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Revista Teias

versión impresa ISSN 1518-5370versión On-line ISSN 1982-0305

Revista Teias vol.22 no.especial Rio de Janeiro oct./dic 2021  Epub 18-Feb-2023

https://doi.org/10.12957/teias.2021.50116 

Elos

ALFABETIZACIÓN Y LETRAMENTO: un desafío para el profesor de alfabetización brasileño del siglo XXI

ALFABETIZAÇÃO E LETRAMENTO: um desafio para o professor de alfabetização brasileiro do século XXI

LITERACY AND LETTERING: a challenge for the 21st century brazilian literacy teacher

1Universidade Nacional de Rosário E-mail: lauraapoiopedagogico@gmail.com

2Universidad Nacional de Rosario E-mail: claudiooliveira.pedagogo@gmail.com

3Universidade Federal do Rio de Janeiro. E-mail: eduardoalvesinez@gmail.com


Resumen

Hoy en día, encontramos dificultades en los procesos de lectura y escritura. Estas dificultades son males que afectan a los estudiantes. Por lo tanto, este artículo tiene como objetivo analizar y reflexionar sobre los desafíos que enfrenta el profesor de alfabetización del siglo XXI, al llevar a cabo su trabajo con un enfoque en alfabetización y letramento, buscando analizar las diferentes prácticas y comprender las concepciones sobre los procesos. Lectura y escritura, según la concepción de Teberosky (2003) y Ferreiro (1971). Esta es una investigación bibliográfica, hermenéutica y descriptiva, Marconi y Lakatos (2017), por su seriedad como un paso inicial en la construcción de un proceso de investigación. En los resultados y la discusión, se presentan reflexiones sobre alfabetización y letramento, con el objetivo de comprender que ambos son procesos que van de la mano y son inseparables, tanto en lo que respecta a la teoría como a la práctica pedagógica, respaldados por revisiones bibliográficas de autores reconocidos como: Soares (2016), Ferreiro (2017), Lorenzetti (2001) y Berberian (2009) y entre otros.

Palabras clave: alfabetización; letramento; docente

Resumo

Nos dias de hoje, encontramos dificuldades nos processos de leitura e escrita. Essas dificuldades são males que afetam os alunos. Desse modo, o presente artigo tem como objetivo de analisar e refletir sobre os desafios enfrentados pelo professor alfabetizador do século XXI, em realizar seu trabalho com foco na alfabetização e letramento, sendo assim, buscar analisar as diferentes práticas e compreender as concepções acerca dos processos de leitura e de escrita, segundo a concepção de Teberosky (2003) e Ferreiro (1971). Trata-se de uma pesquisa de cunho bibliográfico, hermenêutico e descritivo, blindada por Marconi e Lakatos (2017), pela sua seriedade como passo inicial na construção de um processo de investigação. Nos resultados e discussão, apresenta-se reflexões sobre alfabetização e letramento que visa o entendimento que ambos são processos que caminham juntos e são indissociáveis, tanto no que se refere à teoria quanto à prática pedagógica, apoiados em revisões bibliográficas de autores renomados como: Soares (2016), Ferreiro (2017), Lorenzetti (2001) e Berberian (2009) e entre outros.

Palavras-chave: alfabetização; letramento; professor

Abstract

Nowadays, we find difficulties in the processes of reading and writing. These difficulties are evils that affect students. Thus, this article aims to analyze and reflect on the challenges faced by the 21st century literacy teacher, in carrying out his work with a focus on literacy and literacy, thus, seeking to analyze the different practices and understand the conceptions about the processes reading and writing, according to the conception of Teberosky (2003) and Ferreiro (1971). It is bibliographic research, shielded by Marconi and Lakatos (2017), for its seriousness as an initial step in the construction of an investigation process. In the results and discussion, reflections on literacy and literacy are presented, aiming at understanding that both are processes that go together and are inseparable, both about theory and pedagogical practice, supported by bibliographic reviews by renowned authors such as: Soares (2016), Ferreiro (2017), Lorenzetti (2001) and Berberian (2009) and among others.

Keywords: literacy; literacy; teacher

INTRODUCCIÓN

En el contexto de la contemporaneidad, el papel del profesor de alfabetización es desafiante, ya que la enseñanza es diferente del aprendizaje: el profesor debe tener en cuenta que "comprender la enseñanza no es suficiente, pero comprender cómo aprender" es importante (ROSA, 1999, p. 12). Debemos entender que "la escritura es una representación del lenguaje hablado, por medio de signos gráficos" (ROSA, 1999, p. 17).

Un niño que vive con personas que tienen un hábito de lectura es capaz de entender la lectura y la escritura más fácilmente: para qué son, qué representan y cómo funcionan.

El niño tiene conocimiento previo de la escritura, presentando algunas hipótesis como: la precisión de un número mínimo de letras para que algo se escriba y la necesidad de un mínimo de caracteres variados para que una serie de letras represente algo.

Así, Ferreiro (2003) nos muestra un poco de las fases de escritura del niño:

  • ✓ Presilábico: lee lo que "piensas" que está escrito;

  • ✓ Silábico: el niño comprende que existe una relación entre el habla y la escritura;

  • ✓ Silábico alfabético: comprensión del sistema de escritura;

  • ✓ Alfabético: transcribe el habla.

Los niños intentan escribir de acuerdo con su nivel de conceptualización, de acuerdo con su acción sobre el objeto, en una perspectiva constructivista. “El rol del profesor es crear situaciones favorables a estos descubrimientos, que solo ocurren en la experiencia de escribir actos” (ROSA, 1999, p. 34).

