente, el nuevo gobierno sancionó la ley 14.855 (1959), mediante la cual se modificó la ley de creación de la UON y se cumplía con todas las reivindicaciones de los estudiantes de la -ahora denominada oficialmente- Universidad Tecnológica Nacional. Sostenemos que el éxito de esta lucha -mantenida a lo largo de cuatro años por el movimiento estudiantil tecnológico- se debió a la fuerte cohesión política interna sustentada en la identificación estudiantil con el término ‘técnico’ en detrimento del término ‘obrero’ y en la férrea defensa de la universidad luego del golpe de Estado, expresada en las demandas de autonomía, jerarquización y cambio de denominación de la institución.

A diferencia de los trabajos que abordaron al movimiento estudiantil de la UON, tales como los trabajos de Novelli (1986), Dussel (1990), Mollis (1991), Facio (2014) y Rodríguez (2020) -que se focalizaron en el análisis del estudiantado de una determinada facultad regional- el presente estudio buscó dar cuenta de las características, identidades políticas y reivindicaciones del estudiantado de la UON en su conjunto, a través del relevamiento y la integración de diferentes fuentes orales y escritas de las distintas facultades regionales que la integraban.

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3Rondas de evaluación: R1: dos invitaciones, ninguno informe recibido. R2: dos invitaciones, dos informes recibidos.

4Cómo citar este artículo: Koc Muñoz, A. S. Ni obreros, ni peronistas: técnicos. Características, identidades políticas y reivindicaciones del estudiantado de la Universidad Obrera Nacional en Argentina (1953-1959). Revista Brasileira de História da Educação, 23. DOI: http://doi.org/10.4025/rbhe.v23.2023.e252

Financiación: La RBHE cuenta con el apoyo de la Sociedad Brasileña de Historia de la Educación (SBHE) y del Programa Editorial (Chamada Nº 12/2022) del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).

Recibido: 04 de Octubre de 2022; Aprobado: 23 de Noviembre de 2022; Publicado: 26 de Enero de 2023

E-mail: sebastiankoc84@gmail.com.

Álvaro Sebastián Koc Muñoz es Doctor en Ciencias de la Educación UNLP. Profesor y Licenciado en Sociología UNLP. Becario posdoctoral del CONICET con lugar de trabajo Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y de la Universidad Nacional de La Plata. Profesor Adjunto en la Cátedra de Problemáticas Educativas Contemporáneas de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (UniCABA). E-mail: sebastiankoc84@gmail.com https://orcid.org/0000-0003-1021-9885

Editor asociado responsable: Olivia Medeiros Neta (UFRN) E-mail: olivianeta@gmail.con https://orcid.org/0000-0002-4217-2914

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