El educador puede intervenir en este proceso leyendo y escribiendo textos. "No leemos un texto solo porque 'desciframos' el código, sino porque interpretamos la escritura a partir del significado que le damos" (ROSA, 1999, p. 30).

Por lo tanto, el autor enfatiza que: "cuando leemos un texto, lo interpretamos/entendemos a través del conocimiento que ya tenemos, es el conocimiento previo del lector el que determina la construcción del significado" (ROSA, 1999, p. 31).

Durante el proceso que el niño aprende a escribir, es necesario distinguir dos tipos del aprendizaje, como dice Ferreiro (1971):

Aprender la base alfabética, es decir, las reglas del sistema de representación del lenguaje oral, cuyas propiedades y relaciones del habla están presentes en la representación de la escritura; Aprender ciertas convenciones, externas al sistema de escritura: orientación espacial de la escritura, formas y tipos de letras, signos de puntuación (...) (p. 94).

El proceso de adquisición de escritura solo ocurrirá tan pronto como el sujeto comprenda y construya el significado de la función de escritura y su representatividad en el entorno social. En otras palabras, el niño alcanzará su dominio cuando se dé cuenta de que el acto de escribir es funcional y necesario para su vida, ya que es una forma de comunicar y expresar deseos, necesidades, información y otros.

ALFABETIZACIÓN Y LETRAMENTO: UN POCO DE SU HISTORIA

Los estudios muestran que, posiblemente, la alfabetización ha surgido debido a la necesidad diaria del hombre de comunicarse y, a partir de esta precisión, nació la escritura y la lectura, es decir, la alfabetización. Al inventar la escritura y la lectura, el hombre hizo que continuaran transmitiéndose a las generaciones futuras.

Cagliari (1998) confirma que, según datos históricos, la escritura surgió de un principio de conteo que se hizo con marcas en los bastones o huesos y luego probablemente se usó para contar el ganado, porque, en ese momento, el hombre vivía de cría de ganado. Estos registros también se utilizaron en el intercambio y las ventas y representaban la cantidad de animales u otros productos vendidos. Luego, surgió la necesidad de crear símbolos, además de números, para que los propietarios pudieran intercambiar sus animales u otros productos.

Según Ribeiro (2003), la historia de la alfabetización en Brasil proviene de una trayectoria experimentada por las disputas entre los métodos de alfabetización, donde hubo una búsqueda incesante para garantizar que el estudiante pudiera leer y escribir.

Los estudios han confirmado que, desde finales del siglo XIX, los estudiantes han experimentado enormes dificultades para aprender a leer y escribir, y esto ha fomentado reflexiones y debates para explicar cuáles son los posibles obstáculos encontrados en el camino con respecto al aprendizaje significativo. Y en Brasil, fue a partir de la proclamación de la República, a fines de este siglo, que la enseñanza de la práctica de la lectura y la escritura tuvo su acción fortalecida (MORTATTI, 2012).

Muchos educadores de esa época eran considerados utópicos, ya que eran vistos como soñadores, buscando la modernidad, vistos como imaginarios en el área de la educación. Se sabe que, hasta ese siglo, tener la oportunidad de utilizar la lectura y la escritura era para unos pocos, solo para los privilegiados, para los seleccionados, y las clases se llevaban a cabo en espacios privados de sus hogares, clases reales o incluso en escuelas. Las clases reales se ofrecieron de forma muy precaria y tuvieron lugar hasta el final del imperio (MACIEL, 2008).

El trabajo desarrollado en ese momento fue sistemático, mecánico y positivista. La parte fue trabajada para el todo; ortografía (silábica); haciendo hincapié en el nombre y los sonidos de las letras (fonética) y la silabación (de la emisión de sonidos), es decir, para Mortatti (2012) "(...) a partir de las sílabas, se enseñaron frases aisladas o agrupadas. En cuanto a la escritura, se limita a la caligrafía y la ortografía, y su enseñanza, a la copia, los dictados y la formación de oraciones, haciendo hincapié en el diseño correcto de las letras (p. 5)".

En la primera década, de la era republicana, se adoptó un nuevo método: el método analítico, que reemplazó al sintético. Braggio (1992) afirma que en [...] resumen, la lectura y la escritura se tratan como una mera adquisición de la técnica de lectura y escritura, con énfasis en el componente grafofónico del lenguaje, como un fin en sí mismos, circunscrito a las cuatro paredes del aula [...] (p. 11)”. El método analítico trató el tema de manera inversa al sintético, partiendo de la suposición de que la enseñanza de la lectura debería ser iniciada por el todo y, más tarde, se analizaron las partes que formaron las palabras.

En la segunda mitad de la década de 1920, aparecieron los llamados métodos mixtos o eclécticos, también conocidos como analítico-sintéticos, y siguieron una trayectoria hasta finales de la década de 1970.

A partir de la década de 1980, se introdujo un nuevo concepto pedagógico en Brasil, una nueva línea de pensamiento sobre cómo trabajar en la alfabetización: el constructivismo, el resultado del trabajo de investigación de Ferreiro (2003) Teberosky, acerca de los sistemas de escritura en el desarrollo del niño.

Se puede decir que el constructivismo no es una metodología, sino una nueva forma de ver el trabajo de alfabetización, como un proceso en el que el estudiante comienza a desarrollar sus propios conocimientos, con el profesor como su mediador.

Varias investigaciones han revelado que el profesor de alfabetización tiene como gran desafío, desde la educación de la primera infancia hasta la escuela primaria, la tarea de alfabetización y letramento.

Se puede decir que un individuo sabe leer y escribir cuando conoce el código, logra usarlo para decodificar/codificar y enfrentar las demandas sociales de leer y escribir, porque va más allá de los límites de la decodificación y la codificación. Es capaz de manejar del lenguaje en su contexto social, organizando sus propios discursos, para ser entendido y comprender a su interlocutor (BRAGGIO, 1992).

Incluso hoy, la alfabetización, para muchas instituciones escolares, se ha ofrecido y desarrollado de forma mecánica y sistemática, en un proceso de codificación y decodificación de símbolos, sin significado para el estudiante, sin alfabetización y, en consecuencia, sin ninguna función social.

Senna (2007) afirma que surgieron estudios sobre alfabetización, particularmente en Brasil, como respuesta a la necesidad de enfrentar los desafíos relacionados con la vida cotidiana de la escuela pública constructivista que surgió en la última década del siglo XX. Según él, desde las primeras contribuciones teóricas que promovieron revoluciones más significativas en el concepto de alfabetización que duran hasta hoy, se observó que el fenómeno particular de la construcción de la escritura como un objeto aislado de los otros fenómenos que dan soporte en relación con otras áreas de educación formal que son las mismas prácticas y los mismos problemas conceptuales que se buscaron superar en la relación de la escuela con el mecanismo de exclusión social.

Por otro lado, Lorenzetti y Delizoicov (2001) aclaran que la comprensión de la alfabetización es que este sería un término más apropiado que se encuentra en la esencia de las palabras, ya que entendemos que la alfabetización impregna, ciertamente, el reconocimiento del lenguaje, símbolos, de los códigos de la ciencia, pero tiene un camino a seguir y eso va mucho más allá y eso solo tendrá sentido cuando el sujeto que recorre este camino hace descubrimientos, encuentra significado y tiene la competencia para agregar y usar este conocimiento socialmente, es decir, adaptarse a él e incorporarlo a su cultura.

Para comprender el término Alfabetización y Letramento, así como para presentar y describir los conceptos que definen la lectura y la escritura, se escribió este artículo. Durante mucho tiempo, la discusión sobre la alfabetización ha estado acompañada por el concepto de lo que realmente es la alfabetización, que se ha reflejado en una síntesis grande e inadecuada de los dos procedimientos: el concepto de alfabetización ha superado al de letramento.

Sin embargo, ¿qué es la alfabetización? García (2012) aclara esta pregunta.

La alfabetización es un proceso continuo que acompaña el proceso más amplio de búsqueda y construcción de conocimiento inherente a cada ser humano que vive en una sociedad alfabetizada. El niño que vive expuesto al lenguaje escrito inevitablemente estará interesado en saber lo que está escrito en el libro, revista, periódico, carta, instrucciones del juego, así como el uso de la escritura para expresar tus sentimientos, ideas y acciones (p. 13).

¿Y qué sería el letramento? Soares (2014) enfatiza que: "el letramento es la capacidad de poner en práctica todos los comportamientos necesarios para realizar adecuadamente todas las demandas posibles de" lectura " (BORMUTH, 1973 apudSOARES, 2014, p. 68), es decir, para el autor de letramento es:

definido como el conjunto de habilidades necesarias para "funcionar correctamente" en las prácticas sociales en las que se requiere leer y escribir, en la interpretación radical, "revolucionaria", la alfabetización no puede considerarse un "instrumento" neutral para ser utilizado en las prácticas sociales cuando es obligatorio, pero es esencialmente un conjunto de prácticas socialmente construidas que implican lectura y escritura, generadas por procesos sociales más amplios, y responsables de reforzar o cuestionar valores, tradiciones y formas de distribución de poder presentes en contextos sociales (SOARES, 2014, p. 75).

Por lo tanto, no podemos separar los dos procesos, porque al principio la inserción del estudiante en el universo de la escritura y la lectura ocurre simultáneamente a través de estos dos procesos: la alfabetización dirigida a desarrollar la adquisición de habilidades de lectura y escritura, y en las prácticas sociales que implican el lenguaje escrito, el letramento.

La alfabetización y el letramento como dos acciones distintas, pero no inseparables, por el contrario: lo ideal sería alfabetizar, es decir, enseñar a leer y escribir en el contexto de las prácticas sociales de lectura y escritura, para que el individuo al mismo tiempo, alfabetizado y letrado (SOARES, 2014, p. 47).

El letramento no es adquirida por el sujeto solo después de ingresar a la escuela. Él es cultural. El niño, incluso antes de asistir a la escuela, ya trae consigo un bagaje de conocimientos a los que se había llegado de manera informal, en su experiencia, en su vida cotidiana y haciéndolo uso en un contexto social. Este conocimiento comienza mucho antes del proceso llamado alfabetización, que comienza cuando el niño comienza a interactuar socialmente con las prácticas de letramento en su mundo social (PICOLI, 2013).

Alfabetización y letramento: ¿Qué significa realmente la alfabetización? ¿Qué es el letramento? ¿Por qué muchos profesores todavía tienen el desafío de enseñarles a leer y escribir con una función social real? ¿Cuáles son los caminos por seguir para desarrollar un trabajo significativo en el aula? Estas son algunas de las preguntas que los profesores de alfabetización traen consigo en su trabajo diario (FERREIRO, 2013).

La práctica de la alfabetización, cuyo objetivo es dominar el sistema de escritura alfabética y ortográfica, necesita una enseñanza sistemática, lo que la hace diferente de otras prácticas de letramento, en las que es posible aprender solo observando a otros. Un adulto que no sepa leer o escribir no se considerará alfabetizado si solo sigue el trabajo de letramento del niño a través de la ventana del aula, incluso si sabe lo que hacen las letras (KLEIMAN, 2005, p. 14).

Corroborando Soares (2000), la alfabetización significa guiar al niño a dominar la tecnología de la escritura; el letramento significa llevarlo al ejercicio de las prácticas sociales de lectura y escritura. Un niño que sabe leer y escribir es un niño que sabe leer y escribir. Por otro lado, un niño letrado "es un niño que tiene el hábito, las habilidades e incluso el placer de leer y escribir diferentes géneros de textos, en diferentes medios o portadores, en diferentes contextos y circunstancias (p. 112)".

Alfabetización letrada significa guiar a los niños a aprender a leer y escribir, llevándolos a vivir con prácticas reales de lectura y escritura. “El niño aprende a escribir textos libres, porque la escritura expresa sus fantasías y emociones, sus ideas y pensamientos, su conocimiento sobre el mundo en el que vive. Lo que importa es el texto en su conjunto, que da sentido a la escritura” (GARCIA, 2012, p. 76). Entonces, la alfabetización le está dando al niño la oportunidad de dominar la tecnología de la escritura; es llevarlo a las prácticas sociales de escritura y lectura; corresponde a los profesores de alfabetización brindar la oportunidad a sus estudiantes de ingresar a este mundo letrado.

Deben proporcionar situaciones en las que los estudiantes experimenten momentos que los lleven a interactuar con la diversidad de géneros y tipos de texto, que enfaticen la comunicación, que permitan la práctica de la lectura, la producción y la revisión textual, así como situaciones que los lleven a reflexionar sobre el código, en la práctica social, creando situaciones en las que tienen la competencia para leer y escribir con más autonomía y crítica, entendiendo realmente lo que se está escribiendo y lo que se está leyendo.

En esta perspectiva, Ferreiro (2003) nos lleva a comprender que el desarrollo de la escritura, desde el punto de vista de los procesos de apropiación de un objeto socialmente constituido y no solo desde el punto de adquisición técnica de la transcripción, es uno de los principales dictados para una alfabetización significativa.

Ferreiro (2017, p. 42), "la escritura y la lectura se han considerado tradicionalmente como algo que debe enseñarse y cuyo aprendizaje implicaría el ejercicio de una serie de habilidades específicas". Aun así, Ferreiro (2017), escribir y leer no son productos escolares, sino un objeto cultural.

Cuando se trata de lectura y escritura y alfabetización y letramento en el entorno escolar, debemos recordar el espacio del aula como un punto crucial, que debe ser un entorno de alfabetización. El objetivo de la institución es alentar, crear oportunidades, crear situaciones que lleven al niño a describir, hablar y comprender diferentes tipos de lectura y escritura.

Las palabras adquieren significado a partir de su uso en textos. Su significado es dialéctico, ya que establece conexiones entre pensamiento y acción. La adquisición y el dominio de la lectura y la escritura deben ser un ejercicio potencial, interactivo, dinámico, cooperativo, de acción y creación (GARCIA, 2012, p. 78).

Es esencial que esté en la visión y el alcance de este niño, este estudiante, materiales de su vida diaria; ejemplo: periódicos; revistas carpetas de etiquetas de productos, revistas, recetas, entre otros; así como: cómics, cuentos de hadas, alfabeto, calendario, rimas, textos instructivos, es decir, diferentes géneros textuales.

Está de acuerdo con Piccoli (2013) en que el estudiante tendrá interés en leer y escribir a través de lo que se proporciona y según lo previsto, nada impuesto, pero ofrecido, estimulado con una función, con un por qué, con una importancia. Los materiales disponibles en este espacio de alfabetización, manejados por el estudiante, deben tener sentido para su mundo y su trabajo, simultáneamente, varios aspectos: lectura y escritura y reflexión de los conceptos cubiertos.

Estos estímulos harán que el aprendizaje sea real, con funcionalidad dentro del contexto, la vida diaria del alumno y no de forma mecánica, sistematizada, memorizada, sino de una manera que permita que el proceso de la asignatura aprenda con un significado real. Esto revela cuán importante es garantizar en el aula una variedad de materiales, que serán un facilitador en el trabajo del profesor, de modo que pueda ser su trabajo más efectivo, permitiendo la interacción de los alumnos con el mundo de los escritos comunicación (LOPES, 2019).

De esta manera, el profesor tiene la posibilidad de insertar a sus alumnos en el mundo tanto en la lectura que proporcionarán estos materiales, como en la escritura que también debe explorar el profesor en esta construcción de conocimiento.

Luria (1988), expresa que el profesor debe ser un mediador, entre el objeto de conocimiento del lenguaje escrito y el aprendiz, estableciendo un canal de comunicación entre estos dos pilares. Por lo tanto, la acción de intervención del profesor se revela como un gran socio para el desarrollo de las habilidades de los estudiantes en la adquisición de lectura y escritura, porque si el profesor interviene, problematiza y motiva a su estudiante a experimentar varias acciones de manera segura, será ayudándole a avanzar en el proceso de alfabetización, ya que le ayuda a comprender que lo que dice puede escribirse y que escribe para comunicar un pensamiento, una idea, lo que le permite hacer registros de uso social, dando significado por todo lo que lees y escribes.

De esta manera, el profesor no estará haciendo un trabajo sistemático de alfabetización, sino enseñando al alumno, ya que le mostrará el significado para que ejerza estas funciones en las diversas prácticas sociales de las que forma parte. Y, de acuerdo con Cagliari (1998): "cada profesor debe tener todo el conocimiento técnico lingüístico requerido en el proceso de alfabetización, así como todo profesor de alfabetización debe tener todo ese conocimiento técnico lingüístico necesario para llevar a cabo el proceso de alfabetización" (p. 47).

METODOLOGÍA

Para el desarrollo de este estudio, se realizó una búsqueda bibliográfica de los antecedentes teóricos necesarios para el estudio y para fundamentar la experiencia vivida en la formación de profesores alfabetizadores. Podemos afirmar que la investigación es, según Marconi y Lakatos (2017, p.155), "un procedimiento [...] formal, con un método de pensamiento reflexivo, que requiere tratamiento científico y constituye el camino para descubrir la realidad y para descubrir verdades parciales".

Salomon (1990, p. 152) subraya que "la metodología es una condición necesaria, pero no suficiente para el logro científico". Según él, aunque no hay producción de conocimiento científico sin un método, la aplicación del método científico, por sí mismo, no produce conocimiento.

En este sentido, el método científico puede entenderse como un proceso a seguir para lograr un conocimiento que tiene como objetivo, un conocimiento reflexivo, interpretativo, que puede confirmarse a través de la experimentación de la investigación.

Para la elaboración de este trabajo de investigación se pretende seguir una línea bibliográfica de carácter cualitativo, dentro de una metodología descriptiva y hermenéutica con perspectiva interpretativa y en palabras de Silva y Menezes (2000):

la investigación cualitativa considera que existe una dinámica relación entre el mundo real y el sujeto, es decir, un vínculo inseparable entre el mundo objetivo y la subjetividad del sujeto que no se puede traducir en números. La interpretación de los fenómenos y la atribución de significados son caminos básicos en el proceso cualitativo. No requiere el uso de métodos y técnicas estadísticos. El entorno natural es la fuente directa de recopilación de datos y el investigador es el instrumento clave. El proceso y su significado son los principales focos de enfoque (p. 20).

Con base en este mismo pensamiento, Domingues (2004) afirma que el contraste hermenéutico aparece como una “reflexión teórico-metodológica sobre la práctica de interpretar textos clásicos (literarios) y legales (leyes)” (DOMINGUES, 2004, p. 345).

De esta manera, la investigación comprende un trabajo realizado metodológicamente, cuando surge un problema para el cual se busca una solución adecuada de naturaleza científica.

Según Markoni y Lakatos (2017, p. 14), "la investigación bibliográfica tiene como objetivo posicionar al lector, poniéndolo en contacto con todo lo que se ha escrito, dicho o filmado sobre un tema determinado".

Así, en posesión de la referencia bibliográfica, procedemos a la lectura selectiva de capítulos, artículos, textos que contribuirían a esta investigación. Hubo una primera aproximación con el material, pero otros tuvieron lugar en diferentes momentos en un intento de explicar alguna información no entendida o hacer comparaciones entre los autores.

Luego, llevamos a cabo una nueva exploración de los textos, pero en una perspectiva más crítica y analítica. Buscamos entender de qué hablaban los autores y la razón para defender sus ideas. Finalmente, en una lectura interpretativa, se relacionó el contenido de las fuentes bibliográficas.

En esta línea, este texto se basó en discusiones y reflexiones realizadas en grupos de formación docente que participan en el Programa de Alfabetizadores del Departamento de Educación de la ciudad de Caraguatatuba-São Paulo, por lo tanto, recuremos a base de la literatura bibliográfica para la fundamentación y triangulación de la experiencia vivida juntamente como los profesores alfabetizadores.

Hay que destacar también que la temática de la alfabetización y del letramento en Brasil se inserta en un campo lleno de actualizaciones porque las dos vertientes tratan de informaciones que perduran en la actualidad y siguen siendo, a lo largo de los tiempos, controvertidos y polémicos.

Alfabetizar, leer y escribir son actividades, desde siempre, muy importantes para los que están inmersos en una cultura letrada. Involucran conocimientos y saberes importantes en el desarrollo de esas destrezas. Saber manejar estos conocimientos para impartir las clases de alfabetización y letramento suena para nosotros como siendo una tarea desafiadora en sentido de que el docente tiene agregar las teorías existentes a su práctica educativa.

Por otro lado, estamos inmersos también en una cultura digital en la cual la lectura, la escrita y la alfabetización forman parte de otro escopo que no tratamos aquí sino reconocimos su valor e importancia para el mundo contemporáneo, conectado, global y cibercultural.

Desde esa perspectiva, este texto busca poner en relieve lo que los especialistas brasileños y los extranjeros destacan en sus discursos que contribuye para prácticas educativas más efectivas para nuestros estudiantes.

RESULTADOS Y DISCUSIONES

Leer no es descifrar. Escribir no es copiar. El niño Piagetiano es quien trata de comprender el mundo que le rodea, que formula teorías tentativas acerca de ese mundo; un niño a quien prácticamente nada le es ajeno.

Emilia Ferreiro.

Según Ferreiro (2017), tradicionalmente, el proceso de adquisición del sistema alfabético para la escritura y la lectura todavía es considerado por muchos profesores como el aprendizaje de un código de codificación y decodificación: una transcripción de sonidos en grafemas. Esta forma de aprendizaje fue, según el autor, concebida en modelos asociacionistas clásicos, es decir, un modelo arcaico que no se preocupaba por la función social, sino por la memorización de códigos y su reproducción cuando los profesores lo solicitaban a los alumnos.

Hace unos años se cambió la visión de los especialistas en educación con respecto a este sistema de aprendizaje, es decir, el de codificar y codificar signo y según la autora:

[…] los cambios necesarios para afrontar la alfabetización inicial sobre una nueva base no se resuelven con un nuevo método de enseñanza, ni con nuevas pruebas de preparación o nuevos materiales didácticos. Es necesario cambiar los puntos por los que hacemos pasar el eje central Tenemos una imagen empobrecida del lenguaje escrito: es necesario reintroducir, cuando consideramos la alfabetización, la escritura como sistema de representación del lenguaje. Tenemos una imagen empobrecida del niño que aprende: la reducimos a un par de ojos, un par de oídos, una mano que toma un instrumento para marcar y un dispositivo fonatorio que emite sonidos, detrás de eso hay un sujeto cognoscente, alguien que piensa, que construye interpretaciones, que actúa sobre lo real para hacerlo suyo (FERREIRO, 1985, p. 17).

Al respecto, de la imagen empobrecida del lenguaje Freire (2019) hace una comparación con la educación bancaria y la enfermedad de la narración docente. En este sentido, el autor destaca que: La narración, en la que el educador es el sujeto, conduce a los estudiantes a la memorización mecánica del contenido narrado. Además, la narración los transforma en “vasijas”, en recipientes para ser “llenados” por el educador. Cuanto más "llene" los contenedores con sus "depósitos", mejor será el educador. Cuanto más dócilmente se dejen “llenar”, mejores estudiantes serán.

Freire (2019) cree que esta metodología hace de la educación un acto de depósito, en el que los estudiantes son depositantes y los educadores son depositantes. Así, el sujeto no se forma, sino que recibe información de la codificación y decodificación de signos.

Hace unos años, la visión sobre la adquisición del proceso de escritura cambió radicalmente. En Brasil, esto sucedió a fines de la década de 1980 con la llegada de la línea pedagógica constructivista. Una línea pedagógica que valora lo que el alumno sabe, es decir, sus conocimientos previos y no se ve como una pizarra en blanco.

Según el autor, alfabetizar: es construir conocimiento. Alfabetizarse es adquirir un lenguaje escrito a través de un proceso de construcción del conocimiento con una visión de la realidad. El niño es el sujeto del proceso educativo, sin dicotomía entre lo cognitivo y lo afectivo, sino una relación dinámica, placentera, dirigida hacia el acto de conocer el mundo (FREIRE, 2019, p. 49).

De acuerdo con la descripción psicogenética del proceso de alfabetización que llegó a Brasil a fines de la década de 1980, con las investigaciones de Ferreiro y Teberosky el proceso mediante el cual uno aprende a leer y escribir es básicamente el mismo para personas de diferentes clases sociales, tanto para niños como para adultos. Lo que marca la diferencia está relacionado con las experiencias previas de los estudiantes, ya que tienen prácticas sociales de lectura y escritura desiguales, lo que no limita su competencia para el desarrollo, para el aprendizaje. En un aula, encontramos, desde el alumno que tiene padres con educación superior en casa, así como aquellos que tienen padres analfabetos, lo que refuerza la importancia de que la escuela y el docente sean aliados del alumno en este proceso de alfabetización, de desvelar y conviértete en otro lector que lee el mundo.

Incluso en el siglo XXI, nos enfrentamos a instituciones que creen que lo fundamental para la alfabetización de los estudiantes es la formación de ciertas habilidades: la memoria, la coordinación motora, la discriminación visual y auditiva, la noción de lateralidad. Sin embargo, la investigación sobre aprender a leer y escribir muestra que la alfabetización pasa por un proceso de construcción de hipótesis; no es un resultado directo de estas habilidades, sino de los procedimientos de análisis del lenguaje escrito por parte del alumno.

La investigación sobre los procesos de aprendizaje de la lectura y la escritura ha demostrado que la estrategia necesaria para que un individuo se vuelva alfabetizado no es memorizar o realizar actividades mecánicas repetitivas, sino reflexionar sobre la escritura.

Ferreiro (1987) sostiene que detrás de la mano que escribe y del ojo que ve, hay un ser humano que piensa y, por eso, aprende, se alfabetiza. Hoy, según varios estudios, se sabe que, en el proceso de alfabetización, tanto niños como adultos, independientemente de su origen y realidad social y de la propuesta didáctica del docente, formulan hipótesis muy curiosas, pero también muy lógicas.

Para Ferreiro y Teberosky (1989), existen cinco niveles de hipótesis de escritura que atraviesa el niño para la adquisición de la escritura alfabética: presilábica, intermedia, hipótesis silábica, hipótesis silábico-alfabética e hipótesis alfabética.

A nivel de la hipótesis presilábica, el niño todavía no distingue entre la ortografía de una palabra y otra. Todavía no se da cuenta de que las cosas diferentes se escriben de diferentes maneras, ya que los rasgos son muy similares entre sí, por lo que la escritura en esta etapa puede no funcionar como vehículo de comunicación.

A nivel de hipótesis silábicas, se empiezan a utilizar letras con valores silábicos fijos y el conflicto entre la fase nueva y la fase anterior provoca una madurez educativa en el niño. Cada letra utilizada por el niño representa para ella una sílaba. Por ejemplo: cvl = caballo. En este sentido, el niño comienza a darse cuenta de que la escritura representa el habla, y así, comienza a darle valores sonoros a las letras.

En cuanto a la hipótesis silábica para la silábica-alfabética, se comienza a buscar símbolos para expresar la escritura de los objetos referidos, tratando de acercarse mucho más a la representación sonora de la representación gráfica.

La última hipótesis del proceso de adquisición de la escritura es el nivel alfabético. En esta etapa, el niño comprende que la escritura tiene una función social: la comunicación. Es importante destacar que, en este proceso de iniciación de la escritura alfabética por parte del niño, no determina que escriba ortográficamente correctamente. Este es un proceso que se desarrolla con el tiempo, teniendo los niños acceso a actividades que brindan lectura y escritura que tienen una función social y no mera escolarización.

Como los estudiantes tienen diferentes niveles de aprendizaje y necesidades, el profesor tiene un reto más: cumplir con todas las exigencias que ofrece la clase y elegir las mejores actividades para cada alumno. Si, además, sabemos actuar con todos ellos cuando al mismo tiempo, atendiendo las diferentes demandas y ayudándolas, habremos construido un hermoso perfil como profesor alfabetizador (FREIRE, 2019).

Para desarrollar actividades que favorezcan la consecución de la hipótesis por parte del alumno alfabéticamente, el profesor también debe afrontar los desafíos lingüísticos del proceso de ‘codificación’ y ‘decodificación’. Para ello, es necesario desarrollar la conciencia fonológica, este término se utiliza para designar la capacidad humana para la reflexión consciente sobre el lenguaje que requiere conjuntos de habilidades con diferentes niveles de complejidad (FERREIRO y TEBEROSKY, 1989).

La relevancia de que el niño sea consciente de los sonidos del habla y destaca la importancia de escuchar con atención, porque si las letras simbolizan sonidos del habla, debe escuchar las diferencias lingüísticamente relevantes entre estos sonidos, por lo que puedes elegir la letra correcta para simbolizar cada sonido.

Posteriormente, es necesario saber separar las palabras según su concepto, el tipo de dificultad para comprender unidades de vocabulario que se observa a menudo en la práctica de la enseñanza son cosas como una vez, mi abuela, es decir, falta de separación donde hay una frontera vocabulario.

Carvalho (2007, p. 65) dice: "la sociedad ha cambiado y la escuela se ha transformado, y las propuestas de enseñanza deben acompañar estos cambios". Siguiendo esta línea de razonamiento, creemos que el profesor tiene la oportunidad de participar y seguir esta transformación, por lo que creemos que el administrador de la escuela debe ser un socio en este proceso.

Continuando con este pensamiento, es relevante ver al profesor como sujeto, como ciudadano y, como ciudadano, tiene deberes y también derechos. Es importante recordar que ser ciudadano significa estar sujeto a derechos y deberes. Los ciudadanos son aquellos que tienen la capacidad de interactuar, participar, contribuir a las acciones de la sociedad.

Por otro lado, sabemos que el profesor es la herramienta precursora en la formación del ciudadano, porque es él quien hace el trabajo de desarrollar en su alumno el aprendizaje, pasando por experiencias, experiencias y convirtiéndose en un mejor ciudadano frente a una sociedad tan desnuda. de personas con conocimiento real, consideradas significativas.

Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan a sí mismos, mediados por el mundo, entendí, enseñado por los profesores, a través de su resistencia, que cualquier propuesta educativa es inútil si no se encarna en actos cargados de significado para todos los involucrados (FREIRE, 1985 apudGARCIA, 2012, p. 90).

En este sentido, desde el inicio, y durante todo el proceso de alfabetización, se debe cuidar que las formas escritas aparezcan contextualizadas y asociadas a un significado para el alumno que se encuentra en este proceso de aproximación y/o apropiación de la escritura y la lectura.

Es notorio que incluso en muchas instituciones educativas, el proceso de adquisición de la lectura y la escritura ocurre de manera mecánica, sin sentido y sin ninguna función social para ser puesta en práctica por quien recibe esta "información", ya que este acto mecánico en alfabetización no es más que reproducir sonidos desarticulados y escritos sin contexto.

La alfabetización es un proceso desafiante. El desafío del alfabetizador es capacitar a los practicantes de la lectura y la escritura y no a los meros copistas; no solo sujetos que pueden "descifrar" el sistema de escritura.

El desafío del docente alfabetizador del siglo XXI es alfabetizar sujetos que empiecen a querer adentrarse en otros mundos posibles que ofrece la lectura y la escritura, dentro de una metodología que desarrolle el aprendizaje de una manera problematizadora, activa y críticoreflexiva y centrado en la alfabetización.

En este sentido, Kleiman (2007) afirma que:

en la escuela, donde predomina la concepción de la lectura y la escritura como competencias, la actividad de leer y escribir se concibe como un conjunto de habilidades desarrolladas progresivamente hasta alcanzar una competencia lectora y un escritor ideal: la del usuario competente del lenguaje escrito. Los estudios de alfabetización, en cambio, parten de una concepción de la lectura y la escritura como prácticas discursivas, con múltiples funciones e inseparables de los contextos en los que se desarrollan (p. 11).

Según la autora, deben darse prácticas asociadas entre alfabetización y letramento, ya que no se trata solo de que el niño viva con mucho material escrito, es necesario ir más allá y orientarlo de manera sistemática y progresiva, es decir, el maestro debe realizar las intervenciones específicas a lo largo de todo el proceso.

Freire (2019) ve la educación para la resolución de problemas como una forma de alentar a los estudiantes a cuestionar el mundo, a pensar en soluciones, a entenderse a sí mismos como parte de una sociedad y a no ajustarse a la realidad. Así, para el autor, la educación debe basarse en una educación de preguntas y no de respuestas. “La educación problematizadora, que no es fijismo reaccionario, es fecundidad revolucionaria” (p. 73).

Para el autor, la educación debe brindar a los estudiantes un reconocimiento como sujetos independientes, críticos y activos en la sociedad y que desarrollen habilidades que puedan transformarla en una sociedad más justa. Sin embargo, para que el alumno de hoy se convierta mañana en una asignatura transformadora, es necesario que las prácticas pedagógicas busquen un vínculo entre el proceso de alfabetización y alfabetización y el mundo real, para formar un concepto de enseñanza de la lectura y la escritura en el mundo real. Contexto de prácticas sociales de lectura y escritura.

En el proceso de alfabetización el profesor es el capitán del bote, él es una parte fundamental en este equipo que es la escuela. Es él quien está directamente relacionado con el aprendizaje de su alumno y en la construcción de este aprendizaje de este conocimiento que adquiere el alumno, ya que él, el profesor, es el principal mediador con respecto a las relaciones dentro y fuera de las paredes, las paredes de la escuela y, por otro lado, la escuela es el órgano principal que permite el desarrollo de las relaciones sociales, la autonomía y la autoestima.

A partir de esa línea de razonamiento, que el profesor es el eje principal de este engranaje, que es el mediador y tiene el papel fundamental en la construcción del conocimiento, esto nos revela que sus actitudes son las que determinan la calidad y el desempeño de su trabajo.

Además, para que este profesor tenga esta conciencia, debe ser un profesor reflexivo, y esta reflexión debe ser continua, sin poder terminar cuando el profesor está en una zona de confort, es decir, sentirse seguro por dentro del aula, como poseedor de conocimiento, que no se asienta y que los momentos de reflexión son una constante en su vida profesional, porque así comprenderá cuál es su papel y tarea real como profesor, qué caminos se pueden tomar seguido, las estrategias, las intervenciones a utilizar y, por lo tanto, aliviando sus ansiedades, superando sus obstáculos.

Según Ferreiro (2015), los niños tienen facilidades para aprender, para alfabetizarse siempre que descubran, a través de contextos sociales funcionales, que la escritura y la lectura son objetos interesantes y con ellos pueden desvelar el mundo. En este sentido, se puede entender que los obstáculos están en el docente que no ocupa el puesto de mediador sino de informante.

Según Olivera (2021), el aprendizaje, la construcción del conocimiento no ocurre simultáneamente. Cada persona tiene su propio tiempo y forma de aprender. Cada firma trae consigo su historia, sus conocimientos previos, sus expectativas. En un modelo de enseñanza en solitario, es decir, una forma única de enseñar, porque las personas, al igual que diferentes personas, también aprenden de diferentes maneras

Para que el alumno construya sus propios conocimientos, le corresponde al profesor ser el mediador de este proceso. Para Ferreiro (2015), el adulto que ha dificultado este proceso, imaginando que para que el alumno sea alfabetizado es necesaria una secuencia de actividades de progresión acumulativa, y sin desafíos que conduzcan a la construcción del conocimiento, la reflexividad, la criticidad, un ciudadano preparado para una vida más allá de los muros de la escuela.

Hay muchos planteos acerca de los desafíos del profesor alfabetizador del siglo XXI en Brasil. Tras una búsqueda y la lectura de artículos, libros e ensayos sobre la temática, destacamos los desafíos que nosotros docentes debemos llevar en cuenta en la planificación de nuestra mediación con los estudiantes: desarrollar el pensamiento simbólico, o sea, la relación existente entre los sonidos del habla con las letras del alfabeto; hacer con que los niños sea capaces de diferenciar las letras; trabajar la organización espacial de la escrita, el estudiante necesita comprender que escribimos de la izquierda para la derecha y de arriba para abajo; desarrollar la consciencia fonológica con la promoción de actividades diversas.

Además, hay el proceso de letramento, otro desafío para los docentes. En la tarea de formar lectores eficientes y críticos es necesario que ofrezcamos actividades de producción e interpretación de una variedad de géneros textuales que circulen socialmente. El desafío también se relaciona con el hecho de formar ciudadanos capaces de interpretar, identificar la estructura y la forma de comunicación de varios textos para tal se hace necesario el convivio y el manejo de diversos géneros textuales.

CONSIDERACIONES FINALES

Durante esta investigación, se percibió la diferencia entre alfabetización y letramento, así como los obstáculos que enfrenta el profesor de alfabetización con respecto a la necesidad de estar en un proceso de capacitación constante y, en consecuencia, en una reflexión sobre la forma de desarrollar mejor su trabajo con este enfoque: alfabetización letrada.

Se sabe, entonces, que la alfabetización va más allá de la alfabetización, expresando el resultado en la acción de enseñar a leer y escribir con significado, no solo mediante la codificación y decodificación de signos, sino también mediante el uso de habilidades en las prácticas sociales. Sin embargo, no es un proceso fácil para el profesor abrirse o incluso experimentar este concepto pedagógico, donde deja de ser el poseedor del conocimiento y se convierte solo en el mediador.

El alfabetizador, como mediador del proceso, debe tener el conocimiento de que el sujeto aprende a través de la representación y establece relaciones con el contexto, formulando hipótesis. Por supuesto, durante todo el proceso de alfabetización se producirán errores, que contribuirán al avance del aprendizaje, porque a partir de los "errores" se construye el conocimiento y, en este sentido, los errores al reflejarse, al ser retomados por el docente, que es el mediador del proceso, en forma de intervención problematizadora, puede significar entonces un avance en la conceptualización.

Al pensar en la alfabetización articulada con la alfaletrar, es pensar en situaciones que involucran, de manera crítica y dialógica, diferentes lenguajes (SOARES, 2020). Significa orientar, capacitar al alumno para que desarrolle habilidades que lo lleven a pensar y aprender el idioma sin límites determinados, el cual está cargado de significado definido por su contexto. Sin embargo, hay la alfabetización y el letramento es un tema extenso que se discute ampliamente no solo dentro de los muros de la escuela, sino también fuera de ellos. La escuela ha cambiado, y la sociedad ha estado siguiendo e imponiendo estos cambios, estos estándares exigentes. Estamos en el siglo XXI, no hay forma de continuar con una metodología, una concepción del siglo XIX.

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Recibido: 00 de Abril de 2021; Aprobado: 00 de Octubre de 2021

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